HABLAR EN CLAVE Y PODER DESCIFRARLA
Humberto Julio Reyes
Aún no se apagan los ecos de la reciente intervención del presidente en Enade 2023 y de su posterior anuncio de la nueva Estrategia Nacional del Litio y ya hemos tenido oportunidad de apreciar que los empresarios se apresuraron a interpretar positivamente algunas frases que quizás eran una forma de salir del paso sin alterar el festivo ambiente que parecía reinar en el primer evento.
No había que echar a perder la fiesta y la frase “para que Chile avance, todos tendremos que ceder algo” auguraba promisorio futuro.
El balde de agua fría les llegó posteriormente cuando escuchamos que en este negocio el Estado sería el socio mayoritario.
Hasta ahí los hechos y ahora mi personal interpretación de lo sucedido.
Creo que quienes asistieron a Enade y terminaron con un moderado optimismo no entendieron la “clave” usada por el primer mandatario, no la descifraron.
Pese a toda la experiencia acumulada en ese auditorio quizás faltó algo de malicia y preguntarse ¿qué habrá querido decir? antes de despedirse con abrazos.
“Todos” no lo incluye a él, quiso decir “ustedes” son los que tienen que ceder algo.
A riesgo de incurrir en cierta autorreferencia me recordó mi comentario respecto a la conveniencia de leer teniendo a mano un diccionario con el significado real de las palabras que hoy usan de preferencia los políticos para evitar llamar las cosas por su nombre.
Leí en diversos medios las reacciones al anuncio de la nueva estrategia, la que hoy trataba de explicar en un programa televisivo quien ocupa el cargo de ministro de Minería siendo médico cirujano (¿pastelero a tus pasteles?), las que evidenciaban más bien genuina sorpresa en lugar de justificada molestia.
Hoy un titular puede que ayude a descifrar futuras declaraciones y aterrizar las expectativas, generando la consiguiente certidumbre, por negativo que parezca caer en el escepticismo:
“Si el gobierno se empecina en esa posición no habrá negocio y eso será malo para el país”.
Me recordó inmediatamente a Martín Díez “El empecinado”, jefe guerrillero español que combatió exitosamente a los invasores franceses en su tiempo y que terminó siendo ejecutado por orden del depuesto monarca que ayudó a restaurar.
Conviene aclarar que, contra lo que comúnmente se asume, no se le llamó así por testarudo oor haberse empecinado en expulsar a los invasores de su patria, sino por el lugar de donde provenía donde abundaba la pecina.
Ruego excusar esta disquisición histórica pero podría venir al caso aunque posiblemente el autor de la frase que sirvió de titular no la tuvo en mente.
Cuan apropiado me pareció el término “empecina” para llamar a una actitud que implica justamente lo contrario del conciliador discurso y que quizás en este caso sí lleve el signo de la testadurez.
El gobierno está empecinado en cumplir sus promesas y programa, le pese a quien le pese.
Aceptarlo puede ayudar a descifrar su clave.
Se dice que, al igual que en otras políticas públicas es el partido comunista el que impone su criterio estatizante pero bueno sería recordar que “el empecinado” español terminó ahorcado.
Para finalizar, si tuviera que descifrar la clave, adoptaría dos aproximaciones que pueden ser alternativas o en conjunto:
- “Piensa mal y acertarás” (antiguo proverbio).
- Asignar la mayor probabilidad de ocurrencia a la posibilidad más peligrosa (enfoque castrense).
Sin olvidar, por supuesto, que testarudo quiere decir “cabeza dura”.
22 de abr. de 23
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