Por absurdo que parezca, esa es la realidad que enfrentan nuestros camaradas en estos juicios: la prueba recae en el inculpado y no en el juez instructor y acusador
Por la prensa nos hemos informado que, finalmente, apareció una persona que dice haber sido detenida por el entonces Teniente de Carabineros Iván Andrusco Aspé.
Ello ha dado pie para presentar una querella en su contra por detención ilegal y torturas.
Como los hechos denunciados son anteriores a la reforma procesal penal, el inculpado será procesado con arreglo al antiguo sistema, aquel que, según el Presidente de la Corte Suprema, no le ofrece garantía alguna.
¿Habrá debido proceso?
Para quienes lo desconozcan queremos precisar que toda detención efectuada en esos años, así cumpliera con todas las formalidades propias de la situación que se vivía, ha sido calificada por los distintos tribunales como “ilegal”.
Pero, estando la denunciante en libertad absoluta y no habiendo presentado anteriormente recurso judicial alguno, dicho supuesto delito habría prescrito hace bastante tiempo, en el peor de los casos unos diez años para ser más precisos.
Supongamos que, efectivamente, dicha persona fue detenida por quien dice.
¿Por qué agregar “torturas”?
Naturalmente que para hacer este otro supuesto delito imprescriptible, de acuerdo a la forma en que muchos jueces interpretan y aplican la ley.
Ahora, como es habitual en estos procesos, el acusado “deberá demostrar su inocencia” o probar que no hizo lo que una persona dice que hizo.
Por absurdo que parezca, esa es la realidad que enfrentan nuestros camaradas en estos juicios: la prueba recae en el inculpado y no en el juez instructor y acusador.
No se engañen nuestros lectores; tampoco servirán testimonios exculpatorios de sus superiores, compañeros o subalternos que los jueces no se molestan siquiera en refutar.
Batido mediáticamente este “objetivo”, quizás ya no interese tanto el resultado final del proceso iniciado. El PC puede apuntar a otro “blanco”, ahora el recién nombrado Jefe de Gabinete del Subsecretario de Defensa.
¿Podrá resistir la embestida o también terminará por renunciar al sentirse sin apoyo?
Recordando lo señalado hace poco por Gonzalo Rojas en su columna, ningún colaborador de este gobierno que caiga en la mira del PC podrá sentirse seguro.
La política es la continuación de la guerra por otros medios y el PC sigue en guerra declarada. El que no lo crea es un iluso y quien favorezca sus maniobras es un irresponsable.
La directiva
2010-04-25