Se ha llegado a límites inaceptables: han cambiado la historia; han mancillado nuestros símbolos patrios; han torcido la justicia; han encarcelado a nuestros camaradas, han humillado a nuestras instituciones armadas -para que seguir- mientras nosotros con actitudes pusilánimes y a veces temerosas nos desgastamos en pequeñeces, permitiendo que la afrenta siga su curso.
Los últimos acontecimientos relacionados con la persecución a los militares han exacerbado mi indignación con el mundo político, con el poder judicial y con parte importante de la sociedad civil, incluída las iglesias de todos los credos y para que hablar de nuestras instituciones de la defensa.
Se ha llegado a límites inaceptables: han cambiado la historia; han mancillado nuestros símbolos patrios; han torcido la justicia; han encarcelado a nuestros camaradas, han humillado a nuestras instituciones armadas -para que seguir- mientras nosotros con actitudes pusilánimes y a veces temerosas nos desgastamos en pequeñeces, permitiendo que la afrenta siga su curso.
¡Basta!…. Debemos unirnos, como un todo, alzar nuestras voces, “batir nuestras alas” en un continuo y agudo “zumbido” .
La familia militar y los patriotas de la sociedad civil hemos empezado a “alzar nuestras voces”, se han creado referentes, grupos han salido a las calles, sea han escrito cartas, libros y folletos, otros no asisten a ceremonias oficiales, ahora lo que falta es “la unidad del todo”.
No preguntes que hacer… haz algo, súmate, enrédate, deja tu zona de confort… ¡Por el honor militar y por nuestros camaradas prisioneros.