Una de las más excepcionales y audaces proezas marineras de supervivencia y rescate que consignan los anales de la Antártica Chilena , le ocurrió a la Expedición Científica inglesa de Sir Ernest Shackleton, cuya tripulación de su buque el “Endurance” quedó atrapada en los hielos al naufragar estrepitosamente su embarcación, siendo rescatada con valentía y coraje por tripulantes de la Armada de Chile el día 30 de agosto de 1916, en una de las jornadas de salvamento más brillantes anotadas en las páginas de la historia Naval de nuestro país.
Adentrándonos en un resumen de esta leyenda podemos decir que el año 1915 fue extremadamente frió en el casquete polar, con la mayor consiguiente intensidad glacial, por lo que para el 18 de enero los hielos ya tenían rodeado al buque. Un descenso drástico de la temperatura congeló las aguas y la embarcación quedó atrapada por los hielos, hundiéndose definitivamente el 21 de noviembre de ese año. Desde ese mismo instante Shackleton no escatimó esfuerzos tratando de rescatar a 22 de sus hombres desde la helada región, partiendo en bote con rumbo al norte en busca de auxilio
Luego se fueron sucediendo escalonadamente tres intentos de rescate que no tuvieron éxito. En estas circunstancias y encontrándose en Punta Arenas, Shackleton recurrió el Director General de la Armada de Chile, Vicealmirante don Joaquín Muñoz Hurtado, quien dispuso con prioridad inmediata se alistara para el cumplimiento de esta arriesgada misión a un buque de la Armada perteneciente al Apostadero Naval de Magallanes. La destinación recayó en la escampavía “Yelcho” que adentrándose en las peligrosas aguas y roqueríos antárticos rescató a los felices náufragos.
La exitosa llegada de la “Yelcho” a Punta Arenas con los científicos ingleses sanos y salvo constituyó un acontecimiento popular que enalteció el coraje de los marinos chilenos. La ciudadanía embanderó la ciudad y transmitió la noticia informando de este valioso rescate de vidas realizado con pobres elementos en plena crudeza del invierno antártico. Pardo y su tripulación habían realizado una hazaña que asombró al mundo entero. La euforia fue general y se hizo necesario que sus protagonistas fueran llevados al centro del país para rendirles allí el justo homenaje a su incomparable hazaña.