LA INVERECUNDIA DE LOS INDULTOS
Humberto Julio Reyes
Un par de semanas atrás me referí al tema de los recientes indultos concedidos y asumí que el tema no estaba cerrado. Reconozco que no había que ser muy despierto para llegar a esa conclusión.
Bastante ya se ha dicho, tanto de parte de quienes defienden lo resuelto centrándose más en la atribución presidencial que en su correcto uso como de quienes, como yo, consideran que el indulto ha sido más bien un insulto o, al menos, una inverecundia, término tan apropiadamente usado en sus cartas por mi amigo Adolfo Paúl.
El domingo 15 de enero El Mercurio publica una carta de un grupo de damas que se agrupan como “Somos mujeres por Chile” y que justamente reclaman el que un gobierno que se autocalifica de feminista haya indultado a quien intentó asesinar a una servidora pública, la detective de Investigaciones Danitza Araya quien aún padece graves secuelas.
¡Por fin alguien lo ha dicho!
¿Acaso hemos olvidado lo que vimos en vivo y en directo durante la revuelta popular cuando se agredía a funcionarias de Carabineros intentando incluso quemarlas?
Claro, pero como no son militantes de izquierda no había para qué incomodarse haciendo ver que los pacíficos manifestantes debían actuar con perspectiva de género.
Como se le en la carta en cuestión, el insulto original se agrava con “el elocuente silencio de las ministras Vallejo y Orellana, además de las parlamentarias de Apruebo Dignidad”.
Hay entonces inverecundia en el beneficio concedido y en el silencio culpable.
Como si lo anterior no bastara, leo hoy 17 de enero, en entrevista a un exsubsecretario de Justicia de la Unidad Popular que esta persona opina que el fundamento del decreto de indulto de Jorge Mateluna “está calcado a lo que han sido los decretos de indulto de presidentes anteriores, entre ellos del Presidente Sebastián Piñera.”
¿Los habrá leído bien como para asegurarlo?
¿Indultó el expresidente algún terrorista acaso? Lo ignoro pero lo dudo y debo recordar que concedió con cuentagotas e incluso a destiempo algunos indultos a camaradas nuestros de avanzada edad y en condición de enfermos terminales, tanto que uno lo recibió ya fallecido.
Agrego entonces otra inverecundia que creo justifica el título de estas reflexiones. Temo que habrá más a medida que algunos siguen defendiendo lo indefendible.
17 de ene. de 23
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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