Saluda desde la silla de su escritorio, y cuando se le pregunta cómo está, asegura que “estupendo”. Jaime Mañalich, ministro de Salud y coordinador interministerial del plan de emergencia sanitaria, cuenta en su oficina con una botella plástica dispensadora de alcohol gel que lleva una calcomanía que dice covid-19.
El médico tiene dicho término en su foco desde finales de 2019, cuando China detectó una nueva enfermedad infecciosa. Días después se comprobó que era una cepa altamente contagiosa de un coronavirus. Se levantaron las alarmas internacionales y, ya el 15 de enero, recuerda que él mismo le planteó la situación al Presidente Sebastián Piñera.
El mandatario —comenta Mañalich— le pidió crear un plan de preparación. El 6 de febrero, el Gobierno dictó alerta sanitaria; a fines de febrero se dictó una segunda alerta sanitaria, ante la inminente llegada de la patología; y el 3 de marzo se registró el primer caso importado en Chile.
“De eso, van 17 días (18 hoy)”, dice el ministro. En ese período, se confirmaron 434 pacientes contagiados (solo ayer fueron diagnosticados 92 nuevos). En total, hay 32 hospitalizados, siete de ellos conectados a ventilación mecánica y uno en riesgo vital.
—Para dimensionar el problema, ¿Chile ha enfrentado antes una emergencia sanitaria como esta?
“Nunca el mundo se había enfrentado a una situación así. Una situación epidemiológicamente parecida es la gripe española de 1919, que produjo gran cantidad de fallecidos, en una época donde no existía la tecnología de ahora. La OMS dijo que ningún país estaba preparado para esto (…) Algunos países pueden adoptar medidas de cuarentena muy estricta, lo que en el fondo es ganar tiempo hasta que llegue la vacuna, porque la gente va a seguir estando susceptible y si se aflojan las medidas de distanciamiento, la gente se va a volver a enfermar. Lo ideal es entender que nos vamos a ir enfermando todos, pero que esto ocurra de la manera más lenta posible”.
—¿Hasta cuándo los chilenos van a tener que aplicar medidas de distanciamiento?
“Hasta que sea necesario. Por dos años, capaz; para siempre, capaz; seis meses, no creo. Pero, desde luego, será un tiempo muy largo de cambios de conductas”.
—¿Cómo hacer para que la población cumpla las medidas de aislamiento?
“Lo que me preocupa es que la gente tiene que hacer de verdad medidas para protegerse a ella y a otros, y eso no funciona en la intensidad que uno quisiera. Cuando uno explica: ‘Usted tiene que estar cuarentena, estar encerrado en su casa, porque puede contagiar a otros’, produce cierta desesperación ver que las personas a las que se les da este tipo de indicaciones, no las respeten. Lo que se quiere es que comprendan y hagan suya y adhieran de motu proprio a medidas que son esenciales para el cuidado de la salud de sus cercanos. Que el niño que está en cuarentena se quede en la casa y no vaya a la plaza a jugar con sus amigos y que ellos contagien a sus abuelos”.
¿Cuarentena nacional?
Si bien a raíz de la llegada del coronavirus las habituales protestas en Plaza Italia se han aplazado, distintas agrupaciones ligadas a las manifestaciones iniciadas en octubre, como la Mesa de Unidad Social, han encontrado nuevos focos para cuestionar al Ejecutivo. Durante los últimos días, por ejemplo, convocaron a un “cacerolazo” para exigir que el Gobierno decrete cuarentena nacional, tal como lo han hecho países como Italia o España. A lo anterior se suma que el Colegio Médico, alcaldes y varios políticos también se han mostrado de acuerdo con la medida.
Sin embargo, Mañalich es enfático en afirmar que, en vista de la información epidemiológica del país, todavía no es necesario aplicar la medida.
“Hay una preocupación ciudadana intensa, por la imagen de lo que está ocurriendo en Italia y España, que es terrible. Y también porque en países cercanos han tomado medidas mucho más estrictas, pero la verdad es que nosotros testeamos mucho más. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 20 veces más que Perú, por ejemplo. Entonces, tenemos más casos diagnosticados. Por eso mismo, los casos son más bien leves y pocos están hospitalizados”, afirma.
Añade que “tenemos medidas sanitarias que podemos ir aplicando progresivamente, en la etapa actual, que es un inicio de brote con número de nuevos casos relativamente discreto por día. En la práctica, dictar una cuarentena ahora significaría que tendría que durar seis meses. Porque si hoy tenemos dos casos, por ejemplo, cuando tengamos cuatro no se puede terminar”.
—¿Podría decretarse una cuarentena nacional eventualmente?
“Una cuarentena nacional en el sentido estricto, estamos hablando de un toque de queda nacional. Nadie sale de su casa, las calles están patrulladas por militares. Por ejemplo, en un edificio designar a dos personas que tienen salvoconducto para ir a comprar comida para todos y volver, como ocurre en Francia en este momento. Es una medida totalmente posible de que ocurra. Tenemos la potestad legal para dictarla, pero cada medida se debe tomar en el momento que sea necesaria. Ojalá lo más focalizada posible, en un barrio, una comuna, el país”.
—¿Qué justificaría dictarla?
“Un brote grande. Pero los casos que tenemos en Santiago, por ejemplo, en una población de siete millones de personas… Mucha más gente está afectada por influenza actualmente”.
—Pero si para no decretar cuarentena se está tomando en cuenta la información científica, ¿por qué se suspendieron las clases de los colegios si el comité de expertos no lo recomendaba?
“El Presidente toma decisiones tomando en cuenta muchos antecedentes. Aparece el comité de expertos y la OMS no recomendando el cierre de las escuelas. Y por otra parte, tiene que escuchar también al mundo político, a los alcaldes, que dicen, digan lo que digan, ‘mañana no va a haber clases en mi comuna’. Entonces, uno dice, desde el punto sanitario, si no van a estar los niños igual, generemos un sistema para que los niños se puedan alimentar, se puedan vacunar, tengan turnos ‘éticos’, y muchos alcaldes han respondido a esos desafíos”.
—¿Fue apresurada a su juicio la medida de suspender las clases?
“Yo echo de menos haber tomado las providencias de instruir las medidas paliativas. Yo pedí dos semanas para preparar eso, para la situación, de forma de garantizar que el proceso educacional siga, garantizar la vacunación de todos los niños, garantizar que los niños reciban los alimentos”.
—¿Podría pasar eso nuevamente con la cuarentena, que los alcaldes se adelanten en tomar medidas?
“La situación hoy día es muy diferente, porque hay un Estado de Excepción Constitucional, con un jefe de zona que tiene la autoridad sobre cualquiera. Entonces, un alcalde dice ‘voy a establecer una cuarentena’, pero ¿qué significa eso? ¿Cómo lo va a hacer?”
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