¿QUÉ HICISTE PARA QUE SE PRODUJERA EL 11 DE SEPTIEMBRE?
Humberto Julio Reyes
Hace casi un mes, en este período que se supone de descanso, un apreciado amigo y colega me invitó a reflexionar respecto al próximo aniversario de una fecha que ha marcado nuestras vidas y que hasta el día de hoy sigue dividiendo irreconciliablemente a nuestra sociedad.
No voy a reproducir el texto que me remitió pero trataré de sintetizar su pensamiento y propuesta para conmemorar los 50 años, a sabiendas que el gobierno ha anunciado con bastante antelación que ha planificado diversas actividades para que la fecha no pase desapercibida.
A raíz de esto último dice mi amigo, muy razonablemente, ¿por qué deberían una vez más las Fuerzas Armadas salir a la palestra a justificarse?
Asumo que se refiere a los que fuimos miembros de ellas y estamos en condición de retiro participando en diversas organizaciones, ya que descarto absolutamente que instituciones obedientes y no deliberantes, prescindiendo de lo que las autoridades políticas de quienes dependen dispongan, entren en la contingencia respecto de un tema que ya ha sido abordado en más de una oportunidad por sus mandos responsables.
Por lo demás, dificulto que haya algo que agregar a lo que ya ha sido latamente debatido por historiadores, políticos, protagonistas o simples particulares, luego nada habría que justificar ni menos caer en “gestos” que siempre resultan insuficientes para quienes siguen sintiéndose agraviados.
Las distintas versiones son mejores que la imposición de una versión oficial.
Así el inefable AMLO podrá seguir sosteniendo que Salvador Allende fue asesinado y proclamar esa versión en su anunciada gira por Latinoamérica sin que el representante de Chile lo saque de su error; la Democracia Cristiana podrá seguir recordando el “magnicidio” pese a lo que hasta el momento ha dictaminado la justicia y los comunistas podrán porfiar en que Pablo Neruda fue otra víctima de la dictadura.
Paso a continuación a analizar la factibilidad de su parte propositiva que se refiere a un pronunciamiento ahora de parte de diversas instituciones y organizaciones que ilustre sobre el papel que jugaron, en particular para que las Fuerzas Armadas se decidieran finalmente a intervenir y derrocar el gobierno de la Unidad Popular.
Esta idea la considero sumamente compleja ya que implicaría previamente, de parte de sus actuales representantes, celebrar su contribución o hacer un mea culpa ya que, indudablemente es muy distinto justificar las razones de algo que no tenía otra salida que lamentar haberlo hecho.
No me cabe duda que existen personas que vivieron las circunstancias que llevaron al 11 de septiembre y que siguen dispuestas a expresar que el acuerdo de la Cámara de Diputados salvó al país de una inminente guerra civil, pero, ¿habría mayoría entre los actuales parlamentarios al respecto?
¿Y el pleno de la Corte Suprema o el Contralor o el Colegio de Abogados u otras organizaciones no harían quizás justamente lo contrario o matizarían su declaración aludiendo a las violaciones a los derechos humanos?
Ni hablar de los partidos políticos que mi amigo no menciona pero yo sí soy de los que piensan que son los grandes responsables, no se pusieron de acuerdo y provocaron la crisis.
Los socialistas y otros extremistas arrinconaron al presidente dejándole escasa o ninguna libertad de acción ¿Lo reconocería la actual dirigencia que se muestra ansiosa por tener mayor protagonismo en el gobierno?
¿Y qué decir de la democracia cristiana, en su actual condición, reivindicaría su decisivo rol en el histórico acuerdo del 23 de agosto de 1973 y posteriores declaraciones de sus principales representantes justificando el pronunciamiento?
Altamente improbable ya que cuesta imaginar algún dirigente de estos partidos que desee sepultar su carrera política.
Mucho mejor es seguir victimizándose y, de paso, transformar en “víctimas de la dictadura” a algunos de sus íconos.
Conclusión: cualquiera de ellos que formule alguna declaración será con el ánimo de exculparse de cualquier responsabilidad o se refugiará en el cómodo “todos fueron responsables” que incluye a los únicos que sin serlo siguen desfilando por los tribunales o pasando sus últimos años de vida en prisión.
No me cabe duda que, al igual que en el pasado reciente, habrá quienes intenten una mirada más equilibrada o incluso llamen a no seguir en la eterna división de buenos y malos pero es altamente probable que el gobierno y afines prosigan impertérritos con lo que ya se ha adelantado.
Indicativos; menciono tres solamente.
- La próxima feria del libro en Buenos Aires y el libreto que se ha difundido.
- La reciente intervención de la canciller en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, precedida por el reconocimiento del Estado de Chile de su responsabilidad internacional en un proceso seguido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. ¿Habrá otro gobierno que va a los foros internacionales a hacer acomodaticia y majadera catarsis?
- La columna de un “moderado” en El Mercurio de ayer titulada “La Búsqueda” donde se refiere a quienes pasean por las mismas calles habiendo “matado, torturado y vejado salvajemente” y que al parecer gozarían de absoluta libertad. Sería la cacareada impunidad esgrimida en toda ocasión que ignora los periódicos informes del poder judicial: siempre falta más verdad, justicia y reparación.
Así que amigo anónimo y pacientes lectores: creo que nadie, de los que debieran, dará un paso al frente y quizás sea mejor así.
1°de marzo de 2023.
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