martes 23 de agosto de 2011
Mandaría llamar inmediatamente a Hinzpeter y le diría:
–Mire, Hinzpeter, supongo que ya están interpuestas todas las querellas por la cantidad de delitos que se están cometiendo contra la seguridad del Estado.
–Pero ¿qué querellas, Presidente? Usted no me ha dicho nada.
–Pero si, cuando se comete un delito contra la Seguridad del Estado, no es necesario que yo diga nada. Es su obligación querellarse inmediatamente. Mire, aquí dice, art. 5° letra a), que los que atenten contra la vida y seguridad de las personas sufrirán presidio mayor, y sin embargo los encapuchados lanzan miles de piedras contra los carabineros, que son personas, y no hay un solo preso ni procesado ni querellado…
–Es que estoy con la agenda copada de reuniones, Presidente…
–Reuniones, reuniones. ¡Aquí se requieren menos reuniones y más autoridad y acción! Hay que interponer centenares de querellas HOY. Mire lo que dice el artículo 6° letra a): también van a la cárcel los que alteren el orden y la tranquilidad públicos. Y vea los desórdenes y la violencia callejera. ¿A cuántos ha metido a la cárcel? A ninguno. Y mire lo que dice el artículo 11: es delito “toda interrupción colectiva, paro o huelga de los servicios públicos o de utilidad pública, producción, transporte y comercio”, y será castigada con 541 días a 3 años de presidio o relegación. Y aquí salen en la televisión llamando a cometer esos delitos como si tal cosa. Arturo Martínez se va al Cap Ducal a almorzar después de que paraliza el país y nadie le hace nada. Y centenares de otros andan fomentando el mismo delito.
–Es que no tenemos abogados para tantas querellas.
–¿Y los doce abogados del Ministerio del Interior, dedicados a perseguir militares en retiro, por qué no los pone hoy a redactar las querellas?
–Es que son de izquierda, “objetores de conciencia”. Ellos están con los huelguistas.
-Pero entonces hay que echarlos, si no nos sirven para lo que más los necesitamos…
Mire, Hinzpeter, usted está demasiado ocupado, mándeme a otro.
–Le voy a mandar a Ubilla.
–¿El que anda sin afeitarse? No, mándeme uno afeitado. Mal que mal éste es el despacho presidencial y hay que guardar las formas republicanas.
–Le mandaré a Cristóbal Lira. Siempre está afeitado.
Entra Lira a mi despacho:
–Lira, hoy, pero hoy mismo, quiero a una legión de abogados redactando querellas por la Ley de Seguridad del Estado contra todos ¿me entiende? todos los que han llamado a transgredir los artículos 5, 6 y 11 de esa ley. Y otra cosa, consiga a un grupo de diputados nuestros que hagan una presentación al Tribunal Constitucional para el inmediato cese en el cargo de todos ¿me oyó bien? todos los diputados y senadores que han intervenido apoyando o llamando al paro nacional, porque el inciso 4° del artículo 57 de la Constitución dice que cesarán en el cargo los que intervengan en conflictos laborales y “en actividades estudiantiles, cualquiera que sea la rama de la enseñanza, con el objeto de atentar contra su normal desenvolvimiento”. Hay demasiados parlamentarios que deberían cesar inmediatamente en sus cargos, porque han venido incurriendo en esas actitudes hace meses.
–Presidente, necesitaremos recursos para poner en acción a muchos abogados.
–Saque de mis gastos reservados, que son 260 millones de pesos mensuales. ¿Qué inversión más justificada que defender al Estado de Derecho?
–Puede haber reacciones internacionales si metemos a tanta gente presa.
–¿Y qué? Les muestro el texto de la ley y la Constitución. Eso se llama Estado de Derecho. Nunca he conocido una presión internacional contra un Presidente que vela por el Estado de Derecho.
–Puede haber reacciones violentas, Presidente.
–¿Ah, sí? ¿Y si yo me pongo violento? Pregúnteles cuántas divisiones tienen y después pregúnteme a mí cuántas tengo yo. A ver quién puede ser más violento. Ah, y se me olvidaba: destine todos los recursos necesarios para campos de relegación, porque los vamos a necesitar. A lo mejor declaro el Estado de Sitio. Ya llegó la hora de que en este país alguien haga valer el principio de autoridad. A ver si después de esto se les va a ocurrir hacer otro paro o volver a lanzar los encapuchados a las calles… si es que queda alguno suelto.
–Mire, Hinzpeter, supongo que ya están interpuestas todas las querellas por la cantidad de delitos que se están cometiendo contra la seguridad del Estado.
–Pero ¿qué querellas, Presidente? Usted no me ha dicho nada.
–Pero si, cuando se comete un delito contra la Seguridad del Estado, no es necesario que yo diga nada. Es su obligación querellarse inmediatamente. Mire, aquí dice, art. 5° letra a), que los que atenten contra la vida y seguridad de las personas sufrirán presidio mayor, y sin embargo los encapuchados lanzan miles de piedras contra los carabineros, que son personas, y no hay un solo preso ni procesado ni querellado…
–Es que estoy con la agenda copada de reuniones, Presidente…
–Reuniones, reuniones. ¡Aquí se requieren menos reuniones y más autoridad y acción! Hay que interponer centenares de querellas HOY. Mire lo que dice el artículo 6° letra a): también van a la cárcel los que alteren el orden y la tranquilidad públicos. Y vea los desórdenes y la violencia callejera. ¿A cuántos ha metido a la cárcel? A ninguno. Y mire lo que dice el artículo 11: es delito “toda interrupción colectiva, paro o huelga de los servicios públicos o de utilidad pública, producción, transporte y comercio”, y será castigada con 541 días a 3 años de presidio o relegación. Y aquí salen en la televisión llamando a cometer esos delitos como si tal cosa. Arturo Martínez se va al Cap Ducal a almorzar después de que paraliza el país y nadie le hace nada. Y centenares de otros andan fomentando el mismo delito.
–Es que no tenemos abogados para tantas querellas.
–¿Y los doce abogados del Ministerio del Interior, dedicados a perseguir militares en retiro, por qué no los pone hoy a redactar las querellas?
–Es que son de izquierda, “objetores de conciencia”. Ellos están con los huelguistas.
-Pero entonces hay que echarlos, si no nos sirven para lo que más los necesitamos…
Mire, Hinzpeter, usted está demasiado ocupado, mándeme a otro.
–Le voy a mandar a Ubilla.
–¿El que anda sin afeitarse? No, mándeme uno afeitado. Mal que mal éste es el despacho presidencial y hay que guardar las formas republicanas.
–Le mandaré a Cristóbal Lira. Siempre está afeitado.
Entra Lira a mi despacho:
–Lira, hoy, pero hoy mismo, quiero a una legión de abogados redactando querellas por la Ley de Seguridad del Estado contra todos ¿me entiende? todos los que han llamado a transgredir los artículos 5, 6 y 11 de esa ley. Y otra cosa, consiga a un grupo de diputados nuestros que hagan una presentación al Tribunal Constitucional para el inmediato cese en el cargo de todos ¿me oyó bien? todos los diputados y senadores que han intervenido apoyando o llamando al paro nacional, porque el inciso 4° del artículo 57 de la Constitución dice que cesarán en el cargo los que intervengan en conflictos laborales y “en actividades estudiantiles, cualquiera que sea la rama de la enseñanza, con el objeto de atentar contra su normal desenvolvimiento”. Hay demasiados parlamentarios que deberían cesar inmediatamente en sus cargos, porque han venido incurriendo en esas actitudes hace meses.
–Presidente, necesitaremos recursos para poner en acción a muchos abogados.
–Saque de mis gastos reservados, que son 260 millones de pesos mensuales. ¿Qué inversión más justificada que defender al Estado de Derecho?
–Puede haber reacciones internacionales si metemos a tanta gente presa.
–¿Y qué? Les muestro el texto de la ley y la Constitución. Eso se llama Estado de Derecho. Nunca he conocido una presión internacional contra un Presidente que vela por el Estado de Derecho.
–Puede haber reacciones violentas, Presidente.
–¿Ah, sí? ¿Y si yo me pongo violento? Pregúnteles cuántas divisiones tienen y después pregúnteme a mí cuántas tengo yo. A ver quién puede ser más violento. Ah, y se me olvidaba: destine todos los recursos necesarios para campos de relegación, porque los vamos a necesitar. A lo mejor declaro el Estado de Sitio. Ya llegó la hora de que en este país alguien haga valer el principio de autoridad. A ver si después de esto se les va a ocurrir hacer otro paro o volver a lanzar los encapuchados a las calles… si es que queda alguno suelto.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce