Las cacerías de brujas y las destempladas investigaciones de comisiones especiales, reciben con este lamentable suceso una demostración palpable que, los mejores sistemas de control, están diseñados para enfrentar tsunamis generados a una cierta distancia del epicentro, pero no hay forma de evitar el impacto en las costas próximas al mismo.
Terremotos y Maremotos.
El viernes recién pasado amanecimos con la noticia de un fuerte terremoto sufrido por Japón en su zona noreste, que había causado un tsunami de desastrosas consecuencias; las fotos en alta definición que mostraron los distintos medios, reflejaban un escenario dantesco de destrucción y muerte difícil de imaginar en un país que, por sus características sísmicas y su muy alta tecnología, pudiera habernos hecho pensar en un resultado diferente.
Pero esta dolorosa y brutal realidad nos muestra con elocuencia la fuerza de la naturaleza y la dificultad de enfrentarla con nuestras humanas capacidades. En esta oportunidad y como ocurrió en nuestro país hace un año, los daños producidos por el terremoto, por grandes que fueron, hablan del desarrollo de las tecnologías de construcción, como así mismo, la devastación sin límites que genera el tsunami, nos cuenta de la imposibilidad de atenuar sus efectos en la zona de castigo. Solo la preparación y oportuna reacción de la población puede disminuir el costo en vidas de este brutal fenómeno, no así los costos materiales.
Las cacerías de brujas y las destempladas investigaciones de comisiones especiales, reciben con este lamentable suceso una demostración palpable que, los mejores sistemas de control, están diseñados para enfrentar tsunamis generados a una cierta distancia del epicentro, pero no hay forma de evitar el impacto en las costas próximas al mismo.
Jorge P. Arancibia Reyes.