Cancha rayada
Terminada la campaña al sur el brigadier San Martín se entera a comienzos de 1818 del desembarco del Brigadier Mariano Osorio (otrora vencedor en Rancagua) con fuerzas de élite provenientes de Europa y otras del Perú, para lo cual ordena marchar hacia el norte para alcanzar San Fernando uniendo con otras fuerzas patriotas y dar la batalla decisiva en aras de la independencia.
En la marcha patriota muchos civiles de Concepción se adhieren por temor. Ya en Talca, los patriotas acampan en un lugar conocido como Cancha Rayada.
En la madrugada del 19 de Marzo los realistas atacan el vivac patriota causando bajas, en la que el propio O “Higgins fue víctima de una herida de bala. El Coronel Gregorio Las Heras logra sacar indemne su división, situación similar consigue realizar San Martín.
Quedará en el registro histórico como “Sorpresa de Cancha Rayada”.
En Santiago se habla que O “Higgins habría muerto y Osorio marcha decidido a la capital. Un gran temor fataliza a sus habitantes que aún recuerdan las represalias que éste les infligió en 1814. Cuando O”Higgins llega a Santiago, renació la calma.
El cómputo a favor de los patriotas no se vio mayormente alterado con el resultado de esta batalla y se impregnó en el Ejército Patriota la firme convicción de vencer y obtener la soñada y ansiada liberación de España, la cual se alcanza días después en los llanos Maipú.
El ejemplo de nuestros ancestros de no cejar antes las vicisitudes, deben ser el aliento que nos debe animar frente a las adversidades como nación libre y soberana herederos de un pasado lleno de glorias.
𝗝𝗢𝗥𝗚𝗘 𝗩𝗜𝗟𝗟𝗔𝗥𝗥𝗢𝗘𝗟 𝗖𝗔𝗥𝗠𝗢𝗡𝗔
Presidente del Círculo Ignacio Carrera Pinto
Nota: hoy se conmemora el ducentésimo sexto aniversario de la sorpresa de Cancha Rayada, lo más importante fue, que esa experiencia permitió la firme convicción de impregnarse de superación para liberar Chile en una batalla decisiva días después en Maipú.
SORPRESA DE CANCHA RAYADA.
Mario Barrientos Ossa.
Vicepresidente Instituto OHigginiano de Rancagua..
El 19 de marzo de 1818, un ejército de diez mil patriotas, reclutado y equipado con ingentes esfuerzos, fue aventado por las fuerzas realistas en una aventurada incursión nocturna. Entre las sombras de la noche, aterrados por la embestida de las fuerzas realistas, los soldados patriotas se dispersaron, abandonando sus armas, con lo cual el ejército se desvaneció en la nada, con O’Higgins herido en un brazo, por una bala que por centímetros no lo mata. Fue la nefasta Sorpresa de Cancha Rayada.
La noticia llegó a Santiago como una bomba: el rumor decía que O´Higgins estaba muerto, el ejército destruido, los realistas a marchas forzadas avanzando a ocupar Santiago. Vendrían las represalias, los castigos. El pánico hizo presa de la somnolienta ciudad.
El 24 de marzo, a la medianoche, macilento, más muerto que vivo, pero con su terco carácter entero, entraba O’Higgins al Palacio Directorial, a preparar la resistencia al invasor. En la mañana siguiente lo hacía San Martín.
La tarea no era menor: armar un nuevo ejército, con las tropas realistas avanzando a marchas forzadas hacia la capital.
El milagro se produjo el 29 de marzo, cuando el Coronel Las Heras entraba a Santiago al frente de tres mil soldados, milagrosamente rescatados del desastre, hambrientos, desnudos, disciplinados a sangre y fuego, con lo cual el sol de la libertad se asomaba nuevamente. Las Heras fue llamado con justicia por Benjamín Vicuña Mackenna “el auténtico salvador de Chile”. Sin el genio y la fuerza que lo condujo a rescatar a esos soldados, a mantenerlos cohesionados con fusilamientos de por medio, no habría habido posibilidad alguna de salvar la libertad.
Pocos días después, el 5 de abril, el triunfo de Maipo nos la consagraba y ambos próceres, OHiggins y San Martín, se abrazaban en los llanos cubiertos de sangre generosamente derramada, proclamando la unión eterna entre nuestras naciones, Chile y Argentina.
La Sorpresa de Cancha Rayada puso en riesgo nuestra independencia, pero la fuerza y el talento de nuestros héroes nos permitió sacarla adelante. Rendimos nuestro homenaje de admiración y gratitud.
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