HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS, News

El bombardero Memphis Belle (1). Ejército de Tierra Español. Octubre 2016

                                             El bombardero Memphis Belle (1)

El bombardero B-17 llamado Memphis Belle (La Bella de Memphis) ocupa un lugar importante en la historia de la aviación y las operaciones militares durante la Segunda Guerra Mundial. Se hizo famoso por completar 25 misiones de combate en Europa, una hazaña muy celebrada en la época. He aquí un relato detallado del viaje del Memphis Belle.

Construcción y despliegue
El Memphis Belle era un Boeing B-17F Flying Fortress, un bombardero pesado cuatrimotor. Fue fabricado en la Boeing Aircraft Plant de Seattle, Washington, y entregado a las Fuerzas Aéreas del Ejército de EE.UU. el 15 de julio de 1942.
Tras su entrenamiento inicial y modificaciones, el avión fue asignado al 324º Escuadrón de Bombarderos, 91º Grupo de Bombarderos, con base en Bassingbourn, Inglaterra. La tripulación bautizó al avión como “Memphis Belle” en honor a la novia de su piloto, el capitán Robert K. Morgan, natural de Memphis, Tennessee.
La primera misión de combate del Memphis Belle tuvo lugar el 7 de noviembre de 1942, sobre la Francia ocupada.

Durante los meses siguientes, la tripulación voló en varias misiones, principalmente contra instalaciones industriales alemanas, corrales de submarinos y aeródromos. La naturaleza intensa y peligrosa de estas misiones hizo que el Memphis Belle se ganara la reputación de avión probado en combate.
La 25ª misión
La 25ª misión fue un hito importante para las tripulaciones de bombarderos en la Segunda Guerra Mundial, ya que marcaba la finalización de su período de servicio. La 25ª misión del Memphis Belle estaba programada para el 17 de mayo de 1943 y tenía como objetivo los astilleros de submarinos de Lorient (Francia).
Durante la misión, la tripulación se enfrentó a un intenso fuego antiaéreo y a feroces ataques de cazas alemanes. A pesar de sufrir daños y perder uno de sus motores, el Memphis Belle consiguió regresar sano y salvo a Inglaterra.
Tras completar su 25ª misión, el Memphis Belle y su tripulación fueron enviados de vuelta a Estados Unidos en una gira de bonos de guerra. El propósito de la gira era recaudar fondos para el esfuerzo bélico y levantar la moral entre el público estadounidense.
El avión y su tripulación visitaron varias ciudades del país, atrayendo a grandes multitudes deseosas de ver el famoso bombardero y conocer a su tripulación.
La fama del Memphis Belle creció aún más con el estreno de un documental titulado “Memphis Belle: A Story of a Flying Fortress” en 1944. Dirigida por William Wyler, la película pretendía describir las experiencias de las tripulaciones
de los bombarderos y los retos a los que se enfrentaban durante sus misiones.


El documental mostraba imágenes reales de misiones de combate, incluidas
escenas de la 25ª misión del Memphis Belle.
Esta película ayudó a cimentar el lugar del Memphis Belle en la historia y lo convirtió en un símbolo icónico del poder aéreo estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.

Preservación y restauración
Tras su gira de guerra, el Memphis Belle fue almacenado inicialmente en la Base Aérea de Altus, Oklahoma.
Con el paso de los años, el avión se deterioró debido al abandono y a la exposición a los elementos. Sin embargo, en la década de 1980, se hicieron esfuerzos para devolver al Memphis Belle su antiguo esplendor. El 17 de mayo de 1990, el Memphis Belle, totalmente restaurado, fue presentado en el Museo Nacional de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos) en Dayton, Ohio

Fuente: Edición del sitio Web de Cosur Chile y de su revista, 2016, págs. 136-137 Página 2 de 4ta digital “Tres Espadas”
Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl

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Del caballo al tanque y del globo al avión (1) (segunda parte).Andrés P. Mohorte Periodista

                                        Del caballo al tanque y del globo al avión (1)
                                           (segunda parte)

Andrés P. Mohorte Periodista

Las trincheras un lugar confortable.De nuevo, fueron los dirigentes alemanes quienes tuvieron más acierto a la hora de leer la guerra. Como cuenta Paul Fussell en su clásico “La Gran Guerra” y la memoria moderna sobre los pormenores de la vida en el frente, el alto mando alemán había ordenado construir trincheras espaciosas, higiénicas y cómodas.
La mezcla de obsesión por la perfección fabril de Alemania y la rápida asunción de que la guerra, pese a todo lo creído antes de su estallido, sería lenta y muy larga, provocó que los alemanes se desempeñaran a fondo en hacer la vida de sus soldados más fácil.
Y como bien noveló Erich María Remarque en “Sin novedad en el frente”,
Alemania había elaborado un reflexivo sistema de rotación que, hacía que un soldado cualquiera no pasara más de dos semanas seguidas en primera línea.
Se habían asentado diversos puntos en las líneas de abastecimiento de la trinchera (que no consistía sólo en la primera línea, sino en una profundidad de hasta tres niveles), y tras su periodo en el frente, todos los hombres regresaban a la retaguardia a pasar días descansando y recuperándose, pese a todas las
calamidades. Fueron los alemanes quienes antes comprendieron el sino de la guerra, lo que, combinado con su natural eficiencia productiva, derivó en trincheras más saludables, protegidas y habitables que las de los franceses o ingleses.
La situación era distinta al otro lado del frente. Los altos mandos franceses e ingleses, personificados en militares tan clásicos, pagados de sí mismos y reacios al cambio como Robert Nivelle, continuaban creyendo que la guerra sería rápida y que duraría poco, por lo que no invirtieron mucho tiempo en acomodar las trincheras y atender las necesidades inmediatas de sus soldados. Así, los ingleses y franceses en el frente estaban más empapados en barro, sufrían de peores condiciones de alojamiento y se las veían conviviendo de forma amarga con las ratas. En una trinchera francesa, por ejemplo, los soldados no solían pasar demasiado tiempo en primera línea, iban rotando y siendo relevados ante el estrés y lo intenso de las batallas, pero sin un descanso efectivo como el que tenían sus rivales alemanes.

Tras las carnicerías de Verdún y el Somme, ofensivas respectivas de Alemania y Reino Unido para conquistar puntos claves de sus rivales, el tiempo de la guerra cambió. Como constataría Churchill tras los espurios kilómetros ganados en Bélgica, las victorias costaban tanto que se asemejaban demasiado a las derrotas.
Lo cierto es que mediado el conflicto, Francia, Reino Unido y Alemania se desangraban ante la cruda realidad de una guerra librada al uso antiguo con instrumentos modernos. Sí se quería avanzar, había que cambiar, aunque implicara correr mayores riesgos y afrontar cismas internos en los altos mandos.
Y que mejor modo de hacerlo que abrazando la modernidad en su esplendor más puro.

El aire: el otro punto de inflexión en la historia de la guerra.
Saltar por encima de las trincheras implicaba tres cosas: Primero, diseñar proyectiles más eficaces que tuvieran un impacto real en el denso entramado defensivo del enemigo. Segundo, apuntar mejor y evitar el reguero de cráteres que hacían impracticable utilizar el terreno conquistado, para seguir avanzando.
Tercero, posicionar a la artillería lo más atrás posible en retaguardia, para protegerla de los daños de sus colegas enemigos, cuyas direcciones de disparo tenían demasiada incertidumbre. Para ello, la tecnología moderna ofrecía una solución brillante: los aviones.
La Primera Guerra Mundial significó poner en la escena bélica, en forma paulatina y definitiva a la aviación. La referencia estaba en España y otros países que habían utilizado elementos experimentales con anterioridad, como el globo en la Guerra hispanoamericana de 1898, tan cercana por aquel entonces, a la novedad a gran escala, que significó la aparición del avión.
Desde los primeros vuelos de aviones, que la historia le entrega méritos tanto a los hermanos Wright en Estados Unidos y a Alberto Santos Dumont, en Francia,
a inicios del siglo XX, el desarrollo de esos ingenios fue sorprendente, impulsado por la proyección comercial y bélica que sus creadores visualizaban en el corto plazo. Fue así como, ya en la Primera Guerra de los Balcanes, el impulso tecnológico permitió pasar de aparatos primitivos a ingenios de mayor estabilidad y autonomía

Pese a que la leyenda de figuras como el Barón Rojo y los duelos de ases del aire colocan a la aviación en un estadio idílico e imaginario durante aquellos años, su función era más de apoyo y por más que, a ras de suelo, los infantes se sorprendían con las pequeñas maniobras aéreas de los avezados pilotos, a estos se les pedía que, utilizaran esa nueva dimensión para observar y fotografiar, más allá de las líneas propias. De hecho, gracias a sus labores de investigación al otro lado del frente, hoy podemos disfrutar de espectaculares imágenes cenitales de la Primera Guerra Mundial.

Los biplanos se dedicaban a surcar el aire con diversos propósitos estratégicos.
Para predecir el movimiento de tropas enemigas y con ello ser más certeros en la movilización rápida de las propias. También para informar de la posición de la artillería rival, con visos de atacarla. Y finalmente, señalar con precisión la posición de las trincheras enemigas, para ajustar la puntería de sus obuses y cañones.
Mas allá de las leyendas como las de Manfred von Richthofen, el Barón Rojo, con 80 derribos sin confirmar, la principal misión de la aviación durante los cuatro años de guerra fue de observación, llamado más tarde de reconocimiento.
Con toda esa información bastante completa la guerra avanzaba la guerra, no obstante, el alto mando germano de turno insistía en la ofensiva, ahora con mayor precisión, hacia dónde se iban a dirigir los próximos ataques. Ello no significó que la aviación quedara limitara a meros trabajos de exploración, sino que, en el verano de 1916, la aviación alemana ya había desarrollado los primeros escuadrones aéreos de combate y en los años siguientes no era raro toparse con pilotos ametrallando desde el aire a la infantería enemiga, cuando la ocasión lo requería, para espanto de los soldados.

La Primera Guerra Mundial también fue testigo de los primeros intentos de bombardeo de población civil, un elemento tan terrorífico y presente en los conflictos subsiguientes tras la matanza de Gernika. Fueron los alemanes quienes se prodigaron en el asunto, aunque no sobre los ligeros biplanos, incapaces de recorrer largas distancias o de portar bombas pesadas, sino sobre los legendarios zeppelines, enormes bolas de gas que surcaban los aires cual destructor los mares, y cuya impresión visual no guardaba relación con su
inestabilidad y alta tasa de siniestralidad.
Los generales alemanes, al provenir de la casta militar prusiana que tan poco aprecio recibían de las gentes comunes propias y muy especialmente de otras naciones, experimentaron con bombardeos a pequeña escala de núcleos urbanos.
Fueron los VI, VII y VIII los primeros zeppelines germanos en lanzar bombas en ciudades belgas, como Lieja o Amberes, causando pocas bajas humanitarias y escasos desperfectos. Asimismo, lanzó a sus zeppelines a explorar el Báltico y a bombardear Londres y París, lo que aterrorizó a las poblaciones civiles en una guerra en la que, en líneas generales, estuvieron al margen de la carnicería que
representó el frente.
Más tarde, aquellos globos gigantes que en muchas ocasiones también ejercieron de exploradores en el frente oriental (en el Báltico), bastante más dinámico de lo que recuerda la memoria colectiva (y abandonado a propósito en este artículo, dado lo inabarcable del largo conflicto), se adentraron en las capitales de los imperios rivales, París y Londres, causando la muerte de hasta 500 personas en la ciudad londinense. Aquel estadio de alarma inusitado
en una población que observaba con terror la llegada de los enormes zeppelines, causó que Inglaterra se tomara más en serio la cuestión aérea y dotara de independencia jerárquica dentro de su ejército la RAF.

Las campañas de bombardeos civiles de los zeppelines causaron un enorme malestar en Francia y muy especialmente en Reino Unido, lo que contribuiría al relato acusador y poco dialogante de los vencedores sobre Alemania, cuando el bloqueo económico y militar le hiciera firmar la paz con sus enemigos.
Pero, en fin, aquellos zeppelines de corto recorrido no serían más que una rareza en una guerra librada y determinada por otras fuerzas. La principal, la artillería, a la que la aviación ayudaría enormemente en su radical reformulación de su estrategia de guerra. Pasado 1916 y tras el fracaso sin atenuantes de las ofensivas alemanas de Verdún y el Somme, donde la artillería se centraba en el bombardeo durante días (o semanas, como el inicial británico frente a los alemanes en el Somme), de las trincheras enemigas, los aliados comprendieron que nada iban a extraer de sus tácticas tradicionales, y que si querían avanzar necesitaban neutralizar a la artillería enemiga. Sin embargo, y como ya hemos visto, el larguísimo alcance de los nuevos proyectiles impedía visualizar las posiciones enemigas, por lo que en muchas ocasiones disparar más allá de las trincheras se convertía en un inmenso ejercicio de azar. Era entonces apremiante que la artillería propia pudiese acceder a las posiciones de sus similares adversarias, en aras de neutralizarla. Para ello se valieron de la punta de lanza de la aviación, que les permitió conocer en tiempo real la ubicación de las líneas enemigas.
Post 1916 el Reino Unido, en paralelo con su proyección aérea, introdujo varias novedades que le permitirían hacer daño real a la artillería alemana. Por un lado, mejoró la capacidad explosiva de sus proyectiles, que antes eran incapaces de estallar a no ser que se estrellaran directamente contra figuras muy sólidas, como un búnker de hormigón, ahora productos más efectivos como el proyectil Number 106 Fuze que, con una espoleta de acción inmediata, requerían tan sólo de un ligero roce con el alambre de espino para saltar por los aires, mejorando la efectividad de los ataques artilleros. Asimismo, y más importante aún, Reino Unido y por extensión Francia dejaron de apuntar hacia las trincheras, conocedores de las brutales sangrías perpetradas por las ametralladoras intactas de los alemanes. El ejercicio de cartografía realizado por los aviadores, indispensable en este punto, y delicados cálculos matemáticos (en los que se mezclaban coordenadas desplegadas por los pilotos, avistamientos a ras de suelo y la identificación del humo y de los estallidos de luz obligados en cada disparo enemigo), permitieron a los ingenieros balísticos determinar en forma rápida la posición de la artillera enemiga para su posterior destrucción.

Así, tras la mejora de la identificación de un objetivo, esa información era comunicada de inmediato al cañón que tenía que disparar, el Reino Unido obtuvo una ventaja táctica relevante frente a la tradicional potencia artillera de Alemania.
La eficiencia del sistema se complementó con innovaciones técnicas que contribuyeron a neutralizar el efecto del viento durante el disparo, mejorando el perfil aerodinámico de los proyectiles y su trayectoria de vuelo. En aquel complejo proceso en el que el avistamiento aéreo era el primer paso, el Reino Unido llegó al punto de localizar y disparar sobre un objetivo tan pronto como como era detectado.
La situación, durante 1917 y 1918, favoreció enormemente la capacidad militar de los aliados, que luchaban frente a una potencia en progresivo estado de ebullición interna por el bloqueo y las penurias de la población alemana y que, ante lo impracticable del campo de batalla, había desplegado un nuevo elemento revolucionario: el tanque.

1 Nota del editor: La publicación original del periodista español Andrés P. Mohorte, disponible el sitio Web Xataka.com indicada, ha sido editada y complementada por Luis Filippi de Solminihac con referencias históricas de aquellos episodios más relevantes mencionados en el escrito. Ello con el propósito de entregar al lector una visión integral de ese importante episodio, que fue la Primera Guerra Mundial. Para su publicación se consideraron 3 partes con similar número de páginas. Agradecimientos por esta colaboración a Jean Pierre Hulaud y su permanente aporte a la Revista Tres Espadas.

Fuente:

Edición del sitio Web de Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas” Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.c

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8 de Abril de 1818. Muerte de los hermanos Carrera. Jorge Villarroel Carmona

 

                                            8 de Abril de 1818. Muerte de los hermanos Carrera

Esta fecha enluta a la patria, fueron fusilados al lado del cabildo de Mendoza los hermanos Luis y Juan José Carrera y Verdugo hermanos del prócer José Miguel Carrera.

Terminada la Batalla de Maipú el lunes 6 de Abril en las celebraciones en Santiago por el triunfo patriota, la Sra Ana María Cotapos de Carrera cónyuge de Juan José rogó al General José de San Martín por la vida de su esposo y de su cuñado Luis, ambos presos en Mendoza.

El General San Martín accedió a la petición formulada por la Sra Carrera comunicando que se liberara a los reos, pero, la distancia a Mendoza fatalizó la situación y en esta fecha 8 de Abril de 1818 fueron fusilados Luis y Juan José Carrera.

Una placa recuerda este vil hecho en Mendoza donde fueron fusilados, testimonio mal escrito sobre el apellido de nuestros héroes.

JORGE VILLARROEL CARMONA

Nota: Esa placa está en Mendoza al lado de lo que fuera el Cabildo

 

 

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LAS SOTANAS EN MAIPU. Mario Barrientos Ossa, Vicepresidente del Instituto O’Higginiano de Rancagua

 

                                          LAS SOTANAS EN MAIPU

Mario Barrientos Ossa, Vicepresidente del Instituto O’Higginiano de Rancagua

Perla O’Higginiana

Don Benjamín Vicuña Mackenna nos solazó con su obra “La batalla de Maipo”, en su edición extraordinaria publicada con motivo del centenario de tan glorioso y fundamental hecho de armas, que aseguró la independencia de la república.

Fiel a su estilo, recorrió el campo de batalla, cien años después del combate, y nos hace de ello un relato vivificante, gratísimo de leer.

Desfilan ante nuestros ojos arrobados las escenas que van desde el aciago 19 de marzo de 1818, en que tuvo lugar la derrota de Cancha Rayada, que entenebreció el porvenir de la patria, pues un ejército patriota de casi diez mil hombres fue dispersado por las tropas del rey en un afortunado golpe de mano, hasta el momento de gloria de ese inolvidable 5 de abril de 1818, en que las tropas realistas caen vencidas y Osorio huye, con su vistoso poncho, por el camino que lo conducía a Valparaíso, al deshonor.

La Heras, que logró rescatar de Cancha Rayada tres mil hombres, y la fuerza del coraje de nuestros líderes y soldados, hicieron posible el milagro de conseguir restaurar nuestro ejército en tan pocos días y hacerlo con la victoria decisiva. Vicuña Mackenna elogia a Las Heras como “el auténtico salvador de Chile”.

Sin desmerecer la participación estelar de San Martín en la batalla de Maipo, su liderazgo en el campo de batalla (era famosa su arenga: “Muchachos! No hay que temerles a las balas. Sable en mano y a la carga”), nuestro egregio historiador recuerda a O’Higgins y su fiero valor, que lo conduce igualmente a presentarse a la batalla, a pesar de la bala que alcanzó su brazo derecho en el desastre de Cancha Rayada, que estuvo a punto de costarle la vida.

Macilento, brazo en cabestrillo, encabezando las cien águilas, se presenta al campo del honor, llevado por su voluntad de hierro. ¡Loor a tan brillantes generales, a los cuales Chile debe su carácter de nación independiente!

Pero, hay facetas especiales en esta gesta, que nos interesa sobremanera destacar y recordar, porque surgen como chispazos, aunque queden oscurecidas por la magnitud del combate central y la irradiación deslumbrante de los generales.

Nuestro historiador destaca un episodio, que estimamos indispensable compartir con Uds., y que dice así:

“Fue el de un clérigo, capellán de ejército, licenciado de la patria vieja, que al estampido del primer cañonazo, montado en mal caballo y arremangadas las sotanas, presentóse voluntario al fuego, y en lo más recio del conflicto, muerta la flaca bestia en que cabalgaba, cargó en hombros su montura y discurría por el campo (de batalla) en demanda de nuevo y mejor bridón que le llevase a la pelea”.

Nos ilustra Vicuña Mackenna que se trataba del capellán de Ejército, don Juan Manuel Benavides, natural de Quillota, quien en una etapa posterior de su agitada existencia fue diputado liberal y terminó sus días como cura en Puchuncaví. ¡Qué vida con tan notable y variada trayectoria!

Otros sacerdotes participaron en la gran gesta de Maipo.

El mismo Vicuña Mackenna recuerda al fraile dominico, fray José Félix Aldao, mendocino, quien se integró en su ciudad natal al Ejército de los Andes, e hizo prodigios de valor y barbarie, como agregado al Regimiento de Granaderos.

Posteriormente, se incorporó a la vida política argentina y fue Gobernador de Mendoza. Una calle de la comuna de Maipú lo recuerda.

A su vez, recordamos al capellán de Granaderos a Caballo, el canónigo Navarro, fogoso pipiolo, que también luchó denodadamente bajo la bandera de la patria.

Además, nuestro historiador menciona a quien, posteriormente, fuera deán de la Catedral de Santiago, don Manuel Valdés, quien luchó en Maipo como teniente de artillería, a las órdenes de don Manuel Blanco Encalada.

Es interesante recalcar que estos sacerdotes eran ardorosos pipiolos, la antítesis de la doctrina conservadora de la Iglesia Católica de esa época, que oficialmente se alineaba con el rey. Tal vez, eso explica sus ardores guerreros.

Como puede apreciarse, el pueblo entero se volcó a luchar en Maipo, y el vestir una sotana no impidió a estos bravos hijos de Chile y Argentina tomar las armas y combatir con valor y coraje por la libertad e independencia de nuestra patria, de una manera que hoy todavía nos hace vibrar el corazón.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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Saludo de la Unión a los socios integrantes del arma de Caballería Blindada y Batalla de Maipú. Jorge Villarroel Carmona

 
                                                         Saludo de la Unión a los socios integrantes del arma de Caballería Blindada
La Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional, saluda en este glorioso día a los integrantes del arma de Caballería Blindada y que son parte de nuestra organización. Honor y Gloria a la Caballería Blindada chilena, arma de combate y de la decisión, que celebra 206 años de vida, y que se encarna en una de las gestas más importantes de nuestra historia guerrera, como fue la Batalla de Maipú.
Un abrazo de gran amistad a todos los integrantes de la Unión, que aúna las viejas tradiciones guerreras de nuestro Ejército, y la savia renovadora que hoy nos entrega la nueva tecnología de combate.
Larga vida a la Caballería Blindada.

Batalla de Maipú.

Jorge Villarroel Carmona

 

Es domingo 5 de Abril de1818, “es el todo o nada”.  Atrás quedó el sur y Cancha Rayada. Es de alba, amanece, la tenue luz aclara la mirada. Acá divisiones patriotas, al frente los realistas, Talaveras y Burgos se sienten ya victoriosos, todos, a la conquista.

Maipú es la patria, entre cerros brillan cientos de luceros son Dragones, Cazadores y Granaderos.

Cruza al bajo el 2do escuadrón de Cazadores, es Bueras. La célere caballería surca el suelo, levantando polvaredas en La Farfana, lejos en Las Casas de lo Espejo, galopan a la carga los jinetes y aparejos.

Enjambre de caballos blancos, colorados, mulatos y alazanes, se escuchan relinchos y jadeos, choques con ecos de acero, los jinetes ya sea en secciones o bien en escuadrones, sorprenden blandiendo sus sables a mandobles, otros afirman lanzas, es una masa de choque estridente de arreos y metales, los caballos muestran con destrezas: piafas, corbetas y grupadas.

A lo lejos destacan los patriotas montados  empuñando Lanzas de cuyos pendones flamean paños celestes con grabados en hilos de plata, filigranas de Dragones, Cornos y Granadas.

Los clarines anuncian “victoria”. Chile ya es libre. Osorio se retira despavorido, sólo queda Ordoñez en Lo Espejo, afeblecido. Abrazo de próceres y vítores y la Virgen del Carmen bendice desde el diáfono cielo la fe de la Caballería del Ejército libertador y chileno.

La República descansa en su Ejército y su Caballería infranqueable, que hoy 5 de abril tributó la vida de cientos de soldados de a caballo, como Santiago Bueras al viento.

 

JORGE VILLARROEL CARMONA

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DOBLE CRUCE DE LA CORDILLERA DE LOS ANDES

 

                                           DOBLE CRUCE DE LA CORDILLERA DE LOS ANDES

Hoy hace 105 años efectuó el primer doble cruce (ida y vuelta) de la Cordillera de Los Andes el Teniente de Ejército don Armando Cortínez Mujica en un Bristol M1C. En la fotografía el Teniente Cortínez. Este acto de indisciplina (no contaba con autorización) lo hizo en esta fecha en que se conmemora la Batalla de Maipú. Fue perdonado por el Coronel Dartnell, máximo jefe de la Aeronáutica Militar, en vista del impacto público positivo que encontró en la ciudadanía. ¡Gloria al Teniente Cortínez, doble vencedor de Los Andes!

Un aporte del director del General Juan González

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CANCHA RAYADA. Jorge Villarroel Carmona y Mario Barrientos Ossa.

 

                     Cancha rayada

Terminada la campaña al sur el brigadier San Martín se entera a comienzos de 1818 del desembarco del Brigadier Mariano Osorio (otrora vencedor en Rancagua) con fuerzas de élite provenientes de Europa y otras del Perú, para lo cual ordena marchar hacia el norte para alcanzar San Fernando uniendo con otras fuerzas patriotas y dar la batalla decisiva en aras de la independencia.
En la marcha patriota muchos civiles de Concepción se adhieren por temor. Ya en Talca, los patriotas acampan en un lugar conocido como Cancha Rayada.
En la madrugada del 19 de Marzo los realistas atacan el vivac patriota causando bajas, en la que el propio O “Higgins fue víctima de una herida de bala. El Coronel Gregorio Las Heras logra sacar indemne su división, situación similar consigue realizar San Martín.
Quedará en el registro histórico como “Sorpresa de Cancha Rayada”.
En Santiago se habla que O “Higgins habría muerto y Osorio marcha decidido a la capital. Un gran temor fataliza a sus habitantes que aún recuerdan las represalias que éste les infligió en 1814. Cuando O”Higgins llega a Santiago, renació la calma.
El cómputo a favor de los patriotas no se vio mayormente alterado con el resultado de esta batalla y se impregnó en el Ejército Patriota la firme convicción de vencer y obtener la soñada y ansiada liberación de España, la cual se alcanza días después en los llanos Maipú.
El ejemplo de nuestros ancestros de no cejar antes las vicisitudes, deben ser el aliento que nos debe animar frente a las adversidades como nación libre y soberana herederos de un pasado lleno de glorias.

𝗝𝗢𝗥𝗚𝗘 𝗩𝗜𝗟𝗟𝗔𝗥𝗥𝗢𝗘𝗟 𝗖𝗔𝗥𝗠𝗢𝗡𝗔
Presidente del Círculo Ignacio Carrera Pinto

Nota: hoy se conmemora el ducentésimo sexto aniversario de la sorpresa de Cancha Rayada, lo más importante fue, que esa experiencia permitió la firme convicción de impregnarse de superación para liberar Chile en una batalla decisiva días después en Maipú.

SORPRESA DE CANCHA RAYADA.
Mario Barrientos Ossa.
Vicepresidente Instituto OHigginiano de Rancagua..
El 19 de marzo de 1818, un ejército de diez mil patriotas, reclutado y equipado con ingentes esfuerzos, fue aventado por las fuerzas realistas en una aventurada incursión nocturna. Entre las sombras de la noche, aterrados por la embestida de las fuerzas realistas, los soldados patriotas se dispersaron, abandonando sus armas, con lo cual el ejército se desvaneció en la nada, con O’Higgins herido en un brazo, por una bala que por centímetros no lo mata. Fue la nefasta Sorpresa de Cancha Rayada.
La noticia llegó a Santiago como una bomba: el rumor decía que O´Higgins estaba muerto, el ejército destruido, los realistas a marchas forzadas avanzando a ocupar Santiago. Vendrían las represalias, los castigos. El pánico hizo presa de la somnolienta ciudad.
El 24 de marzo, a la medianoche, macilento, más muerto que vivo, pero con su terco carácter entero, entraba O’Higgins al Palacio Directorial, a preparar la resistencia al invasor. En la mañana siguiente lo hacía San Martín.
La tarea no era menor: armar un nuevo ejército, con las tropas realistas avanzando a marchas forzadas hacia la capital.
El milagro se produjo el 29 de marzo, cuando el Coronel Las Heras entraba a Santiago al frente de tres mil soldados, milagrosamente rescatados del desastre, hambrientos, desnudos, disciplinados a sangre y fuego, con lo cual el sol de la libertad se asomaba nuevamente. Las Heras fue llamado con justicia por Benjamín Vicuña Mackenna “el auténtico salvador de Chile”. Sin el genio y la fuerza que lo condujo a rescatar a esos soldados, a mantenerlos cohesionados con fusilamientos de por medio, no habría habido posibilidad alguna de salvar la libertad.
Pocos días después, el 5 de abril, el triunfo de Maipo nos la consagraba y ambos próceres, OHiggins y San Martín, se abrazaban en los llanos cubiertos de sangre generosamente derramada, proclamando la unión eterna entre nuestras naciones, Chile y Argentina.
La Sorpresa de Cancha Rayada puso en riesgo nuestra independencia, pero la fuerza y el talento de nuestros héroes nos permitió sacarla adelante. Rendimos nuestro homenaje de admiración y gratitud.

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