COSTÓ 800 MILLONES DE EUROS Y MIDE 175 KM.: CÓMO ES EL MURO ANTIINMIGRANTESLEVANTADO POR HUNGRÍA QUE VISITARÁ J. A. KAST
R. Jara
EMOL, 12/04/2024
El líder republicano tiene previsto visitar esta extensa estructura levantada en la frontera con Serbia que generó polémica en toda Europa. La estructura fue levantada en 2015
Luego de su comentado paso por El Salvador, donde visitó la megacárcel impulsada por Nayib Bukele, el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, tiene presupuestado nuevos viajes a otras partes del mundo, como parte de una intensa agenda con el objetivo de preparar una propuesta de Gobierno de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.
Es en esa línea que el exdiputado visitará Hungría, país conocido por sus controvertidas medidas migratorias.
En concreto, el presidenciable participará a fines de abril en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), que reúne a líderes conservadores de varias partes del mundo, incluyendo al primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
Además, Kast visitará el extenso “muro” antiinmigrantes levantado por el Mandatario europeo en la frontera con Serbia, cuya construcción levantó una gran polémica en el viejo continente.
Desde su llegada al gobierno en 2010, el ultranacionalista Orbán se ha convertido en el “díscolo” de la Unión Europea en diversos temas, y uno de ellos es cómo abordar la crisis migratoria.
Sin ir más lejos, justo ayer el Gobierno húngaro anunció su rechazo al pacto migratorio aprobado esta semana por el Parlamento Europeo, el cual contempla el reparto de inmigrantes y multas para aquellos países que se nieguen a acogerlos.
El tema migratorio no es un asunto menor para Hungría. Dada su ubicación geográfica (donde limita con países como Serbia, Rumania y Ucrania), es una de las puertas de entrada a la Unión Europea, convirtiéndose en un país de tránsito, origen y destino de numerosos refugiados, la mayoría pertenecientes a países del mundo islámico que sufrían con sus conflictos internos.
El alto flujo, sumado al aumento de la islamofobia, fueron suficientes para que Orbán anunciara una serie de drásticas medidas, distanciándose del resto de sus socios del bloque.
El Gobierno se escudaba en las cifras: solo en 2015 Hungría interceptó a más de 400.000 personas que entraron por cruces ilegales. Esto llevó al Mandatario a ordenar en junio de ese año la construcción de un extenso muro en la frontera Serbia; asimismo, se aprobó una serie de leyes contra la migración ilegal, con penas de cárcel para aquellos que fueran sorprendidos pasando por cruces ilegales.
La construcción de este muro, además, tenía una carga simbólica, justo en el país que en mayo de 1989 botó la llamada “Cortina de Hierro”, dando inicio al proceso que culminó con la caída del Muro de Berlín, ícono de la Guerra Fría.
En el lugar donde se botó una división, volvía a nacer otra.
Una alta inversión. Tras el anuncio hecho en junio, el 31 de agosto de 2015 los medios europeos comunicaban el fin de la construcción de este muro de 175 kilómetros de extensión y cuatro metros de alto hecho principalmente de alambre y elementos cortopunzantes. A eso, se le suma el despliegue de unos 3.000 militares para labores de vigilancia.
El levantamiento de esta estructura duró sólo un par de meses y fue realizado por personal del Ejército. Y pese al rechazo general de Europa y la comunidad internacional, el gran apoyo interno de la comunidad húngara a la gestión de Orbán fue un impulso para desarrollar las duras políticas migratorias.
“Con la construcción del muro y el despliegue y formación de 3.000 vigilantes nuestro país está protegiéndose a sí mismo y a toda Europa contra el torrente de inmigrantes ilegales. No es una exageración decir que la seguridad de los ciudadanos europeos ha sido financiada por los contribuyentes húngaros”, afirmó el Mandatario en una carta enviada en 2017 al entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
En la misma misiva, Orbán aseguraba que tanto la construcción del muro como la preparación y despliegue de personal militar al lugar costó un total de 270.000 millones de florines, equivalentes a 883,2 millones de euros.
“En los dos últimos años Hungría ha asumido esta enorme carga sola. Es hora de que prevalezca la solidaridad europea. Estamos convencidos de que, al igual que en los casos de Grecia e Italia, la UE debería asumir su parte de estos extraordinarios gastos, pagados por Hungría pero que sirven al interés común de toda la Unión”, afirmó el dirigente, razón por la cual pidió al bloque que pague al menos la mitad del costo total.
El llamado de Orbán, no obstante, fue en vano, ya que la UE aseguró que no paga por muros.
Cifras migratorias. Tras la construcción de las vallas fronterizas y la promulgación de una serie de leyes restrictivas, el flujo migratorio ha bajado considerablemente en Hungría.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2015 las autoridades húngaras detuvieron a 441.515 personas cruzando por pasos ilegales, mientras que en 2021 la cifra bajó a 122.000.
“Una serie de enmiendas a las leyes de asilo provocaron muchos cambios en los procedimientos de llegada y el trato general de los solicitantes de asilo y beneficiarios de protección internacional en Hungría. Entre agosto y septiembre de 2015, junto con la finalización del muro, Hungría designó a Serbia como tercer país seguro, permitió una determinación acelerada de asilo y garantías procesales limitadas. Además, saltar la valla fronteriza o dañarla se convirtió en un delito punible con prisión”, detalló esta entidad perteneciente a la ONU.
Los cambios también se notaron en las solicitudes de asilo. De acuerdo con la OIM, el número de estos trámites cayó de 177.135 en 2015 a 29.432 en 2016. Un año, después, en tanto, las peticiones bajaron a 3.397.
La cifra continuó cayendo en los años siguientes, al punto de que en 2020 solo se registraron 55 solicitudes, aunque hay que considerar que ese fue el año de la pandemia.
“En términos relativos, Hungría registró la tasa más baja de solicitantes de primer asilo registrados entre los Estados miembros de la UE durante el tercer trimestre de 2021 (1 solicitante por millones de habitantes), seguida de Eslovaquia (20) y Estonia (21)”, afirmó la OIM.
Al día de hoy, Hungría sigue oponiéndose a las cuotas de migrantes e incluso ha recibido el respaldo de otros países europeos, como Polonia.
Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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