Columna de Opinión

Izquierda Chilena: ¿siempre vencedora y jamás vencida …?

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de UNOFAR
¡No vaya a ser que los jóvenes comiencen a descubrir que el Gobierno Militar no fue tan malo y que piensen que Chile puede ser lo que es gracias a los militares…!

 

Para que exista un vencedor, necesariamente debe haber un derrotado y hoy, la Verdadera Historia de Chile ha sido derrotada por el poder de una izquierda que maneja magistralmente las comunicaciones, mostrando que en las últimas elecciones presidenciales habría perdido apenas una batalla y no la guerra. Ante las honestas declaraciones del Embajador Otero, en que hizo público lo que al menos la mitad de los chilenos reconocía hasta hace un tiempo y que a partir de hoy seguramente hará solo en privado, la reacción de la maquinaria comunicacional de la izquierda se movió con prontitud para contener una peligrosa penetración que amenazaba la solidez de la posición pacientemente lograda durante los últimos veinte años.

De manera violenta y usando todos los artilugios característicos de su conocida estrategia, los políticos izquierdistas y sus eternos colaboradores “progresistas”, saltaron hacia el frente para taponear rápidamente el espacio que La Verdad abría ante el mundo, exponiéndolos a que la opinión pública comenzara a zafarse de la tenaza histórica que durante años le han estado aplicando. ¡No vaya a ser que los jóvenes comiencen a descubrir que el Gobierno Militar no fue tan malo y que piensen que Chile puede ser lo que es gracias a los militares…!

El rechazo de la penetración fue demoledor, generando una retirada vergonzosa de La Verdad, quien había logrado hacerse paso entre las falacias marxistas. No hubo en la contraparte voluntad ni valor efectivo para apoyar a un confundido Embajador justo cuando las reservas de la izquierda barrían con él. El temor a enfrentar el odio y la grosería ideológica fue más fuerte, haciendo que la destrucción del valor honesto fuera – por desgracia – plena y sin sobrevivientes. Ello, al más puro estilo de lo que sucede a diario con los soldados, marinos, aviadores y carabineros que en 1973 se entregaron sin restricciones a salvar la Patria de la destrucción marxista y que hoy – aún tantos años después – siguen recibiendo los efectos de la persecución de la misma izquierda dogmática, carentes del apoyo de quienes una vez clamaron por su intervención.

La coincidencia es clara. En ambos casos se observa a una derecha que en su corrección teme enfrentarse a una izquierda violenta, descarada y ofensiva que consigue atemorizar a educados y bien comportados ciudadanos que prefieren no ensuciarse en la batalla. ¿Dónde habrán quedado aquellos valientes civiles que fueron capaces de oponerse sin tapujos a la tiranía marxista, exponiendo sus propias vidas, mientras llegaban las FF.AA.? Por desgracia, parecen haber quedado en el recuerdo, desapareciendo en la nebulosa del tiempo sin haber traspasado a sus herederos el sentido del Honor y de responsabilidad ciudadana que llenó de orgullo a Chile cuando fue liberado de la revolución socialista gracias a la acción mancomunada de civiles y militares.

Con hechos como éste, pareciera confirmarse que el resultado de las elecciones no fue realmente una victoria ganada por la derecha, si no que correspondió mas bien a una derrota autoinfligida por la propia coalición de izquierda, tan embriagada de poder y debilitada por la corrupción que no fue capaz de mantener el dominio político del que hizo gala por 20 años. Peligrosamente, los hechos recientes y en particular la fácil victoria alcanzada en el caso del Embajador Otero, reflejan que su aparente debilidad y la desorganización que siguió a la derrota en las urnas, no es tal y que la fuerza de su doctrina de violencia sigue vigente, consiguiendo una rápida recuperación a partir de las

mismas debilidades estratégicas que mostró la derecha en el pasado y que le permitieron ser gobierno durante veinte años.

Nada indica que la derecha chilena aprende de sus errores. Por el contrario, vemos como ante el rabioso empuje de la izquierda, ésta cede a su presión, claudicando rápidamente en aras mantener un supuesto clima de unidad que no es si no la continuación de una hipócrita “paz armada”, la que tarde o temprano terminará envolviéndolos en un conflicto. El problema es que mientras día tras día la izquierda se fortalece, la derecha derrocha un tiempo valioso para consolidar la victoria alcanzada en las urnas.

En prueba de ello, podemos citar por ejemplo cómo en el ámbito judicial la izquierda sigue negándole al gobierno toda posibilidad de adoptar decisiones libres en cualquier asunto relacionado con los derechos humanos. Para comprobarlo, es cosa de mirar lo que sucede con el Programa de DD.HH. del Ministerio del Interior, organismo de existencia ilegal como ha sido ampliamente demostrado y que sigue funcionando bajo el alero de las nuevas autoridades, enredadas éstas en el temor a la reacción de quienes lo utilizan para perseguir despiadadamente a los uniformados por hechos prescritos, amnistiados o juzgados.

Ni hablar de los escándalos habidos con los desaparecidos-aparecidos, con los abusos con las becas Valech, con el veto a un distinguido General de Carabineros para dirigir Gendarmería, con el descubrimiento de redes que negocian con historias falsas para enjuiciar militares y con un creciente número de otros abusos, tan inmorales como los señalados y sobre los cuales el Gobierno prefiere mantener un bajo perfil o simplemente los ignora, cediendo a sus adversarios un espacio valioso que le costará mucho recuperar, si es que en el futuro consigue alcanzar una relación de fuerzas que le permita cambiar de actitud.

El sacrificio de Otero representa la más reciente demostración de cómo se ceden posiciones para apaciguar a las fuerzas de la izquierda. Lamentablemente, todo indica que éste no será el último sacrificio y que seguiremos viendo cómo la amenaza disuasiva de una izquierda vigilante seguirá restando la libertad de acción que necesita el gobierno para conseguir el éxito que todos esperamos. El problema es que entretanto no sabemos hacia donde podemos estar siendo llevados por una estrategia de alto riesgo y que degrada poco a poco la motivación de quienes se jugaron lealmente para que se recuperara la decencia política en Chile.

La historia demuestra que la indecisión para mantener el ímpetu en una operación exitosa, sea ésta política o militar, ha sido la causa de muchas derrotas inesperadas, acaecidas a fuerzas que parecían destinadas a vencer y que perdieron por no darse el trabajo de alimentar con voluntad y energía la brecha abierta en la posición adversaria. No vaya a ser cosa que nos pase lo mismo y terminemos quedándonos tal solo con la victoria de Enero y nada más. Por supuesto que nadie lo desea y la responsabilidad del gobierno y de todos quienes lo apoyamos es proyectar desde ya el futuro período de 4 años, evitando a los chilenos tener que soportar el regreso de una izquierda corrupta e ineficiente que no volvería a dejar el poder tan fácilmente como lo hizo esta vez.

9 de Junio de 2010

Patricio Quilhot

U al dia

MÁS DUROS QUE LOS DUROS. SESIÓN SOLEMNE Y ALMUERZO DE CAMARADERÍA FILIAL Va.REGIÓN (ver en Filiales)

Nuevos anuncios de querellas, por ejecutados con posterioridad a 1978 y por torturas, se mezclan con el conocimiento de la forma en que los aprovechadores de costumbre pretenden ahora profitar de la llamada comisión Valech dos, proporcionando antecedentes falsos a cambio de dinero, a quienes deseen obtener beneficios por la vía de alegar abusos durante su detención. ¿Y el Ministro de Justicia?

Así han resultado ser diversas autoridades de gobierno que tienen responsabilidad en temas judiciales.
            Tan pronto asumiera el actual gobierno, se negó el indulto a uno de nuestros camaradas, el General Odlanier Mena y, posteriormente, no se permitió que el Suboficial Mayor ® Héctor Vallejos Birtiola, enfermo terminal, pasara sus últimos días de vida junto a su familia.
            Téngase presente.
            Tanta insensibilidad ha sido observada incluso por personas que han tenido activa participación en la persecución judicial de ex uniformados.
            Tal es el caso del abogado Héctor Salazar quien ha señalado en carta pública que las autoridades pertinentes debieran modificar su criterio al respecto y conceder los beneficios intrapenitenciarios que se justifiquen por razones humanitarias.
            ¿Será escuchado?
            En el intertanto, la locuaz encargada del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior prosigue con ahínco su labor, eficientemente secundada por sus abogados que, incluso, actúan desconociendo sus instrucciones, como ha sido el caso de la citación a tribunales del Subsecretario de Defensa quien, por el puesto que ocupaba en septiembre de 1973, mal podría aportar antecedente alguno a la investigación por la muerte de Víctor Jara.
            Nuevos anuncios de querellas, por ejecutados con posterioridad a 1978 y por torturas, se mezclan con el conocimiento de la forma en que los aprovechadores de costumbre pretenden ahora profitar de la llamada comisión Valech dos, proporcionando antecedentes falsos a cambio de dinero, a quienes deseen obtener beneficios por la vía de alegar abusos durante su detención.  
            ¿Y el Ministro de Justicia?
            “No se oye padre”, para alegría de quienes han encontrado en las nuevas autoridades a gente dispuesta a ser más dura con los ex uniformados que ellos mismos.
            Deben estar haciendo méritos.
2010-06-06