LAS OPINIONES DE ESTA COLUMNA DE OPINIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
En la Nueva Mayoría, la mayor parte de la DC ha sido categórica en condenar lo que ocurre hoy en Venezuela (y Cuba, por cierto), lo que genera un grave conflicto al interior de esa coalición. Por cierto, Bachelet no ha hecho pronunciamiento alguno en la materia. Quizás no corresponda aún, pero tampoco lo ha hecho acerca de la tremenda falta de prolijidad en sus nombramientos.
Ya van varias semanas en las que finalmente el mundo ha tomado conciencia de lo que es el marxismo autoconfeso gobernando un país latinoamericano. Un país que sigue los lineamientos de la revolución cubana al pie de la letra. Un país que, de hecho, financia a Cuba con su petróleo y otros recursos. La defensa de que Venezuela es democrática hoy no es realmente determinante, ya que ser elegido por votación no significa necesariamente ser democrático. Hitler también fue elegido. En la democracia real se respeta al adversario y, en especial, el Estado de Derecho, lo que no parece ocurrir en Venezuela (menos en Cuba).
Por mucho que le moleste a una buena parte de la izquierda chilena,Venezuela ha cometido exactamente los mismos errores que el Chile de la UP. Gobiernan formalmente sólo para su sector, no para el país (como lo declaró Allende públicamente); son absolutamente incompetentes en el manejo de la economía y culpan de los problemas a sus adversarios; atacan o cierran a los medios de comunicación opositores; fomentan sistemáticamente el odio, predican la lucha de clases y denuestan a sus adversarios con grueso lenguaje; buscan todos los resquicios legales posibles para abusar del poder Ejecutivo, etc.
Es casi impensable que un país petrolero, con el barril a US$ 100 o más, esté literalmente quebrado, tal como ocurrió en Chile usando exactamente las mismas políticas económicas. La inflación en Venezuela está desatada, no hay divisas, hay escasez de alimentos y otros productos básicos, no hay crecimiento, la deuda es casi impagable, etc. Por cierto, el gobierno de Nicolás Maduro culpa a la derecha acaparadora y a la CIA de un complot, lo mismo que hizo la UP.
Es absurdo y ridículo el expediente majadero de acusar a todos sus opositores, incluyendo a los estudiantes, de ser fascistas empleados de la CIA (algo típico del lenguaje castrista). Es simplemente ridículo, pero es el mismo discurso que utilizan el PC chileno y una buena parte de la izquierda. De hecho, el PC apoya hoy formalmente las atrocidades de Maduro e insiste en la desfachatez de que Cuba es plenamente democrática. Igual ocurrió con Alemania Oriental y la URSS, países que la izquierda siempre apoyó. La FECh ha dado un triste espectáculo apoyando la represión de Maduro y no a los estudiantes que protestan. Para qué hablar de la ACES, que aún son niños que opinan sobre estos temas como si entendieran algo.
En la Nueva Mayoría, la mayor parte de la DC ha sido categórica en condenar lo que ocurre hoy en Venezuela (y Cuba, por cierto), lo que genera un grave conflicto al interior de esa coalición. Por cierto, Bachelet no ha hecho pronunciamiento alguno en la materia. Quizás no corresponda aún, pero tampoco lo ha hecho acerca de la tremenda falta de prolijidad en sus nombramientos.
Respecto de Venezuela, es importante reiterar que no se gobierna con sólo buenas intenciones, sino con seriedad y calidad de políticas públicas. No es lo mismo querer mejorar el transporte público, que implementar un Transantiago. Es fácil hablar de la pobreza, difícil disminuirla (es más, aumentó en el primer período de Bachelet).
Seriedad y calidad de políticas públicas es lo que no tiene Venezuela, que va en rumbo de colisión evidente. El país está con hambre, con alta inflación, paralizado, desabastecido y polarizado. En mi opinión, se viene alguna forma de autogolpe del chavismo, que ya controla a las FF.AA. Será interesante ver cómo reaccionará el gobierno de la Nueva Mayoría frente a un escenario de esa naturaleza o un agravamiento del actual. Será difícil pasar “piola”, comolastimosamente lo ha hecho la OEA dirigida por Insulza hasta ahora.
—
Blog de Hermogenes Perez de Arce
sabado 1o. de marzo 2014.
El libro más importante del año pasado, “Procesos Sobre Violación de Derechos Humanos: Inconstitucionalidades, Arbitrariedades e Ilegalidades”, del abogado y marino (r) Adolfo Paúl Latorre, agotó su primera edición de mil ejemplares, lo que dará lugar al lanzamiento de la segunda esta semana, en medio del temor de que la izquierda se dé cuenta y “fune” el acto, obligándonos a los asistentes a salir del local (cuya ubicación no daré, por el peligro que ello implica para los que concurran) en medio de la protección policial y bajo piedrazos, salivazos, empujones y golpes de las brigadas marxistas, como ha sucedido otras veces en que el minúsculo grupo de los casi inexistentes actuales partidarios del Gobierno Militar ha querido reunirse públicamente. Pues Chile está casi unánime y completamente reconciliado en la idea de condenar a ese Gobierno y no admitir que su recuerdo sea defendido por nadie. Incluso hay una moción de ley para tipificar como delito semejante conducta y es seguro que la Nueva Mayoría del Congreso pronto lo aprobará. El propio libro que he calificado de tan importante no ha tenido casi publicidad, pues de él apareció un solo comentario, en “El Mercurio”, expresando que estaba destinado a no ser leído por nadie. De modo que yo, es decir, nadie, lo estoy leyendo.
Entonces, supongo que está claro por qué Chile está reconciliado, pero añadiré otras explicaciones “a mayor abundamiento”. En una frase, lo está porque todos aquellos cuya opinión tiene alguna significación han llegado a opinar lo mismo que la izquierda sobre el pasado histórico que en algún momento anterior nos dividió. Puede quedar todavía alguien, como el autor de este blog, que opine distinto, pero, como me dijera en un foro de televisión con tanta gracia el director de “The Clinic”, Patricio Fernández, soy un personaje insignificante, digno de figurar sólo en un insectario que contenga bichos prehistóricos raros, sin ninguna relevancia presente.
Bueno, en el curso de mi lectura a marchas forzadas del libro, antes del lanzamiento de su segunda edición (no es tarea breve, pues ésta tiene 718 páginas, es decir, 82 más que la primera) cada vez me sorprendo más, y en particular me ha llamado la atención el capítulo 9 y su párrafo “Algunas miradas sobre la reconciliación”, donde se cita extensamente otro libro, lanzado el año pasado por el senador Hernán Larraín Fernández y el ex senador Ricardo Núñez Muñoz, ambos completamente reconciliados entre sí y que piensan lo mismo, es decir, condenan al Gobierno Militar: Larraín, porque se ha declarado arrepentido de haberlo apoyado y ha pedido público perdón por esa grave falta (que en breve puede constituir delito); y Núñez, que ha sintetizado su pensamiento en la siguiente frase para el bronce del “Hall of Fame” de las reconciliaciones: “Mientras haya algunos que justifiquen el Golpe, la reconciliación no se hace posible”.
Pero, de hecho, ya nadie “justifica el Golpe”. Ninguna entre las “Voces de la Reconciliación” citadas en el libro de Larraín-Núñez lo hace. La que llega más lejos es la del diputado chileno-sueco Mauricio Rojas, que hoy se declara “más que arrepentido” de haber formado parte de un grupo extremista armado de izquierda, durante la UP, pero no por eso deja de condenar al régimen que la derrocó.
Más aún, los que fueran baluartes del Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden ya lo han condenado explícitamente. “El Mercurio”, uno de ellos, ha pasado a opinar oficialmente así, en su primer editorial de 1° de julio de 2012: “El Gobierno Militar cometió las violaciones de los derechos humanos que el Informe Rettig estableció como verdad consensuada”.
Y nada menos que el propio Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, declaró el 10 de diciembre de 2004: “El Ejército de Chile tomó la dura pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución le caben en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables el pasado”.
¿Qué más reconocimiento quieren? ¿No les basta con la condena de “El Mercurio” al Gobierno Militar ni con la rendición incondicional del Ejército? ¿No se cumple así la exigencia de repudio de Núñez, o la que posteriormente hizo el prohombre socialista Ricardo Solari (“La Segunda”, 29.08.13) de “un repudio generalizado, y sólo entonces la sociedad mirará ese período con otra perspectiva”.
Bueno, el “repudio generalizado” ya se ha producido. El o los disidentes que pueda todavía haber están clavados en un insectario, completamente inermes e inanes. Todo el país está de acuerdo, ha elegido un gobierno que está de acuerdo y también el gobierno saliente de Piñera está de acuerdo, como lo manifestó al encabezar el repudio al Pronunciamiento con motivo de su 40° aniversario.
¡Chile entero condena al Gobierno Militar! Entonces, es hoy un país cabal, completa y totalmente reconciliado. ¿Qué más se podría pedir? Y, sin embargo, hay gente que todavía no está satisfecha. Vaya uno a entenderla. ¿O querrá que se destruyan hasta los insectarios?
Imagen COMISION DE COMUNICACIONES
UNOFAR FILIAL VALPARAISO