Columna de Opinión

Cómplice Leal y Activo. Por José Pedro Lira

Cómplice Leal y Activo. Por José Pedro Lira
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
Me he propuesto levantar mi voz, convocar voluntades, trabajar para que en las próximas elecciones ¡el tema… sea tema! y los señores políticos tengan que definirse y más que eso, comprometerse a darle solución a estas injusticias… y si alguien me dice que seré acusado de “cómplice pasivo” por algún candidato, le digo “al tiro” que soy mucho más que eso, soy un cómplice leal y activo…

Lector regular de la columna semanal de Cristián Labbé, fui -al igual que muchos- golpeado con su arbitraria detención y más aún, al saber que se silenciaría su pluma mientras estuviera privado de libertad. Sin más, fui a darle mi apoyo a Temuco y después de una larga conversación le pedí que me autorizara para ocupar el vacío que dejaría su comentario en este como otros portales…. y aquí me tienen.

Se preguntaran cuáles son mis “pergaminos” para asumir tan osada aventura… muy simple, nos une una vieja amistad y en algunos aspectos parecemos “almas gemelas”, obviamente cada uno en su estilo. El reflexivo, cerebral, profundo (y a veces latero), yo, algo campechano y de observaciones directas… sin rodeos. Durante muchos años él era asesor presidencial y yo exitosos (¿?) columnista de un diario de circulación nacional. Nos nutríamos con cierto éxito… el uno del otro.

Después de veinte años, con la venia del titular, dejo la “comodidad de mi anonimato” (forma siútica de decir… don nadie)  para pasar a cubrir esta trinchera y para mantener vivas estas líneas que para muchos se nos habían transformado en un rayito de luz que semanalmente entraba en el  oscuro panorama nacional. Difícil tarea pero con intentarlo nada se pierde…

Como no hacerlo si soy un sencillo empresario del campo (llorón como todo agricultor) pero en el fondo agradecido de lo que hicieron los militares, especialmente por el chileno común y corriente. En una línea, nos transformaron de un país mediocre y sin futuro, en uno pujante y referente a nivel mundial.

Con algo más de setenta años y con una vida hecha, con altos y bajos, sabores y sin sabores, me aprestaba a disfrutar de mi retiro, sin mayores sobresaltos… pero uno propone y la izquierda dispone. Convertido nuestro país en una sociedad cargada de odio, de inseguridad y de politiquería, la calidad de vejez se me fue, como a muchos… “a  las pailas”. Lo que no sería tan grave si viera que en el horizonte vienen días mejores, pero lamentablemente nada hace suponer que las cosas vayan a cambiar.

Por lo mismo, me parece que ha llegado el momento de dejar de lamentarnos y pasar de ser meros críticos sociales…  a asumir un rol más activo en la defensa de nuestros soldados. No puede ser que casos emblemáticos como el de Labbé solo se comenten y no se denuncien por parte de nuestros políticos.

¿Puede una persona después de 43 años, de haber sido Ministro de Estado, profesor universitario, alcalde por 16 años, elegido con altas mayorías, hoy sea considerado un peligro para la sociedad? En que mente cabe tamaña aberración… cuantos militares están en igual o peor situación y que nadie los defiende porque no son conocidos o emblemáticos como el Coronel.

Me he propuesto levantar mi voz, convocar voluntades, trabajar para que en las próximas elecciones ¡el tema… sea tema! y los señores políticos tengan que definirse y más que eso, comprometerse a darle solución a estas injusticias… y si alguien me dice que seré acusado de “cómplice pasivo” por algún candidato, le digo “al tiro” que soy mucho más que eso, soy un cómplice leal y activo… de los militares, de su gobierno y muy especialmente de mi coronel Labbé.

Por José Pedro Lira

https://chilemerece.wordpress.com/

Columna de Opinión

Paz en la Araucanía

Paz en la Araucanía
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
Si la memoria no me falla, solo en mi familia hemos sufrido más de 300 atentados. Sumo innumerables amenazas de muerte, y la protección policial en nuestros predios ya es parte del paisaje y, sin embargo, los atentados ocurren todos los días.

 Cartas Al Director El Mercurio

Señor Director:
Vivo en La Araucanía. Soy hijo, nieto y bisnieto de agricultores. Hace años que estudio lo que ocurre en nuestra región, ayudo a víctimas de atentados, defiendo nuestro campo, hago charlas sobre lo que vivimos a diario en esta zona.

No soy político y tampoco quiero serlo. Amo mi tierra y lo que ella produce. Amo esta forma de vida, ser un huaso chileno me llena de orgullo, pero cada día se nos hace más difícil lidiar con la realidad violenta y el acoso constante. Hace un par de años, un intendente nos dijo, sin más, “tienen que entregar sus campos”. ¿Por qué tenemos que entregar lo que ha sido de mi familia por más de cinco generaciones, por qué nos quieren sacar de nuestras tierras?

Si la memoria no me falla, solo en mi familia hemos sufrido más de 300 atentados. Sumo innumerables amenazas de muerte, y la protección policial en nuestros predios ya es parte del paisaje y, sin embargo, los atentados ocurren todos los días.

Familias que quedan sin casa y otros cuyas fuentes de trabajo se convierten en cenizas. Solo un transportista de Temuco perdió 19 camiones, 10 carros y una bodega en un solo atentado. Qué decir de los padres de Jorge Andrés Luchsinger. Muertos. Quemados en su propia casa, con un proceso judicial entrampado en los tribunales.

Lo que hay de fondo es un proceso de expropiación, maquillado como “recuperación de tierras” y apuntalado por una política de Estado de entrega de predios, que no es más que la legitimación de este proceso violento. Esto es evidente, pero nuestros políticos se quedan con la visión policial y judicial, que son solo consecuencias del tema de fondo: la Ley Indígena y el Convenio 169 de la OIT.

El año 2016 el presupuesto de compras de tierra fue de $83 mil millones, y para este 2017 es de $84 mil millones. El Estado seguirá comprando terrenos, donde los dueños legales y legítimos se entregaron; donde la violencia y la presión pudieron más que la razón; donde la dedicación, el amor y el esfuerzo de generaciones se transan al valor de hectárea en una notaría. Del porqué un agricultor vende no se habla. De los atentados, las balaceras, los robos de ganado, las quemas de siembras, el pillaje, tampoco.

Quieren destruirnos la moral, obligarnos a poner fin a esto vendiendo nuestros campos “voluntariamente”.

Hoy tenemos una oportunidad histórica: que el o los candidatos presidenciales planteen claramente a la opinión pública cuál es su propuesta para restablecer el Estado de Derecho en nuestra región.

Solo queremos paz en La Araucanía. Queremos una convivencia sana, respetuosa con los deberes y derechos de todos. Queremos que nuestros hijos crezcan sin miedo, con el apego a su tierra y a su patria, que a todos nosotros se nos inculcó desde pequeños.

Juan de Dios Fuentes Vega
Abogado y agricultor Paz en La Araucanía