Columna de Opinión

CUIDAR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ( El Mercurio, Editorial, 04/12/20) ——- LA RECONCILIACIÓN” Jorge Quiroz (El Mercurio, Cartas al Director, 01/12/2021)

CUIDAR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ( El Mercurio, Editorial, 04/12/20) ——- LA RECONCILIACIÓN” Jorge Quiroz (El Mercurio, Cartas al Director, 01/12/2021)

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

Agregó también que los dirigentes de la candidatura de Gabriel Boric “juraban de guata que iban a ganar en primera vuelta, pero la realidad fue completamente otra”. Por supuesto son conceptos de interés para los lectores porteños, cuyo alcalde habló sin tapujos a un medio extranjero.

La libertad de expresión, como todos los derechos fundamentales, no depende únicamente de los gobiernos, sino de toda la sociedad. Es necesaria la cooperación de todos para asegurar que cada persona pueda expresar sus opiniones y se mantenga libre para recibir o comunicar ideas sin injerencias extrañas.

Los grupos políticos son los principales interesados en mantener su libertad, pero, en la lucha por el poder, suelen ser ellos mismos quienes más deliberadamente atentan contra el derecho a la libre expresión de los demás.

Para ello se valen de toda suerte de artimañas, la última de las cuales es calificar como noticia falsa cualquier información, por más verídica que sea y aun de fácil comprobación, si con ello logran zafar de una situación incómoda.

El incidente más reciente y revelador ha sido una falsa acusación contra El Mercurio de Valparaíso, que se limitó a reproducir extractos de una entrevista del alcalde de esa ciudad, Jorge Sharp, a una radio de Buenos Aires. En ella acusó al excandidato Franco Parisi de hacerse pasar por un líder de la revuelta popular, pese a ser “un Piñera chico”, y afirmó no creer que la alta votación de José Antonio Kast “pueda explicarse con que existe esa cantidad de personas fascistas”.

Agregó también que los dirigentes de la candidatura de Gabriel Boric “juraban de guata que iban a ganar en primera vuelta, pero la realidad fue completamente otra”. Por supuesto son conceptos de interés para los lectores porteños, cuyo alcalde habló sin tapujos a un medio extranjero.

Luego de publicadas en Chile, el propio alcalde formuló una acusación por redes sociales diciendo que se trataba de una noticia falsa, cubriéndola con una suerte de timbre con las palabras “fake news”.

Sin negar sus declaraciones, se limitó a decir que las intenciones del diario eran generar “polémicas falsas”.

La Asociación Nacional de la Prensa, ANP, calificó la utilización del término “fake news” en esta oportunidad como “una cortina para descalificar la información”. Al hacerlo, dice la ANP, se convierte él en un creador de noticias falsas que generan violentos comentarios de parte de sus partidarios y seguidores en las redes sociales.

“Las descalificaciones a la prensa suelen ser el primer paso en una peligrosa pendiente”.

Esto, respecto de un medio que ya ha sido víctima de la violencia: en 2019 sus instalaciones fueron atacadas e incendiadas. Después de ese lamentable hecho, un funcionario del municipio que encabeza precisamente el mismo alcalde amenazó en su Twitter con quemarlo nuevamente.

La actitud del alcalde Sharp no estimula ni protege la libertad de expresión. Más bien constituye un peligro para ella.

Su postura recuerda la de muchas autoridades extranjeras que comienzan por calificar las noticias verdaderas como falsas, continúan con actitudes burlonas en contra de la prensa y los periodistas y terminan por impedir los debates razonados para imponer sus opiniones sin contrapeso.

En algunos países ese clima ha concluido con graves atentados, de los cuales Chile ha permanecido libre, pero nadie podrá garantizar que con conductas como las que se han observado recientemente pueda ser siempre así.

En otras sociedades, sin llegar a situaciones de violencia, se advierte un deterioro notable de la política, debido a la falta de cuidado por el derecho fundamental a la expresión libre de los ciudadanos y sus medios.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR. Antonio Varas C.

“LA RECONCILIACIÓN”

Jorge Quiroz

El Mercurio, Cartas al Director, 01/12/2021

Señor Director:

En la edición de ayer, Eugenio Tironi ve en la adhesión de la centroizquierda a la candidatura de Boric una suerte de reconciliación entre dos generaciones distintas, mediada por un acto de perdón al que atribuye dimensiones casi bíblicas. Boric pide perdón al padre (¿Lagos?) y es perdonado por este. Poco faltó para que citase la parábola del hijo pródigo.

Qué duda cabe, perdón y arrepentimiento —así como la traición de Judas, valga recordar— están en la base de nuestra tradición judeocristiana. Desde luego, nadie podría cuestionar aquello.

Lo que resulta cuestionable es su pertinencia de cara a decisiones políticas coyunturales como las que hemos visto, en que la adhesión de la centroizquierda al programa de Boric reviste un carácter incondicional.

Desde la economía, esa disciplina “odiosa” que prefiere, por regla general, explicar las conductas como resultado de los incentivos antes que por referencias bíblicas, podríamos ensayar una hipótesis alternativa a la de Tironi.

Es bastante simple. Una buena parte de los políticos actúan en la esfera pública de modo no muy distinto a como los privados lo hacen en la suya, esto es, atendiendo a sus personales incentivos (Buchanan).

En este orden de ideas, un programa como el de Boric, que promete aumentar estructuralmente el gasto público en ocho puntos del PIB a mediano plazo, ofrece un botín imposible de ser desdeñado por los políticos.

En el referido programa se puede contar la creación de al menos 20 nuevas entidades públicas. Habrá, entonces, toda una planta que llenar en la “Empresa del Litio”, en el “Banco Nacional de Desarrollo”, en la burocracia que administrará el nuevo sistema de pensiones, en la empresa nacional de ferreterías, etcétera.

Todo ello, partiendo de un tamaño de gasto público que, medido por el que tenía hace un par de años, bastante menor que el actual, ya sumaba todo el PIB de 1990.

En suma, hay botín suficiente como para que cada tienda política que se suma al programa de Boric pueda llevar algo de agua a su molino: la plata que se les quitará a los contribuyentes alcanza para todos.

¿Qué importa, de cara a este botín, que las ideas matrices del programa de Boric poco y nada tengan que ver con la tradición propia de la centroizquierda? Por cierto, si a ello le agregamos algo de alegoría bíblica, tanto mejor para salvar las apariencias.