Seguridad y defensa

¡QUE 30 AÑOS NO ES NADA! Richard Kouyoumdjian Inglis —-LA EDUCACIÓN MILITAR EN CHILE Eduardo Santos Muñoz

¡QUE 30 AÑOS NO ES NADA! Richard Kouyoumdjian Inglis —-LA EDUCACIÓN MILITAR EN CHILE Eduardo Santos Muñoz

Las opiniones en esta columna son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

Lo que sería propio de un análisis lógico, va en línea con tomar el texto en comento a la luz de las condiciones del entorno: la Constitución Política de la República de 1980, la Ordenanza de la Armada vigente en 1992, y las leyes y reglamentos que regían el quehacer de la República y de las FF. AA. como instituciones permanentes de ella. Eso permitiría analizar el texto del artículo en el contexto del proceso político vigente el año 1992, con todas sus luces y sombras. Han transcurrido 8 períodos presidenciales desde dicho texto. La Armada de Chile ha tenido 8 distintos comandantes en Jefe. La Constitución de 1980 fue reemplazada por la de 2005; la ordenanza de la Armada que rige hoy es bastante distinta de aquella vigente en 1992 y nuestra sociedad ha cambiado tanto, que el actual Presidente de la República tenía 6 años al momento de la publicación del artículo que el ingeniero Santos utiliza como referencia para su comentario.

¡QUE 30 AÑOS NO ES NADA!

Richard Kouyoumdjian Inglis

El Mostrador, Opinión, 27/10/2022

A raíz de la discusión pública y notoria que generó el Partido Comunista, al emitir uno de sus militantes, ejerciendo un puesto de poder como subsecretario de las Fuerzas Armadas, un decreto que podríamos llamar “inquisitorio” respecto de los planes, programas, currículos y profesores que llevan adelante los procesos de formación profesional de las FF. AA., resulta interesante la columna recientemente publicada en este medio por el ingeniero Eduardo Santos, apoyando la gestión del subsecretario comunista.

El Sr. Santos lo hace en una forma muy especial. Argumenta sobre la base de un artículo publicado en la Revista de Marina N°. 06 del año 1992, es decir, hace 30 años.

Este artículo es propio de su tiempo. Fue escrito por el vicealmirante don Germán Goddard Dufeu, por entonces contraalmirante, y dado que el Sr. Santos lo utiliza como base de su argumentación, es altamente recomendable su lectura.

El artículo comienza con un fragmento del poema épico “La Araucana”, que destaca la formación que recibían los guerreros mapuches que se entrenaban para defender a su sociedad con las armas.

Lo que sería propio de un análisis lógico, va en línea con tomar el texto en comento a la luz de las condiciones del entorno: la Constitución Política de la República de 1980, la Ordenanza de la Armada vigente en 1992, y las leyes y reglamentos que regían el quehacer de la República y de las FF. AA. como instituciones permanentes de ella.

Eso permitiría analizar el texto del artículo en el contexto del proceso político vigente el año 1992, con todas sus luces y sombras.

Han transcurrido 8 períodos presidenciales desde dicho texto. La Armada de Chile ha tenido 8 distintos comandantes en Jefe. La Constitución de 1980 fue reemplazada por la de 2005; la ordenanza de la Armada que rige hoy es bastante distinta de aquella vigente en 1992 y nuestra sociedad ha cambiado tanto, que el actual Presidente de la República tenía 6 años al momento de la publicación del artículo que el ingeniero Santos utiliza como referencia para su comentario.

Lo que sería propio de un análisis lógico, va en línea con tomar el texto en comento a la luz de las condiciones del entorno: la Constitución Política de la República de 1980, la Ordenanza de la Armada vigente en 1992, y las leyes y reglamentos que regían el quehacer de la República y de las FF. AA. como instituciones permanentes de ella. Eso permitiría analizar el texto del artículo en el contexto del proceso político vigente el año 1992, con todas sus luces y sombras. Han transcurrido 8 períodos presidenciales desde dicho texto. La Armada de Chile ha tenido 8 distintos comandantes en Jefe. La Constitución de 1980 fue reemplazada por la de 2005; la ordenanza de la Armada que rige hoy es bastante distinta de aquella vigente en 1992 y nuestra sociedad ha cambiado tanto, que el actual Presidente de la República tenía 6 años al momento de la publicación del artículo que el ingeniero Santos utiliza como referencia para su comentario.

Pareciera que lo lógico es centrarnos en una línea de tiempo coherente y hacernos las preguntas correctas. Situémonos en octubre del año 2022, después del 4 de septiembre, con la Constitución, las leyes y reglamentos y la sociedad que tenemos.

¿Por qué en la negociación de balance de poder dentro de la coalición de gobierno se le entregó la Subsecretaría de las Fuerzas Armadas al Partido Comunista? ¿Por qué, a poco de recibido del cargo, se despidió a funcionarios de carrera de la subsecretaría para llenarlos con cupos de militantes comunistas? ¿Por qué este subsecretario de las FF. AA., a mediados de 2022, saca un decreto con las características del que envió a las instituciones de la Defensa Nacional? ¿Cómo conversa este accionar y cómo se alinea con el documento del pleno del Partido Comunista realizado a mediados de octubre de este año, especialmente sus menciones a Unasur y a los 50 años del 11 de septiembre de 1973? ¿Es demasiado descabellado pensar que el Partido Comunista está desarrollando una estrategia de “democratización” que no es otra cosa que una politización encubierta de las Fuerzas Armadas?

Finalmente, es bueno que nos preguntemos: ¿por qué los partidos políticos que avalan, o no rechazan en forma decidida, la violencia revolucionaria como legítima para el logro de sus objetivos políticos, son los que lideran las “refundaciones”, “democratizaciones”, “reeducaciones”, “adoctrinamiento” e injerencia directa en las instituciones que detentan el monopolio del uso legítimo de la fuerza por parte del Estado? La respuesta aflora con fuerza como obvia y evidente.

La Revista de Marina es una publicación más que centenaria, fundada el 1 de julio de 1885. En ella, el lector podrá encontrar artículos interesantísimos que reflejan las preocupaciones profesionales y el quehacer de su tiempo, de muchas generaciones de marinos, servidores y funcionarios civiles de la Marina.

Esos artículos dan cuenta de los más de 200 años de servicio a la Patria de una institución que nació con la República y la acompaña hasta el día de hoy.

Existen múltiples artículos sobre la educación en la Marina y en las FF. AA., mucho anteriores y otros tantos posteriores al artículo citado por el ingeniero Santos. Todos ellos pueden dar cuenta, tanto de aquellos valores y ejes que son de carácter permanente, como es el ejemplo de Arturo Prat, como de aquellos elementos que van cambiando en el tiempo, producto de la evolución tecnológica y los cambios que ha sufrido nuestra sociedad.

Puede que 30 años se hagan nada, parafraseando el famoso tango; sin embargo, para las actuales autoridades que detentan el Poder Ejecutivo de la República, 30 años son toda una vida.

LA EDUCACIÓN MILITAR EN CHILE

Eduardo Santos Muñoz

El Mostrador, Opinión, 25/10/2022

Tratando de entender las razones del oscurantismo sobre la educación militar, encontré un artículo de la Revista de Marina sobre “La Educación Militar en Chile” (Revista de Marina), elaborado nada menos que por un director de Educación de la Armada, que fue escrito treinta años atrás y aclara conceptos que permiten identificar algunas razones de su vehemente defensa por parte de escuderos civiles que, defendiendo sus intereses, no les conviene su cambio.

Particularmente resultan muy relevantes las siguientes citas:

“La Actual Constitución Política de la República de Chile reconoce en el hombre, en tanto creatura de Dios, el fundamento del orden social, según la visión de la cultura cristiana-occidental…”.

“La educación militar chilena está orientada por los valores permanentes de la cultura cristiana-occidental…”.

Para justificar esta autoimpuesta cruzada valórica, se continúa validando oscuras amenazas ideológicas de la Guerra Fría y supuestas confrontaciones vecinales que afectarían a la forma de vida en Sudamérica y que no se resolverían en la zona de paz, que ha caracterizado a nuestro continente desde el siglo XX y es crecientemente fortalecida por las democracias del siglo XXI.

Las duras reacciones públicas en contra del pedido del Ministerio de Defensa –dentro de sus atribuciones de conducción de la Defensa Nacional– para conocer algo más de nuestra educación militar, me reafirma que para algunos este diseño es consistente con sus objetivos políticos y que será un largo trabajo lograr una educación militar realmente sintonizada con el país justo, humano y fraterno que queremos construir.

De esta forma, parece que han ideado una misión superior, que me recuerda a los Caballeros Templarios, que asimila esta “cultura cristiana-occidental” con un modelo económico del abuso, al cual resultan protegiendo, aun cuando la Constitución de 1925 haya separado al Estado de Chile de la Iglesia católica.

En mi opinión, a nuestras Fuerzas Armadas no les corresponde intervenir, directa o indirectamente, en esta segmentación ideológica y cultural, pues ella es una decisión democrática, política y soberana de los chilenos.

Las duras reacciones públicas en contra del pedido del Ministerio de Defensa –dentro de sus atribuciones de conducción de la Defensa Nacional– para conocer algo más de nuestra educación militar, me reafirma que para algunos este diseño es consistente con sus objetivos políticos y que será un largo trabajo lograr una educación militar realmente sintonizada con el país justo, humano y fraterno que queremos construir.

Espero que más temprano que tarde podamos terminar con estos enclaves autoritarios de la dictadura.

La democracia es más fuerte.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

PREGUNTAS FUERTES Y VALIENTES por Max Silva Abbott

PREGUNTAS FUERTES Y VALIENTES por Max Silva Abbott Doctor en Derecho Profesor de Filosofía del Derecho Universidad San Sebastián

Las opiniones en esta columna son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

¿Están sirviendo nuestros sistemas democráticos para limitar al poder? ¿Son los gobernantes de verdad servidores de los gobernados? Tómese en cuenta, como también hemos advertido, de la creciente influencia que sobre la actividad de estos últimos están teniendo una serie de organismos internacionales sobre los cuales no existe ningún tipo de control.

PREGUNTAS FUERTES Y VALIENTES

La porfiada insistencia de la gran mayoría de nuestra clase política en continuar con el proceso constituyente pese a la abrumadora derrota sufrida en el último plebiscito, no puede menos que obligar a reflexionar profundamente sobre nuestro actual sistema político.

            En efecto, resulta desconcertante la falta de conexión de esta clase política con la realidad y las verdaderas necesidades de la gente, pese a las cada vez más fuertes peticiones de buena parte de la ciudadanía en este sentido, al haber problemas mucho más urgentes que solucionar que tener un nuevo texto constitucional. De hecho, a momentos da la impresión que para ella, el resultado del plebiscito hubiera sido exactamente el contrario al real.

            Así las cosas, ¿tiene sentido nuestra democracia? Si ante un veredicto tan claro y contundente como este, muy superior al del plebiscito de entrada, se hacen oídos sordos, fundamentando su actuación en autorizaciones “supuestas” o “evidentes” para seguir con este proceso constituyente, ¿para qué se solicita entonces el voto popular? Si éste sólo va a ser respetado y alabado cuando coincide con las pretensiones de esa clase política (y viceversa), sería mejor instaurar un régimen oligárquico (algo así como “el grupo de los 200”) y no hacer perder el tiempo y recursos a la ciudadanía para ir a las urnas.

            Pero el asunto da aún para más: ¿cuál es la razón de este persistente empeño por crear una nueva Carta Fundamental? En una columna pasada señalábamos que como esto muestra de forma evidente y palmaria que la clase política no está escuchando el clamor popular (y que sólo lo hace cuando le conviene), lo anterior significa que se encontrarían sirviendo a otros intereses: a los suyos propios o a los de alguien superior a ellos.

            Con todo, siendo esto último lamentable en extremo, un poco de realismo político debe hacernos caer en la cuenta de que lo anterior resulta perfectamente posible. Mal que mal, la historia humana ha mostrado que durante casi todo el tiempo, los gobernantes han abusado del poder que detentan. Sólo en épocas muy recientes y luego de mucha reflexión y sacrificio, se ha intentado cambiar esta lamentable situación. Y pese a los avances que supuso el constitucionalismo moderno, al regular y dividir al poder a fin de limitarlo y hacerlo menos arbitrario, ha prometido bastante más de lo que en los hechos ha podido dar.

            Lo anterior significa que por su propia naturaleza, el poder siempre buscará sacudirse de sus hombros cualquier limitación que pretenda apresarlo o quitarle fuerza. Sería completamente contradictorio con su esencia que aceptara de buen grado este sometimiento. Así, metafóricamente podría comparárselo con un animal salvaje imposible de domesticar, y al cual únicamente cabe mantener a raya con mucho esfuerzo.

            Por tanto, más allá de dogmas, ideales o tabúes: ¿están sirviendo nuestros sistemas democráticos para limitar al poder? ¿Son los gobernantes de verdad servidores de los gobernados? Tómese en cuenta, como también hemos advertido, de la creciente influencia que sobre la actividad de estos últimos están teniendo una serie de organismos internacionales sobre los cuales no existe ningún tipo de control.

            En el fondo, debemos hacernos esta pregunta de manera directa, fuerte y valiente: ¿Está cumpliendo hoy la democracia el papel para el que idealmente debiera existir?

Max Silva Abbott

Doctor en Derecho

Profesor de Filosofía del Derecho

Universidad San Sebastián

Estimado Max:

Comparto lo que dices en tu lúcida columna.

En cuanto a tu pregunta: ¿está cumpliendo hoy la democracia el papel para el que idealmente debiera existir? te recuerdo que la democracia es solo una forma de gobierno, un sistema de designación de gobernantes, el “arte de acarrear analfabetos a las urnas”, y a la que no podemos exigirle algo que ella no puede dar.

En mi libro Política y Fuerzas Armadas —que deberías tener en tus archivos, si no lo tienes en papel— le dediqué algunas páginas al tema (46-52 de la segunda edición) en las que me refiero a las consecuencias devastadoras del sistema de representación proporcional (hay una carta sobre el tema en pp. 514-515 de mi último libro Sapiens et fidele consilium), a la ideología de la democracia liberal y a otros asuntos de interés.

Complemento lo anterior en el apartado 1.1.6. Formas de gobierno (pp. 43-46) en la que cito a Santo Tomás de Aquino y cual es, según él, la mejor forma de gobierno y más concorde con la esencia humana.

Por lo antedicho, como el padre Osvaldo Lira, “soy un furibundo antidemócrata”.

Al final copio una página de la entrevista que Rosario Guzmán le hizo al padre Lira, publicada en la revista Ercilla 2247, 23 de agosto de 1978.

Te enviaré mis últimas cartas.

Un abrazo.

Adolfo

Un aporte de nuestro Director Adolfo Paúl Latorre