Columna de Opinión

POR FIN ES 12 DE SEPTIEMBRE ¿Y AHORA QUÉ?

12 De Septiembre Del Vector Plana Icono De Calendario Diario. Fecha Y Hora, Día, Mes. Fiesta. Ilustraciones svg, vectoriales, clip art vectorizado libre de derechos. Image 54048728

POR FIN ES 12 DE SEPTIEMBRE ¿Y AHORA QUÉ?

Humberto Julio Reyes

12/09/2023

El título elegido obedece a mi primer pensamiento de este día ya que imaginaba que agotada, al menos temporalmente, la creatividad conmemorativa, podríamos volver a una existencia menos crispada por la confrontación política.

Repito, menos crispada, ya que la pacificación de los espíritus, siendo deseable, parece hoy algo muy alejado de la realidad. Ni en la tumba se encuentra paz, como quedó en evidencia en el día de ayer donde, no bastando las profanaciones cometidas por personas que habrían estado “molestas por la represión sufrida” durante la habitual romería, escuché en la noche justificaciones para esos actos de parte de un panelista invitado al popular programa “Sin filtros”.

Por otra parte, tampoco es deseable volver a iniciar el día con el boletín delictual que nos entregan los matinales de televisión o, más tarde, el informe de los problemas que enfrenta la red de Metro por disturbios de quienes “se manifiestan” por alguna razón, pero es lo que hay.

En cuanto al subtítulo, que recuerda una hermosa canción francesa, reconozco que carece absolutamente de originalidad toda vez que esa pregunta la he visto planteada en diversas cartas y columnas, reflejando la incertidumbre de muchos respecto a la dirección que ahora adoptará el gobierno para el tiempo que le resta, tal como el cantante reflexiona: ¿qué haré durante lo que me resta de vida?

En el intertanto yo quisiera que se entendiera que vivir es recordar y que no se puede pretender que recordar lo que uno vivió, ya como adulto, es una forma de negacionismo; que no se insista en levantar un secreto que fue la condición para recoger testimonios de parte de las personas que fueron agraviadas y que son libres para querellarse toda vez que no están inhibidas de hacerlo en forma alguna; tampoco que se abuse de un supuesto negacionismo cuando se requiere de información que por elemental transparencia debe estar disponible, como lo pretende una parlamentaria irreductible en su estulticia.

Quisiera finalizar destacando la noticia de lo planteado por un grupo de oficiales que cumplen condenas por procesos de derechos humanos y que, probablemente, generará todo tipo de controversias y diversas interpretaciones.

Han solicitado conmiseración del poder político y judicial respecto a quienes no tenían capacidad alguna para negarse a cumplir una orden y pedido que se tomen medidas para que sus subalternos – suboficiales, empleados civiles, conscriptos – puedan volver junto a sus seres queridos.

Es un gesto que los honra, toda vez que nada piden para ellos mismos. Otra cosa es que, al menos, sea analizado antes que los poderes aludidos manifiesten su previsible rechazo.

Hace cerca de veinte años, en una entrevista, recuerdo haber planteado que en el Ejército donde serví, los subalternos no hacían lo que les venía en gana y, por ello mismo, no era razonable asignárseles responsabilidades propias de quienes tomaron las decisiones.

Creo haberlo resumido diciendo que era una vergüenza que hubiera suboficiales en prisión.

Naturalmente que de nada sirvió y dudo incluso que alguien la haya leído, pero ello no me impide compartir plenamente este gesto de camaradería.

Esta noticia “me hizo el día”.

Forma, Flecha Descripción generada automáticamente
Columna de Opinión

PERMÍTANME DISENTIR

Forma, Flecha Descripción generada automáticamente

PERMÍTANME DISENTIR

GDB Humberto Julio Reyes

La reciente declaración del Senado, leída por su presidente, ha sido, en términos generales, bien acogida, por expresar un ánimo transversal de concordia que contrasta con diversas intervenciones en la Cámara de Diputados a raíz de la conmemoración de los 50 años.

La nota discordante ha provenido del partido comunista, vaya novedad, al marginarse posteriormente de ella aludiendo razones diversas y dejando en curiosa posición a sus propios senadores.

Sin embargo y aunque también dicho pronunciamiento me pareció adecuado, existen en él dos aseveraciones que no puedo compartir y, por ello, disiento.

Me explico:

Cuando se expresa que “todos” fuimos responsables del quiebre de nuestra democracia, imagino se quiso aludir a quienes, por su investidura, debieron haber superado la crisis y no a quienes, como simples ciudadanos, especialmente si no militábamos en partido alguno, nada hicimos que se nos pudiera reprochar, como no fuera soportar pacientemente esos funestos 1.000 días previos al aniversario que se ha conmemorado.

En mi caso particular y como padre de familia mi principal preocupación era asegurar la subsistencia de nuestros hijos, labor en que nos colaboraban diversos miembros de la familia comprando esos alimentos para niños tan difíciles de obtener en esos días.

En segundo lugar y quizás más importante aún, se menciona que el quiebre de la democracia se produjo el 11 de septiembre y no previamente, tal como declararon los diputados que aprobaron la histórica resolución del 22 de agosto de 1973.

Imagino que así se redactó para hacer posible el consenso de todos los senadores, incurriéndose así en esas habituales ambigüedades, imprecisiones o inexactitudes, que se encuentran en los textos consensuados, especialmente cuando se busca la convergencia de puntos de vista difíciles de conciliar.

Por lo expresado, permítaseme disentir.

También disiento de casi todas las reacciones frente a los recientes planteamientos de oficiales en retiro que, cumpliendo penas de prisión, abogan por conmiseración hacia sus subalternos que se limitaron a cumplir órdenes.

Salvo una reacción positiva, todos replican pidiendo información sobre personas desaparecidas o descartando absolutamente cualquier trato preferente, que los jueces no consideraron en su momento, respecto a personas de los grados más bajos del escalafón militar, ¡incluso conscriptos que cumplían con la ley del servicio militar obligatorio!

Tampoco se valora el gesto, por simbólico que pueda parecer, de parte de esos oficiales que también eran muy jóvenes cuando sucedieron los hechos por los cuales han sido condenados y que, en ausencia de quienes dieron las órdenes, han asumido esa responsabilidad.

Finalmente se incluye en la calidad de secuestradores “permanentes” a todos los condenados y, por ello se les pide que digan primero “dónde están”. Absurdo me parece, así no se llega a ninguna parte.

Resumo: estas negativas reacciones me han parecido mezquinas y apresuradas y confirman por qué nunca se pudo concordar en formas de colaboración eficaz que facilitaran encontrar los restos de personas desaparecidas en lugar de privilegiar una condena “por secuestro permanente” y una reparación económica.