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CAMBIO CLIMÁTICO: EL PASADO CUENTA. Armand Hernández

 

                                             CAMBIO CLIMÁTICO: EL PASADO CUENTA

Armand Hernández, Investigador Ramón y Cajal en Ciencias de la Tierra y del Agua, Universidade da Coruña y Olga Margalef, Profesora de geomorfología y riesgos geológicos, Universitat de Barcelona

The Conversation, 17/07/2024

El cambio climático actual es antropogénico (de origen humano). El consenso sobre ello en el ámbito científico que se dedica a la investigación del clima es absoluto.

Sin embargo, para alcanzar este acuerdo ha sido necesario contextualizar el momento presente respecto a una escala de tiempo mucho mayor con el fin de poder determinar la excepcionalidad del cambio climático que estamos viviendo.

Para ello, la comunidad científica que trabajamos en paleoclimatología (estudio del clima del pasado) utilizamos archivos naturales y documentales de todo el mundo.

La variabilidad climática depende de factores naturales y antropogénicos. Entre los primeros hay un gran rango de escalas temporales que van de millones (movimientos tectónicos) a decenas de años (actividad solar o vulcanismo). Por el contrario, los factores antropogénicos, como es obvio, sólo se dan a escala humana y mucho más intensamente en las últimas décadas del período industrial.

Para obtener reconstrucciones climáticas fiables, los registros basados en indicadores indirectos (proxies, en inglés) procedentes de archivos naturales deben cumplir ciertos requisitos:

  • Ser sensibles a variables climáticas (por ejemplo a cambios en la temperatura o precipitación).
  • Ser capaces de registrar estos cambios de modo que se puedan interpretar en la actualidad.
  • Ser lo más continuos posible para no perder información y cubrir amplias ventanas temporales.
  • Mantener una relación indicador-clima constante a lo largo del tiempo (principio de uniformismo).
  • Ser representativos de la región objeto de estudio, ya que algunos registros dan información local y otros a nivel regional o global.

Archivos climáticos del Cuaternario. Cuanto más antiguos son los registros, más difícil es obtener información fiable de ellos ya que la incertidumbre es mayor, en parte a causa del propio clima que se encarga de ensombrecer o borrar las señales que dejó en el pasado.

Por ello, el período de tiempo más estudiado en paleoclimatología es el Cuaternario, o lo que es lo mismo, aproximadamente los últimos 2,6 millones de años.

El Cuaternario es también el periodo geológico en que la distribución de continentes y océanos y los patrones de circulación atmosférica globales más se asemejan a los que conocemos hoy en día. Y este hecho nos facilita la interpretación y estudio del clima durante este período.

Para reconstruir el clima a lo largo del Cuaternario se utilizan diversos archivos naturales. Estos archivos presentan distintas características según su naturaleza.

Si comparamos estos registros con las páginas de un libro podríamos decir que cada tipo de archivo está escrito en un idioma distinto, un idioma que la comunidad paleoclimatológica nos encargamos de descifrar.

Aunque hay muy diversos tipos de archivos, veamos a continuación los más comunes.

Testigos de sondeos de hielo. El hielo que se encuentra en las zonas polares y de alta montaña de la Tierra se ha acumulado a lo largo de los diversos ciclos glaciares que ha habido durante el Cuaternario.

Las sucesivas capas de hielo albergan información muy valiosa, para períodos muy largos de tiempo y con una resolución que puede llegar a ser anual.

Las pequeñas burbujas de aire que quedan atrapadas en las masas de hielo durante su formación son pequeñas muestras de la composición atmosférica de aquel momento que podemos estudiar en la actualidad. Por ejemplo, sabremos la concentración de dióxido de carbono (CO₂) que había en aquel momento.

Sin embargo, a pesar de su potencial para reconstruir con precisión largos períodos de tiempo, son archivos que se encuentran en zonas muy remotas y de difícil acceso y, además, su conservación es muy delicada y costosa.

Corales. Los corales forman sus esqueletos mediante la precipitación de carbonato cálcico, el cual almacena información de las condiciones de temperatura del medio, en este caso acuático, en el que se ha formado.

Así, aunque los períodos de tiempo que se pueden reconstruir con estos archivos son relativamente cortos (generalmente inferiores a 1000 años) su resolución puede llegar a ser estacional (< 1 año). Estos archivos suelen estar limitados a regiones tropicales.

Anillos de los árboles. Los anillos de los árboles son probablemente el archivo más utilizado en reconstrucciones paleoclimáticas para el último milenio. Este hecho se debe a su excelente precisión.

El crecimiento de los anillos de los árboles es estacional, lo que permite una cuantificación muy exacta de la edad del registro. Además, estos archivos son muy sensibles a los cambios ambientales, registrando muy bien la señal climática. Su continuidad temporal y su distribución prácticamente global son también responsables de su uso tan extendido.

Sedimentos marinos y lacustres. Los sedimentos tanto de los fondos marinos como de los fondos de los lagos son excelentes archivos paleoclimáticos. Se encuentran distribuidos a lo largo de toda la Tierra, suelen ser secuencias muy largas en el tiempo, llegando hasta cientos de miles de años, y en algunos casos, como en sedimentos varvados (laminaciones de tipo estacional), con una resolución inferior a anual.

Por contra, estos archivos suelen estar alterados por el impacto humano y la fiabilidad de sus cronologías, aunque está mejorando, no siempre es todo lo precisa que sería deseable.

Espeleotemas. Los espeleotemas incluyen las estalactitas y estalagmitas que se forman en las cuevas. Estos archivos permiten obtener registros climáticos de alta resolución para largos períodos de tiempo: decenas y cientos de miles de años.

También permiten reconstruir el clima en una gran variedad de ambientes hidrológicamente muy distintos (desde zonas áridas a zonas de alta pluviosidad).

Los métodos de datación que se utilizan para estos archivos suelen ser altamente fiables, pero suelen presentar registros discontinuos. Además, al encontrarse en cuevas puede existir cierta incongruencia entre el clima en superficie y el registrado dentro de la cueva.

Espeleotemas en la cueva de Mendukilo, Astitz (Navarra, España). Banco de Imágenes Geológicas/FlickrCC BY-NC-SA

Fuentes documentales

Los documentos históricos como son los cuadernos de bitácora, las hojas parroquiales o los registros agrícolas de floración y cosecha también son útiles para reconstruir el clima más allá de los registros instrumentales. Lo que hace más interesantes a estos archivos es la variedad de fuentes, el buen control cronográfico y su precisión. La mayoría de estos archivos se concentran en el Atlántico Norte y el Pacífico.

Es labor de la paleoclimatología emplear los distintos registros y compararlos entre sí para obtener una reconstrucción coherente del pasado. Como hemos ido viendo, cada uno de los archivos tiene sus puntos fuertes y sus debilidades, pero combinados como un gran puzle climático nos ayudan a reconstruir de forma certera el clima del pasado.

Gracias a esta aproximación podemos demostrar que la velocidad y las características del cambio climático actual difieren de los cambios climáticos de origen natural del Cuaternario. De este modo, y sin miedo a equivocarnos, podemos de decir que en el estudio del cambio climático el pasado tiene mucho que contarnos.

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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LO QUE ESTÁ SOBREPASADO . Humberto Julio Reyes

 

                                                               LO QUE ESTÁ SOBREPASADO

                                                                                                          Humberto Julio Reyes

A raíz de la reciente ola de homicidios en la Región Metropolitana, hemos escuchado y leído a muchas personas que, en diversos tonos, representan que habría llegado la hora de poner fin a la delincuencia desatada.

En lo particular, a mí me motivó a referirme a este importante tema una columna de “Rodericus”, donde el autor comienza por calificar lo sucedido como espeluznante, para concluir que “nuestro Estado de Derecho está sobrepasado”. Agrega que la población vive con “temor y temblor”.

Concordando con la frase final y meditando sobre sus dichos he llegado a la conclusión que, si el Estado de Derecho ha sido sobrepasado, es consecuencia de que otros poderes lo han sido.

Me explico:

Pienso que las principales autoridades políticas, responsables de nuestra seguridad, se encuentran sobrepasadas por no poseer ni la preparación, ni la experiencia ni la capacidad para adoptar las medidas apropiadas para enfrentar esta crisis.

Se habla de alcanzar un acuerdo nacional, ¿sobre qué?

En segundo lugar, pareciera que las fuerzas de orden hace rato lo han sido, ya que vemos que ni siquiera en defensa propia hacen uso de las armas que portan.

Debido a lo anterior se habla de “sacar a los militares a la calle”, no para que enfrenten a los delincuentes, sino para proteger a los Carabineros, como si en la actualidad se pudiera protegerlos sólo por presencia.

¿Acaso se olvida cómo, durante “el estallido”, fueron desafiados e incluso agredidos sin que tampoco hicieran uso de su armamento, salvo en contadas ocasiones y por las cuales quienes actuaron fueron procesados y condenados como simples particulares?

Vimos en vivo y en directo cómo un militar armado, en plena Alameda y frente al edificio Gabriela Mistral, respondía a su agresor con un solo brazo porque en el otro sostenía su fusil.

¡Absurdo!

Como esta crisis se ha manifestado sorpresivamente (¿?), concluyo que la ANI, que creía desaparecida o en receso, también habría sido sobrepasada en sus previsiones, a menos haya alertado y no se le haya escuchado.

Finalmente, los ciudadanos de a pie, sin otra responsabilidad que pagar nuestros impuestos pare que se nos brinde seguridad, estamos absolutamente sobrepasados por una inseguridad que se manifiesta en cualquier lugar, a cualquier hora y en cualquier forma, dada la creatividad e ingenio con que actúan los delincuentes.

Todos sobrepasados y, en consecuencia, también lo está el Estado de Derecho.

Aunque dudo ser escuchado, quisiera proponer dos simples y modestas medidas que ayuden en dos aspectos.

Se nos dice que faltan policías, salvo para cumplir las órdenes de los ministros de fuero que investigan con encomiable celo algún crimen impune de hace muchos años. ¿Cuánto personal se dedica a las causas de derechos humanos, donde el riesgo no existe, se recorre el mundo buscando testigos – si no se les encuentra se les falsea – y se hace cómoda carrera?

Se nos dice que habrá que construir una cárcel ya que la capacidad de recibir más presos está absolutamente sobrepasada. Bueno, mientras tanto, disponga el ministro de Justicia una comisión de médicos, ojalá independiente, que examine a los ancianos y enfermos que cumplen condenas en diversos penales por causas de derechos humanos y que no pueden ser atendidos con los recursos de Gendarmería.

Envíenlos a sus domicilios u hospitales. A su edad no van a ser reinsertados en la sociedad, eso es ridículo. Tampoco, aunque quisieran, podrían reincidir en los delitos que les fueron achacados, no son un peligro para la sociedad.

¿Muy poco?

Por algo se empieza. Cien funcionarios de Investigaciones en alguna asediada municipalidad serían caídos del cielo y cien presos menos en abarrotados penales también merecería aplauso.

Invito a una lluvia de ideas para colaborar a nuestras sobrepasadas autoridades.

Una reflexión final:

¿Cuánto durará la preocupación de nuestras autoridades por resolver esta crisis?

21 de jul. de 24

 

 

 

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