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Trump, la Libertad y la Ardilla “Peanut”. Cristián Labbé Galilea

 

                                  Trump, la Libertad y la Ardilla “Peanut”

 

Cristián Labbé Galilea

 

A los agoreros les resultará difícil explicar por qué fallaron en sus predicciones sobre las elecciones en Estados Unidos. No faltará quien culpe a “Peanut”, popular ardilla, sacrificada por las autoridades demócratas de Nueva York, porque mordió a una persona, lo que la convirtió en “el símbolo de la libertad republicana”. Elon Musk, partidario de Trump señaló: “Vota Peanut… vota libertad” y el VP J. D. Vance sostuvo: “el mismo gobierno al que no le importan los inmigrantes ilegales no quiere que tengamos mascotas…”.

El caso fue tema, pero no como para justificar los prejuicios y los sesgos de quienes no supieron interpretar las preocupaciones del “gringo” común, para quien un triunfo Demócrata resultaba una amenaza al espíritu y al sentimiento americano (The american way of life). A pesar de lo excéntrico -incluso chocante- que resultaba para algunos la personalidad del candidato, votó por lo que estaba en juego.

Fueron sus ideas, y no la facha, lo que definió la victoria de Trump. Recordé lo que, cantadito, me comentó un parroquiano argentino cuando justificó su voto por Milei… “che, mirá, la pinta es lo de menos, Milei es un loco bueno”. Luego de una larga perorata sobre los valores que representaba su candidato, concluyó con un duro golpe a mi orgullo… “la facha afecta cuando no hay ideas, cuando estás frente a un maniaco, a un chiflado, qué más te digo, si vos lo estas viviendo”.

Cuanta verdad había en esa certera reflexión. Ambos Presidentes representan, a excepción del nuestro, los valores esenciales de la cultura occidental que dieron origen a nuestras centenarias republicas: vida, libertad, y propiedad.

Son esos valores los que hoy vemos amenazados. Es ahora, y no después, cuando necesitamos liderazgos que defiendan la familia, y enseñen que progreso y crecimiento -no impuestos- son el único camino para conseguir el bienestar.

Necesitamos dirigentes políticos que se opongan a las ideologías estamentales como la de género, a la perversa patraña de los derechos sexuales y reproductivos -camino encubierto para el aborto libre-, a la educación sexual integral (ESI) para nuestros hijos… Para qué seguir, son tantos los peligros que no caben las ambigüedades.

Entonces no es sorpresa que haya ganado Trump, y que Milei aumente su adhesión; tampoco es novedad que nuestro país, ayer faro de América, hoy se esté convirtiendo en vagón de cola del barrio.

Que la elección de Trump y el progreso que está teniendo Argentina cambiarán nuestra situación, no hay dudas, esa es una realidad, pero “un problema definido está en parte resuelto”. Por lo tanto, la sociedad política y la sociedad civil (empresariado, universidades, centros de pensamiento, etc.) deben “tomar el toro por las astas”.

Por último, esta pluma concluye que lo planteado es la evidencia del globalismo al que nos quieren someter: si no hay patria, tradición ni Dios, habremos perdido la soberanía, y nos puede pasar lo mismo que a la ardilla “Peanut” … ser una víctima más de la izquierda internacional.

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

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COP29: ¿Qué podemos esperar de esta cumbre climática? Víctor Resco de Dios

 

                                                                      COP29: ¿QUÉ PODEMOS ESPERAR DE ESTA

                                                                                      CUMBRE CLIMÁTICA?

Víctor Resco de Dios, Profesor de Ingeniería Forestal y Cambio Global, Universitat de Lleida – The Conversation, 07/11/2024

Corría el año 1987 cuando se celebraba en Montreal una cumbre para poner fin a un grave problema ambiental: el agujero de la capa de ozono. Las emisiones de unos compuestos clorofluorocarbonados, presentes en los aires acondicionados y refrigeradores, estaban erosionando esa capa estratosférica que nos protegía de la radiación ultraviolada.

El resultante Protocolo de Montreal fue un gran ejemplo sobre cómo las cumbres internacionales pueden lograr solucionar problemas.

Son casi cuarenta los años que han trascurrido desde entonces y las cumbres internacionales por problemas ambientales se han multiplicado. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año, que se celebra en Baku, Azerbaiyán, empieza este 11 de noviembre.

¿Será útil, como la de aquel ya lejano 1987 en Montreal, o será otra reunión insustancial?

¿Qué son y para qué sirven las reuniones COP? Antes de explicar qué podemos esperar de la conferencia de este año convendría, aunque sea brevemente, recordar la historia de este tipo de reuniones.

En 1992 se celebró la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (Brasil), más conocida como la Conferencia de Río, donde se estableció la Convención Marco sobre el Cambio Climático (UNFCC, por sus siglas en inglés), entre otros acuerdos.

Las cumbres conocidas como COP (siglas en inglés de conferencia de las partes) son uno de los instrumentos para intentar alcanzar acuerdos internacionales vinculantes en relación con la reducción de emisiones.

La UNFCC ha auspiciado una COP anual desde la primera de 1995 en Berlín hasta la vigesimoctava de Dubái (Emiratos Árabes) el año pasado. Tal vez la COP más famosa fue la tercera (COP3), en 1997, ya que se estableció el Protocolo de Kioto: una serie de compromisos para lograr la descarbonización de la sociedad y limitar los daños por el cambio climático.

Otra COP particularmente importante fue la COP21 de París de 2015, donde se firmó un acuerdo para limitar el calentamiento climático a 2°C y donde se incluía la aspiración de limitarlo a 1,5°C. La de Bakú será la COP29.

¿Qué ocurrió en la COP28? La COP28 se celebró en un país que aumentará su producción de petróleo hasta 2030. La reunión empezó con polémica cuando su presidente, un sultán del petróleo, declaró que no había pruebas de que los combustibles fósiles afectaran al clima. Considerando quién asumía la presidencia de la cumbre, el resultado que ésta tuvo era previsible.

Se esperaba que la reunión concluyera marcando el objetivo de “eliminar gradualmente” los combustibles fósiles, pero el documento final solo recogió una conclusión mucho más tibia: “Alejarnos de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, para lograr el cero neto para 2050 de acuerdo con la ciencia”.

Otras acciones destacables fueron el espaldarazo que recibieron las energías solar y eólica para su despliegue; la promesa de un fondo de compensación a los países del sur global por las pérdidas y daños que están sufriendo, y que previsiblemente sufrirán, como consecuencia del cambio climático, y una serie de medidas que, en su conjunto, dinamitaron la vieja aspiración parisina de limitar el calentamiento a 1,5ºC.

¿Qué podemos esperar de la COP29? Se ha bautizado a la COP29 como la COP de la financiación. Según un grupo internacional de investigadores en financiación climática, sería necesario movilizar 2,4 billones de dólares para 2030 para los países emergentes (excluyendo China) para programas de transición energética justa, adaptación y resiliencia, pérdidas y daños y conservación y restauración de la naturaleza.

La financiación no es un asunto nuevo. En la COP15, celebrada en Copenhague en 2009, ya se acordó la creación de un fondo anual de 100.000 millones de euros. En la COP27 (2022), se aprobó un Fondo para Pérdidas y Daños. En la actualidad, según la OCDE, se destinan 116.000 millones a estos países emergentes, lo que aporta una cierta esperanza a la cumbre actual.

En cualquier caso, la financiación necesaria para esos fondos sigue sin acuerdo internacional. La revista Nature proponía a la COP29 que solicitara al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) la realización de un estudio consensuado sobre la necesidad de financiación. Se trataría, sin duda, de una buena medida.

Trump y las limitaciones a los combustibles fósiles. Azerbaiyán no es Emiratos Árabes, pero también tiene una economía basada en el petróleo. Es poco probable que se alcance algún acuerdo sobre la eliminación de combustibles fósiles. De hecho, la agenda que ha propuesto el presidente ni tan siquiera incluye el asunto.

Es probable que la reciente elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos sea un tema frecuente en los mentideros de la COP. Lo cierto es que los Estados Unidos nunca han sido fiables en cuestiones medioambientales.

Nunca ratificaron el protocolo de Kioto, ni la Convención para la Diversidad Biológica y, durante el primer mandato de Trump, el país abandonó los Acuerdos de París.

2025 como año clave. Los acuerdos que se alcanzan en estas cumbres no suelen ser vinculantes. La clave está en las contribuciones determinadas por cada nación (CDN). Las CDN son los documentos que realmente detallan las promesas de cada país y el año que viene toca una actualización (la última fue en París 2015).

En definitiva, este año esperamos los aspavientos habituales de este tipo de reuniones, con los anuncios de algún “acuerdo histórico”, pero que en realidad muestren una repercusión escasa tanto en las emisiones de gases invernadero como en las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático.

Las ausencias de líderes mundiales como los presidentes de Francia, Alemania, la Comisión Europea, India, China o los Estados Unidos nos dan una idea sobre la falta de ambición de la cumbre actual.

Pero ojalá nos equivoquemos, y la reunión de este año recuerde más a la Montreal que a la de Dubái.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

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Qué hizo a la DANA tan destructiva? Factores ambientales y humanos

 

                                                                                ¿QUÉ HIZO A LA DANA TAN DESTRUCTIVA?

                                                                                      FACTORES AMBIENTALES Y HUMANOS

Carolina Boix Fayos, Investigadora científica, Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC); Adolfo Calvo-Cases, Catedrático de Geografía Física Jubilado, Universitat de València; Eva Arnau Rosalen, Investigadora Postdoctoral en Earth Sciences/Observation, Manchester Metropolitan University; Jorge López Carratalá, Docente/investigador. Doctor en Geografía Física, Universitat de València y Joris de Vente, Científico titular, Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) – The Conversation 06/11/2024

La catástrofe provocada por la Dana nos ha atravesado, causando una conmoción y un profundísimo dolor colectivo: las pérdidas humanas, la angustia, el espanto, las pérdidas materiales, el futuro.

Nos preguntamos: ¿cómo ha podido pasar esto en una sociedad desarrollada e hipercomunicada?

Los expertos apuntan desde hace tiempo a un incremento de las crecidas fluviales intensas y repentinas en las ramblas. El aumento de las denominadas en inglés “flash-floods” está relacionado con el cambio climático, en un contexto de riesgos crecientes.

Aunque los impactos de la Dana del 29 de octubre de 2024 afectaron a varias comunidades autónomas y varias zonas de la Comunidad Valenciana, vamos a centrar este análisis en la cuenca hidrográfica del Barranc de Torrent y la rambla del Poyo (622 km²), una de las áreas más devastadas debido a la concentración de tejido urbano y población en su cuenca baja.

Nuestra intención es aportar un dibujo general de los factores geográficos (físicos, geomorfológicos, socioeconómicos, espaciales) que convergieron creando una situación de gran complejidad.

  1. La distribución de la precipitación. Entre las 08:00 del 29 de octubre del 2024 y la misma hora del día siguiente, la lluvia acumulada en algunos puntos de la cabecera y centro de la cuenca fue elevadísima.

En Chiva llovió 491 l/m²; dentro de su término municipal, en Los Felipes se superaron los 600 l/m². En Cheste se alcanzó una precipitación de 392 l/m².

La precipitación media anual que recibe toda la zona fue superada en muchos puntos en tan sólo 24 horas.

Mientras tanto, apenas llovió en la parte baja de la cuenca, dónde se sitúan parte de los municipios más afectados. La población de estos municipios no tuvo una percepción clara del riesgo en las horas previas a la catástrofe.

  1. La respuesta de los caudales. La cuenca posee una densa red de drenaje –red de ríos, barrancos y ramblas– en su parte alta que tuvo una respuesta hidrológica inmediata, con una crecida del caudal de la rambla del Poyo que se multiplicó por seis en dos horas.

Alcanzó una magnitud de casi 2.000 m³/s, valor al que se asigna un período de ocurrencia estadística de una vez cada 500 años.

Esta magnitud de la crecida multiplica por cuatro el caudal medio del río Ebro y comparativamente pasa a ser casi la cuarta parte del caudal medio del Danubio, inimaginable en ramblas mediterráneas de este tamaño.

  1. La geomorfología o formas del terreno. Gran parte de las poblaciones se sitúan en una zona natural de convergencia-divergencia de aguas de toda la red fluvial, entre abanicos aluviales y la llanura aluvial del Turia –área que anega el río cuando desborda el cauce–, espacios donde el agua busca su salida natural en momentos de crecida. Pero actualmente las vaguadas y cauces están cubiertos por un denso tejido urbano y, por tanto, son invisibles para la población que no tiene conocimiento de ello.

Todo este sistema desemboca en La Albufera, un humedal natural que recoge agua y sedimentos.

  1. La ocupación del suelo. La cuenca tiene un elevado grado de impermeabilización (aproximadamente un 20 %), particularmente en su parte media y baja, debido al denso tejido urbano e industrial. Esta zona es además un importante nudo de comunicaciones con principales vías de entrada y salida a Valencia.

Esta impermeabilización de la superficie, y un gran desarrollo urbanístico lleno de obstáculos (estructuras arquitectónicas, mobiliario urbano, muros, vehículos) obstruyeron, recanalizaron y concentraron los flujos en zonas donde naturalmente podría dispersarse el agua.

  1. El cambio climático. El cambio climático produce eventos climáticos más extremos. En la cartografía existente, gran parte de las poblaciones arrasadas tienen un peligro de inundación cada 100 o 500 años. Sin embargo, con el cambio climático y la virulencia actual de las Danas, estos períodos de retorno están cambiando.

Todos estos factores facilitaron que toda la red de drenaje quedara conectada rápidamente en la tarde-noche del 29 de octubre del 2024, con unos caudales extremos de gran energía que se dispersaron por las zonas inundables impermeabilizadas, ocupadas por poblaciones, áreas industriales y comerciales con gran cantidad de obstáculos.

Los vehículos, además de ser arrastrados, obstruyeron calles y túneles. Esto provocó alturas enormes de agua y remolinos, que constituyeron una trampa mortal, arrasando todo a su paso y provocando una grandísima devastación. Todo ello encontró a la población totalmente desprevenida en una franja horaria de gran movilidad.

Soluciones complejas. El cambio climático es una realidad dura y una amenaza real que aumenta la frecuencia e intensidad de los eventos con precipitaciones y temperaturas extremas. Confiemos en los expertos, no nos dejemos contaminar por los bulos y la desinformación y luchemos contra el negacionismo.

Las soluciones para adaptarnos a esta nueva realidad y disminuir los impactos son complejas. Implican desde la educación y concienciación social del riesgo de inundaciones para toda la población hasta combinaciones de soluciones de ingeniería con incorporación de medidas basadas en la naturaleza.

Las cuencas hidrográficas deben convertirse en una especie de “esponjas” que absorban el agua, reduciendo la velocidad y energía de las corrientes e intentando que no se conviertan en coladas de barro.

La ordenación territorial, la planificación urbanística y rural son prioritarias, así como mejorar la percepción del riesgo e índices de vulnerabilidad que reflejen las características socioeconómicas, ambientales e institucionales de cada zona.

Es absolutamente necesario mejorar la gobernanza y los sistemas de alerta y prevención en los organismos competentes para desarrollar protocolos que permitan en el futuro evacuar lo más rápidamente a la población de las zonas de peligro y mantenerla en lugares seguros.

Ante la extraordinaria magnitud del evento no caben medidas de contención, sino de laminación de la inundación –lograr que la misma cantidad de agua pase con menos velocidad durante más tiempo– utilizando todos los elementos al alcance en cada parte de la cuenca, y una impecable gestión de los riesgos, con sistemas de alerta temprana, concienciación y protocolos interiorizados por la sociedad.

Una sociedad que ha respondido con una ola de solidaridad y empatía emocionante. Una tragedia así no debería repetirse jamás.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

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La expansión de la inteligencia artificial en el sur global supone muchos riesgos, pero también soluciones. Robert Muggah,

                                                                                LA EXPANSIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

                                                                                        EN EL SUR GLOBAL SUPONE MUCHOS RIESGOS,

                                                                   PERO TAMBIÉN SOLUCIONES

Robert Muggah, Co-founder of Igarapé Institute and Lecturer, Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro (PUC-Rio) – The Conversation, 05/11/2024

Aunque la inteligencia artificial (IA) promete una revolución en la gobernanza, los negocios y la sociedad, también conlleva enormes riesgos, como la aceleración de la desinformación, los ciberataques sofisticados y el aumento del consumo energético.

Otros riesgos, como la posibilidad de que máquinas superinteligentes tomen decisiones sin supervisión humana, están todavía un poco más lejos. Además, hay peligros que aún no se han identificado.

A pesar de los mensajes tranquilizadores del sector tecnológico, crece la preocupación por el impacto negativo de la rápida adopción de la IA en la sociedad, también en el sur global.

El año pasado, el Instituto Igarapé (Brasil) y la Fundación New America convocaron un grupo de trabajo global, formado por expertos en IA de toda América, África y Asia, para debatir formas prácticas de mejorar la seguridad de la IA.

En 2024, este grupo de trabajo ha publicado un documento con una serie de estrategias para mitigar los riesgos y mejorar la resiliencia, así como para reducir las brechas de gobernanza y regulación de la IA entre el norte y el sur globales.

Menos empleos. Uno de los mayores riesgos destacados por el grupo de trabajo es la automatización masiva y la eliminación de puestos de trabajo. Se espera que el despliegue de la IA afecte a la mano de obra en sectores que van desde la agricultura, la industria y el comercio minorista hasta los ámbitos jurídico y médico y las consultorías de gestión.

Aunque inevitablemente se crearán nuevas formas de empleo, se calcula que el trabajo de al menos 800 millones de personas corre el riesgo de ser automatizado de aquí a 2030.

Una preocupación real es que los sectores poco cualificados de los países en desarrollo se vean desproporcionadamente afectados. La Organización Internacional del Trabajo estima que más del 56 % de todos los empleos en los países de ingresos bajos y medios corren un “alto riesgo” de automatización.

Sin las salvaguardias adecuadas, esto podría exacerbar la desigualdad económica y excluir a los trabajadores jóvenes y poco cualificados.

Exclusión digital. Otro riesgo asociado a la IA es la profundización de la exclusión digital y el aumento de la desigualdad. Es probable que la brecha entre los que tienen acceso a las tecnologías avanzadas y los que no aumente en los próximos años, lo que conducirá a una menor productividad, un menor crecimiento económico y una mayor desigualdad social y económica.

Esto es especialmente preocupante en los países de renta baja y media que ya se enfrentan a déficits de talento digital y servicios relacionados. Una de las principales razones es la relativa dificultad de acceso a la infraestructura digital y la escasa alfabetización digital de amplias zonas del sur global.

Otra amenaza importante es la intensificación de los prejuicios y la discriminación. Los sistemas de IA desarrollados en Estados Unidos, China y la Unión Europea pueden perpetuar y amplificar los prejuicios ya presentes en los datos utilizados para entrenar la IA.

Esto puede dar lugar a resultados discriminatorios en ámbitos como la puntuación crediticia, la contratación de personal, las primas de seguros, la vigilancia policial y la justicia penal.

Los algoritmos siguen siendo en gran medida entrenados con conjuntos de datos proporcionados por los países más ricos. Como consecuencia, los trabajadores, estudiantes y empresarios de los países en desarrollo pueden verse injustamente excluidos de las oportunidades en el mercado laboral, los préstamos, las becas o los servicios sanitarios debido a algoritmos sesgados.

Todo ello, a su vez, refuerza la discriminación estructural, incluidos los prejuicios raciales, de género y de clase.

Vigilancia y privacidad. La intensificación de la vigilancia y la violación de la privacidad también son motivo de preocupación. La integración de la IA en la vigilancia –desde ciudades inteligentes hasta la aplicación de la ley– puede vulnerar, intencionadamente o no, la privacidad, las libertades civiles y los derechos humanos. Esto es especialmente preocupante en países con instituciones democráticas más débiles, protecciones legales insuficientes y mecanismos de supervisión deficientes.

Una de las principales preocupaciones es que los regímenes autoritarios desplieguen sistemas basados en IA para vigilar a sus oponentes políticos, reprimir la disidencia y atacar a las comunidades marginadas por motivos étnicos, religiosos o ideológicos.

Incluso en entornos democráticos, las plataformas de IA han contribuido al exceso de vigilancia policial, la elaboración de perfiles discriminatorios y las detenciones injustas.

Otro riesgo está relacionado con la excesiva dependencia de los actores del sur global de las tecnologías y los conocimientos extranjeros. Aunque en gran medida inevitable, la fuerte dependencia de las tecnologías e innovaciones de IA de EE. UU., China y Europa puede reducir los incentivos para que algunos países desarrollen sus propios sectores tecnológicos nacionales.

Estas dependencias podrían degradar su poder de negociación, dar lugar a costes más elevados para la tecnología y disminuir el control sobre las normas.

La erosión de la soberanía de los datos es una realidad, y la dependencia de proveedores extranjeros significa que los datos pueden ser más fácilmente accesibles, controlados, manipulados y explotados por actores externos. Esto, a su vez, puede aumentar vulnerabilidades como las violaciones de la privacidad y el robo de propiedad intelectual, además de reducir el control sobre infraestructuras tecnológicas críticas.

Las soluciones. Ante todos estos riesgos, ¿cuáles son las posibles soluciones para el sur global? Cada vez son más las voces que abogan por normas mundiales, cooperación internacional y programas específicos, como los propugnados en una resolución de la Asamblea General de la ONU de 2024 sobre inclusión de la IA y el recientemente acordado Pacto Digital, cuyo objetivo es superar las desigualdades digitales, de datos y de innovación.

El enviado tecnológico de la ONU y un órgano consultivo de alto nivel sobre IA han instado a gobiernos, empresas e investigadores a diseñar, desarrollar y desplegar tecnologías de IA de forma equitativa, inclusiva y sensible a los retos específicos a los que se enfrentan los países del sur global.

Estos y otros grupos han propuesto una serie de estrategias para mitigar los riesgos.

  1. Formación y capacitación. Frente a la automatización y la reducción de puestos de trabajo, se reconoce la necesidad urgente de invertir en educación y formación profesional.

Los trabajadores actuales y futuros deben poseer las competencias adecuadas para el mercado laboral en evolución, ya sea el conocimiento del mundo digital y la ciencia de datos, o el desarrollo de habilidades interpersonales.

Esto requiere la puesta en marcha de centros de formación profesional y cursos en línea, recursos de reciclaje, servicios de recolocación y subsidios de desempleo progresivos, así como programas de renta básica universal.

Algunos ejemplos prometedores son la iniciativa AI for All de la India, los embajadores digitales de Ruanda y el programa Conecta de Brasil, que están ayudando a personas y empresas a hacer la transición a la economía digital.

Además, grupos no gubernamentales como Platzi, de América Latina, y M-Pesa Academy, de África, están formando a la mano de obra del futuro.

Mientras tanto, países como Kenia, Namibia e India están probando la renta básica universal, con algunos resultados prometedores.

  1. Expansión de infraestructuras y conexión. En cuanto a las desigualdades digitales, los agentes públicos y privados tendrán que realizar una inversión significativa en infraestructura digital.

Esto incluye ampliar el acceso a internet y a la banda ancha a los 2.600 millones de personas del sur global que aún no están conectadas, así como apoyar la creación y gestión de centros tecnológicos, especialmente en zonas desatendidas.

También son esenciales las políticas que promuevan el acceso equitativo a los servicios digitales y los programas tecnológicos de bajo coste. Los socios internacionales y regionales, incluidos los bancos multilaterales de desarrollo y las empresas multinacionales, desempeñan un papel importante.

Un ejemplo positivo de cómo ampliar este tipo de actividad es el programa AI for Development (AI4D) de la Smart Africa Alliance, que está desarrollando marcos éticos de IA para la gobernanza, la agricultura y la salud.

  1. Transparencia algorítmica y protección de la privacidad. Los prejuicios y la discriminación pueden reducirse estableciendo y aplicando directrices y normas éticas para el desarrollo y la aplicación de la IA.

Como ha demostrado, entre otros, el grupo de trabajo global del Instituto Igarapé, los países y las empresas deben apoyar marcos normativos que exijan transparencia algorítmica y auditorías periódicas.

Identificamos más de 640 estrategias de este tipo, aunque más de dos tercios se formularon en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que pueden ofrecer ideas prácticas. Además, existen grandes oportunidades para exigir que los datos utilizados para entrenar los sistemas de IA sean más diversos y representativos.

Abordar de forma integral las violaciones de la privacidad y la vigilancia requiere la creación y aplicación de leyes sólidas de protección de datos y privacidad para proteger la información personal.

La Unión Europea y países como Brasil, India, Kenia, Sudáfrica y Tanzania, entre otros, se están ocupando de estas cuestiones.

También es necesaria una normativa clara sobre el uso de la IA para la vigilancia con el fin de minimizar las prácticas invasivas, así como campañas de concienciación pública junto con la defensa por parte de la sociedad civil de unas protecciones más estrictas.

  1. Apoyo a la investigación e innovación. Por último, para reducir la dependencia excesiva de los proveedores de tecnología extranjeros es necesaria una gran inversión no sólo en investigación y desarrollo locales de IA, sino también en la formulación de políticas de IA.

Una de las prioridades es ampliar las subvenciones y los incentivos para las aceleradoras, las startups y las instituciones de investigación locales.

Las asociaciones y la colaboración internacionales también desempeñan un papel clave, al igual que los centros dedicados a formar y educar a la mano de obra.

Socios internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT)), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD) y otros han ayudado a promover la acción tanto en el desarrollo de competencias técnicas como en la capacitación de legisladores y funcionarios públicos para promover políticas de IA seguras y responsables.

Aunque es necesario abordar cuestiones estructurales como la legislación antimonopolio, urge aumentar la inversión y la innovación en IA en el sur global. Los gigantes tecnológicos como Google, Intel y Microsoft. Organizaciones internacionales como UIT, Unesco, PNUD y otras también están ayudando a formar tanto a responsables como a trabajadores.

Necesitamos mucho más. La buena noticia es que la nueva Resolución de la ONU sobre IA Inclusiva, el Grupo de Alto Nivel sobre IA, el Pacto Digital y el Enviado de Tecnología de la ONU apuntan hacia un camino positivo.

Impulsar la gobernanza de la IA en el sur global. Para hacer frente a estos riesgos y ampliar la aplicación de soluciones, es esencial reducir la diferencia en la gobernanza de la IA entre el norte y el sur global. Esta diferencia se manifiesta no sólo en las capacidades tecnológicas y la infraestructura digital y energética subyacente, sino también en el acceso a los recursos, el talento e incluso la formulación de políticas.

Como mínimo, esto requiere aumentar la participación de responsables de la toma de decisiones y expertos del sur global en el desarrollo, la regulación e incluso la formulación de políticas de IA, incluso en los contextos del G20 y la OCDE. También es fundamental promover el desarrollo de capacidades y el intercambio de conocimientos a través de institutos y centros de investigación especializados en IA.

El grupo de trabajo global dirigido por el Instituto Igarapé hizo hincapié en que los países de renta baja y media necesitan desarrollar simultáneamente estructuras de gobernanza de la IA que estén en consonancia con los contextos sociales y económicos locales.

A pesar de la legítima preocupación por la fragmentación normativa, es necesario equilibrar las extraordinarias oportunidades que ofrece la IA con los riesgos asociados a la automatización del empleo, las violaciones de la privacidad y las dependencias del exterior.

Las estrategias recientemente establecidas por la Unión Africana sobre IA y transformación digital ofrecen señales prometedoras en este sentido.

Todos estos ambiciosos compromisos requieren un esfuerzo concertado para atraer inversiones en programas de apoyo a la infraestructura de la IA, en asociación con los países en desarrollo.

Esto requerirá importantes compromisos financieros y técnicos para construir nuevos centros de datos, aumentar la capacidad informática y ampliar la conectividad de banda ancha, así como ofrecer herramientas y plataformas de IA de código abierto.

El Pacto Mundial Digital se compromete a crear un fondo internacional bajo los auspicios de la ONU para estimular el uso de la IA para el desarrollo sostenible, así como a establecer un panel científico independiente y un diálogo mundial para anclar la IA en los derechos humanos.

Este fondo tendrá que hacer apuestas ambiciosas (similares a las iniciativas lideradas por el sector privado, como el reciente fondo lanzado por IBM y Blackrock) si quiere ayudar a cerrar la brecha de gobernanza y competencias relacionadas con la IA.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional