Andrés Montero J. – El Líbero, Tribuna, 26/11/2024
Tras haber visitado dos veces las Islas Falkland, la primera hace cinco años y la segunda recientemente junto a un grupo de 20 chilenos, me atrevo a afirmar que estas islas (777 en total) no serán nunca argentinas.
Debo expresar que le tengo mucho cariño al pueblo argentino, visito su país regularmente y creo que el Presidente Milei está llevando adelante un trabajo faraónico, que ojalá sea finalmente exitoso. Las razones jurídicas esgrimidas por Argentina, para sostener su titularidad sobre la soberanía de las Falkland, se contraponen con la realidad.
La historia de las relaciones limítrofes y comerciales con Argentina, dan cuenta irrefutable de que la ingenuidad y la debilidad de Chile ha sido una constante histórica. Es el momento del pragmatismo y de recuperar el intercambio comercial, cultural y deportivo de Chile con las Islas Falkland. |
En efecto, en las islas viven unos 3.650 habitantes, algunos de hasta octava generación nacidos en las islas. A lo anterior, debemos agregar unos 2.000 militares que se ocupan de asegurar y dar cumplimiento al compromiso del Reino Unido de proteger militarmente a los habitantes de las islas, quienes por abrumadora mayoría (99 %), han decidido mantenerse al amparo de la corona británica.
Basados en el justo principio de la autodeterminación de los pueblos, no hay ninguna duda de que el status actual no cambiará. El Reino Unido tomó control definitivo de las islas en 1833, dando paso paulatinamente al estatus actual, desde el semi colonialismo a un gobierno y decisiones locales.
Las Falkland tienen su propia Asamblea Legislativa elegida por votación popular, con ocho miembros (MLA – Member Legislative Assembly), quienes duran cuatro años en el cargo y pueden ser reelegidos y de los cuales cinco representan a Port Stanley y tres al mundo rural.
Al momento de nuestra visita, la Asamblea Legislativa está presidida por una chilena -Leona Vidal Roberts- nacida en Punta Arenas, quien emigró de pequeña a las islas junto a sus padres. Otro MLA tiene señora chilena y otro tiene nuera chilena.
No hay partidos políticos y el gobierno local tiene muchas atribuciones. Las Falkland son un país protegido por el Reino Unido, pero que toma sus propias decisiones en materias de inversión, infraestructura, impuestos, educación, salud, etc.
Existe una gobernadora (por primera vez una mujer) nominada por la corona británica, quien interviene en algunas materias claves como defensa y relaciones exteriores. También es parte del Comité Ejecutivo, pero permite a los isleños tomar la mayoría de sus propias decisiones.
El FIG (Falkland Islands Government) que es un brazo ejecutivo, tiene una Directora Ejecutiva de gran nivel -a quien conocimos- y un directorio en el cual participa la gobernadora y tres miembros de la Asamblea Legislativa.
En las islas se conduce en automóvil como en el Reino Unido, se habla inglés y se vive como en cualquier país perteneciente a la “Commonwealth”.
La mejor razón que puede darse para entender la consolidación de la autodeterminación de los isleños es la guerra de las Falkland o Malvinas, como quiera llamarse. En efecto, la suicida decisión de un puñado de locos de invadir las Falkland en 1982, además de haber sido u n fracaso militar, obligó a reaccionar al Reino Unido con la convicción de Margaret Thatcher de llevar adelante un plan de desarrollo mucho más poderoso.
Un monumento frente al mar recuerda a la Primera Ministra, llamada también “la dama de hierro”. Ella, tras la guerra, visitó las islas y dejó trazado un plan junto a los isleños. Un museo de alto nivel muestra la historia de las Falkland y da cuenta de los pormenores de la guerra de 1982.
Las islas hoy son un lugar adonde muchos quieren ir. No hay crímenes, se vive tranquilamente y el ingreso “per cápita” es de los más altos del mundo. Tras la guerra, aumentó la presencia militar británica estable y se construyó una base militar de alto nivel y también un puerto militar. Se abrió un banco, se han asfaltado algunas rutas internas y se potenció la educación gratuita y de alta calidad.
Tras los estudios básicos, el gobierno local financia la universidad a los estudiantes isleños en cualquier parte del mundo y se les otorga atención de salud subsidiada. Se estima que casi un 70 % de los isleños regresan a trabajar después de cursar estudios superiores en Reino Unido.
Port Stanley ha crecido enormemente, decenas de cruceros turísticos arriban cada año y se observa un boom de construcciones habitacionales. Quien quiera construir una casa, debe cumplir estrictas normas técnicas. Las islas tienen un servicio de taxi aéreo subsidiado para los isleños, el cual cubre ambas islas principales y una veintena de aeródromos menores. Adicionalmente, tienen frecuencia semanal de vuelos de la Royal Air Force desde Reino Unido, con escala en la Isla de Santa Helena.
Las Falkland están en proceso de transición energética, desde fuentes generadoras con petróleo, a la generación eólica. Se pueden observar varias torres eólicas en el acceso a Stanley y también en la base militar.
El principal ingreso de las islas proviene de la pesca -principalmente licencias- con un 60 %, seguido del turismo, la ganadería ovina y los servicios. Al menos 12 importantes empresas operan en la pesca industrial, cuya producción es exportada a Europa y Asia.
En el pasado, la ganadería ovina fue la fuente principal de ingresos, pero eso hoy ha cambiado. Unas 70 estancias operan productivamente en distintas localidades. La masa ganadera ovina no supera las 450.000 cabezas, de las cuales 2/3 pertenecen a una compañía estatal: Falklands Landholdings Corporation. Esta empresa opera tres estancias con un total de más de 300.000 hás.
Las Falkland tienen su propia moneda, la que se utiliza sólo en las islas.
La relación con Chile. Unos 150 chilenos tienen residencia estable en las islas, más unos 50 que van y vienen y otros tantos esquiladores provenientes de distintos lugares de Chile.
Conocimos a una chilena que llegó a trabajar en un hotel y hoy es administrativa de una pesquera española. Varios chilenos tienen agencia de turismo, otros trabajan en el gobierno, en educación y también en las estancias. No pocos son dueños de restaurantes, incluyendo al famoso Waterfront, con dueño y chef chilenos.
Hay eléctricos, mecánicos y dueños de talleres. Como nos explicara en Punta Arenas, el propio Premio Nacional de Historia, Mateo Martinic, la relación de Chile -especialmente de Magallanes- con las Islas Falklands, tiene 200 años de historia.
Varios libros de su autoría dan cuenta de una relación bilateral amplia y profunda. Algunos ejemplos son la ovejería magallánica, que se abastecía de razas británicas desde las Falkland. Por decenios, la madera utilizada en la construcción de casas en Port Stanley y en las estancias, provenía de Magallanes.
El abastecimiento de alimentos fue siempre proveniente de Punta Arenas e incluso, la Diócesis católica de Magallanes incluía a las Falkland en su jurisdicción. Asimismo, la jurisdicción anglicana incluía a Punta Arenas en su zona de influencia. Hasta hace unos años, un barco mensual abastecía de insumos a las islas desde Punta Arenas.
Inexplicablemente hoy la conexión marítima está suspendida, y se depende del vuelo semanal de Latam, con mínima capacidad de carga. Los culpables de este deterioro o debilitamiento de la relación son, por una parte, el gobierno de Chile y su cancillería, que se han entregado de manera servil e ingenua a los caprichos argentinos. Cualquier nexo es boicoteado por las autoridades, por una “lealtad mal entendida con Argentina”, como nos lo expresara Mateo Martinic.
Chile debe hacer respetar el derecho internacional, pues el dificultar el tráfico marítimo desde Chile a las Falkland es inaceptable. Argentina es hostil con Chile en el extremo austral y eso lo saben todos los que están cerca de esa zona.
El Presidente Boric, a pesar de ser magallánico, no ha colaborado con su región para poder mantener el histórico vínculo Punta Arenas-Falklands. Adicionalmente y esto, aunque inverosímil es real, los buques de la Royal Navy no pueden abastecerse en Punta Arenas.
Se les olvidó a las autoridades chilenas los 200 años de relaciones entre nuestras armadas. Lord Cochrane, uno de los más célebres marinos ingleses, fue parte de aquellos que gravitaron en la consolidación de la Armada de Chile.
Como triste anécdota menciono que, visitando el colegio local, conocimos a la profesora de cocina, quien, al enterarse de nuestra nacionalidad, nos contó que en agosto pasado fue asaltada dentro del aeropuerto de Santiago y le robaron todos sus documentos. La vergüenza nuestra fue total. La inseguridad en Chile ya es conocida en todo el mundo.
En el ámbito de la salud, durante el año en curso y por razones de enfermedades graves, 26 personas han sido derivadas a Reino Unido y 25 a Chile, específicamente a la Clínica Alemana.
Nuevos proyectos. Hoy las autoridades de Port Stanley han buscado alternativas en Uruguay, país que ha aprovechado la debilidad chilena, para abastecer a las islas australes. Actualmente el vino Concha y Toro y el vino Errázuriz provienen del Reino Unido y la cerveza Austral, otrora dominante en las islas y producida en Punta Arenas, no está presente ni en los bares ni en los supermercados. La viña Montes abastece a las islas desde Montevideo. Todo esto es absurdo.
Actualmente el FIG o Falkland Island Government, lleva adelante una infinidad de proyectos vinculados al mejoramiento de infraestructura y otros que aseguran un cada día mejor futuro para los isleños.
Argentina pretende recuperar las islas, lo que, a la luz de la realidad, es un sueño imposible. Quienes deseamos que Argentina recupere su importancia y logre estabilidad, no debemos caer en la trampa de la ilusión, haciéndonos parte de una causa perdida.
Tras la invasión, los isleños estuvieron secuestrados, murieron muchos (casi 1.000 en total) entre ingleses y argentinos y ese recuerdo está en la mente de cada habitante de las Falkland. Lo que debe hacer Argentina es buscar una fórmula de cooperación que le permita participar del comercio, del turismo y la vecindad con las Falkland. Debemos ser muy claros afirmando que la invasión temporal argentina de las islas el año 82, sólo consolidó la presencia y el apoyo británico a los isleños.
La ONU -muy desprestigiada en estos tiempos- podrá hacer 200 declaraciones, pero los isleños nunca serán abandonados por el Reino Unido y jamás permitirán renunciar a su propia autodeterminación.
Turismo. Latam vuela semanalmente a las Islas Falkland, pero la publicidad y la información hablan de Mount Pleasant que es la base militar. No existe promoción turística de las islas en Chile, pues las agencias de viajes tienen temor de verse afectadas por represalias de Argentina.
Las Islas Falkland tienen muchos atractivos turísticos, empezando por la presencia de varias especies de pingüinos, destacando el pingüino rey. Es posible realizar excursiones desde Port Stanley, en jeeps 4×4, los que permiten llegar a recónditos lugares.
La historia de la guerra y la visita a lugares que fueron el escenario de las batallas es otro atractivo turístico. Las Falkland tienen una infinidad de islas, pero son dos las principales, comunicadas por un ferry y también por vía aérea. Port Stanley tiene algunos hoteles, aunque el Malvina House Hotel es el principal y de mayor categoría. Los precios son altos y se requieren reservas con mucha antelación, especialmente entre octubre y marzo. Hay otros hoteles y “lodges” que complementan la oferta hotelera.
Las islas tienen algunas playas espectaculares, pero se requiere de coraje para bañarse pues la temperatura del agua en verano es de aproximadamente 8 grados y en invierno en torno a los 3 grados.
Existen una infinidad de circuitos de trekking, que van desde una hora de duración hasta las ocho horas. Tras la guerra del 82, la afluencia de cruceros es creciente, lo que le da a Port Stanley importantes ingresos adicionales. Hay días con 5.000 turistas de cruceros que se quedan unas siete horas en Port Stanley y también se detienen en otras bahías de sus costas.
Las islas están limpias, no hay basura, no hay botellas plásticas en el agua y no hay grafitis en las murallas. La gastronomía es muy buena, existiendo varios restaurantes con buena comida. Los vinos chilenos, son por lejos, los más demandados y conocidos.
Presencia filipina y de otros países. Como las islas requieren más mano de obra, se advierte una creciente presencia de filipinos en distintas actividades.
Lo lógico sería que chilenos de Punta Arenas trabajaran temporalmente en las islas aportando recursos a sus familias de origen. Lo mismo se aplica a la educación, pues debería haber mayor intercambio de chilenos aprendiendo inglés a solo 75 minutos de viaje de su país.
Las universidades chilenas deberían aprovechar los beneficios y promover estudios de “falklanders” en Chile. Las oportunidades para Chile y especialmente para Magallanes, en las Falkland, son inmensas. Si no se actúa rápido, otros tomarán el espacio dejado por Chile.
Deporte. Los isleños están encantados de competir en distintos deportes con sus pares de Punta Arenas, pero la desidia de las autoridades chilenas ha impedido un mayor intercambio. Esta estupidez llegó al extremo que un embajador argentino, bajo el gobierno del imputado exPresidente Alberto Fernández, intentó evitar estos encuentros deportivos.
El 9 de marzo 2025, se correrá The Falklands Marathon y en pocos meses se inaugurará un modernísimo complejo deportivo de primer nivel, para cuya inauguración serán invitados deportistas de Magallanes.
Consideraciones finales. Lo que está a la vista, es que las Falkland, con una superficie de algo más de 12.000 kilómetros cuadrados, son unas islas pujantes, creciendo, sin violencia interna y con un firme propósito de los isleños de continuar su camino de progreso.
Para que Chile se haga respetar, se debe partir por permitir y defender el derecho de los magallánicos para comerciar con las islas y que el tráfico marítimo por aguas internacionales no puede, ni debe, estar impedido por normas argentinas sin valor jurídico internacional (decreto 256/2010).
La reclamación de Argentina es un tema bilateral, y en mi opinión sin destino y que además distrae el foco de Argentina que tiene una larga lista de urgencias por resolver.
Chile tiene el derecho de comerciar con las islas y que su vino no se triangule vía Reino Unido. Los gremios empresariales chilenos no han intervenido para defender el libre comercio de Chile con las islas Falkland y tienen la obligación de hacerlo. Magallanes es parte de Chile y por pequeño que sea el volumen de posible comercio, aquí hay un tema de principios que no se puede negociar.
La historia de las relaciones limítrofes y comerciales con Argentina, dan cuenta irrefutable de que la ingenuidad y la debilidad de Chile ha sido una constante histórica.
Es el momento del pragmatismo y de recuperar el intercambio comercial, cultural y deportivo de Chile con las islas Falkland.