Columna de Opinión, News

Cambio tranquilo. Patricio Navia. El Líbero

                    CAMBIO TRANQUILO

Patricio Navia, Sociólogo, cientista político y académico UDP. – El Líbero 11/04/2025

Aunque los candidatos oficialistas tienen pocas chances de ganar en las elecciones presidenciales de noviembre, cualquier candidatura de izquierda que logre introducir una dosis creíble de cambio tranquilo, gradual, y pragmático será competitiva, especialmente en la medida que el cambio que ofrezcan las alternativas de derecha sea demasiado radical.

En un contexto internacional de incertidumbre y turbulencias, la persona que sepa prometer cambios radicales sin sobresaltos ni traumas tendrá la primera opción para llegar a La Moneda en marzo de 2026

Precisamente porque los chilenos quieren cambio, pero no quieren refundar el país ni dar giros demasiado radicales y traumáticos, el mensaje ganador en las próximas elecciones será el que ofrezca el mayor grado de cambio con el menor riesgo de incertidumbre

Las elecciones siempre son sobre el cambio. Incluso cuando las cosas van bien y las autoridades son populares, los candidatos deben presentar una plataforma que subraye qué cosas harán de mejor forma y qué demandas insatisfechas de la ciudadanía buscarán resolver en el siguiente periodo

Cuando las cosas no andan bien y la gente percibe que el país va por el camino equivocado, el mensaje de cambio en las elecciones es todavía electoralmente más poderoso.

Los candidatos deben marcar distancia con el gobierno saliente y enfatizar mensajes que destaquen que ellos darán un golpe de timón para poner al país en el sendero correcto.

Las candidaturas que hablen de continuidad tienen nulas opciones cuando la gente cree que el país está estancado

“El mensaje ganador en las próximas elecciones será el que ofrezca el mayor grado de cambio con el menor riesgo de incertidumbre”

Desde 2009, los chilenos han votado por alternancia el poder. Ninguna coalición ha logrado ganar dos elecciones consecutivas en Chile desde que Bachelet derrotó a Piñera en la segunda vuelta de 2025.

Hay cientos de miles de votantes en Chile que no tienen memoria de una victoria presidencial oficialista. Para muchos, la alternancia en el poder es lo único que conocen

Además, la elección de 2025 será la primera contienda presidencial con inscripción automática y voto obligatorio. Sabemos que el voto obligatorio alimenta las huestes de votantes que están descontentos con el sistema y que quieren castigar a los que ostentan el poder.Este año, la cancha está especialmente cargada a favor de los candidatos que prometan cambio

Pero los chilenos no quieren cualquier cambio. Cuando el cambio que ofrece la oposición es demasiado radical, la gente se asusta. La experiencia de ambos procesos constitucionales dejó meridianamente claro que los chilenos no quieren refundaciones ni extremismos.

Cuando el cambio que prometen los candidatos es demasiado radical, la gente se asusta. Los chilenos saben que el país avanza cuando hay grandes acuerdos y cuando los presidentes buscan gobernar para todos y no solo para aquellos que votaron por ellos en primera vuelta.

Por eso, la gente demanda cambio, pero también demanda que los políticos construyan acuerdos y generen mayorías amplias

Es cierto que la gente se entusiasma con políticos que hablan fuerte y prometen mejoras inmediatas. Especialmente frente a los problemas que la gente considera como más prioritarios, la gente quiere soluciones concretas e inmediatas.

Como la delincuencia y la inseguridad son los problemas que la gente considera como más importantes, aquellos políticos que prometen mano dura -incluyendo meter bala a los delincuentes- entusiasman a la galería.

Pero la gente también se asusta cuando la balanza se carga demasiado para el otro lado. La gente tampoco quiere que su condición social o nivel de ingresos sea motivo suficiente para que sean considerados como sospechosos de delincuentes. Así como no todos los delincuentes son víctimas de la sociedad, tampoco todos los pobres son delincuentes

Ahora que la cancha se llena de candidatos y la gente empieza a poner atención a la próxima carrera presidencial, los aspirantes a La Moneda buscarán diferenciarse y atraer el apoyo de los votantes con promesas creativas y provocadoras. El cambio será el hilo conductor de las promesas.

Como los chilenos mayoritariamente creen que el país va por camino, incluso los candidatos oficialistas prometerán implementar cambios importantes. La competencia por llamar la atención llevará a exagerar las promesas.

Como la capacidad de atención de la opinión pública es limitada, los candidatos no tendrán tiempo para explicar la letra chica y deberán resumir sus propuestas para problemas complejos en frases simples y mensajes simplistas.

El desafío para los candidatos será capturar la demanda por soluciones inmediatas con la responsabilidad que implica gobernar un país. Después de cuatro años de un gobierno que prometió demasiado y terminó haciendo muy poco, los candidatos para suceder a Boric deberán responder a la necesidad de cambio y diferenciarse de un impopular gobierno saliente que no fue capaz de dar el ancho

Aunque nadie tiene una varita mágica para ganar elecciones, la demanda de los chilenos hoy es por un cambio decisivo y claro, pero también tranquilo y seguro. En un contexto internacional de incertidumbre y turbulencias, la persona que sepa prometer cambios radicales sin sobresaltos ni traumas tendrá la primera opción para llegar a La Moneda en marzo de 2026

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

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Más falso que Judas o ir de Herodes a Pilatos: La semana santa y la lengua española. Manuel Casado Velarde. The Coversation

 

                                                                                     MÁS FALSO QUE JUDAS O IR DE HERODES A PILATOS:

                                                                                 LA SEMANA SANTA Y LA LENGUA ESPAÑOLA

Manuel Casado Velarde, catedrático emérito de la Lengua Española, Universidad de Navarra – The Conversation, 04/04/2025

Todo lo que forma parte de la vida, creencias y afanes de las sociedades humanas acaba por dejar huella en sus lenguas –“la lengua es el archivo de la historia”, escribió el filósofo y poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson– y afecta a los modos de expresarse sus hablantes y de estar “instalados en el mundo”, por decirlo con palabras de Martin Heidegger.

La temprana evangelización de los habitantes de Hispania, cuyo comienzo se remonta a la época apostólica (siglo I de nuestra era) –pensemos en Santiago el Zebedeo y, posiblemente, también en san Pablo–, tuvo repercusiones de gran calado en las diferentes manifestaciones de la actividad lingüística, ya sea creando palabras nuevas, o bien dando nuevos significados a las ya existentes.

Las nuevas realidades evangélicas. De entrada, hubo que empezar denominando las nuevas realidades que anunciaba el mensaje evangélico: Mesías o Cristo, apóstol, obispo, bautismo, misa, domingo, pascua, iglesia, penitencia, ángel, demonio, cementerio

La antroponimia, con los nuevos nombres de pila (bautismal, por supuesto) que se fueron difundiendo, experimentó un vuelco importante, e incluso la misma toponimia: nombres de ciudades como Santiago o Santa Cruz, Santa Fe, San Juan, San José, San Francisco, San Antonio, Los Ángeles, La Paz, luego trasplantados a América.

Apenas hay esfera de la vida en la que no haya dejado su impronta, y no solo a través del idioma, la fe y el modo de vivir de los cristianos: calendario, festividades y vacaciones, edificaciones, saludos y despedidas, patronos, romerías, gastronomía, etc.

Refranero de origen cristiano. Y, como no podía ser menos, los personajes y acontecimientos de los libros sagrados –tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento– pasaron a formar parte del acervo idiomático de andar por casa.

Por citar solo a personas o hechos asociados con las conmemoraciones que se celebran en estos días, sirvan de ejemplo comparaciones emblemáticas como ser alguien más falso que Judas, llorar como una Magdalena o estar más alegre o contento que unas pascuas; enunciados o frases como andar o ir de Herodes a Pilatos (ir de mal en peor en un asunto), lavarse las manos (como el gobernador romano recién citado), estar hecho un ecce homo, armar o montar el cirio, beber o apurar el cáliz, ser alguien un cirineo (persona que ayuda a otra en algún trabajo penoso), o un Barrabás (persona mala, traviesa, díscola), hacer una barrabasada; vocablos como Dolorosa, resurrección, hosanna, aleluya, escriba, fariseo; o interjecciones como ¡por los clavos de Cristo! o ¡santas pascuas!

Los dolores y la cruz. Para referirnos a lo que se nos hace costoso o nos produce dolor, la lengua española proporciona frases que incluyen expresiones como Calvario o Gólgota, Getsemaní, vía crucis y calle de la amargura.

Sólo para la palabra cruz, el Diccionario común de las Academias de la lengua registra más de cuarenta expresiones o locuciones.

El rótulo latino de la cruz (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum), reducido a las iniciales inri –la madre de todas las siglas que vendrían a lo largo de los siglos, en particular en estos siglos de siglas en que vivimos–, campa en la difundida locución para más (o mayor) inri.

¿A quién no le resultan familiares los nombres de Emaús, Pilatos, Verónica, Nicodemo o José de Arimatea?

Algunos de los nombres que protagonizan los relatos bíblicos de estas celebraciones pascuales se encuentran incluidos como nombres comunes en los diccionarios de la lengua. Así, por ejemplo, herodes es un “hombre cruel con los niños”, judas es un “hombre alevoso, traidor”, magdalena es una “mujer penitente o arrepentida de sus pecados” y verónica se emplea metafóricamente para un lance del toreo.

Conocer la historia y la religión. Preocupan, con razón, las carencias en la competencia lingüística de los jóvenes. No hace falta que, de pascuas a ramos, nos lo recuerden los informes PISA u otros similares. Es posible, en cambio, que nos cause menos desazón la ignorancia de las raíces y tradiciones de nuestra cultura y civilización.

Pero no se puede separar la lengua y la cultura; la civilización y el idioma que le ha servido de cauce expresivo durante siglos. En los países occidentales de tradición judeocristiana, no conocer los valores que han configurado su vivir durante siglos se traduce en inhabilidad lingüística.

Lo mismo ocurre con el inmenso y rico mundo de las bellas artes (arquitectura, escultura, pintura, música, literatura), que se torna opaco, en buena medida, cuando se desconocen los referentes que venimos comentando.

¿Más motivos para ponderar la importancia del conocimiento de la historia y de la religión? Otro gallo cantará, o cantaría, por emplear una expresión más, tomada de las celebraciones de la Semana Santa, si se atendieran mejor los contenidos (y no solo las destrezas y habilidades) en las enseñanzas secundarias.

Los artículos publicados en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional