¿CÓMO SE TRATARÁ EL CÁNCER EN EL FUTURO?
Iker Badiola, Director de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.Profesor en el Departamento de Biología Celular e Histología de la UPV/EHU., Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea – The Conversation, 15/05/2025
El cáncer es una de las principales causas de muerte en el mundo: se estima que alrededor de 10 millones de personas fallecen por esta enfermedad todos los años. Pero en vez de llamarla “enfermedad”, quizás deberíamos de denominarla conjunto de enfermedades. Veamos por qué.
Nuestro cuerpo está compuesto aproximadamente por 35 billones de células de 200 tipos diferentes. Se agrupan formando tejidos, que a su vez forman los órganos, sistemas y aparatos.
Cada tipo celular tiene que cumplir una función determinada, y para ello posee unas características propias. Pero pueden “enloquecer” y crecer de forma incontrolada, dando lugar a tumores. Como estos son diferentes en función de la célula que las haya originado, el cáncer de pulmón y el de hígado ni se comportan ni se tratan de la misma manera, aunque en el fondo ambos sean fruto de esa proliferación desmesurada.
¿Por qué se descontrolan las células? Como decíamos, un tumor es una masa de células que crece en uno de nuestros órganos de manera anómala. Si las células que lo componen son capaces de invadir otros tejidos y destruirlos, lo denominaremos cáncer o tumor maligno.
Al contrario, si las células tumorales no tienen esa capacidad invasiva y destructora, le calificaremos de benigno. Pero ¿a qué se debe ese descontrol?
Las células pueden sufrir mutaciones en sus genes. Cuando los genes dañados están relacionados con los sistemas de control de la división celular se produce el crecimiento incontrolado.
Los motivos por los que surgen las mutaciones son varios. Las pueden desencadenar agentes externos como el humo del tabaco, sustancias químicas o los rayos del sol, pero también errores propios de la célula.
Es decir, las células de nuestro cuerpo se dividen para regenerar los tejidos, y en esa división se copia información genética, un proceso en el que pueden producirse fallos (mutaciones).
Las temibles metástasis. Uno de los procesos más temidos durante el desarrollo de un cáncer es la metástasis. Aparece cuando alguna de las células que componen el tumor es capaz de desprenderse de la masa de compañeras y viajar por los vasos sanguíneos para implantarse y crecer en otro órgano.
Pero es un viaje muy complicado. Cuando una célula tumoral parte del tumor y entra en los vasos sanguíneos, se encuentra expuesta a las células del sistema inmunitario. Si resiste o evade su ataque, tendrá que salir de los vasos sanguíneos para asentarse en otro órgano. Y colonizar este órgano no resulta sencillo porque las características del nuevo tejido son diferentes.
Por todos estos motivos, solo unas pocas células tumorales pueden sobrevivir durante el proceso metastásico. Sin embargo, aquellas que lo consiguen están muy bien adaptadas y son difíciles de combatir con las terapias actuales.
Llamaremos tumor primario al que está localizado en el órgano donde se ha originado, y tumor metastásico cuando ya ha sido capaz de desprenderse y viajar por los vasos sanguíneos hasta implantarse en otro órgano.
Terapias actuales: problemas y retos. Hoy en día, la mayoría de los tumores primarios se pueden curar si somos capaces de diagnosticarlos a tiempo antes de que se diseminen y formen las metástasis. Aunque unos pocos tipos de estos tumores, como el de páncreas o algunos cerebrales, son incurables.
Actualmente, los tratamientos más habituales son la cirugía, la quimioterapia (fármacos químicos que matan las células que se dividen rápidamente) y la radioterapia (basada en emitir radiaciones que destruyen las células tumorales).
El problema es que provocan muchos efectos secundarios y deterioran en gran medida la salud de los pacientes. Por ello, hace falta desarrollar soluciones menos agresivas.
La otra asignatura pendiente radica en desarrollar fármacos contra la metástasis. Porque a diferencia de los tumores primarios, prácticamente son incurables.
La investigación que se centra en el desarrollo de nuevos fármacos contra el cáncer tiene muchos frentes abiertos, aunque voy a destacar dos: la inmunoterapia y la nanotecnología.
Así funciona la inmunoterapia. Nuestro sistema inmunitario hace frente a los ataques externos, que pueden venir en forma de virus o bacterias. Pero también puede destruir nuestras propias células que han sufrido algún daño y son anómalas, como las tumorales. Sin embargo, algunas de estas células han desarrollado la capacidad de evadir, o incluso bloquear, el sistema inmunitario.
En 2018, los investigadores James P. Allison y Tasuku Honjo recibieron el premio Nobel de Medicina por descubrir los mecanismos por los cuales los tumores bloquean el sistema inmunitario. Hoy en día, ya se utilizan fármacos que actúan sobre dichos mecanismos y se espera que en el futuro se desarrollen más terapias centradas en ellos.
Otra técnica relacionada con el sistema inmunitario es la terapia basada en células CAR-T. Consiste en extraer un tipo de células del sistema inmunitario del paciente llamados linfocitos T y manipularlos en el laboratorio para que aprendan a atacar a las células tumorales. Entonces, se vuelven a inyectar al paciente.
De momento, esta terapia está funcionando en algunos tipos de cánceres, como es el caso de leucemias y linfomas, pero se espera que en el futuro se aplique a otras modalidades de tumores.
Nanopartículas directas al blanco. La nanotecnología se basa en el uso de materiales minúsculos, de menos de 100 nanómetros (un nanómetro es 100.000 veces más pequeño que un milímetro). Para que te hagas una idea de su tamaño, la punta de un lápiz tiene un grosor de un milímetro.
Estas minúsculas estructuras pueden transportar fármacos y dirigirse directamente a las células tumorales. Así, los medicamentos actúan de una forma más directa, evitando efectos secundarios y mejorando la eficacia.
La nanotecnología es un campo muy amplio con muchas variantes, y una de las opciones que más se está trabajando es la hipertermia. Se trata de utilizar nanopartículas capaces de calentarse que, al adquirir grandes temperaturas, dañan las células tumorales sin afectar los tejidos sanos.
En este artículo he destacado dos tipos de terapias en las cuales se han depositado muchas esperanzas. Pero no me gustaría acabar sin mencionar, al menos, otros campos también prometedores, como es el caso de la inteligencia artificial, los modelos matemáticos y la terapia génica. Ojalá podamos contar aquí sus éxitos en un futuro no muy lejano.
Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no refleja necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
Nada es casualidad. Pilar Molina. El Líbero
NADA ES CASUALIDAD
Pilar Molina, periodista, UNAB – El Líbero, 17/05/2025
¿Cómo hemos convertido la construcción, que era el motor de la economía, en un problema? Eso es lo que debieran responder los candidatos presidenciales para no seguir reiterando los errores
¿Te acuerdas cuando había una época en que construían viviendas como locos? Los jóvenes profesionales ponían sus ahorros en inmobiliarias que administraban edificios nuevos para renta y pagaban el dividendo con el arriendo mensual. Como eran DFL 2, tenían una serie de ventajas tributarias y de herencia.
Entonces, las familias de clase media baja compraban departamentos nuevos en barrios periféricos que bien habrían podido estar en Vitacura; tener una casa propia había dejado de ser un sueño y por eso el déficit de viviendas era manejable
“Cada gobierno carga nuevos impuestos y elimina beneficios, porque claro, hay que redistribuir y los ricos pueden pagar más, pero al final no son los ricos los que están viviendo en los casi 1.300 campamentos, de los cuales el 66% se formó después de 2010” |
¿Cómo pasamos de esa actividad bullente de la construcción, con fondos de inversión haciendo proyectos por doquier que activaban la economía a una situación que el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción califica como “su peor crisis desde que hay registro”?
Y tenemos para largo porque salvo el sector minero, que empuja el carro, hay problemas con la vivienda subsidiada y con la inversión en OO. PP., porque han recortado presupuestos que estaban destinados a ser contra cíclicos.
De la vivienda privada, ¡ni hablar! Los permisos de edificación del año pasado son los más bajos de los últimos 32 años, 80 mil permisos de ellos no se inician esperando que se venda el stock de 105 mil viviendas
Hace muy poco, en realidad, cuando crecíamos, la construcción era el motor de la economía, ya que inyectaba inversión y empleo, multiplicaba la oferta y bajaba los precios. Pero nos hemos encargado de echar abajo todos los incentivos para que ello siga ocurriendo.
Cada gobierno carga nuevos impuestos y elimina beneficios, porque claro, hay que redistribuir y los ricos pueden pagar más, pero al final no son los ricos los que están viviendo en los casi 1.300 campamentos, de los cuales el 66 % se formó después de 2010
No se trata sólo de la reforma tributaria de Bachelet, la que puso un impuesto al mayor valor de los inmuebles adquiridos después de 2004 y gravó con el IVA la venta habitual de viviendas nuevas o usadas a partir de 2016.
También encareció la compra de una vivienda duplicando la tasa máxima del impuesto de Timbres y Estampillas (de 0,4 a 0,8 %) y restringiendo el crédito fiscal IVA especial a la construcción (65 %).
Por el lado de las empresas, como supuestamente son siempre malas, las castigó eliminado el FUT, que les permitía construir con sus utilidades y no depender sólo del crédito bancario, y les subió el impuesto a las utilidades desde el 20 al 27 % (en 2010 era del 17 %). Esa alza nos puso a la cabeza de los países con mayor tributación de la OCDE
También el Presidente Piñera hizo su parte. Había que reconstruir el país después del terremoto. Entonces, vamos poniendo una sobretasa a las contribuciones, en 2010, pero 10 años después, en medio de la crisis social que generó el 18 de octubre de 2019, vamos poniendo otra sobretasa a los bienes raíces que tengan, sumados, un valor superior a los $681 millones.
Y en 2021 había que financiar la PGU. Qué mejor que restringiendo a dos unidades habitacionales los beneficios a los DFL2, acusando “uso especulativo” e injusticia por aquellos que tenían “múltiples propiedades”, aunque movieran la industria comprando y abarataran precios de los arriendos al aumentar la oferta
Para no latearlos, hay una chorrera más de leyes aprobadas para trancar la rueda de la construcción, amén del constante aumento de las contribuciones que suben como espuma fresca y convierten a los propietarios en arrendatarios del Estado.
Pero la permisología, de moda con nuestros gobernantes, ha puesto su buena cuota para encarecer precios: la ley de aportes al espacio público, en 2016, fue una de ellas. Además, había que incorporar obligaciones de diseño urbano para los animales que han venido a reemplazar a los niños: vamos con otra norma al año siguiente de Bachelet (ley 21.020 de 2017). Y como seguíamos bajo el espíritu redistributivo del “chancho está mal pelado”, en mayo de 2022 se promulgó la ley de integración social y urbana
Todo justo y necesario, porque hay que mejorar los espacios urbanos y la integración social, todo lo cual sube los costos, aleja la vivienda propia y acerca los campamentos que, gracias al impulso migrante, albergaban el año 2023 a 114 mil familias según el catastro de Techo, a las cuales hay que sumar a las que viven en alrededor de 1.400 tomas
Pero con ese mismo espíritu ñuñoíno de integración y mejorar el espacio público (que ignora las necesidades primarias), es que las municipalidades han comenzado a hacer todo tipo de exigencias de “obras adicionales” y a la constructora que se atreve a desafiar a las Direcciones de Obras en los tribunales, no les dan la recepción de las obras. Tan fácil
Pero la historia es larga y multifactorial (pero siempre en un mismo sentido, el de la izquierda), porque es imposible no sumar al trancazo la reducción de jornada a las 40 horas y el alza en un 20 % del salario mínimo (a cambio de cero por ciento de aumento de productividad) bajo este gobierno.
La Moneda ahora ofrece negociación ramal. Tampoco se puede ignorar el proceso constituyente que puso en vilo las inversiones necesarias para construir, pero también para comprar. O que después de todo este listado, recordar que hemos convertido a Chile en un país que no crece
Y lo último, quizá lo más importante para desactivar la construcción como motor de la economía, fue la brutalidad. Una parte, a cargo de las fuerzas de la naturaleza y la otra, del hombre.
La primera fue la pandemia, que gatilló una fuerte alza de los materiales de construcción y de la mano de obra como no la habíamos visto. La segunda brutalidad fue la de los políticos, quienes dispusieron de los ahorros para las pensiones para licuarlos en consumo, lo cual, sumado a las ayudas exigidas al Estado, generó una inflación en niveles que ya no recordábamos.
La consecuente alza de las tasas de interés borró de un plumazo la disponibilidad de los créditos hipotecarios
Y no hemos terminado, porque yo iba a escribir esta columna sobre el encuentro de los seis candidatos presidenciales en un foro organizado por la Cámara Chilena de la Construcción y cuando me puse a reportear pensé que, en vez de oír promesas de candidatos continuistas y opositores, lo mejor era mirar algo de todo lo que hemos hecho para desactivar el efecto multiplicador de la construcción y convertir la industria en un problema. Nada es casualidad.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional