ARTÍCULOS DEL SOCIO GDB ANTONIO YAKCICH FURCHE, HISTORIADOR.
Las opiniones en esta columna son de responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente el pensamiento de la Unión.
Publicamos tres artículos de nuestros socio GDB. Antonio Yakcich Furche, Presidente del Instituto O’higginiano de Rancagua y gran colaborador de nuestro sitio, con pasajes en su mayoría desconocidos de la vida del padre de la patria Don Bernardo O’Higgins Riquelme
PREJUICIOS, ESTEREOTIPOS E INTOLERANCIA
Como muchos otros habitantes de esta querida tierra me agoté, realmente me aburrí de ver y escuchar como personas de las mas variadas características, demuestran a diario poseer prejuicios, estereotipando a los que los rodean, sin demostrar la más mínima tolerancia hacia aquello que es diferente.
Impulsados por sus prejuicios, entendidos estos como emitir juicios sin tener un conocimiento directo que permita respaldarlos, demuestran poseer emociones contrarias, siempre o casi siempre negativas que perjudican a quienes son objeto de ellas.
Basándose en estereotipos de imágenes o ideas, las que asumen inmutables, se convencen de que ciertas personas o grupos, son, no solo contrarias a sus propias ideas, sino, además dañinos, aunque en realidad no sea así.
Brota entonces con fuerza la total intolerancia, perdiendo el respeto por las ideas ajenas y despreciando creencias o prácticas de las demás personas, que asumen como contrarias a las propias.
Se ven afectados por los conceptos anteriores; organizaciones, naciones, religiones, culturas, clases sociales y hasta profesiones.
Si además se suman equivocaciones de integrantes de algunas de las clasificaciones anteriores, impera, si me perdona ejemplificarlo a través de un dicho popular, el mal del ratón, concluyendo quienes son dueños de los tres defectos mencionados, que la culpa no es del ratón x, sino de todos los roedores.
Podría dar muchísimos ejemplos de lo mencionado en las líneas anteriores, pero estoy seguro de que usted apreciado lector ya los tiene claros, por que muy probablemente alguna vez ha vivido dicha situación.
Si las ideas son lo importante, pareciera que no necesito denostar a quién es mi opositor, para imponer lo que me parece correcto, o a lo menos dejar constancia de ello.
Es verdad, agota ver en medios de comunicación social y a diario en la vida cotidiana, como alguno de los tres conceptos que titulan esta página, es utilizado para imponer una causa, muchas veces equivocada.
Aburre ver como parte de las personalidades públicas no se toleran, como ciertos sectores desprecian a las fuerzas de orden y seguridad y como se discrimina a grupos y profesiones que tienen como razón principal de ser el servir a la sociedad.
Cansa para quienes somos católicos, que nuestra iglesia sea continuamente víctima de ataques, aunque el cura y los feligreses que se reúnen en misa, no tengan culpa alguna de los hechos ocurridos previamente.
Irrita que se me juzgue cunado quiero y busco el bien de la Patria que me vio nacer, desde una perspectiva diferente a las tradicionales.
Incomoda ver como las ideas separan en lugar de aglutinar a quienes deberíamos tener una visión común, buscando un futuro esplendor para Chile.
LA PÉRDIDA DE LA HUMANIDAD
Las situaciones personales impactan sin duda nuestras vidas, producto de las experiencias que de ellas se obtienen, influyendo en las futuras decisiones que adoptemos, o al menos, en nuestro ánimo o predisposición para enfrentar determinadas circunstancias.
Días atrás descubrí como alguien con el que me correspondió interactuar, demostraba una total falta de humanidad, entendida esta como la capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas.
Su trato y la forma en que actuaba, me permitió identificarlo de inmediato como una persona insensible ante el dolor ajeno, que anteponía la razón a los sentimientos, olvidando el sencillo axioma de que por sobre cualquier otra consideración, el ser humano está primero.
Sentí, como en otras ocasiones en mi vida, que no importando que argumentos esgrimiera, la opinión del experto se mantendría inamovible, ya que su raciocinio se basaba en sus sentimientos de superioridad, olvidando que los conocimientos técnicos que da una profesión no lo son todo.
Para él, colocarse en lugar del otro no era opción, su posición encumbrada a un pedestal por el mismo construido, quizás para ocultar sus propias y humanas limitaciones, lo hacían inalcanzable.
Lo vivido me hizo pensar en una interrogante concreta, en cuanto a si los sentimientos de humanidad continúan vigentes en quienes tenemos la condición de seres racionales.
Recordé entonces una interesante pregunta planteada en la serie de televisión Norteamérica “The walking dead”, por el personaje Dale Horvath, interpretado por el actor Jeffrey Demunn al decir “El mundo que conocíamos se ha ido, pero ¿mantenemos nuestra humanidad? Eso es lo importante”.
Luego de todo lo dicho debo ser honesto, creo profundamente que el ser humano mantiene, salvo excepciones que confirman la regla, su humanidad como eje central de sus emociones y acciones.
Ojalá las excepciones puedan darse cuenta en algún momento de su existencia, que el camino que conduce a la felicidad se basa en la definición del inicio de estas páginas, en el sentido de desarrollar la capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas.
Para terminar la historia debo dejar constancia que cuando las puertas se cerraron detrás de la fría y científica opinión de la persona con la que me correspondió interactuar, apareció otro ser humano, sensible ante el problema ajeno, que se la jugó en contra de la opinión del experto, solucionando la situación en la que nos encontrábamos.
O´HIGGINS Y LA ANGUSTIA DE LA PRISIÓN DE SU MADRE
En noviembre de 1813 la suerte de las armas patriotas en Chile era incierta, la victoria no se inclinaba a su favor, por el contrario, las consecuencias del frustrado sitio a Chillán se hacían notar al no poder derrotar a las tropas realistas, las que fuera de Chillán asolaban la zona organizadas en guerrillas, entre ellas, la del famoso Ildefonso Elorriaga.
Bernardo, ya convertido en héroe dado su accionar en diversos enfrentamientos armados, se preocupaba no solo por la situación militar, sino además por su familia, ya que la zona donde se encontraba su hacienda San José de las Canteras, en la actual comuna de Quilleco, estaba saturada de guerrilleros.
Producto de lo anterior decidió sacar a su familia de la hacienda, disponiendo que gente de su confianza la trasladara a las cercanías de Concepción donde él se encontraba, alejándola del peligro.
Pero sus intenciones se vieron prontamente frustradas, al ser sorprendidas durante el trayecto su madre Isabel y sus medias hermanas Rosa y Nieves, las que fueron hechas prisioneras y trasladadas al cuartel general de Elorriaga en Yumbel, quién decidió enviarlas al coronel Francisco Sánchez en Chillán.
José Miguel Carrera, por entonces comandante del ejército patriota, inició las gestiones para intercambiar prisioneros realistas por la familia de Bernardo, las que fracasaron.
Ante ello, ordenó tomar prisioneras en Concepción, donde vivía, a la esposa del coronel Sánchez, doña Ramona Antonia Lozano y a sus tres hijas.
La situación se tronó compleja por lo que nuestro Padre de la Patria inició las gestiones directamente con Sánchez en forma epistolar, logrando luego de dos meses de conversaciones, que se intercambiaran ambas familias.
Podemos imaginar con la distancia que da el tiempo, la alegría de O’Higgins al recuperar a su madre y hermanas, éxito que en todo caso se vio opacado producto de la destrucción efectuada por los partidarios del rey de la hacienda Las Canteras del prócer, la que a partir de dicha fecha sería improductiva ya que los rigores del proceso independentista le impidieron volver a trabajarla.
La familia O’Higgins Riquelme comenzaría a partir de esa fecha un largo peregrinaje, que incluirían dos asilos, en Argentina y Perú y el abandono definitivo de su tierra natal.
Luego de publicar esta breve historia usted comprenderá, querido lector, por qué me siento inclinado a pensar que Isabel, la madre del genial chillanejo, es también un referente histórico digno de considerar como ejemplo de vida en el presente.