O´HIGGINS Y EL SENADO
Autor: Antonio Yakcich Furche.
Presidente del Instituto O´Higginiano de Rancagua.
En el mes de octubre de 1819, la Guerra de Independencia aún no llegaba a su fin. Valdivia y Chiloé continuaban en manos realistas, mientras que junto con enfrentar los prolegómenos de la Guerra a Muerte, Chile preparaba la futura Expedición Libertadora al Perú.
Uno de los problemas latentes era enfrentar la situación de los habitantes de origen español de la antigua Capitanía General del Reino de Chile, ya convertida en República, que no habían asimilado la nueva situación que se vivía.
A juicio del Senado, se producían daños diariamente que afectaban al país, por parte de europeos españoles, los que eran necesarios reparar.
Por tanto, se emitió un reglamento enviado al Director Supremo Bernardo O´Higgins, para su ejecución, en el que se fijaban diversas disposiciones.
Se establecía como primera medida, que todos los españoles solteros que no tuvieran carta de ciudadanía, debían abandonar el país en un plazo de tres meses, quedando exceptos como se evidencia los casados, como también los prisioneros de guerra.
Ningún español que no tuviera carta de ciudadanía podía casarse con chilena, como tampoco podrían obtener dicho documento, si no cumplían con las formalidades establecidas por Chile.
Finalmente, agregaba que ningún español que no fuera ciudadano, podría ejercer funciones como albacea, tutor y curador de menores, como tampoco podría testar, heredar o gozar de privilegio alguno de los que disfrutaban los chilenos.
Para asegurar su cumplimiento, se establecía en el mismo reglamento, que serían apercibidos los que no cumplieran con sus reglas, llegando inclusive a ser conducidos a un presidio.
Las normas mencionadas parecen en los tiempos actuales desproporcionadas, en especial si se omite el hecho que se vivía en aquella época un estado de guerra.
Por otra parte, está claro que la presencia de extranjeros en un país, con o sin enfrentamiento bélico de por medio, ha sido una preocupación constante a lo largo de los tiempos.
Si queremos simplificar el tema, bastaría con recordar el viejo adagio que dice; “Cuando a Roma fueres, como romano vivieres”, (Cum Romae fueritis, romano vivite more), cuya autoría pertenece a Ambrosio de Milán, quien ya en el siglo IV quería dejar claro que había que subordinarse al Vaticano.
Es evidente la lección O´Higginiana, la presencia de extranjeros en la mayoría de los casos favorece a los países, el punto está en normar su participación dentro de la sociedad a la que se integran.
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