EL DERECHO A UN JUEZ IMPARCIAL ES UN DERECHO HUMANO
Humberto Julio Reyes
Recientemente, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) se ha hecho parte en un proceso en calidad de querellante, lo que, a primera vista, no debiera constituir noticia.
Sin embargo, autoridades y particulares han cuestionado su pretensión, aunque el respectivo tribunal de garantía ha declarado admisible su querella.
El argumento central para intervenir en un proceso iniciado por la fiscalía y donde le correspondería hacerse parte al Consejo de Defensa del Estado, es que lo haría para cautelar un derecho humano que podría ser vulnerado por un juez parcial.
Aclaro que lo que se está investigando es el eventual tráfico de influencias en un nombramiento judicial y no un fallo donde se presuma un sesgo de parcialidad como para alegar la violación del pretendido derecho humano.
Un ex presidente del tribunal constitucional señala que dicha querella viola los principios de competencia y especialidad y que el acuerdo del INDH debiese ser declarado nulo por cualquier tribunal de la República y, por su parte, el ministro de Justicia ha declarado no comprender la justificación jurídica de la querella, pero la directora de dicho instituto se mantiene “en sus trece”.
Para no aburrir al paciente lector, no entraré en detalles respecto a la forma en que se logró aprobar en el consejo del INDH la presentación de la querella, ni a quien apuntaría esta acción. Todo está en la prensa y se cruza con las próximas elecciones municipales por Santiago-Centro.
Lo que yo rescato es escuchar, por primera vez, que nos asiste el derecho a reclamar una justicia imparcial, en tanto derecho humano.
¿Qué dirían a esto los cientos de ex uniformados procesados y condenados por jueces que no han ocultado su absoluta parcialidad y que siguen siendo objeto de negación de derechos, lo que agrava sus condenas?
¿Podrían ellos o sus abogados recurrir al INDH para que se hiciera parte en sus procesos, pero como defensor y no como el habitual querellante?
Como creo no pecar de ingenuidad, asumo que, al igual como alambicadamente se ha justificado esta querella, en la misma forma se buscarían rebuscados argumentos para rechazar hacerse parte en aquellas donde el sesgo de las sentencias está a la vista y que han sido expuestas en los medios últimamente.
Dejo la inquietud, junto con excusarme por abordar un tema recurrentemente planteado y que puede hacerme parecer monotemático: en los procesos de derechos humanos no se pide impunidad, sólo justicia justa.
16 de junio de 2024
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