SEPTIEMBRE, MES DE LA PATRIA
En el mes de la Patria y como homenaje a ésta, la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional ha estimado pertinente publicar una de las numerosas cartas que el Almirante José Toribio Merino Castro dirigió, en su condición de Comandante en Jefe, al personal de la Armada de Chile entre los años 1987 y 1990.
La epístola, del mes de Septiembre de 1988, se refiere precisamente a la Patria y en ella sus lectores podrán apreciar, como en todas aquellas escritas por el Almirante Merino, su total vigencia y pertinencia, no sólo para el personal institucional, también para aquellos de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad y todos los ciudadanos en general.
Se transcribe carta del Almirante José Toribio Merino Castro
SANTIAGO, Septiembre de 1988
EN EL MES DE LA PATRIA
Chile está viviendo hechos trascendentes, que a través de la madurez cívica de su pueblo, pasarán a constituir nuevas páginas de nuestra historia.
La Patria debe continuar la evolución ya comenzada, con el fin de llegar a ser una potencia en lo económico, político y social, para lo cual requiere seguir cultivando los valores éticos y morales, la laboriosidad, la creatividad y una vida digna y sobria.
La realidad de los países que nos rodean, debe llamarnos a reflexionar, como, por falta de fortaleza espiritual, se han debilitado y han perdido el orgullo patrio, prefiriendo caer en el materialismo, en la amoralidad y en la hipocresía, con tal de no verse exigidos a presentar combate a las amenazas marxistas. Esta hipocresía los lleva a juzgar a terceros, a pesar de estar conscientes de sus graves defectos y de su propia inmoralidad.
Para alcanzar nuestro máximo desarrollo, debemos siempre tener presente que lo lograremos estimulando un intenso y desinteresado amor a la Patria, a Dios y a la Familia que, como ya lo expresara en una de mis cartas, son los pilares fundamentales de toda sociedad y por tanto de nuestro desarrollo. Ello exige de cada uno de nosotros cultivar, practicar y hacer nuestros los valores de responsabilidad, fortaleza espiritual y discernimiento, para apreciar en estas tenebrosas aguas en que vivimos, dónde está el bien y dónde está el mal, distinguir lo conveniente de lo inconveniente, etc. También se nos pide tener prudencia y sabiduría para no dejarnos llevar por los halagos que nos ofrece el camino fácil, que generalmente sólo conduce a la propia destrucción espiritual, dejándonos a merced de los más repudiables instintos.
Se trata pues de cultivar, desarrollar y emplear de la mejor forma posible todas aquellas virtudes que sólo emergen en quienes tienen fe y esperanza en su Patria; en quienes no dudan de su paso trascendente por esta vida; en quienes saben que con el transcurso del tiempo, las acciones de los que cumplen con el difícil y sacrificado deber, pasan a constituir la savia vivificante de las raíces de nuestra nacionalidad y por este camino, lograr llevar la verdadera bandera de la victoria que nuestro Chile se merece.
Nuestra obligación moral hoy , mañana y siempre, es la de asumir nuestras responsabilidades, premisa básica para quien ejerce el mando, línea perfecta para la toma de decisiones.
Jamás debemos dejarnos llevar por cantos de sirena de aquellos que nos tientan con el sendero de rosas, que no hay; así como tampoco debemos enviar a manos de terceros los asuntos complejos, para dejarnos las cosas fáciles o más gratas del mando. Por el contrario, aquél que ejerce Autoridad y por tanto, tiene algún grado de poder, debe entender que el peso específico de este poder se debe EQUILIBRAR con el de la RESPONSABILIDAD en la toma de decisiones, y que todo debe hacerse a la luz de nuestra historia patria, de las más puras y nobles tradiciones, y del legado de nuestros héroes.
Somos hijos del rigor y jamás debemos retroceder ante una tarea difícil. En la Armada la palabra “imposible” no existe, luego, sigamos adelante, pues sólo venciéndose, se vence.
Saluda a Ud.,

Carta Almirante JTMC – En el mes de la Patria (1)
Un aporte de nuestro presidente, CN (R) George Brown Mac Lean