A UN AÑO DEL MAYOR REVÉS LEGISLATIVO DEL GOBIERNO: LA VENGANZA DE JILES Y LA HISTORIA OCULTA DE LOS VOTOS PERDIDOS EN LA TRIBUTARIA
El 8 de marzo de 2023 se conjugaron varios factores que derivaron en una “tormenta perfecta”. Lo estrecho de la votación hizo más doloroso el trance para el Ejecutivo. La historia habría sido distinta si los ministros hubieran dado vuelta una abstención o un voto en contra. También hubiera bastado que al menos dos legisladoras, que se ausentaron en la votación, hubieran marcado a favor.
“Te cagaste a Chile”, le gritó ofuscada en la sala de la Cámara, el 8 de marzo de 2023, la diputada Karol Cariola (PC) al ver que su par independiente Pamela Jiles reaparecía campante en el hemiciclo una vez terminada la sesión en la que se rechazó la reforma tributaria.
Por ese comentario Cariola fue pasada a la Comisión de Ética de la Cámara, que recién en los próximos días dará a conocer su resolución de si procede una sanción a la legisladora comunista, a pesar de que ha pasado más de un año de aquella debacle, el mayor fracaso legislativo del gobierno del Presidente Gabriel Boric.
Se trataba de uno de los proyectos emblemáticos de la agenda gubernamental, que, por 73 votos a favor, 71 en contra y tres abstenciones, fue desechado en su idea de legislar (las abstenciones se suman a los rechazos). Ese resultado -de acuerdo a las disposiciones de la Constitución- bloqueó durante un año, hasta hoy, la posibilidad de volver a discutir un cambio tributario.
Lo estrecho de la votación solo hizo más doloroso el trance del gobierno. Incluso, la historia habría sido distinta si los ministros Mario Marcel (Hacienda) y Ana Lya Uriarte (PS, Secretaría General de la Presidencia) hubieran dado vuelta una abstención o un voto en contra. También hubiera bastado que dos legisladoras, que no estaban presentes al momento de la votación, hubieran marcado a favor en su pupitre.
Factura del “Quinto Retiro”. Precisamente Jiles fue una de las que no votaron ese día, a pesar de que había llegado temprano al Congreso.
Su ausencia de la sala justo a la hora de la votación tenía una clara explicación. La legisladora independiente se había enemistado con Marcel luego de que Hacienda hiciera una jugada legislativa para rechazar un nuevo retiro de fondos de pensiones, en abril de 2022.
Para evitar un descuelgue oficialista, el titular de Hacienda ideó una reforma paralela al llamado “Quinto Retiro” (por ser el quinto intento para visar un giro previsional).
Al final, la maniobra del Ejecutivo dividió aguas y se rechazaron tanto la reforma constitucional promovida por Jiles y otros diputados, como el proyecto propiciado por el gobierno. A pesar del aparente revés, Marcel fue el gran ganador de esa jornada de hace dos años: pues los fondos no se tocaron y se evitó una presión inflacionaria.
Según relatan en la Cámara, tras esa derrota, Jiles encaró al ministro de Hacienda y le juramentó que “me voy a joder tu reforma tributaria”.
Meses después la periodista tomaría su revancha.
Según relató el año pasado la entonces ministra Uriarte, Jiles se había comprometido a votar a favor de la tributaria el día anterior, no obstante, esa versión ha sido negada por la parlamentaria.
Lo cierto es que la mañana del 8 de marzo las señales de Jiles más bien apuntaban en sentido contrario. La diputada caminaba sonriente por los pasillos de la Cámara, comentando al paso que “al parecer” se iba a caer la reforma.
Otra prueba más evidente de que Jiles ya estaba embarcada en propinarle una derrota a La Moneda, era que su pareja y asesor ad honorem, Pablo Maltés, participaba de los cabildeos y estaba llevando la cuenta de los votos en contra, junto a los coordinadores legislativos de la oposición.
El aporte de Ávila. Sorpresivamente, en aquella jornada se sumó otra variable. También se ausentaron de la sala las diputadas Viviana Delgado y Mónica Arce, que junto a Jiles y el ecologista Félix González formaban parte del mismo comité en ese tiempo.
El día anterior en la tarde, el 7 de marzo, en una historia que fue ampliamente difundida, el ministro de Educación Marco Antonio Ávila (RD) había protagonizado un altercado con la diputada Delgado, por un conflicto medioambiental que afectaba a un colegio en Maipú.
Según algunas versiones, Ávila reaccionó en forma brusca y dejó llorando a Delgado, quien luego sufrió una descompensación. Ese día, en la víspera de la votación, Uriarte ya estaba iniciando su regreso a Santiago y se topó con Delgado llorando en el baño de mujeres de la Cámara.
Producto del episodio, el diputado Félix González, quien era el jefe de esta desaparecida bancada, anunció que cortaría relaciones con el gobierno, lo que tuvo efectos concretos en el desenlace de la reforma tributaria.
Al abrirse la votación, que se realizó justo a la hora del almuerzo, tras un breve receso, Delgado y Arce tomaron la decisión de quedarse en el comedor de la bancada. Uriarte desesperada llamó por teléfono a las dos legisladoras, que eran parte del conteo de votos a favor.
La ministra Segpres habló con una de ellas y también llamó a González, quien, a raíz del episodio del día anterior, le recordó que habían cortado relaciones con La Moneda y no hizo gestiones para persuadir a sus colegas.
Pese a ello, el legislador ecologista fue el único de su bancada que llegó a votar a favor.
La ausencia de Delgado y Arce, quienes acumulaban una seguidilla de disgustos por el trato del oficialismo, fue decisiva.
Si bien quedó la impresión de que Jiles las convenció de no votar, en este caso ella no habría sido incidente. Arce y Delgado simplemente optaron por quedarse en el comedor. Ambas después reconocieron que habían cometido un error.
El apuro a Jouannet. El diputado Andrés Jouannet (actual presidente de Amarillos) fue otro voto perdido ese día.
A la hora de la votación, el legislador por La Araucanía estaba dando declaraciones a la prensa y llegó repentinamente un asesor de la Segpres para buscarlo y apurarlo para que entrara a la sala.
Según una versión, Jouannet, quien sentía que Marcel no había acogido sus demandas, no quería votar ese día. Sin embargo, en Amarillos sostienen que en realidad iba a votar en contra, pero que tras las gestiones del Ejecutivo se abstuvo, lo que en la práctica era lo mismo que rechazar la tributaria.
El problema es que ninguna de esas alternativas favorecía a La Moneda. Incluso hubiera sido mejor para los intereses gubernamentales que no hubiera entrado a la sala, pero en esos instantes en el gobierno ya habían perdido el control de los votos y no sabían que el parlamentario de Amarillos no iba a estar con la reforma.
Al igual que Delgado y Arce, Jouannet también fue uno de los votos decisivos ese día. Si hubieran dado vuelta su abstención por un voto a favor, la reforma se hubiera aprobado.
En el caso de los actuales diputados de Demócratas (Miguel Ángel Calisto, Joanna Pérez y Jorge Saffirio), el factor fue otro. Si bien había dudas con su votación, había una esperanza en el gobierno de convencerlos.
Sin embargo, una repentina visita a la sala de la Cámara esa mañana de la senadora y presidenta de Demócratas, Ximena Rincón, sepultó las chances del Ejecutivo. Según la interpretación que quedó en La Moneda y el oficialismo, Rincón los persuadió para que rechazaran la idea de legislar.
Día de la Mujer. Además de la intervención de terceros y errores en el cálculo de los votos, en la derrota del Ejecutivo influyeron otras malas decisiones.
Antes del receso legislativo de ese año, Marcel ya tenía un plan. Su apuesta era pasar raspando la aprobación en la Cámara y hacer el esfuerzo de negociación en el Senado, por lo que se guardó varias cartas para ofrecer a la derecha.
Para ello, el ministro realizó un barrido antes de las vacaciones y se confió en que regresaría en marzo con los mismos compromisos adquiridos por los diputados en enero. En todo caso, en el gobierno precisan que la Segpres advirtió a Hacienda que los votos no estaban completamente asegurados.
Pese a ello, la decisión del comité político de La Moneda fue apurar la votación dejándola para el día 8 de marzo, justo el Día Internacional de la Mujer.
Esa coincidencia de fechas molestó a las diputadas feministas, pues la eventual aprobación de la reforma iba a opacar una jornada que era un hito por sí mismas: era el primer 8 de marzo de la administración de Gabriel Boric.
La Cámara, por su parte, retrasó el regreso del trabajo legislativo para la segunda semana de marzo, por lo que los ministros llegaron de golpe a votar la reforma tributaria sin poder hacer una debida actualización de las conversaciones.
Para empeorar el cuadro, La Moneda organizó una ceremonia por el Día de la Mujer ese miércoles 8 en la mañana, por lo que los ministros del comité político llegaron tarde al Congreso, cerca de las 11 horas, lo que achicó aún más el margen para anticiparse y tratar de vuelta un escenario adverso.