Seguridad y defensa

EDUCACIÓN MILITAR: EL NUEVO FRENTE QUE COMPLICA LA RELACIÓN GOBIERNO – FF. AA.

EDUCACIÓN MILITAR: EL NUEVO FRENTE QUE COMPLICA LA RELACIÓN GOBIERNO – FF. AA.

Matías Bakit y Juan Pablo Guzmán

El Mercurio, Reportajes, 09/10/2022

“Pasamos de estado de emergencia a estado de shock”. Así recuerda un integrante de las Fuerzas Armadas la sensación que hubo, tanto entre los funcionarios activos como entre los retirados, cuando se supo, el 1 de febrero de este año, que el nuevo subsecretario de FF. AA. sería el ingeniero académico y profesor comunista Galo Eidelstein.

Conocido por ser exvicerector de Finanzas de la Universidad Arcis en el período de la crisis económica del establecimiento, tenía un conocimiento previo del área defensa, pues fue el primer militante comunista en cursar el Magíster de Seguridad y Defensa en la Anepe, entre 2000 y 2002, donde se graduó con calificación máxima, con la tesis “Estrategia total, una visión crítica”.

Congregaba una mezcla de ideologías e interés en el área que en las fuerzas armadas veían con temor. No pocos auguraban que tendría ganas de “hacer cambios”.

Según altas fuentes consultadas por Reportajes, estos temores se vieron refrendados desde los primeros días del nuevo gobierno, cuando en las reuniones de saludo y presentación, centró sus preguntas a los comandantes en jefes en la educación, un ámbito especialmente sensible para el mundo militar.

Luego, la confianza disminuyó aún más cuando se supo de la salida de 72 funcionarios de la subsecretaría, que fueron reemplazados solo por civiles. Entre ellos, según constató “El Líbero” en mayo pasado, 10 militantes del PC.

Pero lo que hizo que todas las alertas saltaran ocurrió en julio y septiembre, meses en los que el subsecretario firmó dos documentos que, de acuerdo con fuentes relacionadas con el mundo militar, apuntarían a lograr una mayor influencia en el llamado “corazón” de la carrera castrense: precisamente, la educación.

Es un tema que inquieta a muchos, incluidos los comandantes en jefe.

La resolución de la polémica. Era casi agosto de este año cunado los comandantes en jefe de las tres ramas de las fuerzas armadas se enteraron de un resolución exenta, emitida el 20 de julio por el subsecretario Eidelstein, en la que se modificaba el funcionamiento de la Unidad de Educación Militar, dependiente de la cartera.

Un departamento que, según consta en sus objetivos específicos -mencionados en el documento- busca, entre otras cosas, “proponer al subsecretario para las Fuerzas Armadas directrices educativas para las instituciones de educación de las Fuerzas Armadas”; “Realizar estudios en materias de educación militar, que contribuyan a la toma de decisiones y generación de directrices” y “apoyar el desarrollo de la Política Militar en lo que respecta a la Política de Educación Militar”.

No es todo.

En septiembre, se prendieron las alarmas entre los comandantes en jefe. Había llegado una solicitud, desde la Subsecretaría de Fuerzas Armadas, para pedir que le enviaran el listado de profesores, los planes de estudio y la bibliografía de las instituciones educativas de las ramas, al nuevo encargado comunista de la Unidad de Educación Militar. Algo que muchos desde este mundo, ven como un primer paso del gobierno para aumentar su influencia en los organismos castrenses.

Pocos meses después, como complemento a esa resolución, llegaría otra que generó aún más preocupación en las FF. AA.: una solicitud formal de información a cada institución.

La subsecretaría pedía el listado de profesores de las escuelas matrices, junto a sus currículums y situación contractual; los planes de estudio de cada asignatura que se imparte en las escuelas de oficiales y suboficiales y la bibliografía existente en las bibliotecas de estas.

Para nadie pasó inadvertido que se especificaba que los documentos se le debían entregar directamente, vía digital a otro militante comunista, el nuevo encargado de la Unidad de Educación Militar, Ernesto Uribe Cifuentes, profesor, con títulos en la USACH y la Universidad de Playa Ancha, y que trabajó entre 2015 y 2018 en el ministerio de Desarrollo Social dirigido por Marcos Barraza, exconvencional y también destacado dirigente del PC.

Tras esto, en las fuerzas armadas hubo reuniones. Y consultas. Incluso, ante la preocupación “totalmente compartida” de los comandantes en jefe. Se le hizo saber al “poder político” de la molestia e inquietud.

En concreto, según un entendido en el tema, se teme que en la resolución haya un intento de “integrar contenido político e ideológico” a las mallas, con el objetivo de tener “mas control sobre la formación, a largo plazo.

Si bien esta intención es negada por el subsecretario Eidelstein, lo cierto la confianza no abunda entre Apruebo Dignidad y las fuerzas armadas. Algo que en este último mundo refrendan al recordar lo que dice el programa e gobierno del presidente Boric al respecto. “Los proyectos educativos institucionales y sus respectivos planes curriculares deben ser autorizados por el ministerio de Defensa en consulta con el ministerio de Educación y deberá incorporar una perspectiva de género y de DD. HH. dando base a un perfil de egreso básico y común”.

Igualmente, otro punto que genera interrogantes es que la citada unidad existe desde 2017, creada en la segunda administración de Michelle Bachelet. Algo que hace preguntarse a algunos ¿Por qué la modifican ahora?

Unidad ¿Técnica o política. “Cuando me nombraron subsecretaria, yo di impulso a esta unidad dependiente de mi gabinete, para revisar políticas institucionales, fundamentalmente el tema de los Derechos Humanos”, recuerda la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, quién en 2027, cuando era subsecretaria, fue la encargada de crear la unidad de Educación militar. Agrega que las organizaciones educativas castrenses “no tenían políticas educativas en DD. HH. Ni género. Por eso, hicimos el trabajo de levantar toda la información, de trabajar con las divisiones de educación y modificar los planes de estdio”.

Fuentes conocedoras del funcionamiento de los departamentos educacionales del mundo militar cuentan que en aquella época la intención ya generó algo de “molestia”. Sin embargo, en ese momento, la buena relación entre el gobierno y los militares logró moderarla.

Más aún, muchos especialistas en el tema recuerdan que el departamento en cuestión “solo tenía competencias técnicas”, o de “coordinación entre las Fuerzas Armadas, Defensa y otros ministerios”. Algo que se mantuvo e incluso se moderó aún más, en la administración Piñera.

Es precisamente por eso que hoy “llama la atención e inquieta” que haya una intención de modificar su funcionamiento. “¿Por qué cambiar lo que funciona bien?”, se pregunta un oficial en retiro.

Otra fuente especifica que “el gobierno puede tener un rol coordinador, sugerir, conversar sobre nuestra educación, pero no ordenar. Esto debido a la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, que dice específicamente, en su artículo 18, que la formación y perfeccionamiento del personal de planta de las Fuerzas Armadas será impartida por las propias instituciones de acuerdo con sus propios planes y programas de estudio”.

Sin embargo, otros advierten que “esto podría ser el primer paso” para cumplir otra de las promesas de gobierno. Precisamente, modificar la citada Ley Orgánica.

Es algo que en el mundo político también preocupa.

Para el diputado integrante de la comisión de Defensa Miguel Becker, “el trabajo que implica la elaboración de la educación militar responde a un nivel muy técnico y altamente especializado. ¿Con qué conocimiento y finalidad quieren revisarlo”?

En esta línea, el presidente de la misma comisión, Andrés Jouannet, ve la situación con cautela. “Esto de meterse en los cambios curriculares de las FF. AA. no contribuye, dado el problema de gobernabilidad que tenemos”. En contraste, su par en el Senado Francisco Huenchumilla no ve problema alguno. “La educación tiene que estar actualizándose conforme al mundo que cambia, y se han producido en el mundo muchos cambios, por lo cual es necesario contar con fuerzas armadas moderna”, expresa.

Mientras, el exministro de Defensa Jorge Burgos opina que “si bien no tengo elementos para decir que se quiere ideologizar a las FF. AA., siempre hay que estar atentos, porque son una institución que requiere de mucho cuidado en su funcionamiento para que no se vean afectadas por doctrinas ultraizquierdistas o ultraderechistas”.

Es este último el tema que mas preocupa al mundo militar. Y si bien el subsecretario Eidelstein ha intentado generar lazos y desmentir posibles “intenciones ideológicas”, la desconfianza esta sembrada. Y el frente de conflicto, totalmente desarrollado.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

RECHAZO Y RESACA. LA GUERRILLA INTERPRETATIVA

RECHAZO Y RESACA. LA GUERRILLA INTERPRETATIVA

Mauro Salazar J., Observatorio de Comunicación, Crítica y Sociedad (OBCS) de la Universidad de la Frontera

Interferencia, 09/10/2022

“A nuestros pastores

a esos lacayos de la pluma”.

A treinta días de la derrota que se abrió el 04 de septiembre, las fuerzas constituyentes deben abandonar definitivamente la ‘fantasía popular’ (resabios del pueblo redentor) para explicar la ‘derrota estructural’ bajo la arremetida portaliana (realismo socialista, gobernabilidad, expertos del mainstream) y el estallido hacia la derecha (golpe blando).

Sin desmerecer el cross electoral y la victoria del Tik Tok, con sus enjambres digitales, ello no implica ocultar el déficit pedagógico de los ‘identitarios’ (plurinacionalidad, ecofeminismo, ecologismo) que el polo transformador abrazó bajo la ‘rabia erotizada’ del octubrismo.

Según las vocerías del nuevo progresismo, se habría impuesto el Rechazo en virtud de una abundancia de fake news, vigilancias algorítmicas y los ‘clasismos cognitivos’ de los periodistas de Vitacura.

La derrota estructural también ha sido reducida a un ‘revés electoral’, sin dimensionar la descomposición estructural de las izquierdas, los fascismos digitales de los Parisi, la irrupción del Partido de la Gente, la pastoral evangélica de Republicanos, ni menos el refortalecimiento del bolsonarismo en Brasil tras las últimas elecciones.

Sin desmerecer el cross electoral y la victoria del Tik Tok, con sus enjambres digitales, ello no implica ocultar el déficit pedagógico de los ‘identitarismos’ (plurinacionalidad, ecofeminismo, ecologismo) que el polo transformador abrazó bajo la ‘rabia erotizada’ del octubrismo

Tampoco se establecen distinciones entre pueblos plurales-discordantes (categoría política) y pueblos postpopulares, o bien, una demografía sociológica de consumos culturales que aún anuda modernización, redes digitales y una subjetividad neoliberal cuyo reciclaje no reconoce en su cotidianidad el paradero de los ‘aclamados’ derechos sociales.

Las fronteras de sentido del mundo popular (distopía, protesta o acceso a los servicios) han mutado en sus múltiples alcances y filiaciones, y aún perviven como la gran ‘economía cultural’ de la modernización pinochetista; hegemonía cultural que devela la distopía del mundo popular bajo la política de ‘los 30 años’.

Lejos de la ‘tesis catolicista’ de Gabriel Salazar sobre un desencuentro entre izquierdas y mundo popular para explicar el desajuste con la ‘lógica partidaria’, cabría admitir la aplastante derrota de una hegemonía cultural y evitar el ‘optimismo mirista’.

En horas de resaca, purga y expiación entre los convencionalistas, Fernando Atria, a propósito de su contribución en La Constitución tramposa (LOM, 2013), ha elaborado la respuesta más razonada en materia de desinformación.

Luego de dar una serie de escenarios, precisiones y razonamientos muy pedagógicos en materias de fake news, Atria concluye, a modo de una autocrítica política, que la eficiencia de la comunicación política del Rechazo -al menos por esta vez- se sirvió de una comunidad (desciudadanía) para votar contra el nuevo texto constitucional alcanzando una cifra insólita en virtud de la actitud napoleónica de la Convención (su autoproclamada supremacía moral).

Más allá de la vocación institucional, y evitando los purismos de lo público, Atria -por sobre la crítica de salón- ha establecido los juicios empíricos más certeros respecto a la ‘derrota estructural’.

Lo anterior, sin el menor ánimo de subestimar las estratagemas de la derecha y sus ‘sirvientes semióticos’, soldados de Copesa y la derecha popular. Con todo, los sesgos populares -inducidos, o no- contra la ‘razón política’ han exaltado la necesidad de ‘expertos indiferentes’ a nombre de la politología dócil y la ‘matemática conductual’. Un triunfo de las métricas y el positivismo lógico.

Es primordial revisar la tesis del ‘helicóptero arrojando dólares’ para comprar ‘plebiscitos infinitos’, sin desmerecer la grosera inversión del ‘oligarquismo constituyente’ en ‘bancos de datos’.

En suma, el temor inducido existió como una tecnología de los miedos para someter cuerpos, minorías y potencias populares. Pero conectar de bruces tal cuestión con la ‘bella mentira’ es una analogía ‘veloz’ para retratar la ‘orfandad hermenéutica’, la carencia imaginal y la regresión positivista de los progresismos de turno, especialmente situados en la demografía del Frente Amplio.

El vacío de disputa hegemónica del gobierno y las fuerzas transformadoras abundó en la ausencia de narrativas, metáforas y pasiones, para contrarrestar las ‘tecnologías organizacionales’ en plena intensificación del ‘capitalismo académico’ (epistemes y cogniciones positivistas del orden).

El vacío de disputa hegemónica del gobierno y las fuerzas transformadoras abundó en la ausencia de narrativas, metáforas y pasiones, para contrarrestar las “tecnologías organizacionales” en plena intensificación del ‘capitalismo académico’.

La comunicación corporativa, y su pastoral publicitaria retratada en el Partido Republicano, amerita una discusión sustancial que se extiende hasta las economías del conocimiento que la industria de la conductas y preferencias instalaron (algoritmo) como ‘ley de bronce’.

Con todo, el guion de la conspiración cifrada en las estadísticas coludidas, el boicot ante el SERVEL, la manipulación de rasgos conservadores de la población, el inmigrante pagado, el vitriól de las redes sociales, no gozan de una pericia explicativa para zanjar las aristas del Rechazo.

Ni que hablar de una izquierda antineoliberal que bajo la ‘latencia insurreccional’ no puede explicar las causas de su derrota (premisas, dogmas o interpelar sus ‘leyes de bronce’).

En plena teología plebiscitaria, la izquierda chilena invocó reactivamente el manual de Steve Bannon (exasesor de Donald Trump), el pinochetismo enfermizo, la contrainteligencia, el fascismo capilar, y la ignorancia del ‘pueblo tonto’, sin interrogar el modo de hacer política de ‘los 30 años’ que no pudieron ser desalojados por la ‘vía de los torniquetes’.

Otras voces recusaron el golpismo congresal que, solazado en la razón gubernamental (15N, 2019), centrado en El Acuerdo por la Paz, habría obstruido las energías de ‘pueblos asimétricos’, mediáticos, huérfanos, o bien, postpopulares, feministas, obligando a Gabriel Boric-Font, y sus aliados de la clase política, a garantizar la distopía de los cuerpos, potencias y movimientos de calle mediante un acuerdo tan indeseable, como necesario.

En suma, la izquierda no ofrece una ‘gubernamentalidad alternativa’ -no emplaza el autoritarismo consentido el 04 de septiembre- y deviene en una ‘máquina de administración’ de las subjetividades autoritarias, descartando de facto la lenta construcción de un proyecto alternativo.

No es que estemos frente a una fatídica restitución oligárquica, sino que no existe una más allá de la compleja restauración neoconservadora.

No es solamente un dantesco proceso de derechización (aunque ello es ciertamente alevoso), sino que estamos frente a la descomposición normativa, y la ausencia de una lectura prolija de los segmentos en sus afanes modernizantes. De allí que la izquierda quede petrificada bajo los heraldos del ‘progresismo’ y diluida en el horizonte neoliberal de una ‘democracia menor’, sin interpelar las formas y mecanismos de la política de ‘los 30 años’.

Lejos del dato laxo, el Quinto Retiro –origen de la tragedia- surtió efectos nefastos en tres registros. De un lado, la ausencia de indulgencia ante las necesidades fácticas de la ciudadanía carenciada y la nula vinculación político-imaginal (epistemicidio) con la cadena de la sobrevivencia. De otro, el vacío de mediaciones entre el polo institucional y el campo social/popular para movilizar pasiones democráticas. Por último, el silencio argumental sobre un debate en materias de desarrollo y capital humano requería enfrentar la ‘gramática cientificista’ del ‘experto organizacional’ (capitalismo académico).

La derrota de la Convención Constitucional mediante el Rechazo, no se debe agotar en el campo de la ideología primaria (noticias falsas o falsa consciencia), sino en el modo en que el neoliberalismo establece un medio de integración, desplegando procesos de subjetivación autoritaria y una seducción discursiva del relato punitivo.

No es casual que bajo este contexto el director de CADEM, Roberto Izikson, sostuviera despóticamente -cual programa de computabilidad- que el triunfo del Rechazo estaba cerrado en el mes de abril (2022), cuando la ‘soberanía managerial’ prescindía del Quinto Retiro’, subestimando el campo de ‘los rechazos’, agravando el desgaste representacional.

El ‘clima hiperbólico’ -el ‘fetiche de la calle’ y los ‘narcisismos críticos’– fueron la deriva de algunas potencias utópicas, sin indagar en la posibilidad de pueblos post/populares, de tipo neoliberal (2019), que anularon los contratos de sentido con la representación gubernamental, y que tiene potenciales nexos con el campo del Rechazo a la hora de recusar la racionalidad abusiva de las instituciones.

Un bloqueo estructural que las izquierdas deben interrogar en su alcance hermenéutico para descifrar sociabilidades perceptivas y las rupturas fenoménicas con la razón partidaria-institucional. Tal fue el caso de la Revuelta posthegemónica del año 2019 y su rechazo contra la racionalidad abusiva de las instituciones.

Adicionalmente, ello rodeó al organismo convencional; su (in)comunicación inicial, a poco andar corregida, y la ausencia de prácticas pedagógicas, más allá de algunos esfuerzos notables hacia el mundo popular, agravaron una cotidianidad agobiada por la ‘guerrilla de precios’ y la ‘olla flaca’.

La dramaturgia doméstica de algunos convencionalistas (los usos y abusos mediáticos de Rodrigo Rojas Vade por parte de la contra campaña derechista); los rituales monumentales y despreciativos hacia los símbolos de la comunidad nacional, so pena de su conservadurismo ancestral y retrógrado.

Todo redundó, concitando a Atria, no sólo en problema de gestión y coordinación, sino “en un escrito para una asamblea de estudiantes” (La Casa de los Comunes).

El rechazo del Rechazo, con su ausencia de ‘magnanimidad’, hacia las opiniones difusas y la denigración de las corrientes del polo social demócrata, incluyendo aquella demografía de inspiración probadamente neoliberal, mediante la agitación discursiva distópica, soslayó los aprendizajes de la teoría (post)hegemónica, desahuciando la ‘guerra de posiciones’ en favor de la ‘comisión de expertos’ y sus economías positivistas del conocimiento.

Luego del lirismo, las cosas fluyeron meritoriamente, con aportes innegables y plazos bien logrados, pero las cartas estaban echadas y la relación entre Convención y Apruebo Dignidad derramó un ambiente incontrolable.

En suma, la derrota de la Convención Constitucional mediante el Rechazo, no se debe agotar en el campo de la ideología primaria (noticias falsas o falsa consciencia), sino en el modo en que el neoliberalismo establece un medio de integración, desplegando procesos de subjetivación autoritaria y una seducción discursiva del relato punitivo, a saber, el orden que echa las bases para el desembarco de José Antonio Kast en tres años más.

En vez de aparecer como una cruzada vigorosa, el texto soberano devino en un ofrecimiento bullicioso ante la vida cotidiana de una ciudadanía esquilmada en sus ‘modos de existencia’ y fuertemente tributaria de la concentración cognitiva de la hiper industria cultural.

Y sí, nuevamente, sobre tal base, la comunicación corporativa no vaciló en viralizar descoordinaciones, agravar la trivialización de los símbolos del feminismo sin cuestión social, las guerrillas identitarias. Todo en medio de una Convención inédita en la historia de Chile.

Ello ha dado paso para que nuestro ‘ensayismo oligárquico’ y sus ‘halcones’ celebren un país que rechazó el caos constituyente, a lo largo de todas sus regiones sin excepción y de más de un 90 % de las comunas. Un texto que, según Amarillos por Chile, en vez de expresar acuerdos transversales, resume un “espíritu refundacional y maximalista”. Tras este ‘excepcionalismo mediático’, las marginalidades líquidas padecieron los sobresueldos de asesores y jefes de gabinete de Apruebo Dignidad, que la derecha supo gestionar mediante sus editores, haciendo que la ciudadanía no sólo apuntará al 1 % (superricos) que absorbe el 40 % de ingreso nacional, sino a un ‘progresismo de boutique’ (mesocracia de la reforma).

El texto que primó -de modo implícito o explícito- entre las vanguardias cognitivas del Apruebo y que animó también al núcleo de la Convención Constitucional, mantuvo relaciones oscilantes con la revuelta del 18-O (2019), develando una distorsionada ‘visión express’ del proceso político.

Aquí se impuso la idea de que los procesos pueden ser modificados (ex nihilo) por la potencia de los derechos sociales como ‘leyes de bronce’, sin tener que pasar por el duro camino de los ‘ires y venires’‘surfeando’ los complejos eslabones de la articulación, la inercia de las burocracias, la tenacidad de las elites, las opacas e infinitas resistencias de las infraestructuras del poder, la distinción y la cultura.

Tal visión contribuyó también al reimpulso de los expertos y sus filiaciones corporativas que han recusado la travesía transformada de Apruebo Dignidad. Ello ayudó a exacerbar ‘pasiones tristes’ que se expresaron en la cancelación del tiempo imaginal. Y no a dudar, nuevamente ello conminó a los demonios del capital con todo su poderío incidental, pastoral, corporativo, pero en ningún caso al revés.

El texto octubrista y su estrategia de ruptura y despliegue destituyente contra la mitología del ‘mainstream modernizador’ pierde su fuerza destituyente ante los barrotes de los socialistas. Ciertamente, la rabia erotizada estuvo tras el jaque a la gobernabilidad en los días de octubre (2019), cuando movilizó la consigna de la renuncia presidencial y empujó una asamblea popular, inédita y excepcional para la historia de Chile.

El controvertido acuerdo del 15-N inauguró el cauce institucional hacia una nueva carta fundamental a través de la Convención Constitucional que la derecha miró con terror de alta mar una vez que obtuvo el 20 % de los votos.

Al comienzo se intentó desbordar esotéricamente este organismo desde una mayoría bien ganada, que se debía a un orden reglado con las minorías, pero que agudizaba las furias reaccionarias de nuestros pastores. Luego del lirismo, las cosas fluyeron meritoriamente, con aportes innegables y plazos bien logrados, pero las cartas estaban echadas y la relación entre Convención y Apruebo Dignidad derramó un ambiente incontrolable.

Por fin se usó el ‘octubrismo express’ (necesario de suscribir por su riqueza crítica para impugnar la lengua oficial de la política, aunque no siempre interrogada en su economía política) como un recurso para disuadir el voto del Rechazo.

Desde marzo (2022) el ‘gobierno transformador’ ha padecido de creación política, narrativas, convicción, disputa hegemónica, metaforización e interacción con el mundo popular. Pero más allá de eso ha debido sucumbir a la nueva ‘máquina de comando’ de la órbita concertacionista.

La derrota fue eminentemente política y se expresó en el ‘bicameralismo psicológico’ del oficialismo que agravó las condiciones de la Convención y exaltó debilidades ante los discursos elitarios de la técnica (industria de las estadísticas y elencos concertacionistas adoctrinados en las magnitudes de la política pública).

Desde marzo (2022) el ‘gobierno transformador’ ha padecido de creación política, narrativas, convicción, disputa hegemónica, metaforización e interacción con el mundo popular. Pero más allá de eso ha debido sucumbir a la nueva ‘máquina de comando’ de la órbita concertacionista.

En los últimos días, asesores de palacio y jefes de gabinete concitan a los expertos de los think tank y a la vieja gobernabilidad cifrada en parámetros de crecimiento reverbera en sus credenciales tecnicistas, aprobando la capacidad de inversión del TPP-11.

El asalto de la postconcertación, y sus empleados cognitivos, de especial fuerza en el caso del Partido Socialista, ya es un hecho consumado y prolifera un nuevo coro que refuerza la ‘soberanía managerial’ – ‘epistemología del despojo’ con un poder de la exConcertación que abonó la derrota del 38%.

Con todo, el proceso de los barones concertacionistas obra como la mayordomía del nuevo pacto constitucional. Pero ello ocurrirá bajo el dictum de las métricas y una nueva división del cuerpo social consumando un nuevo ‘pacto juristocrático’ (2021).

Quién sabe, quizá, en la larga duración, el 04 de septiembre abrió una ‘gradiente positivista’ que perpetuará la fragilidad institucional de humanidades moribundas. Contra todos los errores, la Convención -sostiene Atria- nos permitió “abrir una visión constituyente” (¿continuidad o dispersión?) que al menos nos saca del grado cero del Estado Subsidiario.

La mixtura del caso chileno puede ser retratada bajo un nuevo experimento entre la intensificación de la violencia fáctica del capital y un Estado con atribuciones más activas que el armatoste pinochetista.

En medio del descalabro, no sabemos si habrá rosas o gladiolos de cara a una nueva celebración del 18 de octubre (18-0).

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones consideradas en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Columna de Opinión

UN TRISTE ESPECTÁCULO EDUCACIONAL

UN TRISTE ESPECTÁCULO EDUCACIONAL

El Mercurio, Editorial, 09/10/2022

Los colegios, escuelas y liceos son lugares que ofrecen la oportunidad a niños y adolescentes de cultivar sus talentos, desarrollar su pensamiento crítico, adquirir habilidades y conocimientos, crecer en autoestima y dignidad como personas e incorporarse a la cultura del país que habitan. Nada de esto es posible si irrumpe la violencia.

Es por lo mismo, doblemente inaceptable la indiferencia que por años ha acompañado este fenómeno, particularmente en los liceos emblemáticos.

Esta violencia sigue escalando. Baste mencionar que son alrededor de 70 los ataques con piedras y molotov que, solo durante este año, ha sufrido la División de Ingenieros del Ejército por parte de jóvenes encapuchados que emergen del Internado Nacional Barros Arana. En otros liceos emblemáticos ocurren actos similares.

El jueves pasado, en una reunión de emergencia, se anunció un plan para poder tener la evidencia indispensable de los delitos y así detener a quienes los lideran. No es la primera vez que hay anuncios en ese sentido. Además, los mensajes que se transmiten son confusos. Se habla de ilícitos intolerables, pero rápidamente se declara que involucran demandas legítimas.

En una sociedad democrática no corresponde calificarlas así, si van acompañadas de violencia. Por lo demás, si hay problemas educacionales o de infraestructura corresponde abordarlos, y no anunciar reiteradamente preocupación por ellos.

En todo caso, las cifras iniciales del Presupuesto 2023 no indican una preocupación específica por abordar la violencia escolar (además, hay caídas importantes en los recursos destinados al mejoramiento de la calidad de la educación o al apoyo a la educación pública).

La experiencia de naciones como Canadá, Estados Unidos, Portugal, Reino Unido o Suecia en casos de violencia escolar es muy precisa respecto de las intervenciones requeridas.

Los orígenes del problema no siempre son equivalentes, pero las acciones tienen elementos comunes. Por ejemplo, se requiere rápidamente aislar a los líderes de la violencia y elevarles los costos de sus actuaciones.

El carácter ideológico y antiguas simpatías parecen inhibir a las autoridades de una acción más decidida ante la violencia escolar.

En caso contrario, adquieren un ascendiente que engruesa la fila de los violentistas. Al mismo tiempo, el resto de los estudiantes necesita un acompañamiento especializado y competente para ayudar a contrarrestar esos liderazgos negativos y anular su legitimidad.

Los profesores y colaboradores requieren también de apoyo profesional. Por cierto, hay intervenciones complementarias, que incluyen desde cambios en la infraestructura hasta talleres para recuperar la convivencia.

Las autoridades carecen de una estrategia integral que aprenda de esa experiencia comparada.

El carácter ideológico de los violentistas y la simpatía con el camino de la insurrección popular que prevaleció en algún momento parecen haber actuado como un inhibidor de una acción más decidida.

Mientras, la población sigue con sorpresa, si no indignación, la destrucción de los liceos emblemáticos, símbolos de nuestra historia republicana.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones consideradas en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

Seguridad y defensa

COMPETENCIA NACIONAL DE TANQUES

COMPETENCIA NACIONAL DE TANQUES

Comando de Operaciones Terrestres, Ejército de Chile, 05/10/2022

Luego de tres exigentes jornadas, la tripulación representante de la 2da Brigada Acorazada “Cazadores”, obtuvo el primer lugar de la competencia nacional de tanques 2022, que se llevó a cabo en Antofagasta y que midió las habilidades táctico técnicas de seis tripulaciones de Leopard 2A4, pertenecientes a unidades blindadas del país .

Los flamantes ganadores; puntearon el mayor registro en la sumativa de las pruebas, donde el trabajo en equipo; la precisión; los conocimientos, el manejo del material, la adrenalina y el gran despliegue físico; marcaron la tónica de este singular y exigente certamen institucional.

Junto con felicitar a la tripulación ganadora y a todos los efectivos que participaron de la competencia; el Comandante en Jefe del Ejército de Chile, destacó el nivel de los competidores y el estándar operativo de la 3era Brigada Acorazada “La Concepción”, unidad que organizó y materializó, en su zona jurisdiccional, el evento.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

Seguridad y defensa

DEBATE SOBRE DEFENSA, FUERZAS ARMADAS Y ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL

DEBATE SOBRE DEFENSA, FUERZAS ARMADAS Y ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL

Miguel Navarro Meza

El Mostrador, 05/10/2022

En una reciente columna de opinión publicada en este medio, Eduardo Santos fundamenta su argumentación en una serie de premisas acerca de la Defensa Nacional que resultan, al menos, altamente discutibles y muy posiblemente carentes de efectivo anclaje, por lo que resulta necesario ponderarlas cuidadosamente.

Las premisas esgrimidas por Santos son tres: la pretendida falta de cuestionamiento a los planteamientos que sobre las Fuerzas Armadas contenía la propuesta constitucional rechazada en el plebiscito del 4 de septiembre pasado, permitiría inferir que “cuentan con una amplia aprobación de los chilenos”, lo que habilitaría pasar de ahí a estadios superiores del debate respectivo; en segundo término, argumenta el autor en torno a la existencia de una zona de paz en la región sudamericana y, asociado a esto, una pretendida inmunidad local frente a los riesgos y tendencias de los esquemas globales de seguridad; y, en tercer lugar, plantea la existencia un inaceptable nivel de autonomía militar –que la propuesta constitucional se encargaba de superar– y, por lógica inversa, una incapacidad jurídica de las autoridades políticas de conducir la Defensa y a las Fuerzas Armadas.

Ponderando cada una, se advierte cuán discutibles resultan. Desde luego, y más allá de lo inoficioso que resulta intentar dilucidar cuáles aspectos de la fallida propuesta constitucional pudieron haber contado con aprobación ciudadana pese al rechazo del conjunto, y anclar esta argumentación en una pretendida falta de cuestionamiento público, es un hecho que sí hubo instancias de análisis y debate acerca de lo que el proyecto constituyente planteó sobre la Defensa y las Fuerzas Armadas, solo que no fueron masivas ni de gran connotación mediática.

Por el contrario, fueron reflexiones de alto nivel académico y político, pero desarrolladas en escenarios más especializados.

Ahora bien, una mirada somera a las realidades estratégicas regionales evidencia cuán alejadas están del concepto de zona de paz. Faltan los tres elementos básicos: no hay una identidad común de seguridad, la región carece de una institucionalidad de Seguridad y Defensa y, además, subsisten las agendas de seguridad propias de cada país. La cuestión de la zona de paz debe ser ponderada con extremada precisión conceptual y política, y en esto no caben ni los exitismos ni los apresuramientos, todo lo cual se aplica en la especie a la situación de seguridad de Chile.

Por lo demás, algo similar ocurrió con los planteamientos constituyentes relacionados con la Política Exterior y la diplomacia. Esto, en el fondo, obedeció a que tanto la Política de Defensa como la Política Exterior constituyen lo que Edmonds califica como high politics, es decir, políticas públicas de alto contenido técnico, que deben ser definidas por burocracias expertas y no son susceptibles de decisiones corporativas.

Por otra parte, cuestiones como la plurinacionalidad tenían efectos significativos sobre la Función de Defensa, la estrategia nacional y la seguridad nacional y estos  fueron objeto de debates y cuestionamientos intensos durante todo el proceso.

En consecuencia, en modo alguno puede argumentase que la falta de debates masivos y mediáticos específicos impliquen una aceptación, por parte de la ciudadanía, de los planteamientos sobre Fuerzas Armadas y la Función de Defensa contenidos en el proyecto constitucional.

Tampoco el tema de la zona de paz presenta mucha solidez, como no sea meramente retórica. En el campo de los estudios estratégicos, la aproximación al concepto de zona de paz es difusa.

No existe una descripción ampliamente aceptada del mismo y más bien tiende a identificárselas en torno a iniciativas regionales específicas. Una cuestión central en esto es su institucionalidad.

Una zona de paz requiere de una arquitectura política y diplomática en la cual sustentarse. A falta de esta, se mantendrá solo en el discurso.

De ahí que puedan ser asociadas a las Comunidades de Seguridad, concepto acuñado originalmente por Karl Deutsch y luego reformulado y ampliado por Adler y Barnett. En esta lógica, una zona de paz sería la resultante natural de la existencia de una comunidad de seguridad.

Considerando los diversos elementos y perspectivas sobre el concepto, es posible describir a las comunidades de seguridad como estructuras interestatales en las cuales sus integrantes han asumido en forma permanente el diálogo y la negociación como forma de dirimir sus diferencias y, al mismo tiempo –y esto es de la esencia del concepto–, han descartado el uso de la fuerza entre ellos.

Las comunidades de seguridad descansan, más allá de los instrumentos jurídicos que las crean y sostienen, en elementos fundamentalmente subjetivos, especialmente la existencia de una identidad común de seguridad –es decir, la adopción de prácticas y doctrinas comunes en la materia– ,visiones estratégicas y políticas de Defensa compartidas y, en sus formas más desarrolladas, una ausencia de agendas de seguridad propias, las que se transfieren a la comunidad.

De igual modo, supone que los Estados que las componen hayan descartado real y definitivamente sus hipótesis de conflicto recíprocas y hayan ajustado su planificación militar y desarrollo de fuerzas a esta realidad.

Ahora bien, una mirada somera a las realidades estratégicas regionales evidencia cuán alejadas están del concepto de zona de paz. Faltan los tres elementos básicos: no hay una identidad común de seguridad, la región carece de una institucionalidad de Seguridad y Defensa y, además, subsisten las agendas de seguridad propias de cada país.

La cuestión de la zona de paz debe ser ponderada con extremada precisión conceptual y política, y en esto no caben ni los exitismos ni los apresuramientos, todo lo cual se aplica en la especie a la situación de seguridad de Chile.

Finalmente está el tema de la presunta autonomía militar. También en esto la evidencia muestra un cuadro distinto.

Desde luego, a lo largo de la historia republicana del país, el estamento político ha conducido eficazmente la Función de Defensa y a las Fuerzas Armadas. La mayoría de los 56 ministros de Defensa nombrados entre 1932 y 2022 –excluyendo el régimen militar– han sido civiles (75%).

Esto consolidó una tendencia que se acuñó ya en la segunda mitad del siglo XIX, cuando la generalidad de los ministros de Guerra y Marina fueron civiles, incluyendo, desde luego, los ministros en campaña durante la Guerra del Pacífico. Podría argumentarse y no sin razón, que hasta la promulgación de la Ley Nº 20.424, en 2010, la conducción de la Defensa que podía efectuar el ministerio era más bien nominal.

Sin embargo, los 9 ministros que han ejercido el cargo desde entonces –tres en la primera administración Piñera, dos en la segunda administración Bachelet, tres en la segunda administración Piñera y una en la administración actual– y los 5 subsecretarios de Defensa y 6 subsecretarios para las Fuerzas Armadas que han conducido la Defensa en sede política, han tenido y tienen a su disposición las amplias facultades jurídicas y capacidades materiales que la citada ley franqueó al Ministerio de Defensa y han hecho uso pleno de las mismas.

La aprobación de la Ley Nº 21.174, que reemplazó al Sistema de la Ley del Cobre, el Libro de la Defensa 2017 y la Política de Defensa Nacional 2020, de reciente publicación –que, dicho sea de paso, no tiene nada de “fracasada” como argumenta Eduardo Santos–, dan buena cuenta de esto.

De ello se sigue que, al dotar la Ley Nº 20.424 al Ministerio de Defensa de todas las potestades normativas y materiales para conducir la Defensa en sede política y estratégica, ha puesto la responsabilidad firmemente en el campo de los civiles que han de ocupar los cargos correspondientes, los que, en general, han servido con prudencia, sapiencia y discreción.

Por lo mismo, no cabe hablar de una presunta –o quizás mítica– autonomía militar.

En síntesis, los futuros debates sobre la Defensa, las Fuerzas Armadas, una estrategia nacional de Seguridad y Defensa –aún pendiente– y la institucionalidad superior de la seguridad nacional, deben necesariamente partir de planteamientos realistas y objetivos, carentes de voluntarismos y exitismos, especialmente considerando el deterioro de los esquemas de seguridad internacional, el debilitamiento del multilateralismo y el cuestionamiento a la institucionalidad internacional de seguridad, fenómenos, todos, a los que ni la región ni Chile están ajenos o resultan inmunes a ellos.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

Sede Valp

Los hijos, como los buques. Autor desconocido

                        Los hijos, como los buques

Al mirar un buque en el puerto, imaginamos que está en su lugar más seguro, protegido por un fuerte amarre. Sin embargo, sabemos que ese buque está allí preparándose para zarpar, cumpliendo así con el destino para el cual fue creado, yendo al encuentro de sus propias aventuras y riesgos.

Dependiendo de lo que la fuerza de la naturaleza le reserve en el camino, el buque probablemente tendrá que desviar su ruta, trazar otros rumbos y buscar otros puertos.
Pero retornará fortalecido por el conocimiento adquirido, enriquecido por las diferentes culturas recorridas.
Así, como los barcos, son nuestros HIJOS. Nos tienen a nosotros, sus PADRES, como puerto seguro, hasta que se tornan independientes y se hacen a la mar para surcar los océanos de la vida, corriendo sus propios riesgos y viviendo sus propias aventuras.

El lugar más seguro para el buque, es el puerto, y el de los hijos, sus padres. Pero ni el buque ni los hijos fueron construidos para permanecer anclados en un solo lugar.
Los padres piensan que son el puerto seguro de sus hijos, pero no pueden olvidarse que deben prepararse para navegar mar adentro y encontrar su propio lugar donde se sientan seguros, con la certeza de que más adelante, en otro tiempo, deberán ser un puerto seguro para otros seres (nuestros nietos).

Es cierto que no podemos trazar la ruta de nuestros hijos. Lo que sí podemos hacer es ayudarlos a que lleven un buen equipaje, lleno de humildad, solidaridad, honestidad, disciplina, gratitud y generosidad. Podemos desear su felicidad, pero no ser felices por ellos.

No podemos seguir su travesía, ni ellos descansar en nuestros logros.
Los hijos deben hacerse a la mar desde el puerto donde sus padres llegaron y -como los buques- partir en busca de sus propias conquistas y aventuras con la preparación suficiente para navegar un largo viaje llamado Vida.

¡Cuán difícil es soltar las amarras y dejar zarpar el buque…! Sin embargo, el regalo de amor más grande que puede dar un padre a sus hijos, es la autonomía.
¡Hijos, buen viento y buena mar…!

(Autor desconocido).

Un aporte de nuestro socio Francisco Alomar

Sede Valp

Mes del Mar

             Mes del Mar
A quienes en alguna fría madrugada sobre la mar se reconfortaron con un pan con huevo y cebolla o con café dulce y aguachento.
A quienes aprendieron a guardar y ordenar su uniforme, enseres y equipo en un ropero minúsculo, para que una vez pasada la marejada todo siga en su lugar.
A quienes se sintieron orgullosos por el trabajo realizado, sobre todo cuando se hizo bajo duras condiciones meteorológicas.
A quienes se les puso la «piel de gallina« cuando gritaron con orgullo: ¡SI JURO!.
A quienes pasaron horas, días y semanas vigilando el horizonte y no vieron más que mar o estrellas.
A quienes, intranquilos por el viento o tras sacudirse la tierra con violencia, dejaron a los suyos partieron apresurados a bordo.
A quienes tras llegar a puerto después de haber capeado un temporal, estaban dispuestos a hacerse nuevamente a la mar.
A quienes pasaron largas jornadas y se desvelaron por tener sus sistemas operativos para el momento que se requería.
A quienes sintieron la adrenalina de operar bajo condiciones de riesgo, manteniendo la calma y sabiendo que la satisfacción de hacerlo bien era el único premio y que serían designados responsables ante cualquier fracaso.
A quienes se enteraron por el Comandante de la partida de un ser querido o del nacimiento de un hijo y a los que perdieron fechas importantes cumpliendo con su deber.
A quienes al mirarse al espejo disfrutaron de ese momento al comprobar que su uniforme de trabajo no era de «trabajo» sino de una forma de vida.
A quienes tras días o semanas de navegación al regresar a casa junto a la familia le dijeron: “hueles a buque”.
A quienes se les hincha el pecho escuchando el Himno Nacional y viendo nuestro pabellón subir a lo alto de un mástil.
A quienes la distancia del hogar, el frío, calor, hambre, sueño, cansancio, les enseñó a valorar y disfrutar de las cosas simples de la vida.
A quienes de todo esto aprendieron y reforzaron conceptos como el honor, el respeto, la integridad, el sacrificio, el valor, la disciplina, el compañerismo y tantas otras virtudes más para poder considerarse un hombre de bien.
A quienes sintieron como un «hermano» al camarada que pasó por lo mismo estando a su lado.
A los que se fueron, pero estuvieron ahí con nosotros en los mejores y peores momentos.

A todos mis camaradas de armas… les deseo un muy Feliz Mes del Mar.

Francisco Alomar