Columna de Opinión

INTERVENCIÓN DE LAS FF.AA. EN LA ARAUCANÍA: ¿A QUÉ VAN? por Francisco Orrego

INTERVENCIÓN DE LAS FF.AA. EN LA ARAUCANÍA: ¿A QUÉ VAN? por Francisco Orrego. El Mostrador, 16/06/2022

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

El Estado, a través del Poder Ejecutivo, los manda a cumplir un mandato y luego, el mismo Estado, a través del Poder Judicial, los acusa inmisericordemente, por cumplir con su deber. Así las cosas, esto no va a resultar.

Las complejidades que deja la intervención de las Fuerzas Armadas (FF. AA.) en el control del orden público están a la vista. No olvidemos que las tareas de seguridad pública están reservadas a las policías y que la participación de las FF. AA. en tales funciones ha sido extraordinaria.

Solo ante la ineficacia de las fuerzas policiales en el control de la violencia en La Araucanía, las FF. AA. han sido llamadas a cumplir un rol totalmente ajeno a su mandato y sin tener las herramientas legales adecuadas para ello. Ello evidentemente las expone innecesariamente a toda clase de riesgos.

Veamos un ejemplo reciente.

Resulta sorprendente que el Estado de Chile, a través de su Ejecutivo, solicite prorrogar el Estado de Excepción Constitucional en la zona de La Araucanía, con el propósito de evitar delitos terroristas contra las personas que allí habitan o circulan y, por otro lado, la Corte de Apelaciones de Concepción revoca la decisión del Juez de Garantía de Cañete, decretando arresto preventivo domiciliario total, por representar un peligro para la sociedad, a dos miembros de la Armada de Chile, quienes, en noviembre pasado, durante Estado de Excepción Constitucional de Emergencia decretado para proteger a la población de terroristas, concurrieron a apoyar a carabineros que se encontraban bajo ataque con armas de fuego.

Los infantes de marina fueron recibidos con disparos de armas largas, lo que queda en evidencia por los impactos de balas recibidos en los carros Mowag, razón por la cual, haciendo uso de su legítimo derecho a la defensa, se vieron obligados a utilizar su armamento y dieron muerte a un comunero que ese encontraba en el lugar del ataque.

¿Quién lo entiende?

El Estado, a través del Poder Ejecutivo, los manda a cumplir un mandato y luego, el mismo Estado, a través del Poder Judicial, los acusa inmisericordemente, por cumplir con su deber. Así las cosas, esto no va a resultar.

El Ejecutivo solo quiere dar señales comunicacionales —o pirotécnicas— de estar abordando el conflicto. Pero ello no es suficiente para garantizar una paz exitosa en la zona. Cuesta entenderlo.

Mientras el Estado de Chile no entienda que estamos frente a un conflicto armado interno de baja intensidad, con participación de fuerzas con armamento, entrenadas y logísticamente preparadas, lo que a todas luces requiere aplicación de normas especiales, como el Derecho Internacional Humanitario y la participación de la Justicia Militar (que no se manda sola y depende de la Corte Marcial, integrada en mayoría por ministros civiles y esta, dependiente de la Corte Suprema), la presencia de las FF. AA. en la Macrozona Sur solo servirá para que sigan acusándolas de violar los DD. HH., mientras los terroristas seguirán destruyendo, incendiando y asesinando a civiles.

Ahora será con mayor impunidad y violencia, ya que habrán neutralizado a las FF. AA., al igual como ya lo hicieron con las policías. Basta ver lo ocurrido el viernes pasado en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, con el brutal asesinato del cabo 2° David Florido, quien se inhibió de usar su arma por temor a represalias judiciales.

Si las FF.AA. no pueden hacer nada distinto de lo que pueden hacer las policías, ¿A qué van a La Araucanía?

Seguridad y defensa

CARABINEROS COMPRÓ ARMAS DE ELECTROCHOQUE POR US$125 MIL DURANTE BACHELET II, PERO SU USO FUE DESECHADO LUEGO DE LA REVUELTA DE 2019

CARABINEROS COMPRÓ ARMAS DE ELECTROCHOQUE POR US$125 MIL DURANTE BACHELET II, PERO SU USO FUE DESECHADO LUEGO DE LA REVUELTA DE 2019

Diego Ortiz

Interferencia, 21/03/2022

“Ahora se comenzarán a usar en Chile”, asegura un periodista de Canal 13 mientras de fondo, en la nota, pasan videos de personas recibiendo el impacto de un arma de electrochoque, también conocida como taser.

Acto seguido, en el reportaje televisivo enfocan a funcionarios de Carabineros, vestidos con boinas y chalecos antibalas, probando el arma durante una demostración al equipo del canal.

No disparan sin antes advertir su uso mediante tres gritos secos: “¡Taser! ¡Taser! ¡Taser!”.

Un mes antes del estallido social, medios nacionales dieron cuenta del inminente uso de estas armas en las calles con notas sobre las capacitaciones de Carabineros. Según fuentes al interior de la institución, luego del 18/O, el exsubsecretario Rodrigo Ubilla junto a una facción de la policía se opusieron a su uso; decisión que parecería ser definitiva a 4 años de adquiridas.

“Si ahora usted escucha esta palabra tres veces, es porque se realizará un disparo con el taser”, asegura el periodista en la nota.

Corría el 16 de septiembre de 2019.

Carabineros adquirió un número indefinido de armas de electrochoque marca Taser International por USD $125.000. La compra se realizó en agosto de 2017, a fines del segundo gobierno de Bachelet.

Un mes después, con la llegada de masivas protestas que dieron pie al estallido social, las certezas de Carabineros para el uso de armas de electrochoque se esfumaron. El grito de “¡Taser! ¡Taser! ¡Taser!” no se escuchó aquel 2019 en calles chilenas, y pareciera que definitivamente no se escuchará; sin importar lo ya invertido en este armamento.

Según información obtenida por INTERFERENCIA vía Ley de Transparencia, la institución adquirió un número indefinido de armas de electrochoque marca Taser International por USD $125.000; unos $80 millones y medio de pesos al cambio de la fecha.

La compra se realizó en agosto de 2017, a fines del segundo gobierno de Bachelet.

Empujado por las circunstancias, sería la administración de Piñera la que impediría su entrada en servicio.

Fuentes al interior de Carabineros aseguran que las protestas nacidas el 18 de octubre de 2019 jugaron un importante rol en el inminente uso de armamento de electroshock.

Múltiples y sostenidas denuncias contra Carabineros por violaciones a los derechos humanos durante labores de control de orden público en manifestaciones cambiaron la postura frente a las pistolas Taser ya adquiridas. El exsubsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, es señalado como uno de los principales opositores a su uso.

La brutalidad que conlleva el uso de armas que electrocutan personas habría llevado a Ubilla a oponerse a su entrada en servicio, opinión que, según quienes conocieron el proceso, era compartida por funcionarios de relevancia en Carabineros.

La brutalidad que conlleva el uso de armas de electroshock habría llevado a Ubilla a oponerse a su entrada en servicio, opinión que era compartida por funcionarios de relevancia en Carabineros.

Y es que, a pesar de ser catalogadas como armamento no letal, las armas de electrochoque pueden causar la muerte. Y lo han hecho. Según un informe de Amnistía Internacional presentado el 2012 y replicado por la BBC, 500 personas murieron entre 2001 y 2012 luego de ser impactados por un Taser.

No sólo el armamento puede resultar mortal utilizado con personas que carguen con preexistencias médicas, como problemas cardiacos o epilepsia, sino que el mal uso de estas armas también aumenta su peligrosidad.

Esto último algo relevante y que seguramente tuvo en cuenta el exsubsecretario Ubilla y altos funcionarios de Carabineros a la hora de desechar su uso.

Para ese momento, en pleno estallido social, con miles de denuncias en contra de la entidad policial por brutalidad y violaciones a los DD. HH., el mal uso de armamento para control del orden público era una certeza.

Columna de Opinión

Gerardo Varela: Millennials: Nada nuevo bajo el sol

Gerardo Varela: Millennials: Nada nuevo bajo el sol
El mundo en que vivimos, las reglas que nos rigen y los principios que respetamos recogen miles de años de experiencia y sólo el desconocimiento de la historia nos puede llevar a repetir errores.
Gerardo Varela: Millennials: Nada nuevo bajo el sol
 
No son pocos los jóvenes que, con mucho orgullo y poca humildad, se sienten parte de una epopeya, de una épica refundacional y novedosa que el mundo no ha conocido y que son ellos -cuales redentores– los que nos van a explicar a los más viejos cómo se construye una sociedad más justa. Lamento desilusionar a los jóvenes que han creído esta narrativa, pero la historia muestra que esta película no es nueva, es mala y termina peor. El mundo en que vivimos, las reglas que nos rigen y los principios que respetamos recogen miles de años de experiencia y sólo el desconocimiento de la historia nos puede llevar a repetir errores.
No es nueva la pelea del Legislativo con el Ejecutivo. Ahí está Julio César apuñalado en el Senado y después Roma perdiendo su república y reemplazando a los cónsules elegidos por un emperador hereditario; Carlos I decapitado por el Parlamento inglés después de una guerra civil y siendo reemplazado por un dictador (lord protector); Luis XVI decapitado tras ser depuesto por los Estados Generales franceses para ver reemplazada -previo Terror- una monarquía por un emperador; o los Romanov, abdicando ante la presión de la Duma, terminando la santa madre Rusia cambiando una autocracia retrógrada por una dictadura comunista criminal -previo fusilamiento de la familia real, claro está-; o nuestra propia guerra civil de 1891, que termina con la trágica muerte de Balmaceda y años de desgobierno. La verdad es que, en esta pelea, la historia muestra que todos pierden, especialmente los ciudadanos de a pie.
No es nueva la destrucción de la libertad y la democracia por una ideología igualitaria. La sufrió Atenas a manos de Esparta (terminando con el siglo de Oro Griego). Y tampoco es nueva la frustración de los avances científicos y artísticos por la intolerancia y el desprecio a la razón. La experimentó la Italia renacentista a manos de la Inquisición, que impuso el dogma sobre la ciencia. El costo para el mundo católico fue enorme. La revolución industrial y el despegue económico de Occidente ocurrió en la Europa protestante del norte, y la Europa mediterránea -cuna de nuestra civilización- se quedó atrás por 500 años.
No es nuevo ponerse de acuerdo entre muchos para confiscarle a unos pocos. Los borbones con los jesuitas, Enrique VIII con la iglesia católica, los comunistas rusos con los kulaks, Chávez con la clase media y nosotros ahora con un impuesto al patrimonio. Ejemplos sobran y todos tienen en común hacer de esos países sociedades más pobres y menos felices. Por eso es que las democracias occidentales creamos constituciones y reconocemos derechos anteriores al Estado, para limitar el poder del gobierno, evitar el abuso de las mayorías en contra de las minorías e impedir que la coyuntura transitoria afecte los principios permanentes que organizan un estado.
No es nueva la captura de riqueza por el Estado para distribuirla al capricho de los políticos. Es la historia de Chile después de la crisis del 29. Nos gastamos los ahorros de las pensiones (ahí está el Estadio Nacional para testimoniar), los créditos extranjeros que no pudimos pagar, expropiamos las minas de cobre y los campos, emitimos billetes (expoliando a todos con inflación), expropiamos con impuestos desproporcionados y terminamos requisando las industrias (1970-73) que era lo último que quedaba. Entonces, perdimos la democracia (1973); tuvimos que reconstruir nuestra economía y partir de cero. Nos demoramos 40 años y el ciclo de la vida y el sino de nuestra historia nos vuelve a acosar, como esas películas en que el malo nunca muere; cuando todos querían celebrar vuelve a estirar una mano con la cual nos atrapa.
No es nueva la idea política de crear una narrativa falsa que ayude a un objetivo político. La usaron los nazis después de la Primera Guerra Mundial. Para reconstruir el orgullo alemán, crearon la idea que el ejército no había sido derrotado por los aliados, sino que había sido traicionado por los políticos judíos y bolcheviques. Y que lo que debía hacer el pueblo alemán era tener otra guerra, pero ahora ganarla y para eso debían deshacerse de los traidores. De ahí a terminar con la democracia y robarle todo a los judíos para después matarlos hubo un solo paso. Lo mismo hizo la Cuba de Fidel, inventando la idea del retraso de Cuba y de la supuesta explosión de alfabetización de su país. El año 1960 Cuba era el tercer país mas avanzado de América Latina, con uno de los mejores índices de alfabetización y tenía el mismo ingreso per cápita que España. Hoy, junto con Venezuela, están más cerca de la Edad de Piedra que del siglo XXI. Han sufrido un retroceso enorme comparado con el resto. En lo único que Cuba realmente destaca es en sus servicios de seguridad y el control político de su población. En todo el resto no existe.
No es nuevo el ser generoso con la plata ajena o ser solidario con los bienes de los demás. Ya el famoso socialista George Bernard Shaw decía que cualquier propuesta que consista en quitarle a Pedro para regalarle a Juan contará con el entusiasta apoyo de Juan. Confiscarle plata que ya pagó impuestos a los “ricos” para “redistribuirla” a los camaradas, o transformar nuestros ahorros previsionales en fondos “solidarios” responden a este fenómeno.
No es nuevo usar la violencia con propósitos políticos, y más vieja aún es la existencia de oportunistas que la justifican en una supuesta injusticia terrenal, como si fuera algo nuevo y neoliberal que el mundo sea un lugar duro y difícil en el cual hay que esforzarse por progresar. ¿Y qué le dicen esos apologistas de la violencia a los miles de chilenos que pagan su pasaje de metro en vez de quemarlo, que salen a trabajar en vez de ir traficar, o a estudiar en lugar de marchar? La violencia que sufrimos no es nueva ni es original; la película del Guasón no es chilena y él no se rebela contra las AFP. Ahí está Hobbes para filosofar y ahí están las miles de víctimas de la violencia en la historia para enseñarnos que sin estado de derecho y orden público no hay libertad, igualdad ni progreso posible.
No es nuevo un mundo ecológico sin propiedad privada, en que la gente trabaja por casa y comida y no alienada por dinero, donde no haya consumismo ni comercio. Ahí están los casi 1000 años de Edad Media en Europa (desde el siglo V d.c. hasta el XV d.c), de comunismo económico, vida en comunidades pequeñas, ecología profunda, pobreza y superstición.
No son nuevas las asambleas constituyentes. Lo que sí es relativamente nueva es la idea de hacerlas en regímenes democráticos como Venezuela y con los resultados desastrosos que hemos conocido. Ojalá que la nuestra sea como la de EE.UU., que se rebeló contra la monarquía para construir una sociedad democrática, de derechos personales y de seguridad jurídica que permitió el desarrollo del país más próspero que conozca la historia de la humanidad.
No es nuevo el debate socialismo vs liberalismo y siempre ha sido más atractivo el relato socialista y más efectiva la praxis liberal. Basta comparar la Alemania liberal vs la Inglaterra socialista después de la Segunda Guerra Mundial. Mientras Alemania, derrotada, dividida y destruida por la guerra apostaba por una economía de mercado, Inglaterra, vencedora elegía a un socialista como Primer Ministro (Atlee) y apostaba por estatizar la energía, el transporte, las comunicaciones y un largo etcétera. Resultado: en sólo 25 años Alemania había superado a Inglaterra. Esta última el año 1979 ya era una economía más chica que Italia (también derrotada en la guerra). Tuvo que venir Margaret Thatcher y sus políticas liberales para que el Reino Unido recuperara su desarrollo económico. Lo mismo ocurrió entre China comunista y Japón liberal, post Segunda Guerra. Mientras China apostaba por el comunismo y se sumía en la violencia, la hambruna y el subdesarrollo, Japón apostaba por una democracia liberal y en 35 años pasaba a ser la segunda potencia económica del mundo, superando a China con una población 10 veces mayor. Eso llevó a Deng Xiaoping a abandonar la economía comunista en 1979, visitar EE.UU. y abrazar el capitalismo, transformándola hoy en la potencia del siglo XXI.
No es nuevo inventar mentiras a base de apariencias y medias verdades para esconder realidades políticamente inconvenientes y con las que se justifican injusticias y expropiaciones. Lo vimos en la reforma agraria sesentera: «campos sub explotados por agricultores flojos», cuando en realidad la economía cerrada y el tipo de cambio impedían desarrollar una agricultura de exportación y obligaba a abastecer al reducido mercado local. También en la educación subvencionada: «empresarios mercantilizando la educación y lucrando con platas públicas», despreciando la evidencia que demostraba que ofrecían calidad equivalente al resto; las preferencias de lo padres y la obviedad que el estado contrata todo del tiempo con empresas con fines de lucro. Y ahora estamos viendo el asalto contra las AFP, como si ellas fueran responsables de que la gente no ahorre, trabaje en negro y viva más años. El argumento falaz es que usan la plata para financiar a las grandes empresas, lo cual es una crítica igual de absurda que hacerlo contra una persona por depositar sus ahorros en un banco solvente en vez de prestárselos a un amigo cesante. Y ahora me temo que la próxima serán las aguas.
En las aguas estamos viendo los devaneos para estatizarlas, como si las personas nos fuéramos a quedar sin agua potable por un grupo de acaparadores inescrupulosos que nadie conoce, pero se supone que existen. El consumo de agua para las personas es preferente y el resto de los usos subordinados a él. El agua es de todos los chilenos, pero no es gratis limpiarla, transportarla y distribuirla y todos los chilenos debemos pagar por ella, en función de consumo de cada cual. La distribución del agua es privada y para ello se constituyen derechos de aprovechamiento; así los privados invierten en canales (150 mil kilómetros en Chile), cañerías y tranques para poder usarla. Por eso los canales que permiten llevarla desde un río a un campo para regar sembradíos son privados. Lo mismo que las plantas para clorarla y hacerla potable, o las tuberías para que llegue a su casa para ducharse o las plantas de tratamiento que permiten limpiarla para reutilizarla; todo eso se hace en infraestructura privada. Y por eso debemos impedir que la legislación de aguas destruya un régimen de cooperación público privado que ha sido beneficioso para todos. El agua es la savia que alimenta nuestra economía; la necesita la minería y la agricultura y controlarla sólo le dará poder a unos pocos para que los muchos deban rendirse ante funcionarios o políticos responsables ante nadie.
Algún sabio explicaba que hay tres formas de gastar plata. La primera consiste en gasta plata propia para resolver un problema propio; en tal caso usted se concentra en lograr la mejor relación precio calidad. La segunda clase consiste en gastar plata ajena para solucionar un problema propio, como cuando se usa la plata de la empresa para invitar un cliente a almorzar; lo único que le interesa es la calidad, el precio le da lo mismo, porque otro paga. La tercera y última es la que trata de solucionar un problema ajeno con plata también ajena; en tal caso, lo que a usted le interesa no es ni el precio ni la calidad, sino quedar bien, que lo aplaudan y le agradezcan. El populismo consiste en eso y los políticos lo saben; por eso los malos políticos viven tratando de sacarle poca plata a mucha gente para darle mucha plata a poca gente que los va a apoyar incondicionalmente. Eso se llama clientelismo, lo inventaron los romanos y no nosotros, y en eso consiste la mala política que se evita o al menos limita con una Constitución como la que tenemos, y que por supuesto los malos políticos quieren cambiar.
En nuestro país estamos viendo varios de estos elementos. Una narrativa falsa sobre un país injusto, donde nadie progresa, y donde la superación de la pobreza da lo mismo si existe desigualdad; la destrucción de las instituciones que hacen posible el desarrollo como nuestro sistema de pensiones; el expolio legal a unos pocos para beneficios de los muchos. Esto sólo puede terminar mal, con el estancamiento de la economía, la destrucción de nuestra convivencia social y la pérdida de la democracia.
Lo único novedoso que tuvo Chile se produjo estos último 40 años. Un país que progresaba económicamente, educaba más y mejor a su gente, disminuía la pobreza, mejoraban los indicadores sociales y todo eso ocurría en paz y con una democracia que funcionaba. No era perfecto por supuesto, y mejorarlo era tarea de todos, pero no de la manera que hoy lo están haciendo en el Congreso y que pretenden políticos populistas.
Estamos a tiempo de recapacitar y reversar este círculo vicioso. Rechacemos una nueva constitución (quien tenga propuestas de modificación, que las presente en el Congreso), participemos en la actividad pública dando tiempo o aportando recursos a nuestros partidos políticos, apoyemos a nuestros representantes en el Congreso que tienen coherencia con sus principios; eduquemos a nuestros jóvenes sobre los valores de la democracia, del esfuerzo personal y del emprendimiento privado; rechacemos la violencia; apoyemos a las fuerzas de orden y finalmente votemos por personas que abracen y entiendan lo que significa y requiere una sociedad libre. Sólo así podremos recuperar la senda del progreso y preservar nuestra democracia.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

Carta al Director: Identidad chilena

Carta al Director: Identidad chilena
Nuestra identidad nacional está influenciada por la cultura y lenguaje araucanos, así como lo está por la de los españoles que en el siglo XVI nos trajeron su civilización y por las de los inmigrantes llegados posteriormente de otras latitudes.
Identidad chilena
Señor Director:
Nuestra identidad nacional está influenciada por la cultura y lenguaje araucanos, así como lo está por la de los españoles que en el siglo XVI nos trajeron su civilización y por las de los inmigrantes llegados posteriormente de otras latitudes.
En nuestra patria se ha dado un entrecruzamiento de hombres y de pueblos que han convergido, convivido y compartido una suerte común, lo que ha producido un alto grado de mestizaje y de homogeneidad cultural. La nación chilena la hemos construido entre todos. Somos todos chilenos. No hay razones que justifiquen una discriminación entre chilenos por el origen de sus ancestros: indígenas, europeos, árabes, asiáticos u otros.
Al respecto cabría señalar que el Director Supremo Bernardo O’Higgins, en un decreto firmado el 3 de junio de 1818 bajo el título “Denominación de chilenos”, concluía con la siguiente frase: “entendiéndose que respecto de los indios, no debe hacerse diferencia alguna, sino denominarlos chilenos”.
Atentamente le saluda.
                                                   
Adolfo Paúl Latorre

     Abogado

 

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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Carta al Director: Guerra civil

Carta al Director: Guerra civil
Vistos de manera objetiva los actos terroristas y de violencia vandálica que acompañan a la insurrección revolucionaria en curso y el recrudecimiento de las acciones terroristas ejecutadas por fuerzas paramilitares en las regiones de La Araucanía y del Biobío, es posible afirmar que Chile está inmerso en un ambiente o en un escenario de guerra civil y que está ad portas de un conflicto o enfrentamiento armado entre miembros o bandos de un mismo país.
Guerra civil
Señor Director:
Vistos de manera objetiva los actos terroristas y de violencia vandálica que acompañan a la insurrección revolucionaria en curso y el recrudecimiento de las acciones terroristas ejecutadas por fuerzas paramilitares en las regiones de La Araucanía y del Biobío, es posible afirmar que Chile está inmerso en un ambiente o en un escenario de guerra civil y que está ad portas de un conflicto o enfrentamiento armado entre miembros o bandos de un mismo país.
Aún estamos a tiempo para conjurar esta trágica amenaza. Para ello es condición sine qua non que el Gobierno resguarde el Estado de Derecho y el orden público, para lo cual cuenta con el monopolio de la violencia física legítima —representada por la espada en la tradicional imagen de la justicia—; violencia que, por deber de autoridad, está obligado a aplicar para contener la violencia ilegítima y lograr mediante ella la restitución del orden social exigido por el bien común.
El Estado tiene la obligación de defenderse con todos los medios de los que dispone, aunque para ello sea preciso adoptar medidas de fuerza extremas.
Salus populi suprema lex est —la salvación del pueblo es ley suprema— era el primer principio del Derecho Público Romano. “El que tolera el desorden para evitar la guerra, tendrá primero el desorden y después la guerra” (Maquiavelo).
La historia solo condena a los pueblos que renuncian a defenderse.
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre
Abogado

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Carta al Director: Guerra civil

Carta al Director: Guerra civil
Vistos de manera objetiva los actos terroristas y de violencia vandálica que acompañan a la insurrección revolucionaria en curso y el recrudecimiento de las acciones terroristas ejecutadas por fuerzas paramilitares en las regiones de La Araucanía y del Biobío, es posible afirmar que Chile está inmerso en un ambiente o en un escenario de guerra civil y que está ad portas de un conflicto o enfrentamiento armado entre miembros o bandos de un mismo país.
Guerra civil
Señor Director:
Vistos de manera objetiva los actos terroristas y de violencia vandálica que acompañan a la insurrección revolucionaria en curso y el recrudecimiento de las acciones terroristas ejecutadas por fuerzas paramilitares en las regiones de La Araucanía y del Biobío, es posible afirmar que Chile está inmerso en un ambiente o en un escenario de guerra civil y que está ad portas de un conflicto o enfrentamiento armado entre miembros o bandos de un mismo país.
Aún estamos a tiempo para conjurar esta trágica amenaza. Para ello es condición sine qua non que el Gobierno resguarde el Estado de Derecho y el orden público, para lo cual cuenta con el monopolio de la violencia física legítima —representada por la espada en la tradicional imagen de la justicia—; violencia que, por deber de autoridad, está obligado a aplicar para contener la violencia ilegítima y lograr mediante ella la restitución del orden social exigido por el bien común.
El Estado tiene la obligación de defenderse con todos los medios de los que dispone, aunque para ello sea preciso adoptar medidas de fuerza extremas.
Salus populi suprema lex est —la salvación del pueblo es ley suprema— era el primer principio del Derecho Público Romano. “El que tolera el desorden para evitar la guerra, tendrá primero el desorden y después la guerra” (Maquiavelo).
La historia solo condena a los pueblos que renuncian a defenderse.
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre

      Abogado

 

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Carta al Director: Elementos de la insurrección

Carta al Director: Elementos de la insurrección
Los actos terroristas y de violencia vandálica a lo largo y ancho del territorio nacional son las expresiones más patentes de la insurrección revolucionaria.
Elementos de la insurrección
Señor Director:
Los actos terroristas y de violencia vandálica a lo largo y ancho del territorio nacional son las expresiones más patentes de la insurrección revolucionaria. Sin embargo, hay otros elementos que no son tan evidentes, tales como las acusaciones constitucionales contra el Presidente de la República y ministros de Estado, la tramitación de proyectos de ley presentados por senadores o diputados sobre materias que son de iniciativa legislativa exclusiva del Presidente o el proceso constituyente en curso; proceso que es jurídicamente nulo porque el acto jurídico que le dio origen adolece de un vicio del consentimiento, ya que fue impuesto por la fuerza y producto de un verdadero chantaje, cuando el país estaba invadido por una extrema violencia (amparada por quienes la utilizaban para lograr lo que no obtenían con los votos).
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre

                                                                                     Abogado

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