Columna de Opinión

DOCUMENTO HISTÓRICO

DOCUMENTO HISTÓRICO
Las opiniones vertidas en esta columna de opinión son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.
Este es quizás el documento histórico más importante que ha sido escrito sobre las razones del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y elaborado por un personaje histórico de una catadura moral indiscutible, el ex Presidente de la República don Eduardo Frei Montalva, el cual el día 11 de septiembre de ese año era Presidente del Senado de Chile.
Este es quizás el documento histórico más importante que ha sido escrito sobre las razones del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y elaborado por un personaje histórico de una catadura moral indiscutible, el ex Presidente de la República don Eduardo Frei Montalva, el cual el día 11 de septiembre de ese año era Presidente del Senado de Chile.
Leerlo es un deber ineludible de todo chileno para obtener una información de primera fuente del porqué las FF.AA. y Carabineros de Chile debieron hacerse cargo del gobierno, defenestrando al gobierno marxista de Salvador Allende.
CARTA DE EDUARDO FREI MONTALVA A MARIANO RUMOR,PRESIDENTE DE LA UNIÓN MUNDIAL DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA
Santiago, 8 de Noviembre de 1973
Muy estimado Presidente y amigo:
He creído de mi deber dirigirme a usted, y por su intermedio a la directiva de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana, para que conozcan nuestro pensamiento frente a los hechos ocurridos en Chile y su repercusión exterior.
Tiene también por objeto señalar cómo una propaganda muy concertada y dirigida pretende ensombrecer el nombre de la Democracia Cristiana chilena y en especial el de algunos de sus personeros, sin que hayan faltado quienes le han dado acogida, ignorantes de la verdadera realidad.
La Democracia Cristiana nació en Chile justamente para defender la libertad, el derecho y la democracia. En cuarenta años de existencia este Partido nunca ha tenido una vacilación en la defensa de estos principios y en su combate especialmente contra todas las fuerzas fascistas que en la década del 30 al 40 gozaban de tanto prestigio y se extendían en nuestro hemisferio. Combatimos así a la Falange española, al rexismo belga, al fascismo italiano y el nazismo alemán.
Personalmente di testimonio de ello, al igual que todo nuestro Partido, en libros, artículos y acciones correspondientes.
Fue este Partido el que en 1957 contribuyó a la derogación de la Ley de Defensa de la Democracia que existía en Chile y que colocaba fuera de la ley al Partido Comunista. Por último, llegado este Partido al Gobierno que tuve el honor de presidir, dirigió al país dentro del más pleno respeto a las normas democráticas. Ningún partido político sufrió, no digamos persecución, sino ni la más leve molestia, al igual que en cualquier democracia europea. Y fue nuestro gobierno el que, arrastrando en esos años muchos ataques, reanudó relaciones con Rusia y los demás países socialistas.
Los partidos que se han conducido de esa manera no pueden aceptar de nadie, ni de adversarios ni mucho menos de quienes se dicen amigos, la menor tacha a su limpia trayectoria democrática. Y digo esto, porque para asombro nuestro estamos recibiendo ahora lecciones de democracia de los Partidos Comunistas y aun de quienes en su país ocuparon en el pasado cargos de Ministros en gobiernos dictatoriales.
Esta campaña de desprestigio de la Democracia Cristiana chilena ha sido acompañada por una incesante propaganda nacida en los medios de izquierda marxista y acogida por insignificantes grupos democratacristianos, en el sentido de que la Democracia Cristiana chilena está dividida o a punto de hacerlo, calificando a unos de “derechistas” y a otros de “izquierdistas”. Si con ese criterio se juzgara a cualquiera de los PDC de Europa y América Latina, seguramente éstos aparecerían con mucho mayores señales de división que las que se pueden suponer en Chile, donde el Partido ha dado ejemplo de solidez y unidad en situaciones extremadamente difíciles.
Que existan en algunos puntos diferencias de opinión es natural en partidos democráticos, pero eso no hiere su unidad fundamental. Esta maniobra de descalificación progresiva a unos o a otros, manejada por la prensa marxista o de extrema derecha, consideramos que constituye uno de los mayores peligros para el futuro de la Democracia Cristiana en cada país, si no existe un mínimo de solidaridad y respeto entre los distintos partidos y no caen en la trampa de hacerse eco de tales maniobras.
¿Qué ocurrió en Chile?
Este país ha vivido más de 160 años de democracia prácticamente ininterrumpida. Es de preguntarse, entonces, cuál es la causa y quiénes son los responsables de su quiebre. A nuestro juicio la responsabilidad íntegra de esta situación – y lo decimos sin eufemismo alguno – corresponde al régimen de la Unidad Popular instaurado en el país.
¿En qué basamos esta afirmación?
a) Este régimen fue siempre minoría y nunca quiso reconocerlo. Obtuvo en la elección presidencial el 36 por ciento de los votos. Subió al cincuenta por ciento a los cuatro meses de elegido, en las elecciones municipales, siguiendo una vieja tradición chilena en que el pueblo da su apoyo al gobierno recién elegido. En los comicios parlamentarios del 73 bajó al 43 por ciento, a pesar de haber ejercido una intervención no conocida en la historia de Chile y haber utilizado toda la maquinaria del Estado, enormes recursos financieros y presión sobre las personas y organizaciones, que llegó hasta una violencia desatada que causó varios muertos y numerosos heridos a bala. Por último, quedó comprobado con posterioridad un fraude de por lo menos 4 a 5 por ciento de los votos, pues los servicios públicos, entre otras cosas, falsificaron miles de carnés de identidad.
b) Pero no sólo fueron minoría en el Parlamento. Fueron minoría en los Municipios; lo fueron en las organizaciones vecinales, profesionales, campesinas y progresivamente estaban llegando a ser minoría en los principales sindicatos industriales y mineros, como el caso del Acero, Petróleo, Cobre, etc. Igualmente, salvo en un solo caso, fueron derrotados en todas las organizaciones universitarias en que votaban los académicos y los estudiantes y para qué decir en las organizaciones específicamente estudiantiles.
En vez de reconocer este hecho y buscar el consenso, trataron de manera implacable de imponer un modelo de sociedad inspirado claramente en el marxismo-leninismo. Para lograrlo aplicaron torcidamente las leyes o las atropellaron abiertamente, desconociendo a los Tribunales de Justicia. Cada vez que perdían una elección en las organizaciones sindicales y campesinas o estudiantiles desconocían el hecho y creaban una organización paralela afecta al gobierno, la cual recibía la protección oficial mientras eran perseguidos los organismos que respondían a una elección legítima. Así se trató a los estudiantes, a la clase obrera y a los campesinos.
En esta tentativa de dominación llegaron a plantear la sustitución del Congreso por una Asamblea Popular y la creación de Tribunales Populares, algunos de los cuales llegaron a funcionar, como fue denunciado públicamente. Pretendieron, asimismo, transformar todo el sistema educacional, basado en un proceso de concientización marxista. Estas tentativas fueron vigorosamente rechazadas no sólo por los partidos políticos democráticos, sino por sindicatos y organizaciones de base de toda índole, y en cuanto a la educación, ella significó la protesta de la Iglesia Católica y de todas las confesiones protestantes que hicieron públicamente su oposición. Frente a estos hechos, naturalmente la Democracia Cristiana no podía permanecer en silencio. Era su deber – y lo cumplió – denunciar esta tentativa totalitaria que se presentó siempre con una máscara democrática para ganar tiempo y encubrir sus verdaderos objetivos.
Eso fue lo que el país resistió. Fueron éstas las razones por las que la Corte Suprema de Justicia, por la unanimidad de sus miembros, denunció ante el país el hecho de que por primera vez en la historia de Chile los Tribunales no eran respetados, se atropellaban las leyes y sus sentencias no se cumplían. La Contraloría General de la República, órgano que en Chile adquiere un verdadero carácter constitucional y que no sólo tiene funciones contables, sino que califica la legalidad de los decretos del Ejecutivo, rechazó innumerables resoluciones del gobierno por estimarlas ilegales.
El Parlamento continuamente reclamó durante tres años la violación de las leyes y el atropello al Derecho, sin ser oído. Esto culminó cuando, aprobadas dos reformas constitucionales, el Presidente de la República se negó a promulgarlas. Buscando un pretexto para no hacerlo, recurrió primero al Tribunal Constitucional, el cual dio la razón al Congreso. Sin embargo, eso fue inútil.
Pretendió después promulgar estas reformas de manera trunca, o sea, parte del texto, lo que rechazó la Contraloría General de la República. Por último, se negó lisa y llanamente a respetar la decisión del Congreso Nacional. Esto llevó a la Cámara de Diputados a aprobar un acuerdo destinado a señalar al país que se estaban atropellando abiertamente la Constitución y las leyes y mostrar una lista abrumadora de casos concretos de cómo así ocurría.
Por haber ejercido estos derechos, la Democracia Cristiana es presentada por la propaganda comunista como fascista o antidemocrática. Esta peregrina teoría parece haber encontrado acogida en algunos.
Pero cabe preguntar: ¿Qué ocurriría en cualquier país europeo en que la Corte Suprema de Justicia declara que el gobierno ha atropellado la ley y no ha acatado las sentencias judiciales?. ¿Qué ocurriría si el Congreso aprobase reformas constitucionales y el Ejecutivo se negara a promulgarlas y aun a publicarlas?.
Lo curioso es que el Partido Comunista y el Partido Socialista durante todos los gobiernos anteriores en que estuvieron en la oposición la ejercieron en forma extrema.
Cuando el gobierno de la DC triunfó con el 57% de los votos del electorado nacional (no con el 36%), el Partido Socialista oficialmente y el señor Allende, líder de ese Partido, declararon que no reconocían el triunfo de la Democracia Cristiana. Se negaron a concurrir al Congreso Pleno, que en Chile es el trámite correspondiente para la proclamación del Presidente de la República, y anunciaron textualmente que le negarían al gobierno de la DC “la sal y el agua”. El Partido Comunista estuvo en una oposición constante y total.
Para hacerlo recurrieron a la injuria, a la violencia, y el Partido Socialista una y otra vez manifestó que no respetaba el orden legal y democrático, que no era sino un orden burgués. Cada vez que había una huelga o un conflicto, el señor Allende y los partidos Socialista y Comunista lo promovían o acentuaban para llevar al extremo la situación.
En su implacable crítica al gobierno de la Democracia Cristiana, todo lo encontraron mal, y cuando la inflación llegaba al 20 por ciento, llamaban al país a la huelga general para derrocarlo.
¡Qué distinta la actitud del Partido Demócrata Cristiano, que concurrió con sus votos a elegir Presidente al señor Allende cuando obtuvo sólo un 36 por ciento de la votación nacional y que no pidió en compensación ni un solo cargo o influencia sino un Estatuto de Garantías Constitucionales que asegurara plenamente la democracia en Chile!.
Pues bien, por boca de don Renán Fuentealba primero, y de don Patricio Aylwin después, como presidentes del Partido Demócrata Cristiano, se denunció que este Estatuto, que el Presidente juró respetar, fue constantemente atropellado.
¿Cuál era el fondo del problema?
El fondo del problema es que este gobierno minoritario, presentándose como una vía legal y pacífica hacia el socialismo – que fue el slogan de su propaganda nacional y mundial – estaba absolutamente decidido a instaurar en el país una dictadura totalitaria y se estaban dando los pasos progresivos para llegar a esta situación, de tal manera que ya en el año 1973 no cabía duda de que estábamos viviendo un régimen absolutamente anormal y que eran pocos los pasos que quedaban por dar para instaurar en plenitud en Chile una dictadura totalitaria.
Así lo señalaron no sólo la Corte Suprema, la Contraloría y el Parlamento. Se agregó la declaración del Colegio de Abogados, que en extenso documento indicó al país que el sistema legal había sido reiterada y manifiestamente atropellado.
Por otro lado, el Partido Radical de Izquierda, que apoyó al señor Allende en la elección y que formó parte de su gobierno, se retiró de él denunciando que había llegado a la certeza de que se iba al quiebre de la democracia por la acción del gobierno que integraban. Hombres que habían militado siempre en la izquierda chilena, que dirigían ese partido, señalaron con extrema dureza que el país estaba al borde del caos y que la voluntad del Ejecutivo era instaurar la dictadura totalitaria.
A esto se agregó el Colegio Médico, que tradicionalmente apoyó al señor Allende, pues éste fue Presidente de él; el Colegio de Ingenieros y todos los demás colegios profesionales. Fue, asimismo evidente un cambio en diversos sindicatos, que se manifestó en huelgas, de las cuales la más prolongada fue la de los obreros del cobre. Todo, pues, conducía a una situación crítica.
Los partidos de gobierno ya no ocultaban sus intenciones. El Secretario General del Partido Socialista llamaba abiertamente a los soldados y marineros a desobedecer a sus oficiales y los incitaba a la rebelión. En iguales términos se expresaban otros partidos de gobierno en forma de tal manera insensata que hasta el propio Partido Comunista manifestó su desacuerdo con ellos y en especial con el Partido Socialista, “que rechazaba todo acuerdo con la Democracia Cristiana y se unía cada vez más al Movimiento de Izquierda Revolucionaria en su tesis de la revolución violenta e inmediata”. Así lo han declarado numerosos dirigentes comunistas.
Reveladora es la entrevista publicada en La Stampa, del 26 de octubre de 1973, en la cual se afirma por un alto dirigente que el Partido Comunista buscaba una solución política, pero que en los últimos días se encontraron con el discurso del Secretario General del Partido Socialista contra las Fuerzas Armadas y “con su obstinado maximalismo al igual que el de Enríquez, jefe del MIR, y por eso nos hemos encontrado sin preparación ante el golpe”.
La posición del Partido Comunista, según la misma entrevista, que coincide con innumerables otras declaraciones y documentos, no difería en cuanto a los objetivos, sino sólo ante la táctica a seguir. “Las armas que teníamos – agrega -, de las cuales los generales han descubierto una mínima parte, desgraciadamente eran pocos los que las sabían usar, porque no había habido tiempo suficiente para adiestrar a la masa popular”.
O sea, vuelve siempre lo mismo: Ganar tiempo para obtener el poder total. El Presidente de la República declaraba respetar la ley, la Constitución y la democracia, pero todas sus declaraciones eran de inmediato contradichas por los hechos, ya que todos los compromisos fueron violados y todas las afirmaciones desmentidas posteriormente por sus actos.
Innumerables documentos de sus asesores y de los dirigentes de los Partidos Políticos que conformaban la Unidad Popular han demostrado que todo su objetivo era ganar tiempo para consolidarse en el poder y para afianzar su posición totalitaria, documentos que culminaron con la carta publicada del señor Fidel Castro, en la cual le recomendaba al señor Allende tratar con la Democracia Cristiana con el solo objetivo de ganar tiempo.
El Partido Demócrata Cristiano, bajo la presidencia del señor Renán Fuentealba, que abarcó parte del año 71, el 72 y hasta después de las elecciones parlamentarias del 73, constantemente denunció este dualismo. Igual ocurrió con la actual directiva. Acompaño a este respecto algunos documentos. A este cuadro político se agregan dos hechos que han sido determinantes en el proceso chileno.
El primero, instaurado el gobierno, convergieron hacia Chile varios miles de representantes de la extrema izquierda revolucionaria de América. Llegaron elementos tupamaros del Uruguay, miembros de guerrillas o movimientos extremos del Brasil, de Bolivia, de Venezuela y de todos los países, como hay numerosos casos, por delitos graves inexcarcelables.
La Embajada de Cuba se transformó en un verdadero ministerio, con un personal tan numeroso que era superior, la sola Embajada de Cuba en Chile, a todo el personal que tenía nuestro país en el Ministerio de Relaciones Exteriores el año 1970. Esto da la medida. Además de ellos, nos vimos invadidos por norcoreanos y otros representantes del mundo socialista.
Hombres conocidos en el continente por sus actividades guerrilleras eran de inmediato ocupados en Chile con cargos en la Administración, pero dedicaban su tiempo muchos de ellos al adiestramiento paramilitar e instalaban escuelas de guerrillas que incluso ocupaban parte del territorio nacional en que no podían penetrar ni siquiera representantes del Cuerpo de Carabineros o de las Fuerzas Armadas.
El segundo, fue la acelerada importación de armas. El Partido Demócrata Cristiano denunció continuamente este hecho. Hay más de cincuenta documentos publicados por el Partido y dados a conocer en el Parlamento respecto a la aseveración. Llevado de su preocupación el PDC presentó un proyecto de ley que fue aprobado y que sirvió de base para iniciar acciones que revelaron la existencia de fuertes contingentes de armas importadas.
Después del pronunciamiento del 11 de septiembre estas denuncias de la Democracia Cristiana han quedado plenamente confirmadas. Las armas hasta ahora recogidas ( y se estima que no son aún el 40 por ciento ) permitirían dotar a más de 15 regimientos y eso que una abrumadora proporción aún no ha sido descubierta. Estas armas son todas de procedencia checa o rusa, armas que jamás ha tenido el Ejército chileno. Por lo demás nadie ignora o descarta en Chile la existencia de estas armas.
Se trata de armas de todo tipo, no sólo automáticas, sino que pesadas, ametralladoras, bombas de alto poder explosivo, morteros, cañones antitanques de avanzados modelos y todo un aparato logístico de comunicaciones, de telefonía, clínicas médicas, etc., para poder concretar esta acción. Se había establecido así un verdadero ejército paralelo.
Nos preguntamos, una vez más, y preguntamos a los dirigentes de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana: ¿Qué democracia puede resistir esta situación? ¿Acaso la Democracia Cristiana, sin armas y en consecuencia inerme frente a esta embestida, debía quedar silenciosa? ¿Merece el calificativo de fascista o golpista por el hecho de haber denunciado esta realidad? ¿Pretenden acaso que lo democrático era permanecer mudos, amparando la preparación desembozada de una dictadura impuesta por la fuerza de las armas?.
Es efectivo que como consecuencia de este extremismo armado de la izquierda y sin duda amparado por el gobierno, ya que se ha probado que muchos de los bultos que contenían estas armas llegaban consignados a la propia Presidencia de la República, nació inevitablemente un extremismo de derecha también armado. No nos referimos al Partido Nacional, sino a grupos extremistas de derecha, que la Democracia Cristiana nunca dejo de condenar con la misma claridad que a los de extrema izquierda. El otro elemento digno de considerarse fue la conducción económica. El mundo conoce cuál es el resultado de la gestión económica de la Unidad Popular.
Recibieron un país floreciente, en pleno desarrollo. El cobre, principal producto de exportación, había sido nacionalizado en un 51 por ciento y se había hecho una inversión ya terminada que duplicaba su capacidad de producción. Impulso decisivo existía en la agricultura, en la industria y en otras actividades mineras.
El país estaba absolutamente al día en sus compromisos internacionales y había podido en los dos últimos años de la Administración anterior prescindir de créditos externos, salvo algunos destinados a la instalación de nuevas industrias básicas, celulosa, petroquímica, etc., y se había acumulado una reserva que por primera vez el país tenía ascendente a 600 millones de dólares. El único hecho negativo era que la inflación había llegado al 30 por ciento en el último año. En estas condiciones la Unidad Popular aseguró que terminaría con la inflación; que nunca más pedirían créditos externos; que aumentaría la producción, independizarían económicamente al país y mejorarían el nivel de vida de la clase trabajadora.
¿Cuál fue el resultado de su gestión?
El mundo la conoce. El total de las deudas líquidas contraídas por la DC durante sus 6 años de gobierno no llegaron a 400 millones de dólares, después de pagar todos sus compromisos internacionales y tener su crédito absolutamente limpio.
En menos de tres años el gobierno de la Unidad Popular que afirmó que no endeudaría al país según su programa, elevó esas deudas en cerca de mil millones de dólares, destinados no a inversión, sino exclusivamente a comprar alimentos para paliar su fracaso en la agricultura. Además de eso dejaron de pagar todas las deudas externas y en dos años se consumieron todas las reservas que les había legado el régimen anterior. Por eso, en vez de independencia, llegaron a la mayor dependencia conocida en Chile.
La inflación en cifras oficiales el gobierno llegó a 323 por ciento en los últimos doce meses, pero los Institutos Universitarios, teniendo consideración que prácticamente el país vivía del mercado negro, estimaban que ésta superaba al 600 por ciento. El dólar en el mercado libre se transaba al término del gobierno de la Democracia Cristiana a 20 escudos por dólar. En el mes de agosto recién pasado llegaba a los 2.500 escudos por dólar, o sea, una devaluación de más o menos el 12.000 por ciento.
Todos los índices de productividad habían bajado: Industrialmente en más de un 7 por ciento; en la agricultura cerca del 23 por ciento y en la minería aproximadamente en un 30 por ciento. Rubros tan fundamentales como el trigo bajó su producción de 14 millones de quintales término medio en los seis años anteriores, a menos de 8 millones. Muchos institutos de investigación afirman que a menos de 6 millones. La quiebra era total. Ahora cabe preguntar: ¿Era la Democracia Cristiana fascista o golpista por el hecho de haber denunciado esta política económica que llevó al país a la inflación desatada, al envilecimiento de la moneda, a la paralización productiva, al mercado negro, a la escasez y al hambre?.
Los que con tanta ligereza hablan sobre Chile deberían venir y recorrer las poblaciones periféricas, los campos y las ciudades y preguntar cómo era necesario hasta diez horas de colas para conseguir 1/4 de litro de aceite, cuando se conseguía, o un kilo de pan, cuando se conseguía, o medio kilo de azúcar, cuando se conseguía.
¿Hay alguna democracia que resista estas tasas de inflación, la escasez y el mercado negro? ¿Es fascismo y golpismo denunciarlo? ¿Acaso el deber de un partido político es silenciar estos hechos? Ellos eran democráticos cuando atacaban sin tregua un gobierno DC que jamás cometió errores. En cambio la Democracia Cristiana, ¿era fascista por el sólo hecho de defender el derecho a vivir dentro de nuestra Patria y antidemocrática porque no se hacia cómplice del descalabro, de la corrupción, de la inmoralidad y del desastre comprobado por quien quisiera venir al país y constatar lo que sucedía?.
Sin embargo con la misma falsedad con que en el exterior se decía que el ensayo político era una vía legal hacia el socialismo, se daban pretextos para justificar este fracaso, que repetían algunos diarios de renombre universal. Estos fueron los argumentos principales que se esgrimieron para justificar el fracaso.
El primero, que las compañías norteamericanas expulsadas del país estaban dificultando las ventas del cobre. Efectivamente una compañía cometió la torpeza de iniciar un juicio de embargo respecto a una partida de cobre, que la Democracia Cristiana por supuesto condenó.
Pero es necesario ver la realidad. El embargo afectó una partida de cobre cuyo valor era de dos millones de dólares en una venta anual de 600 millones de dólares o más. Por otra parte, el embargo no se llevó a efecto porque los Tribunales franceses no acogieron la demanda de la compañía. ¿Puede decirse que ésta es la razón para explicar el fracaso?. La segunda es el bloqueo económico, cuyas características no se precisaron y que sólo podría traducirse en imposibilidad de vender productos, lo que nunca ocurrió o la imposibilidad de obtener créditos, lo que tampoco ocurrió, pues con cifras dadas por el propio gobierno anterior ante el Club de París, el Fondo Monetario y otros organismos se prueba que el gobierno de la Unidad Popular dispuso de más créditos y endeudó al país más que ningún otro en la historia de Chile en tan breve plazo.
El otro argumento es que éste era el costo de la revolución y del avance social. Esto habría sido verdadero si hubieran recibido un país estagnado. No es así. Recibieron un país en pleno proceso de transformación social y en plena marcha las reformas tributarias, educacional, agraria, la nacionalización de las riquezas básicas, al igual que activos planes de salud, construcción de escuelas y viviendas.
La Unidad Popular, con el voto unánime del Congreso, nacionalizó el 49 por ciento del cobre, ya que el 51 había sido nacionalizado en el gobierno de la Democracia Cristiana. Inició un acelerado proceso de estatización de industrias. La Democracia Cristiana no estuvo en contra de este proceso, sólo exigió que se hiciera dentro de la ley, fijando los límites del área social y privada. Nada de eso se obtuvo, pues se siguió el proceso saltándose la ley y muchas veces con atropellos, asaltos y violencia.
Pero la más grave fue el tremendo fracaso del área estatizada. Se dijo que el gobierno financiaría el desarrollo económico con las utilidades de las empresas cuyo control tomaría el Estado.
El año 1973 estas empresas perdieron más de 150 mil millones de escudos. Si se considera que el presupuesto nacional era una cifra equivalente, se medirá la magnitud del fracaso. Es también efectivo que aceleraron al extremo la reforma agraria iniciada por la Democracia Cristiana, pero quisieron convertir toda la agricultura en haciendas estatales colectivas, lo que fue resistido por el campesinado.
Se eliminó a los técnicos, se desorganizó toda la infraestructura, y en vez de respetar la ley, se asaltaron las propiedades y las ocuparon con gente que muchas veces no eran campesinos. Estas fueron, entre otras, las causas del fracaso agrícola. Ostensiblemente disminuyó la construcción de viviendas y de escuelas. Basta decir que en tres años no se construyeron ni 300 escuelas, mientras el gobierno de la DC construyó 3.600.
Estos son hechos. Un último aspecto que creemos necesario destacar, ya que no podemos referirnos a todo, lo constituye el clima de odio y violencia que reinaba en el país. Toda crítica, toda observación, era contestada con las injurias más violentas para quienes tenían la audacia de señalar los errores.
El Partido Socialista y el Partido Comunista crearon organizaciones armadas. Los Socialistas la llamaron “Elmo Catalán” y los Comunistas constituyeron la tristemente célebre brigada “Ramona Parra”. Se constituyeron, asimismo, los llamados “cordones industriales”, que rodeaban las ciudades en forma estratégica; y como consecuencia de la escasez, se organizó el racionamiento sobre la base de organismos políticos que empadronaron a los habitantes para ejercer el control sobre la vida de la población.
Como consecuencia de todo esto murieron cerca de cien personas y hubo innumerables heridos. Así murió el ex Vicepresidente de la República y uno de los fundadores del PDC, don Edmundo Pérez Zujovic, vilmente asesinado al salir de su casa por los miembros de una organización extremista. Los tres asesinos habían sido detenidos al final del gobierno de la Democracia Cristiana por haber perpetrado asaltos a mano armada y condenados por losTribunales de Justicia a varios años de prisión.
El primer acto del gobierno de la Unidad Popular fue dejar en libertad a estos detenidos por actos ilegales y entre ellos los tres que causaron la muerte de ese dirigente democratacristiano. Al indultarlos, el Presidente Allende justificó su acto llamándolos “jóvenes idealistas”.
También murieron víctimas de esta violencia varios dirigentes juveniles de la DC y quedaron centenares de heridos.
Cuando los obreros del cobre en huelga buscaron refugio en el local central del Partido fueron atacados y hubo que instalar una posta de auxilios que en el día atendió, según información oficial del PDC, a más de 700 personas con heridas de toda especie, entre ellas 120 de carácter grave. Ese día el presidente Aylwin y otros dirigentes, entre ellos yo mismo, estábamos en el local del Partido y pudimos ser testigos de lo que ocurría.
Estas son las razones por las cuales el Partido Demócrata Cristiano estuvo en la oposición, oposición que progresivamente se hizo más dura por efecto de los abusos cada vez más graves que se cometían.
La posición del PDC en esta materia es intachable. Pasando por encima de su interés político inmediato nunca rehuyó buscar soluciones para el país. Esto es tan claro que incluso se criticó acerbamente al partido por aceptar el diálogo.
Cada vez que el Presidente de la República deseó conversar con la directiva, a pesar de las reiteradas veces que ésta fue engañada, no se negó a hacerlo para que no se quebrara el régimen democrático. De eso hay constancia en las declaraciones de los presidentes del Partido, señores Renán Fuentealba y Patricio Aylwin.
Cuando el conjunto de los obispos chilenos hizo un llamado para salvar la paz y evitar el conflicto y pidió un diálogo entre los hombres de buena voluntad, el Presidente del PDC aceptó hacerlo y planteó públicamente algunas bases para ello, que en último término significaban como condición básica volver al respeto de la Constitución y la ley.
Todo esto que afirmo está en documentos públicos aparecidos en la prensa y difundidos por la radio y la TV. El Presidente de la República aceptó en principio nuestro planteamiento, para después rechazarlo. A fines de agosto, a pesar de que estas conversaciones terminaron por la imposibilidad total de que el Gobierno aceptara los planteamientos del Partido – que eran extremadamente moderados, vistas las circunstancias – nuevamente hubo una reunión en la cual el Presidente de la República, como lo ha dejado establecido el señor Aylwin, no presentó una sola base de entendimiento, afirmación nunca rebatida.
La directiva del Partido llegó a la convicción de que exclusivamente se estaba ganando tiempo para preparar el control total del poder por parte de la Unidad Popular y acelerar su aparato paramilitar y el reparto de armas.
Nadie puede, pues, decir que la Democracia Cristiana no agotó los procedimientos para llegar a un acuerdo. Jamás se le hizo una proposición seria. Nunca el Presidente ofreció una fórmula de gobierno. Al revés, señaló que sería imposible el ingreso de la DC al Gabinete por la oposición socialista y de los partidos integrantes de la Unidad Popular.
Las Fuerzas Armadas, llamadas por la propia UP, aceptaron por tres veces en estos años integrar gabinetes ministeriales. Los partidos de la Unidad Popular, después de hacer profesión durante 40 años de antagonismo hacia las instituciones armadas, fueron precisamente los que trataron de mezclarlas en política, a pesar de su reiterada voluntad de no aceptar. Su presencia no logró modificar las líneas de acción gubernativa para evitar la catástrofe que se advertía venir.
Pocos días antes del 11 de septiembre, advirtiendo la directiva de la DC la gravedad de la situación convocó a los jefes provinciales del Partido de todo el país, quienes por unanimidad recomendaron como supremo arbitrio que los senadores y diputados de la DC presentaran las renuncias a sus cargos sobre la base de que el gobierno llamara a un plebiscito y se sometiera a sus consecuencias para buscar así una salida democrática al poder. Esto fue aceptado por la directiva y los parlamentarios, que hicieron pública su decisión de renunciar.
La proposición de un plebiscito fue siempre rechazada, pues si obtuvieron el 43 por ciento en marzo del 73, después la situación se degradó con gran rapidez, en especial porque se hizo ya perceptible el caos económico y político.
Yo pregunto: ¿Puede un Partido hacer mayor esfuerzo y un mayor sacrificio, siendo mayoritario en ambas ramas del Congreso en una elección reciente en que tuvo que soportar el embate y la violencia del gobierno, que ofrecer pública y responsablemente la renuncia de sus parlamentarios con el fin de buscar una salida democrática para el país?. Esta es la realidad.
Por eso la Democracia Cristiana chilena puede decir ante el mundo que una vez más dio un ejemplo de honradez democrática y de lealtad con sus principios. Un análisis objetivo de los hechos revela que la razón fundamental de que esta vieja democracia haya sufrido este embate fue el gobierno de la Unidad Popular, porque llevó al país a una situación que ninguno puede resistir y aún es admirable la solidez de la democracia chilena que resistió tanto.
Surge de todo esto una reflexión básica. ¿Por qué lo ocurrido en Chile ha producido un impacto tan desproporcionado a la importancia del país, su población, ubicación y fuerza? ¿Por qué la reacción de la Unión Soviética ha sido de tal manera violenta y extremada? ¿Por qué el comunismo mundial ha lanzado esta campaña para juzgar lo ocurrido en Chile y para atacar a la Democracia Cristiana?.
La razón es muy clara. Su caída ha significado un golpe grave para el comunismo en el mundo. La combinación de Cuba con Chile, con sus 4.500 kms. de costa en el Pacífico y con su influencia intelectual y política en América Latina era un paso decisivo en el control de este hemisferio. Por eso su reacción ha sido tan violenta y desproporcionada. Este país les servía de base de operación para todo el continente.
Pero no es sólo esto. Esta gigantesca campaña publicitaria tiende a esconder un hecho básico: El fracaso de una política que habían presentado como modelo en el mundo. ¿Cómo explicar que esta experiencia que mostraban como camino a otros partidos democráticos y al socialismo europeo haya conducido a un país organizado y libre a tan terrible catástrofe económica y política, haya producido tal desesperación en las Fuerzas Armadas y en el pueblo chileno – pues éstas jamás podrían haber actuado sin la aquiescencia de la mayoría – hayan quebrado una tradición tan larga y tan honrosa que constituía nuestro orgullo?.
Toneladas de propaganda no borrarán un hecho: Llevaron a un país de ejemplar vida democrática al fracaso económico y al derrumbe de sus instituciones. Su esquema doctrinario y práctico era erróneo y su conducción desastrosa.
Tres días antes del 11 de septiembre, el Presidente de la República dijo al país: “Nos queda harina para tres días”. Se acababa hasta el pan. No había sucedido jamás. Eso es lo que no se quiere analizar. Mejor dicho, se quiere ocultar. Los socialistas europeos, democráticos y pluralistas, se sienten obligados a respaldar un partido que proclamaba su desprecio a la legalidad y como objetivo la revolución armada y violenta.
Si no se quieren ver los hechos ni los documentos, al menos podrían leer con atención las críticas que formulara a este partido por su extremismo el propio Partido Comunista, que varias veces lo llamó a la cordura. El otro hecho que la Democracia Cristiana debe analizar es el problema de las comunicaciones. No hay ninguna duda de que el caso chileno es un buen ejemplo de cómo un intenso aparataje de propaganda es capaz de presentar las mayores falsedades y convertirlas en realidad. Ya eso venía ocurriendo desde el comienzo del régimen, que como otros similares, no se limitaba en cuanto a gastos de propaganda.
Pero lo ocurrido después del 11 de septiembre es algo inverosímil para los chilenos. Fueron miles los que escucharon decir a la Radio de Moscú que habían muerto 700 mil personas, en dos días. Otros hablaban de 30.000 y que corrían ríos de sangre en Santiago. Para nosotros una sola vida humana no tiene precio. No decimos esto por disminuir la tragedia a que el país fue llevado, pero según nuestras informaciones, los muertos no llegarían a dos mil, lo que es bien diferente a tan burdas mentiras.
Entre las miles de falsedades que se propalaron: Murieron 35 parlamentarios. Falso. Ninguno. Fue asesinado Neruda. Falso y ridículo. Todos los órganos de publicidad le rindieron homenaje como a nadie en muchos años y en el edificio del Congreso Nacional la bandera se izó a media hasta en señal de duelo.
Se destruyó el Hospital Barros Luco, el mayor de Chile. No hay un solo hospital destruido ni dañado en la más mínima parte. En el Hospital Barros Luco no hay ni un vidrio quebrado .A qué seguir. Son cientos de ejemplos.
No ha faltado un programa de televisión en Europa que presentó como señales de bombardeo vistas del anterior terremoto.
Pedimos una sola cosa: Vengan a ver lo que decimos. Tenemos derecho a pedirlo a nuestros amigos. Así lo hizo el señor Bruno Heck, dirigente de la DCU, quien pudo comprobar la verdad.
Que vengan a ver si hay alguna casa bombardeada en alguna población. En todo Chile sólo dos, por desgracia: La Moneda y la casa residencial de los Presidentes, adquirida en el gobierno de la Unidad Popular.
Que vengan a ver si hay una industria o centro minero donde haya caído una sola bomba. Nosotros no somos parte del actual gobierno. No defenderemos los errores que se cometan, inevitables algunos, en una situación tan terriblemente difícil.
Pero tampoco podemos aceptar que la mentira se transforme en un sistema, mientras se ocultan las causas de una situación para encubrir la responsabilidad de quienes arruinaron y destruyeron la democracia chilena.
¿Cómo se explica que quienes invadieron Hungría y Checoslovaquia, que ahora mismo silencian o procesan a científicos, poetas y escritores, que no admiten ninguna crítica, ni la sombra de una libertad de información, pretendan dar lección de democracia a Chile y a este Partido?. Además de escandaloso, es ridículo. Alaban y mantienen relaciones con Cuba, con miles de muertos, y después de 12 años, aún con miles de presos políticos. ¡ No son ellos los que pueden enseñarnos a los democratacristianos y a Chile lo que es la democracia !.
Y lo que es aún peor. Sectores, es cierto minoritarios, en la propia Democracia Cristiana o en el mundo democrático, se dejan influenciar por esta propaganda o bien le hacen eco para ganar posiciones políticas y recibir el título de “izquierdistas”. Pobre destino el de esos grupos: Serán utilizados, primero, o servirán de puente para debilitar a nuestros partidos.
La posición popular, de avanzada y de justicia que sustenta la Democracia Cristiana es tan sólida que no puede admitir este verdadero “chantage” político. Y nadie puede darnos lecciones de amor a la libertad y la democracia. Somos realmente pluralistas y estamos dispuestos a concertar acciones con otras fuerzas políticas, pero no podemos hacerlo bajo un signo de permanente debilidad o sometimiento.
Cada partido en esto es soberano. Somos los primeros en respetar sus decisiones y comprender que es imposible juzgar desde fuera los condicionamientos de cada situación. Creemos, sí, que para poder formular una opinión, lo primero que debe existir es respeto y solidaridad y la confianza necesaria en el testimonio de quienes han estado vinculados durante una vida por comunes ideales y la evidencia de haberlos servido con inquebrantable lealtad.
En esto sin duda el comunismo mundial nos da una permanente lección. Señor Presidente, éste es a nuestro juicio el proceso de lo ocurrido en Chile. Naturalmente surge ahora la gran interrogante de cuál es el porvenir. A este respecto, es la directiva oficial del partido la que dará una opinión autorizada.
Sin embargo, no puedo dejar de dar la mía propia, que he confrontado con un gran número de democratacristianos. A mi entender, Chile afronta un período en extremo difícil y duro. Yo diría tal vez el más difícil de la historia. El desastre económico no se conocía en su verdadera magnitud. Reorganizar desde sus bases todo el aparato productivo, hacer renacer la agricultura, renovar la maquinaria, detener la hiperinflación, etc., será una tarea que exigirá enormes sacrificios.
Por otra parte, más de la mitad de las armas no se encuentran aún, hecho cuya trascendencia es fácil de apreciar.
Desde luego nuestro partido no integra el gobierno, como ya lo he dicho. El gobierno está formado enteramente por las Fuerzas Armadas y era difícil, por no decir imposible, que así no fuera.
Todos los chilenos, o al menos la inmensa mayoría, estamos vitalmente interesados en que se restablezca rápidamente la democracia en Chile. Y para esto es necesario que el país salga del caos y, en consecuencia, que el gobierno actual tenga éxito. Las Fuerzas Armadas – estamos convencidos – no actuaron por ambición. Más aún, se resistieron largamente a hacerlo. Su fracaso ahora sería el fracaso del país y nos precipitaría en un callejón sin salida. Por eso los chilenos, en su inmensa mayoría, más allá de toda consideración partidista, quieren ayudar, porque creen que ésta es la condición para que se restablezca la paz y la libertad en Chile. Cuanto más pronto se destierre el odio y se recupere económicamente el país, más rápida será la salida.
La Democracia Cristiana está haciendo, a mi juicio, lo que está en su mano en esta perspectiva, sin renunciar a ninguno de sus valores y principios, siendo en este instante sus objetivos más fundamentales:
– Pleno respecto a los derechos humanos – Pleno respeto a las legítimas conquistas de los trabajadores y campesinos. – Vuelta a la plenitud democrática.
Sabemos que esto no es fácil. La situación entera no es fácil. Y por eso mismo debemos actuar con la mayor responsabilidad.
Señor Presidente: Excúseme usted lo extenso de esta comunicación, pero ello se justifica por la importancia del problema que trata y por la forma como se ha distorsionado la verdad.
Por desgracia, los innumerables documentos y actuaciones de la Democracia Cristiana durante estos tres años no fueron dados a conocer en Europa. Esto justifica la extensión de mi carta.
Quiero terminar diciéndole en esta ocasión que recuerdo dos hechos de mi viaje a Europa de 1971. En esa oportunidad un gobernante europeo me dijo que nuestro país estaba perdido y agregó textualmente: “Cuando el comunismo agarra, nunca suelta”. Poco después un alto representante de la Democracia Cristiana en el gobierno de su país manifestó que el caso chileno era una caso perdido.
A ambos les dije que estaban equivocados, porque si bien Chile quería un avanzado proceso de transformación social, jamás aceptaría un régimen totalitario. Los dos me miraron con esa benevolencia con la que se trata a un visitante ingenuo.
Con la misma seguridad con que afirmé en ese entonces que Chile saldría adelante, puedo afirmar hoy que, a pesar de lo duro y doloroso que pueda ser el esfuerzo, nuestro país se levantará y volverá a dar una lección de democracia y de libertad. Y en esa tarea está empeñado este país, y la Democracia Cristiana una vez más desempeñará un papel conforme a lo que ha sido su historia y es su porvenir. Saluda con la mayor atención al señor Presidente.

EDUARDO FREI MONTALVA

Columna de Opinión

PROCESO CONSTITUYENTE, REFLEXIONES BREVES. (Marcelo Elissalde Martel. Abogado, Observador de DDHH:)

PROCESO CONSTITUYENTE, REFLEXIONES BREVES. (Marcelo Elissalde Martel. Abogado, Observador de DDHH:)

Sabido es que nos espera un incierto panorama político y social que nos va a llevar con seguridad al despeñadero, aceptado por un Gobierno débil y un a “Derechita Cobarde” y ambiciosa como dice Santiago Abascal en España.

Sabido es que nos espera un incierto panorama político y social que nos va a llevar con seguridad al despeñadero, aceptado por un Gobierno débil y un a “Derechita Cobarde” y ambiciosa como dice Santiago Abascal en España. Al respecto:

1)    El actual texto, nos ha dado gran estabilidad política y económica durante las últimas décadas.

Nos llevó desde ser el país más pobre de América, solo superados por Haití, a ser una de las economías más prósperas del continente, envidiada por muchos.

Que dice la izquierda: que la constitución hay que cambiarla porque es ilegítima en su origen y consagra al sistema de libre mercado Neoliberal.

Ilegítima en su origen: según ellos porque fue redactada en época del Gobierno Militar (Dictadura para ellos), pues bien ella fue reformada en su parte medular en el Gobierno del Socialista de Ricardo Lagos en 2005, entonces lo que callan los fanáticos que no es la” Constitución de Pinochet” sino la de Lagos la que se pretende reformar, está firmada por él y sus Ministros los mismos que impulsan el cambio de su propia Constitución.

En cuando al régimen de libre mercado, es precisamente el que traído el desarrollo al país. A ellos le molesta porque lo quieren cambiar por “Otro “que no señalan cual es, no es otro que el Socialista, que no ha resultado en ningún país del mundo…

2)    Este proceso también tiene un “Origen Ilegítimo”, producto de la presión indebida del Estallido Insurreccional, fríamente organizado y con participación extranjera, más el lumpen nacional, que provocaron el inmenso daño que todos conocemos.

Ello con la complicidad de un gobierno débil y entreguista, que además fue elegido por un 55% de los votos, traicionando a su propio electorado, que no votó por querer Asambleas Constituyentes para el país. Asambleas Constituyentes, que son un sueño largamente acariciado por partidos comunistas, socialistas y populistas de antigua data todos ellos. Cuyo objetivo es saltarse las urnas y llegar al poder por una vía no violenta, porque precisamente con la violencia es con lo que la gente los relaciona y no los quiere. Así se dan un barniz democrático, que no tienen…

Lo que viene:

  1. a)El 18 de noviembre 2019 los desprestigiados partidos políticos firmaron el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución. La paz no llegó y el cambio Constitucional, que ni siquiera fue prioritario para los violentos manifestante lo tenemos ad-portas, con nefastas consecuencias futuras.

Los partidos, hábiles y oportunistas hicieron creer a los ilusos que todos los problemas del país se solucionaban con nueva constitución partiendo de cero. En circunstancias que los temas de AFP, de salud, educación, seguridad etc se regulan por la ley. Basta modificar la ley y se arregla el problema. Además, la actual Constitución contiene el mecanismo para su modificación. Se obvió ello y entregó a una Asamblea Constituyente…

  1. b)La derecha ilusa ha sido engañada con los 2/3 porque los grandes temas se aprobarán por 2/3 y la izquierda tiene tendrá mayoría para ello. Si no lo, logra y obtiene 1/3 en un tema NO ingresa a la nueva Constitución, pero se deja a la LEY COMÚN u ORDINARIA y como tienen mayoría lograrán aprobar todo lo que le interesa por esa vía. Ej. aborto, matrimonio del mismo sexo, derechos reproductivos, indigenismo, medio ambientalismo, educación sexual para niños etc.

Es decir, la izquierda logrará aprobar sus proyectos o por la Constitución o bien por la ley común. Los del gobierno que se dan cuenta de esto, ya no tienen nada que hacer, están en una “camisa de fuerza” amarrados y entregados, ¡por haber firmado el Acuerdo por la Paz de 18 de noviembre de 2019…Esperando la carroza!

  1. c)La ciudadanía rechaza los sueldos millonarios de los Congresistas. Pues bien, ahora habrán “Dos Congresos” el tradicional y los Convencionales de la Asamblea. En efecto si la convención elegida es Mixta serán 86 Parlamentarios más 86 elegidos y si es Constituyente son 172 miembros elegidos directamente. De estos últimos se ha dicho que se remuneración será de $2.500.000 (Dos millones y medio de pesos),es decir por cerca de 10 meses como 25 millones de pesos a cada uno no está mal!!!

  1. d)Que pasaría y es una posibilidad cierta que triunfe la opción de Asamblea Constituyente por elección directa de todos sus miembros se y declara “Poder Constituyente legítimo y único” y manda para la casa a los demás poderes del Estado como son el Ejecutivo y Legislativo, terminaríamos con Piñera como Guaidó, solo un Presidente Encargado y un Parlamento en receso…Ya ocurrió en Ecuador con Correa y Chávez en Venezuela.

Aquí lo han sostenido el Senador Girardi, Navarro y el líder de no más AFP el comunista Messina que señaló en ese caso: Se acabó, ¡¡manda la AC!! Se han establecido cortapisa, no creo se respeten cabalmente. Ya pasó en 1970 cuando la DC hizo firmar el Pacto de Garantías a Allende y este NO lo respetó y señaló posteriormente que lo hizo solo como una estrategia para alcanzar el poder e instalar su proceso revolucionario. Aquí pasará igual…

  1. e)Otro engaño: se hizo creer a la gente ingenua que ellos iban a redactar la nueva Constitución. Nada más falso, eso está amañado por los partidos políticos a quienes nada se les escapa. Ellos nombraran a los convencionales, es decir los mismos seres desprestigiados que han llevado este país a la debacle, redactarán el nuevo texto.

Los independientes tienen que sacar el doble o más de votos que un militante de partido para ganarle, necesitan 20 mil firmas de respaldo, luego competir con los 21 partidos y el financiamiento para la campaña individual se dice que bordea los 60 millones de pesos.

A los partidos el Servel (Fisco) ya les entregó lo millonarios fondos. Dígame si es democrático aquello… Como dicen “la señora Juanita de la esquina” no tendrá ningún derecho a redactar nada…

  1. f)Todo lo anterior, en Hoja en Blanco, con pandemia y rebrotes aún vigentes tendremos en medio una vorágine electoral con 7 elecciones, de manera que los partidos estarán de fiestas, pasarán en campaña todo 2021, para lo que se les han asignado, junto al presupuesto del Servel para el procedimiento, MILLONES DE DOLARES…Que podrían haber sido destinados, superar la pandemia y a recuperar la economía y los empleos….

En efecto a prepararse paras las elecciones. Tendremos: 25 Octubre 2020 plebiscito de apruebo o rechazo confección de nuevo texto, 11 de Abril de 2021 elegiremos constituyentes (propuestos por los partidos como se dijo),el primer semestre de 2022 el llamado plebiscito de salida si aprobamos o rechazamos el texto redactado, que será obligatorio. Pero mientras discutimos la Constitución habrá elecciones el 29 de noviembre, 11 de abril 2021,9 de mayo,4 de julio,21 de noviembre y el 19 de diciembre 2021.

Reflexión Final: igual que a todos nos duele Chile, ojalá me equivoque, pero vamos directo al despeñadero arrastrados por la subversión, políticos inescrupulosos y un ejecutivo timorato. Solo confío en la Santísima Virgen del Carmen, Patrona de Chile, que nos rescate y conduzca hacia un mañana mejor, que el que hasta aquí se nos presenta.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

“DÍA DEL RESERVISTA” mensaje del Comandante en Jefe del Ejército, General de Ejército Ricardo Martínez Menanteau

“DÍA DEL RESERVISTA” mensaje del Comandante en Jefe del Ejército, General de Ejército Ricardo Martínez Menanteau, Portal Institucional, 05/09/2020
Las opiniones vertidas en esta columna de opinión, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión
Al celebrarse el 5 de septiembre en todas las unidades militares del país, el “Día del Reservista”, saludo afectuosamente a cada uno de los hombres y mujeres reservistas de la institución, y junto con ello, les expreso lo importante que es para el Ejército de Chile su activa vinculación y participación con las Unidades Base de Movilización y Centros de Reservistas, instancias a través de las cuales expresan en los hechos, la unión imperecedera- física y espiritual- que mantienen con el Ejército.
Al celebrarse el 5 de septiembre en todas las unidades militares del país, el “Día del Reservista”, saludo afectuosamente a cada uno de los hombres y mujeres reservistas de la institución, y junto con ello, les expreso lo importante que es para el Ejército de Chile su activa vinculación y participación con las Unidades Base de Movilización y Centros de Reservistas, instancias a través de las cuales expresan en los hechos, la unión imperecedera- física y espiritual- que mantienen con el Ejército.
Tal es la importancia de la Reserva, que el Estado de Chile, desde sus inicios, ha regulado su estructura orgánica, equipamiento y preparación y ha incentivado la participación de los ciudadanos para salvaguardar los intereses de la nación.
Así fue protocolizado en las instrucciones de la Primera Junta de Gobierno, en las disposiciones legales y reglamentarias para el Ejército de 1817; en la Constitución Política de 1828; en las disposiciones para la movilización durante la Guerra del Pacífico; en la Ley 1.362 de 5 de Septiembre de 1900 “Reclutas y Remplazos del Ejército y la Armada” y en el Decreto Ley 2.306 de fecha 2 de Agosto de 1978, documentos que han permitido que la Reserva Militar, cuando ha sido requerida, contribuya de manera importante a la consecución de los objetivos nacionales.
La gloriosa historia nacional da cuenta fehaciente que miles de chilenos, de la más variada condición y procedencia, fueron movilizados como reservistas para integrarse a las unidades militares, cooperando así a que Chile y, particularmente su Ejército, enfrentara en mejores condiciones los conflictos y crisis que han marcado el devenir de nuestro desarrollo.
Es por ello, que sin lugar a dudas, podemos afirmar que los Reservistas han contribuido significativamente al engrandecimiento del país y del Ejército. Inicialmente hombres y posteriormente mujeres han entregado sus mejores capacidades, talento y energía al servicio de Chile y de los chilenos, constituyéndose en un segmento indispensable, cuyo potencial y valor, hoy al igual que ayer, es decisivo para la Institución.
Cada reservista es un valioso soldado que está imbuido de los valores y tradiciones propias del Ejército de Chile al cual pertenecen por derecho propio.
Valoramos, asimismo, el esfuerzo que realizan al combinar el ejercicio de sus profesiones y oficios con el necesario entrenamiento militar individual y colectivo, única forma de constituirse en un efectivo aporte para que la institución pueda completar sus dotaciones en la paz, aumente el grado de alistamiento y disponibilidad de la fuerza durante la crisis o emergencias, y sostenga el esfuerzo de las operaciones militares de la más variada índole.
En esta fecha tan especial y cuando muchos se encuentran participando activamente en el esfuerzo institucional para enfrentar la pandemia producida por el COVID-19, les reitero que son parte esencial de la fuerza y patrimonio de nuestro querido Ejército y, reiterándoles mi reconocimiento y gratitud por el valioso trabajo y aporte que realizan, los insto a que en sus respectivos ámbitos de desempeño en la sociedad, colaboren en la tarea de hacer del Ejército de Chile, una institución cada vez más querida, respetada y valorada y de todos los chilenos.

Con un fraternal abrazo.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

Apruebo y Rechazo: Trampa constitucional

Apruebo y Rechazo: Trampa constitucional
Las opiniones vertidas en esta columna de opinión son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión
Cartas al Director por Adolfo Paul
          Me resisto a creer que la mayoría de los chilenos no se esté dando cuenta que el proceso constituyente en curso es un arma de la democracia que, conjuntamente con la violencia, está siendo utilizada por quienes pretenden destruir la democracia.
También me resisto a creer que la mayoría de los chilenos no se haya dado cuenta que este proceso ha sido impulsado por sectores políticos de izquierda que pretenden cambiar la actual institucionalidad que nos rige, propia de una sociedad libre, por otra de orientación colectivista, igualitarista y estatista; un sistema que lleva en si el germen del totalitarismo.
Quienes impulsan este proceso pretenden introducir cambios profundos en la estructura política, social y económica de nuestra comunidad nacional lo que es, por definición, un proceso revolucionario.
Publicada en El Austral de Osorno el 16 de agosto de 2020 y en El Mercurio de Calama el 19 de agosto de 2020.
 
Apruebo y Rechazo
          En el Apruebo y Rechazo se enfrentan dos visiones de sociedad. La de la actual institucionalidad que nos rige, propia de una sociedad libre, con otra impulsada por sectores políticos de izquierda de orientación colectivista, igualitarista y estatista, la que lleva en si el germen del totalitarismo.
Quienes impulsan el proceso constituyente en curso pretenden introducir cambios profundos en la estructura política, social y económica de nuestra comunidad nacional lo que es, por definición, un proceso revolucionario.
Publicada en el Diario Austral de Valdivia el 17 de agosto de 2020.
Prescindencia benévola
 El  Presidente quiere cambiar la Constitución.
Enviada a varios diarios el 19 de agosto de 2020.
 
 
Por el Rechazo
La presidente de la UDI Jacqueline van Rysselberghe declaró “no me gusta pautear al Presidente, pero me encantaría que dijera que está por el Rechazo”. Aparentemente ella no se enteró que éste ya se pronunció por el Apruebo el día 18 de agosto, durante una actividad en el santuario del Padre Hurtado, cuando dijo “estoy convencido de que todos los chilenos queremos cambiar, perfeccionar y modernizar nuestra Constitución”.
 
Enviada a varios diarios el 22 de agosto de 2020.
 
Dos polos frente al plebiscito
          En una carta publicada en un diario de Santiago una lectora pregunta: ¿Quién me aclara por qué si gana el Rechazo es triunfo de la derecha y si lo hace el Apruebo el triunfo es de la izquierda? Aun cuando no es preciso aclarar algo evidente, cabría responder que han sido los sectores políticos de izquierda los que durante la última década han estado promoviendo insistentemente el cambio de la Constitución Política de 1980 mediante una Asamblea Constituyente.
Tales sectores políticos pretenden cambiar la actual institucionalidad que nos rige, propia de una sociedad libre, por otra de orientación colectivista, igualitarista y estatista; la que lleva en sí el germen del totalitarismo.
Quienes impulsan el proceso constituyente pretenden introducir cambios profundos en la estructura política, social y económica de nuestra comunidad nacional lo que es, por definición, un proceso revolucionario.
Publicada en El Austral de Temuco y en el Diario Austral de Valdivia el 24 de agosto de 2020. También en El Mercurio de Antofagasta y en el de Calama el 27 de agosto de 2020, bajo el título “Frente al plebiscito”. Y en El Sur de Concepción el 27 de agosto de 2020, bajo el título “Plebiscito”.
Polarización
          El proceso constituyente en curso ha polarizado nuevamente a los chilenos en dos bandos inconciliables; entre quienes optan por el Rechazo y quienes optan por el Apruebo.
          En el primero están las personas más conservadoras, afines a los sectores políticos de derecha, que pretenden mantener la actual institucionalidad o modelo de sociedad que nos rige, propio de una sociedad libre y responsable; y, en el segundo, las personas proclives a los sectores políticos de izquierda, que durante la última década han estado promoviendo insistentemente el cambio de la Constitución Política de 1980 mediante una Asamblea Constituyente y que pretenden sustituir la actual institucionalidad por otra de orientación colectivista, igualitarista y estatista; la que lleva en sí el germen del totalitarismo.
Quienes impulsan el proceso constituyente pretenden introducir cambios profundos en la estructura política, social y económica de nuestra comunidad nacional lo que es, por definición, un proceso revolucionario.
Publicada en El Austral de Temuco y en el Diario Austral de Valdivia el 24 de agosto de 2020, y en el Diario Austral de Valdivia el 26 de agosto de 2020. También el 24 de agosto de 2020 en El Diario de Atacama bajo el título “Plebiscito”.
 
 
 
Dos tercios
Joaquín Lavín Infante en su columna de ayer, titulada “Gobierno de convivencia nacional”, dice que la escritura en conjunto de una nueva Constitución “con la aprobación de al menos dos tercios de los integrantes de la Convención” será mucho más que un ordenamiento institucional distinto. Ella representará “la mirada y la manera de sentir de Chile de esos dos tercios que concurrieron a esos acuerdos” y una gran oportunidad para salir de nuestras trincheras integrando diferentes visiones para lograr un objetivo común.
No soy tan optimista. Por el contrario, pienso que “la regla de los dos tercios” es una trampa que favorece a los sectores políticos de izquierda —que son los que durante la última década han estado promoviendo insistentemente el cambio de la Constitución Política de 1980 mediante una Asamblea Constituyente— y no asegura que una eventual nueva Carta Fundamental logre plasmar acuerdos en materias de gran importancia y que afectan considerablemente la vida de millones de chilenos.
Con dicha regla las disposiciones que no alcancen los dos tercios no quedarán incorporadas en el nuevo texto constitucional y pasarían a ser materia de ley ordinaria las que solo requieren mayoría simple; lo que podría ocurrir con normas tan importantes como las relativas al derecho a la vida del que está por nacer, a la independencia del Banco Central, al Tribunal Constitucional, a desarrollar cualquier actividad económica, al derecho de propiedad, a la libertad de enseñanza, al derecho preferente de los padres para educar a sus hijos, a la libertad de expresión o a los quórum supramayoritarios para aprobar o modificar leyes que traten sobre derechos o garantías fundamentales.
Enviada a El Mercurio de Santiago el 25 de agosto de 2020.
 
Un tercio más uno
          Efectivamente, como señala el lector Juan José Ríos Gómez-Lobo en su carta de ayer, titulada “Entrevista a Pablo Longueira”, si la Constituyente quedare con un tercio más uno en manos de los sectores políticos más izquierdistas, serán rechazadas todas las ideas de nuestro sector, propias de una sociedad libre y responsable.
¿Qué pasaría en tal caso? Todas las normas que no alcancen el quórum de los dos tercios pasarían a ser materia de ley ordinaria, las que solo requieren mayoría simple para su aprobación; lo que podría ocurrir con las relativas al derecho a la vida, a la autonomía del Banco Central, al Tribunal Constitucional, a las actividades económicas, al derecho de propiedad, a la libertad de enseñanza, al derecho preferente de los padres para educar a sus hijos, a la libertad de expresión, al estatuto de las Fuerzas Armadas y de Orden, a los quórum supramayoritarios para aprobar leyes que traten sobre derechos o garantías fundamentales e, incluso, al sistema de gobierno.
          El exsenador Longueira, al optar por el “Apruebo, pero no de cero” —lo que nadie garantiza, pues si ganase el Apruebo estaríamos partiendo de “una hoja en blanco”— está actuando de buena fe pero con ingenuidad y pensando que va a prevalecer la racionalidad; racionalidad que no hemos visto en estos últimos meses.
Enviada a El Mercurio de Santiago el 31 de agosto de 2020.
Trampa constitucional
          La disposición de nuestra Carta Fundamental que establece que “la Convención deberá aprobar las normas por un quórum de dos tercios de sus miembros en ejercicio” (art. 133) no asegura —como aparenta— que una eventual nueva Constitución plasmaría acuerdos mayoritarios en materias trascendentales. Tal disposición es, en realidad, una trampa que favorece a los sectores políticos de izquierda, que son los que durante la última década han estado promoviendo el cambio de la Constitución Política mediante una Asamblea Constituyente, a fin de instaurar “el otro modelo” o “el régimen de lo público” (eufemismos de Estado socialista).
Con dicha disposición las normas que no alcancen los dos tercios no quedarían incorporadas en el nuevo texto constitucional y pasarían a ser materia de ley ordinaria las que solo requieren mayoría simple para su aprobación; lo que podría ocurrir con materias tales como las relativas al derecho a la vida, a la autonomía del Banco Central, al Tribunal Constitucional, al desarrollo de cualquier actividad económica, al derecho de propiedad, a la libertad de enseñanza, al derecho preferente de los padres para educar a sus hijos, a la libertad de expresión, al estatuto de las Fuerzas Armadas y de Orden o a los quórum supramayoritarios para aprobar leyes que traten sobre derechos o garantías fundamentales e, incluso, al sistema de gobierno.
 
Publicada en el Diario Constitucional el 26 de agosto de 2020. También en El Sur de Concepción el 1 de septiembre de 2020, bajo el título “Trampa”.
Pablo Longueira
            El exsenador Pablo Longueira, al optar por el “Apruebo, pero no de cero” —lo que nadie garantiza, pues si ganase el Apruebo estaríamos partiendo de “una hoja en blanco”— está actuando de buena fe pero con ingenuidad y pensando que va a prevalecer la racionalidad.
¿Qué pasaría si la Constituyente quedare con un tercio más uno en manos de los sectores políticos más izquierdistas? Sería rechazada la mayoría de las ideas propias de una sociedad libre y responsable y todas las normas que no alcanzaren el quórum de los dos tercios pasarían a ser materia de ley ordinaria, las que solo requieren mayoría simple para su aprobación; lo que podría ocurrir con las relativas al derecho a la vida, a la autonomía del Banco Central, al Tribunal Constitucional, a las actividades económicas, al derecho de propiedad, a la libertad de enseñanza, al derecho preferente de los padres para educar a sus hijos, a la libertad de expresión, al estatuto de las Fuerzas Armadas y de Orden, a los quórum supramayoritarios para aprobar leyes que traten sobre derechos o garantías fundamentales e, incluso, al sistema de gobierno.
En tal caso y considerando que los sectores de izquierda son mayoría en el Congreso, no tendrían obstáculo alguno para instaurar “el otro modelo” o “el régimen de lo público”, que son los eufemismos de “Estado socialista” utilizados por tales sectores.
Publicada en El Mercurio de Calama y en el Diario Austral de Valdivia el 1 de septiembre de 2020. También en El Mercurio de Valparaíso el 2 de septiembre de 2020, bajo el título “Inquietudes”.
 
Estado socialista ad portas
Los sectores políticos de izquierda, a fin de cambiar la actual institucionalidad política, económica y social que nos rige, han promovido activamente el cambio de la Constitución mediante una Asamblea Constituyente. Con el proceso constituyente en curso están a punto de lograrlo. Para ello bastaría que, en caso de que ganase el Apruebo, tales sectores quedaren con un tercio más uno de los constituyentes.
En tal eventualidad serían excluidas del texto constitucional las materias que se opongan al ideario de tales sectores y que no alcanzaren el quórum de dos tercios, las que pasarían a ser objeto de leyes ordinarias que requieren mayoría simple para su aprobación. Ello podría ocurrir con materias tan importantes tales como las relativas al derecho a la vida, a la autonomía del Banco Central, al Tribunal Constitucional, a la libertad económica, al derecho de propiedad, a la libertad de enseñanza, al derecho preferente de los padres para educar a sus hijos, a la libertad de expresión, al estatuto de las Fuerzas Armadas y de Orden, a los quórum supramayoritarios e, incluso, al sistema de gobierno.
Considerando que los sectores de izquierda son mayoría en el Congreso, no tendrían obstáculo alguno para instaurar “el otro modelo” o “el régimen de lo público” que propugnan, eufemismos de “Estado socialista”.
Las personas de buena fe que piensan votar Apruebo —con lo que la nueva Constitución sería redactada “partiendo de una hoja en blanco”— actúan con ingenuidad y pensando que va a prevalecer la racionalidad.
Publicada en El Día de La Serena el 2 de septiembre de 2020.
 
El otro modelo
Salvo que ocurra un milagro, Chile se encuentra ante un inexorable destino: convertirse en una república socialista.
          Los sectores de izquierda, cuyo paradigma político es el socialismo, son los que durante los últimos años han venido promoviendo, tenazmente, el cambio de la Constitución mediante una Asamblea Constituyente a fin de cambiar la institucionalidad política, económica y social que actualmente nos rige. Con el proceso constituyente en curso están a punto de lograrlo. Para ello bastaría que, en caso de que ganase el Apruebo, tales sectores quedaren con un tercio más uno de los constituyentes.
En tal eventualidad serían excluidas del nuevo texto constitucional importantes materias contempladas en la actual Carta Fundamental que se opongan al ideario de tales sectores y que no alcanzaren el quórum de dos tercios, las que pasarían a ser objeto de leyes ordinarias que requieren mayoría simple para su aprobación.
Considerando que los sectores de izquierda son mayoría en el Congreso, no tendrían obstáculo alguno para instaurar “el otro modelo” o “el régimen de lo público” que propugnan, eufemismos de “Estado socialista”.
Las personas de buena fe que están inclinadas a votar Apruebo actúan con ingenuidad, pensando que va a prevalecer la racionalidad y que serán mantenidas las normas esenciales de una sociedad libre y responsable.
Enviada a varios diarios el 3 de septiembre de 2020.
 
Vendedores de ilusiones
Una cualidad de los líderes políticos es la capacidad de persuadir a las personas ofreciéndoles un futuro posible mejor; es decir, alimentándolas con esperanza. La esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la confianza de que se alcanzará lo que se desea. Los políticos han inventado un sucedáneo de la esperanza; una representación imaginaria que no corresponde a la realidad: es la ilusión, una esperanza sin fundamento, una expectativa engañosa.
Los líderes políticos se han convertido en vendedores de ilusiones, las que pasado un tiempo se reconocen como falsas esperanzas, como la que actualmente están vendiendo: que una nueva Constitución remediará los males de Chile.
          Al respecto se nos vienen a la mente dos pensamientos célebres: “quien engaña siempre encuentra a alguien que se deja engañar” (Maquiavelo) y  “es más fácil engañar a la gente, que convencerla de que ha sido engañada” (Mark Twain).
Enviada a varios diarios el 4 de septiembre de 2020.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

Identidad chilena: Violencia rural y principio de proporcionalidad Cartas al Director por Adolfo Paul

Identidad chilena: Violencia rural y principio de proporcionalidad
Cartas al Director por Adolfo Paul
Autotutela
En relación con la carta de Miguel A. Vergara Villalobos publicada ayer, bajo el título “La Araucanía en llamas”, cabría comentar que la renuncia, ausencia, postración o incapacidad —material o moral— del Estado para cumplir con su obligación esencial, que es la conservación del orden público, incentiva a los ciudadanos a hacer justicia por mano propia (autotutela) lo que el derecho repudia por representar la negación de la justicia en una sociedad civilizada.
Publicada en La Tercera el 5 de agosto de 2020.
 
Autotutela
El subsecretario del Interior Juan Francisco Galli condenó la autotutela. Lamentablemente la renuncia, ausencia, postración o incapacidad del Gobierno —ya sea material o por falta de voluntad política— para cumplir su obligación esencial, que es la conservación del orden público, incentiva a los ciudadanos a tomar la justicia por la propia mano; lo que el derecho repudia por representar la negación de la justicia en una sociedad civilizada.
Publicada el 5 de agosto de 2020 en El Diario de Atacama, en El Austral de Temuco y el Diario Austral de Valdivia. También en El Llanquihue de Puerto Montt el 7 de agosto de 2020, bajo el título “Ciudadanía y autotutela”. Y en El Mercurio de Antofagasta y en el de Calama el 8 de agosto de 2020.
 
Identidad chilena
Nuestra identidad nacional está influenciada por la cultura y lenguaje araucanos, así como lo está por la de los españoles que en el siglo XVI nos trajeron su civilización y por las de los inmigrantes llegados posteriormente de otras latitudes.
En nuestra patria se ha dado un entrecruzamiento de hombres y de pueblos que han convergido, convivido y compartido una suerte común, lo que ha producido un alto grado de mestizaje y de homogeneidad cultural. La nación chilena la hemos construido entre todos. Somos todos chilenos. No hay razones que justifiquen una discriminación entre chilenos por el origen de sus ancestros: indígenas, europeos, árabes, asiáticos u otros.
Al respecto cabría señalar que el Director Supremo Bernardo O’Higgins, en un decreto firmado el 3 de junio de 1818 bajo el título “Denominación de chilenos”, concluía con la siguiente frase: “entendiéndose que respecto de los indios, no debe hacerse diferencia alguna, sino denominarlos chilenos”.
Publicada en El Austral de Temuco el 7 de agosto de 2020.También en El Sur de Concepción, el 13 de agosto de 2020, bajo el título “Identidad”.
 
Disuasión
 
Hay quienes piensan que con la sola presencia de policías o de militares fuertemente armados es posible disuadir a personas o grupos dispuestos a cometer graves tropelías. Ello no es así. La disuasión es un efecto psicológico que se logra mediante la amenaza de un daño que el agresor no está dispuesto a aceptar y que los beneficios que espera lograr si actúa no compensarían los daños que podría sufrir. La disuasión consiste en hacer temer al enemigo su propia victoria.
Para que el efecto disuasivo se produzca es esencial que el disuasor cuente con la capacidad material para cumplir su amenaza y con la voluntad o capacidad moral para llevarla a cabo.
Si quienes están dispuestos a cometer graves atentados saben que los policías o militares tienen prohibido usar sus armas de fuego o que no se van a atrever a emplearlas —por el temor a que si lo hicieren serían encarcelados por “violar los derechos humanos”— no solo van a cometerlos sino que se van a burlar de ellos, puesto que al no constituir una amenaza real no tienen capacidad disuasiva o represiva alguna y quedan reducidos a la calidad de meros espantajos.
Eso es lo que ocurre actualmente con nuestros militares, que están sometidos a una Reglas de Uso de la Fuerza tan extremadamente restrictivas que los incapacitan para controlar o reprimir a quienes cometen actos terroristas, vandálicos o de violencia insurreccional.
Publicada en El Austral de Temuco el 8 de agosto de 2020. También en El Diario de Atacama el 13 de agosto de 2020.
 
Las cosas por su nombre
Las cosas son lo que son y no lo que se dice que son.
Se dice que en las regiones de La Araucanía existe “violencia rural”, en circunstancias que lo que existe es una “guerra de guerrillas”; una estrategia militar llevada a cabo por pequeños grupos de combatientes armados que ejecutan actos de carácter terrorista y otros hechos de enorme violencia. No se trata de algo parecido a la guerra, es guerra de verdad y debe ser tratada como tal. Ella debe ser enfrentada por fuerzas militares que empleen todo su potencial y bajo las reglas de tiempo de guerra; no por fuerzas policiales restringidas en el uso de la fuerza por protocolos diseñados para controlar a delincuentes comunes en tiempos de paz.
Al respecto, es preciso hacer presente que este tipo de guerra irregular es difícil de neutralizar gracias a la movilidad de los guerrilleros, al conocimiento del terreno, a su habilidad para diluirse entre la población civil y a su fácil dispersión en pequeños grupos y sin uniformes identificativos, lo que les permite operar de manera oculta y sorpresiva, moverse con rapidez y reunirse y dispersarse sin dejar rastro.
Publicada en el Diario Austral de Valdivia el 25 de agosto de 2020 y en El Austral de Temuco el 26 de agosto de 2020. También en El Austral de Osorno el 25 de agosto de 2020, bajo el título “Guerra de guerrillas”. Asimismo, el 29 de agosto de 2020 en El Sur de Concepción bajo el título “Por su nombre” (sin el último párrafo).
 
 
Violencia rural y principio de proporcionalidad
          ¿Hasta cuándo seguiremos calificando la guerrilla rural y los actos terroristas cometidos en el sur con el eufemismo “violencia rural”? Tales actos forman parte de una “guerra de guerrillas”; aquella estrategia militar llevada a cabo por pequeños grupos de combatientes armados que forman un verdadero ejército irregular. No se trata de algo parecido a la guerra, es guerra de verdad y debe ser tratada como tal.
La guerra de guerrillas debe ser enfrentada por fuerzas militares que empleen todo su potencial y bajo los métodos, reglas y procedimientos de tiempo de guerra; no por fuerzas policiales preparadas para restablecer el orden público y para controlar a delincuentes comunes en tiempos de paz y que están extremadamente restringidas en el uso de la violencia física legítima del Estado; limitación que se ve agravada por un equivocado concepto de la “proporcionalidad” en el uso de la fuerza.
La proporcionalidad supone que la fuerza se debe usar solo cuando no haya otra opción y que ella debe estar en proporción a la gravedad del delito y al objetivo legítimo que se persigue. Ella consiste en la respuesta a la pregunta: ¿cuánta fuerza utilizar? El uso de la fuerza es proporcional cuando el nivel de fuerza empleado para alcanzar el objetivo legal que se busca corresponde a la resistencia ofrecida y al peligro representado por las personas a las que se interviene o a la situación que se controla y, en casos extremos, justifica el empleo de medios letales. La desproporción en el uso de la fuerza no solo se puede predicar respecto de la que es excesiva para cumplir con un determinado fin —tales como la conservación del orden público y el resguardo de los derechos humanos y del Estado de Derecho; obligaciones esenciales del Estado— sino que también respecto de la que es insuficiente para lograrlo.
Un comentario final: para alcanzar el éxito en este tipo de guerra irregular las fuerzas militares del Estado deben estar en un relación de fuerzas del orden de 10 a 1 con respecto a las fuerzas paramilitares; puesto que los guerrilleros tienen las ventajas de su gran movilidad, el conocimiento del terreno, su habilidad para diluirse entre la población civil, y su actuación en pequeños grupos y sin uniformes identificativos, lo que les permite operar de manera oculta y sorpresiva, moverse con rapidez y reunirse y dispersarse sin dejar rastro.
 
Enviada a varios diarios el 29 de agosto de 2020.
 
Ley antiterrorista
          El senador Huenchumilla, refiriéndose a la violencia en la región de La Araucanía, declaró recientemente: “lo que ha fallado no es la ley, sino la gestión de las policías”.
Discrepo con tal aserto. La ley 18.314 que determina conductas terroristas y fija su penalidad sí ha fallado, pues exige probar un hecho subjetivo que se basa en los sentimientos de una persona, como lo es la intención de los imputados, algo que no se puede probar. Tal exigencia hace prácticamente imposible condenar a quienes cometen actos terroristas. En efecto, el artículo 1º de dicha ley establece: “Constituirán delitos terroristas los enumerados en el artículo 2º, cuando el hecho se cometa ‘con la finalidad’ de producir en la población o en una parte de ella el temor…”.
Hechos tales como la instalación de artefactos explosivos, quemar vivas a personas, incendiar casas, escuelas, iglesias, vehículos o maquinarias, sin que tales actos vayan en beneficio económico de quienes los cometen, son hechos objetivos que constituyen per se una conducta terrorista.
Publicada en El Austral de Valdivia el 31 de agosto de 2020. También en El Mercurio de Valparaíso y en El Austral de Temuco el 3 de septiembre de 2020.
 
 
Guerra de guerrillas
Desde hace varias décadas La Araucanía y regiones aledañas están siendo asoladas por ataques terroristas, eufemísticamente denominados “violencia rural”. Quienes los realizan son grupos de combatientes organizados fuertemente armados, que forman un verdadero ejército y que utilizan una estrategia denominada “guerra de guerrillas”. No se trata de algo parecido a la guerra, es guerra de verdad y debe ser tratada como tal. Ella debe ser enfrentada por fuerzas militares que empleen todo su potencial, aplicando los procedimientos de tiempo de guerra; no por fuerzas policiales, que están preparadas para restablecer el orden público y para controlar la delincuencia en tiempos de paz.
Para alcanzar el éxito en este tipo de guerra irregular las fuerzas militares del Estado deben estar en un relación de fuerzas del orden de 10 a 1 con respecto a los guerrilleros; ya que estos tienen las ventajas de su gran movilidad, el conocimiento del terreno, su habilidad para diluirse entre la población civil, y su actuación en pequeños grupos y sin uniformes identificativos, lo que les permite operar de manera oculta y sorpresiva, moverse con rapidez y reunirse y dispersarse sin dejar rastro.

Publicada en El Mercurio de Calama el 3 de septiembre de 2020. También en El Austral de Temuco el 4 de septiembre de 2020.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

Presos políticos: Condena a inocente Cartas al Director por Adolfo Paul

Presos políticos: Condena a inocente
Cartas al Director por Adolfo Paul
Presos políticos
Diversas autoridades, en relación con los recientes acontecimientos en la región de La Araucanía, han declarado que “en Chile no hay presos políticos” y que las personas privadas de libertad lo están porque han cometido delitos y por resoluciones de los tribunales de justicia.
Tal aserto no es efectivo en el caso de los militares y policías privados de libertad puesto que lo están no en virtud de la aplicación de las leyes, sino que debido a sentencias que las atropellan por razones políticas. Ellos, en su gran mayoría, son inocentes de los delitos que les fueron imputados, están libres de culpa o exentos de responsabilidad criminal, y fueron condenados por sentencias dictadas contra leyes expresas y vigentes y violando numerosas garantías constitucionales. A todos ellos les fue vulnerado el derecho humano a un debido proceso.
Por otra parte, no constituyen un peligro para la sociedad, lo que no es tan seguro en el caso de los miles de favorecidos recientemente con el beneficio de la libertad condicional; beneficio que a los militares y policías les fue negado.
Publicada en El Austral de Temuco el 9 de agosto de 2020. También en El Mercurio de Antofagasta y en el de Calama el 13 de agosto de 2020.
 
Delitos políticos
Los militares y policías que están cumpliendo penas de prisión por “delitos de derechos humanos” fueron condenados por hechos reprochables cometidos por motivaciones políticas durante un estado de excepción constitucional y de una enorme convulsión social, los que en una situación de normalidad institucional no habrían ocurrido; es decir por “delitos políticos”, no por delitos comunes. Tampoco fueron condenados por “delitos de lesa humanidad”, puesto que tal clase de delitos no existía en la legislación chilena en la época en que habrían sido cometidos. Ellos fueron tipificados por la ley 20.357 que entró en vigor el 18 de julio de 2009 y que dispuso, expresamente, que no podía ser aplicada retroactivamente; reforzando el principio de legalidad garantizado constitucionalmente (nullum crimen, nulla poena sine praevia lege y sus exigencias de lex previa, lex certa, lex scripta y lex stricta).
Enviada a El Mercurio de Santiago el 9 de agosto de 2020.
 
General Orozco
El ministro Jaime Arancibia Pinto de la Corte de Apelaciones de Valparaíso condenó al general Héctor Orozco Sepúlveda a 18 años de prisión porque, según reza la sentencia: “atendida su situación jerárquica, debió conocer y aún más, autorizar aquellas situaciones excepcionales como la ocurrida en autos, en que precisamente resultan dos personas muertas”.
Publicada en El Llanquihue de Puerto Montt el 31 de agosto de 2020, bajo el título “Condena a general”.
 
Condena a inocente
El ministro Jaime Arancibia Pinto, de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en 2016 condenó a 18 años y un día de presidio al general Héctor Orozco Sepúlveda por el asesinato de dos personas que estaban siendo trasladadas a la cárcel por una patrulla militar; hecho ocurrido en diciembre de 1973 cuando Orozco se desempeñaba como comandante del Regimiento Yungay de San Felipe; condena que fue rebajada a 10 años por las cortes superiores.
Dicho Ministro sin haberle acreditado delito alguno lo condenó porque, según reza la sentencia: “atendida su situación jerárquica, debió conocer y aún más, autorizar aquellas situaciones excepcionales como la ocurrida en autos, en que precisamente resultan dos personas muertas”.
El general Orozco falleció recientemente estando privado de libertad, a los 93 años de edad, en pésimas condiciones de salud, tanto física como mental, y sin haber recibido indulto o beneficio penitenciario alguno.

Publicada en El Austral de Osorno el 29 de agosto de 2020, bajo el título “General Héctor Orozco”. También en El Mercurio de Calama el 31 de agosto de 2020, bajo el título “Condena”.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión

Conforme a la ley: Reglas de uso de la fuerza

Conforme a la ley: Reglas de uso de la fuerza
Cartas al Director por Adolfo Paul
Conforme a la ley
          El ministro de Defensa Mario Desbordes, en la entrevista publicada en este diario el domingo 9, declaró que los militares “tendrán el respaldo completo de este ministro en todos aquellos casos que se haya actuado conforme a la ley”. Lo mismo declaró el exministro Alberto Espina en la edición del 27 de julio: “mientras actúen conforme a la ley, tendrán el apoyo de la autoridad civil”.
El problema es que si ellos usaren sus armas de fuego para evitar gravísimos actos de violencia vandálica o terrorista a fin de resguardar la vida, la propiedad, la libertad y los derechos humanos de los ciudadanos, no estarían actuando “conforme a la ley”, puesto que las Reglas de Uso de la Fuerza actualmente vigentes (según decreto publicado en el D.O. el 22/02/2020) son extremadamente restrictivas. Ellas establecen que los miembros de las FF.AA. podrán usar armas de fuego en legítima defensa y “sólo en el caso de enfrentamiento con personas que utilicen o se apresten a utilizar armas de fuego u otras armas letales” en caso de un ataque actual o inminente a un recinto militar o a instalaciones de la infraestructura crítica.
 
Enviada a El Mercurio de Santiago el 10 de agosto de 2020.
 
Armas de la democracia
¿Hasta cuándo permitiremos que diversas personas o grupos utilicen las armas de la democracia para destruir la democracia y el discurso de los derechos humanos como estrategia para lograr que las autoridades de Gobierno se abstengan de utilizar la violencia legítima del Estado contra quienes violan los derechos humanos?
Enviada a El Mercurio de Santiago el 14 de agosto de 2020.
 
 
Reglas de uso de la fuerza
          El ministro de Defensa Mario Desbordes declaró recientemente: los militares “tendrán el respaldo completo de este ministro en todos aquellos casos que se haya actuado conforme a la ley”. Lo mismo dijo su antecesor Alberto Espina a fines de julio: “mientras actúen conforme a la ley, tendrán el apoyo de la autoridad civil”.
          El problema es que en muchas ocasiones el uso de armas de fuego fuera de los casos contemplados en las Reglas de Uso de la Fuerza (RUF), es decir “no actuando conforme a la ley”, es la única forma de evitar el incendio de un supermercado, una escuela, una iglesia o una estación de Metro, o la destrucción de camiones, de una estación eléctrica, de combustible o de agua potable, u otros actos de violencia vandálica, guerrillera o terrorista y así proteger los derechos humanos de los ciudadanos que desean vivir en paz.
Las RUF actualmente vigentes (publicadas el 22/02/2020) son tan extremadamente restrictivas que, prácticamente, dejan a los militares sin capacidad disuasiva o represiva alguna. Ellas establecen que los miembros de las FF.AA. podrán usar armas de fuego en legítima defensa y “sólo en el caso de enfrentamiento con personas que utilicen o se apresten a utilizar armas de fuego u otras armas letales” en caso de un ataque actual o inminente a un recinto militar o a instalaciones de la infraestructura crítica.
Si el Estado no hace uso de la violencia física legítima de la cual tiene el monopolio —la espada en la imagen tradicional de la justicia— con la severidad necesaria, Chile queda en la indefensión y condenado a caer en manos de quienes están promoviendo la anarquía, el caos, la disolución social y la insurrección revolucionaria.

Publicada en El Mercurio de Antofagasta y en el de Calama el 16 de agosto de 2020.

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional