CAMBIAR EL NOMBRE A LAS CALLES
Desvestir un santo para vestir a otro.
Humberto Julio Reyes
A medida que se acerca un nuevo aniversario del 11 de septiembre nos enteramos de nuevas iniciativas destinadas a conmemorar esa fecha que nos sigue dividiendo.
Esta vez se trata de la municipalidad de Santiago donde su alcaldesa, en el marco de la “coordinación logística y operativa de todas aquellas actividades y acciones” destinadas al propósito señalado al inicio de esta columna, someterá a decisión del concejo municipal la propuesta de cambiar el nombre a nueve calles, dos plazoletas y un puente.
Cualquier persona con buena memoria podrá señalar que el cambio de nombre a las calles no es algo nuevo en nuestro querido país. Yo me atrevería a decir que es casi un deporte nacional que se practica de tanto en tanto por razones eminentemente ideológicas más que históricas.
Recuerdo el cambio de “Pajaritos” por Gladys Marín por ejemplo. O el de la avenida de Punta Arenas donde está situado su antiguo regimiento “Pudeto” y que pasó a llamarse Salvador Allende cuando llegó la alegría.
Muchos más ejemplos hay en diversas ciudades, así que no habría por qué asombrarse de tanta creatividad, aunque algunas cartas al director de algunos medios hayan hecho ver que a veces el personaje histórico merecidamente honrado, esto es el santo a ser desvestido, será reemplazado en la memoria colectiva, porque de esto se trata, por alguien que no resiste comparación.
Se ha dicho en defensa de la moción que no irrogará gastos, salvo a la propia dirección del tránsito que deberá actualizar la señalética y que seguramente cuenta con recursos para malgastar, pero esto no es así para el caso de los residentes directamente afectados.
Me temo que a nivel regional no faltarán quienes deseen emular o superar incluso a la alcaldesa santiaguina proponiendo honrar a personas de su propia corriente ideológica, pero ello parece una práctica no recomendable, habida cuenta que nada garantiza que ello se respete a futuro dada la conocida ley del péndulo.
Basta tener presente que muchas avenidas principales se siguen conociendo coloquialmente por sus nombres originales aunque la nueva señalética indique nuevos nombres.
Por otra parte, en el caso de la comuna de Santiago, aunque hace años dejé de disfrutar de sus calles céntricas y de algunos gratos locales comerciales, reduciendo mis visitas a lo estrictamente indispensable y asumiendo el consiguiente nivel de riesgo, ahora tendría que contemplar pasivamente el agravio inferido a los santos desvestidos.
8 de ago. de 23
Nota del Editor: Humberto Julio Reyes, es GDB en condición de retiro y es Pas Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional
Fuente: Imagen EMOL