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En un Estado de Derecho nadie es culpable hasta que una sentencia establezca – más allá de toda duda razonable – que esa persona es culpable del delito que se le imputa.
RESULTADOS DE LA RECIENTE CACERÍA DE BRUJAS
El diputado Tucapel Jiménez debe estar muy satisfecho. Intentó que uno de nuestros camaradas quedara sin trabajo y las autoridades de gobierno les cooperaron con entusiasmo aportando con otros ex uniformados que fueron rápidamente “desvinculados”.
El flamante Ministro de Defensa, exagerando en su celo, no solo arremetió contra varios asesores de su ministerio que habían pertenecido a servicios de inteligencia, sino que aprovechó de prescindir de los servicios del General Orlando Carter por su condición de yerno del General Manuel Contreras.
Este arbitrario acto, tipo “patrón de fundo”, se justificó por “razones políticas”.
El subrogante en el Ministerio de Vivienda también se movió con rapidez para cesar el contrato de Jefe de Seguridad del Parque Metropolitano (Zoológico) de otro camarada.
Ninguno de los afectados por estos atropellos a sus derechos está siquiera procesado pero, ¿para qué recurrir a los lentos tribunales si “por secretaría” se obtienen estos rápidos resultados?
Opina en “El Mercurio” la Subjefe del Departamento Estudios y Proyectos de la Defensoría Penal Pública:
En un Estado de Derecho nadie es culpable hasta que una sentencia establezca – más allá de toda duda razonable – que esa persona es culpable del delito que se le imputa.
Le faltó agregar “salvo que se trate de algún miembro de las Fuerzas Armadas y de Orden”. ¿O será que vive en otro país?
No es primera vez que ocurren estos atropellos, el anterior fue en septiembre de 2009 y, como ya es costumbre, se alude a “políticas”, eufemismo que esconde el desconocimiento de derechos constitucionales, leyes y reglamentos.
Es como si un empresario pudiera pagar menos del sueldo mínimo porque esa es “la política de la empresa”.
Tampoco autoridad alguna se ha dado la molestia de justificar el contrato respectivo, señalando qué necesidad del servicio era satisfecha por el funcionario “desvinculado”. Mejor guardar silencio para no incomodar a los perseguidores y “tontos útiles”.
Afortunadamente nuestro camarada, el General Carter, ha difundido públicamente los trabajos que realizó recientemente en el Ministerio de Defensa Nacional y los diversos cargos que había servido en los últimos años, en particular durante los gobiernos de la Concertación.
A ver qué le contestan quienes se llenan la boca hablando de transparencia.
Y, como en el pedir no hay engaño, no está lejano el día en que no se permita desempeñar trabajo alguno, público o privado, a quien hubiera cometido el delito de servir en las Fuerzas Armadas y de Orden, a partir de 1973, ya que el haber sido promovido y ascendido “en democracia” ya nada significa.
Triste episodio, pero puedo apostar que, por desgracia, esta no será la última cacería.
Humberto Julio Reyes
Brigadier General
Co Presidente Ejército
BAJA DE APOYO A PRESIDENTE EN ENCUESTASComparando el tiempo de mandato que lleva el Presidente Sebastián
Piñera con los veinte años que lo precedieron, donde la Concertación
dejó una sucia huella de vergonzosas inmoralidades, indudablemente que
todo hoy se ve mejor: un gobierno decente y eficiente que trabaja con
profesionalismo y capacidad.¿Entonces a que se debe la desaprobación paulatina y creciente del
Presidente en las encuestas? El Gobierno ha cumplido en todo y con
todo lo propuesto, la cara de Chile cambió notablemente desde su
asunción al poder. La desidia y suciedad desapareció en todas las
reparticiones públicas. Se limpió el fisco de la haraganería
inoficiosa y onerosa que tenía la Concertación. Se enfrento incluso en
forma brillante los nuevos escollos del camino, como el terremoto, el
caso mineros y otros.
Entonces el Presidente debiera preguntarse seriamente a que se debe su
permanente baja en todas las encuestas de opinión pública. Si no lo
hace, quiere decir que simplemente es un hombre ambicioso que luego de
lograr sus objetivos personales, pierde interés en lo que hace y busca
nuevos objetivos que satisfagan su ego.
Pero descartando la última aseveración por el poco tiempo que el
Presidente lleva en el Gobierno, sí podemos decir con absoluta
seguridad que ha cometido dos errores muy graves, y esos están
gatillando la caída de su popularidad. Y si no los subsana mientras
aun sea tiempo, la derecha política se verá muy afectada en futuros
comicios, con el consiguiente daño al país, al verse sometido una vez
más a la corruptela concertacionista.
El primer error, el menor de los dos, es esa suerte de “cogobierno”
que mantiene con la Concertación. EL Presidente no puede ejercer su
mandato sometiéndose a las presiones y gustos de sus opositores. El se
debe a todos y cada uno de sus conciudadanos y nunca debe perder de
vista su programa de gobierno y promesas de campaña. Y a sus
opositores, respetarlos con mucha cautela, y mantenerlos a una
distancia bien marcada, ellos no son gente de fiar, en el poder sólo
mostraron bajeza, y como opositores solo buscan el fracaso del
Gobierno.
Y el segundo error del Presidente Piñera, el más grave, es la postura
adoptada frente a las Fuerzas Armadas y de Orden en lo que se refiere
a la “política” de derechos humanos. La Concertación construyó un
sucio y vengativo andamiaje en contra de estas Instituciones
permanentes de la República: Una justicia politizada y prevaricadora.
Organos del estado con dedicación exclusiva al tema. Agrupaciones con
financiamiento estatal para el marketing antimilitar. Una persecución
sin límite en contra de Uniformados activos o retirados. Y
lamentablemente, el actual Presidente continúa alimentando esa
barbarie, incluso se ha hecho parte de ella, y ha borrando con el codo
todo lo prometido en el tema durante su campaña. Tanto así, que hasta
rechazó una proposición de la Iglesia sobre indultos que podían
favorecer a Militares.
A estas alturas los chilenos solo quieren, por una parte, un
Presidente que muestre su real capacidad y que dejé a sus opositores
en el lugar que merecen por el daño que hicieron a Chile. Y por la
otra, que cierre las heridas que el marxismo abrió en Chile hace 40
años. Que se limpie el poder judicial prevaricador, para eso tiene
facultades constitucionales. Y que a los Militares se les otorguen los
beneficios que la ley les concede y que se les han negado por 21 años.
Beneficios que sí recibieron todos los terroristas que sembraron de
pánico y sangre nuestro suelo. Son más de ocho mil subversivos los que
hoy están libres, entre los cuales, un millar de peligrosos
criminales.
Si el Presidente Piñera no enmienda estos dos gravísimos errores,
principalmente el último, su popularidad continuará cayendo, y Chile
inevitablemente se verá otra vez en manos de ineficientes y
deshonestos.
Alejandro Russell O’Kuinghttonss