Columna de Opinión

Las Encuestas.

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de UNOFAR
Personalmente pienso que cualquiera medición que se haga tiene que ver con la calidad de la muestra que se tome y, desde ya, pido disculpas, pues con este planteamiento no estoy cuestionando la capacidad de los encuestados para responder a las preguntas que se les hagan, sino que al grado de interés y por lo tanto de conocimiento o reflexión que sobre lo que se les consulta puedan tener.

 

Las encuestas se han transformado en un ingrediente sabroso que los políticos esperan con inquieta serenidad y los analistas con indisimulada ansiedad, para poder sacar las más sabrosas conclusiones que, a decir verdad, interesan al cerrado círculo de quienes están encargados de conducir los destinos de la cosa pública sobre la base del voto popular.
El Presidente bajó, el gobierno bajó, las coaliciones políticas bajaron, conclusión, hay un rechazo generalizado a la clase política y, con esta sentencia, damos vuelta la página y esperamos la próxima encuesta pero, ¿no será posible el profundizar un poco más sobre la base de nuestras propias vivencias?.
Personalmente pienso que cualquiera medición que se haga tiene que ver con la calidad de la muestra que se tome y, desde ya, pido disculpas, pues con este planteamiento no estoy cuestionando la capacidad de los encuestados para responder a las preguntas que se les hagan, sino que al grado de interés y por lo tanto de conocimiento o reflexión que sobre lo que se les consulta puedan tener.
Si ustedes analizan el foco de atención de los integrantes de la propia familia sobre los distintos medios de comunicación, escritos, orales o visuales, verán la amplia variedad de intereses sobre los temas que capitalizan la atención, temas que tampoco son permanentes en el tiempo, como lo demuestra por ejemplo, el resultado de la PSU que por estos días a tenido a la familia chilena de cabezas, a la espera de las posibilidades que se le presentan a algún miembro del clan.
Del mismo modo, podemos rescatar la persistencia de otros temas que sí concitan una más marcada preferencia y se sostienen en el tiempo, entre ellos, el deporte y muy en particular el futbol, los hechos de sangre como los accidentes, asesinatos, incendios y otros, el debate político sobre algún tema de particular interés – no todo el debate – , la situación económica en la medida que se perciba como que impacta a cada uno y, para cerrar la muestra, la farándula con su desinhibidas ofertas.
El punto es que a estas personas que tienen estas legítimas preferencias, de pronto las toca la rueda de la fortuna y un preparado encuestador les pregunta que opinan sobre el Presidente, como lo está haciendo el gobierno, el rol que están jugando las coaliciones políticas, le proyección política que le ven a una lista de personas etc.
Es tan brutal el sistema, que cuando se produjo el rescate de los mineros el Presidente subió un montón y más lo hizo el gobierno, como si la Ministra de Vienes Nacionales o el Ministro de Justicia hubieran tenido algo que ver con tan afortunado resultado y, luego, cuando la noticia pasa, tanto en Presidente como su gobierno bajan y bajan bruscamente, como si hubieran hecho algo inadecuado o cuestionable.
Peor aún es el resultado de las encuestas en la hermana república Argentina, en donde su Presidenta, la señora “K” había llegado a un nivel de aprobación del 25% y luego del fallecimiento de su marido está llegando a algo como el 60%. ¿Es que algo cambió drásticamente en Argentina? ¿Es que la señora “K” modificó los ejes de su muy modesta conducción política?
Es por todo esto, que a las encuestas debiéramos asignarles el verdadero sentido, significado e impacto que verdaderamente les corresponde y rogar a Dios para que las autoridades no caigan en la atracción fatal de la popularidad, apartándose de los objetivos y programas para los que fueron elegidos.
Jorge P. Arancibia Reyes
Columna de Opinión

Carta al Sr. Diputado MIODRAG MARINOVIC (General Hernán Nuñez M.)

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Usted “honorable” diputado, que ahora quiere ser “ché, y pasarse al otro lado del alambre”, me hizo perder mi tiempo, tiempo que le resté a los mios, dos de los cuales ya no están en este mundo. Por defenderlo a USTED.

 

Santiago, 14 de Enero de 2011

Sr. Diputado MIODRAG MARINOVIC :
 
Cuando usted tenía 10 años, en 1978,  las FF. AA. y de Orden, y dentro de ellas, el Ejército de Chile desplegó parte de sus fuerzas para defender el territorio que US. “representa” y cuidarle el pellejo al niñito Miodrag y a su familia; y a la de todos los habitantes de ese esforzado territorio.  
 
Para que le pregunto si tuvo idea o alguien le contó de este episodio de la historia reciente de Chile, en su casa, con calefacción, con buena comida caliente.
 
Total, “los milicos nos defenderán”. Claro, hay que recurrir a ellos cuando sólo estamos en peligro.
 
Mientras tanto, oficiales, suboficiales – muchos de ellos hoy procesados o encarcelados -, y soldados conscriptos, unos verdaderos niños, hacían su vida en una trinchera, en una posición de ametralladoras o morteros, para que nadie ajeno pisara nuestro territorio.
En plena pampa, con frío, mal equipados, sólo con una parka y un gorro de lana como abrigo, a veces enfermos; con comodidades absolutamente diferentes de las cuales el niño Miodrag, gozaba. 
 
Puedo decir que ello, y con una tremenda indignación – y lo personifico en usted “honorable” – , me quitó estar seis meses alejado de mi  mujer y de mis hijos, de la misma edad que la suya.
 
SU pellejo era más importante para mí, que la de ellos. E incluso estaba dispuesto a dar mi vida por el niñito MIODRAG.
 
Usted “honorable” diputado, que ahora quiere ser “ché,  y pasarse al otro lado del alambre”, me hizo perder mi tiempo, tiempo que le resté a los mios, dos de los cuales ya no están en este mundo. Por defenderlo a USTED.
 
Lo que desprestigia a la clase política, cuando quiere ser “populachera”, es que hablan “pelotudeces”.
 
A veces, es preferible pasar por tonto, manteniéndose callado, que abrir la boca y despejar todas las dudas.
 
Lo saluda
 
General HERNAN NUÑEZ MANRIQUEZ
Columna de Opinión

Estado de derecho y los Soldados del 73

Las opiniones vertidas en esta columna de opinión, son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de UNOFAR
La simple y leal aplicación de la normativa legal, constitucional y de los tratados internacionales ratificados y vigentes en Chile obliga a concluir que muchos oficiales se mantienen procesados, condenados o presos porque equivocadamente no se está dando aplicación a las disposiciones vigentes que los favorecen y que hemos recordado

 

 

“…muchos oficiales se mantienen procesados, condenados o presos porque equivocadamente no se está dando aplicación a las disposiciones vigentes que los favorecen…”. WILLIAM THAYER ARTEAGA

 

 

La distinguida jurista doña Raquel Camposano manifiesta en carta a “El Mercurio” publicada el 21 de diciembre de 2010 su preocupación por los oficiales que pertenecieron a las Fuerzas Armadas y de Orden y que se encuentran condenados o procesados en razón de delitos que no eran tales a la fecha en que se habrían cometido, o que, siéndolos, habrían prescrito o estarían amnistiados.

No cabe aquí comentar sus fundamentos, sino sólo recordar su enunciado: a) el aforismo “No hay delito ni pena sin una ley previa que los establezca”; b) la Constitución chilena (artículos 5 y 19 Nº 3); c) el Tratado de Roma al que se remite la cláusula vigesimocuarta transitoria de la Carta vigente, y su Estatuto, vigente en Chile desde el 1 de septiembre de 2009, en especial artículos 24 y 29; d) la ley 20.357, que tipifica los delitos de lesa humanidad y genocidio, y crímenes y delitos de guerra; e) el Decreto Ley 2.191 (1978) sobre Amnistía, dictado a solicitud del Consejo Mundial de Iglesias, presidido entonces por el cardenal arzobispo de Santiago, don Raúl Silva Henríquez; f) los principios generales del derecho, que deben aplicarse a falta de normas en los tratados o prácticas establecidas, según el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia de La Haya y artículo 21 del Tratado de Roma; g) en cuanto a la denegación de la excepción de prescripción extintiva, fundada en la Convención sobre imprescriptibilidad adoptada por la Asamblea de Naciones Unidas (26.11.1968), tal convención no está ratificada por Chile, por lo que no es posible invocarla en nuestro país; h) más aún, no se ha ratificado porque contraría el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y hoy día también el Tratado de Roma que sólo permite invocar la imprescriptibilidad respecto de los hechos que tuvieron principio de ejecución a contar de la vigencia en Chile de ese Tratado (1 de septiembre de 2009).

Conclusión: 1º. La simple y leal aplicación de la normativa legal, constitucional y de los tratados internacionales ratificados y vigentes en Chile obliga a concluir que muchos oficiales se mantienen procesados, condenados o presos porque equivocadamente no se está dando aplicación a las disposiciones vigentes que los favorecen y que hemos recordado;

2º. Extender retroactivamente la prohibición de favorecer con la amnistía o la prescripción a hechos o situaciones muy anteriores a su vigencia, es fallar contra ley expresa, violación especialmente inicua en materia penal;

3º. Aplicar la norma supletoria referente a los principios generales del derecho, con preferencia a lo expresamente dispuesto en la ley, la Constitución o los tratados, es violentar el ordenamiento nacional e internacional vigente;

4º. Hacer aplicables en contra de los inculpados las normas sobre imprescriptibilidad de un tratado no ratificado por Chile y, además, contrario a las exigencias de otros tratados ratificados y vigentes en Chile, fuera de implicar un acto absolutamente nulo o ineficaz, constituiría un atropello a la juridicidad más elemental;

5º. Como lo expresara la distinguida jurista Camposano, es innegable que la iniquidad de algunos crímenes cometidos hace décadas e imputados a particulares, funcionarios públicos o autoridades ejecutivas indignan a quienes toman conocimiento de ellos. Pero nada sería tan indigno y censurable como que los miembros del propio Poder Judicial atropellaran la ley en el ejercicio de la sublime atribución de condenar, sobreseer o absolver a un imputado. Enciende nuestro optimismo la convicción profunda de que el siglo XXI chileno no será testigo de esa debilidad

 

Estado de Derecho y los soldados del 73

Columna de Opinión

Carta al Director de El Mercurio. Por Adolfo Paúl La Torre

Las opiniones vertidas en esta columna de opinión, son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de UNOFAR
Me parece muy bien que para el Gobierno sean “una prioridad los derechos humanos”
Señor Director:
 
     Me parece muy bien que para el Gobierno sean “una prioridad los derechos humanos” —como lo aseguró a El Mercurio la directora del programa de DD.HH. del ministerio del Interior, doña Rossy Lama—, pero me parece lamentable que éste persevere en la ideología del odio cultivada por los gobiernos de la Concertación, lo que no se condice con los llamados del presidente Piñera a la reconciliación y a la unidad nacional ni con lo manifestado por él en noviembre de 2009 durante su campaña electoral, cuando en el Círculo Español dijo ante miembros de las FF.AA. y de Orden en retiro que en su gobierno se iban a aplicar las leyes y a respetar el Estado de Derecho.

 Viña del Mar, 3 de enero de 2011

ADOLFO PAÚL LATORRE
Abogado

Columna de Opinión

Lagos y sus cárceles.

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¿Hay alguien que no recuerde el compromiso de mejorar el sistema que ofreció Lagos en base a cárceles concesionadas? ¿Hay alguien que no recuerde que de las diez ofrecidas solo se entregaron tres durante su mandato? ¿Hay alguien que no recuerde los multimillonarios costos que hubo que pagar por los deficientes contratos efectuados? ¿Hay alguien que realmente no recuerde?

 

El incendio en la cárcel de San Miguel tiene que haber sido un drama dantesco, que solo mentes muy visionarias pueden haber imaginado y, por lo tanto previsto, algo que, ciertamente, no ha ocurrido en nuestro país.
Las llamas, el hacinamiento, las rejas, los gritos desesperados de los reclusos, la impotencia de los guardias para poder controlar la situación, quedarán en los anales de una institución que se mostró absolutamente incapaz de manejar esta tragedia.
Pero, si bien es cierto que en condiciones de normalidad no es fácil pensar en una situación tan extrema, no es menos cierto que la condición en que se cumplen las condenas y los períodos de privación de libertad, propios de los procesos judiciales, no son extraños para nadie. Todos sabíamos y todos sabemos las condiciones en que se vive en las cárceles chilenas.
La vida de los presos y porqué no decirlo, la de los gendarmes, transcurre en un medio y en un ambiente que violenta cualquier análisis de lo que requiere un ser humano para sobrevivir la privación de libertad. El hacerlo en las condiciones sanitarias y en los espacios disponibles generan, a no dudarlo, reacciones de una violencia tal, que terminan en enfrentamientos atroces con los resultados que hemos podido ver de tanto en tanto.
Los muertos quemados vivos de la cárcel de San Miguel son pues, el más reciente capítulo de la tragedia humana que representa, para cualquier persona, el ingreso a un recinto penitenciario de nuestro país y, por eso, la expresión de dolor e indignación de los familiares y, frente a esta reacción popular, el juego de declaraciones y contradeclaraciones de los actores políticos que pretenden sacar ventaja de este tema lamentable.
Entre estas declaraciones, pareciera increíble que alguien pueda culpar al actual gobierno de esta situación y, suena como lógico, que el gobierno haga sus descargos por una herencia difícil de explicar por parte quienes estuvieron veinte años gobernando el país y, por estas mismas razones, a nosotros nos parece increíble que sigan discutiendo quien es quien, como lo demuestra la patética defensa de su gestión por parte del ex Presidente Ricardo Lagos Escobar.
¿Hay alguien que no recuerde el compromiso de mejorar el sistema que ofreció Lagos en base a cárceles concesionadas? ¿Hay alguien que no recuerde que de las diez ofrecidas solo se entregaron tres durante su mandato? ¿Hay alguien que no recuerde los multimillonarios costos que hubo que pagar por los deficientes contratos efectuados? ¿Hay alguien que realmente no recuerde?
Y si somos capaces de recordar, ¿no les parece sorprendente que, con ese orgullo que le distingue, reclame un reconocimiento a su magna obra, cuando el hacinamiento, la mugre y las condiciones inhumanas de los presos son un reflejo de sus falencias y de la incapacidad para resolverlas?.
Pero lo que más me llama la atención, es que se permita pedir un reconocimiento a su obra cuando nunca, y repito, ¡NUNCA! le vi o le oí, un gesto similar para la gigantesca obra de reconstrucción nacional emprendida por el General Pinochet para sacar al país de las cenizas en que lo había dejado el Gobierno de la Unidad Popular. Esa si que le cambio el destino a Chile y sería bueno no olvidarlo.
Jorge P. Arancibia Reyes
Columna de Opinión

EL GOBIERNO Y EL PROGRAMA DE DD.HH.—— LOS SOLDADOS DEL 73 Y EL BICENTENARIO DE LA NACION CHILENA. (Carta del CENGE al Presidente de la República)

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de UNOFAR

En perfecta sincronía con la inconsecuencia descrita, las autoridades de gobierno del sector justicia siguen actuando hacia los militares en prisión con el mismo rigor injustificado y desproporcionado que sus antecesores concertacionistas, negando sistemáticamente a éstos el acceso a los beneficios carcelarios establecidos en nuestro ordenamiento jurídico para condenados que han cumplido la mayor parte de sus penas o que se encuentran gravemente enfermos

De acuerdo a la edición electrónica del diario La Nación, ayer fueron ocupadas las oficinas del llamado “Programa de DD.HH. del Ministerio del Interior” por parte de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), para protestar en contra del ministro al que acusan de desidia por cuanto desde hace más de 7 meses no se ha presentado ninguna querella por ejecutados políticos por parte del Programa. Dentro del juego político tradicional de nuestra particular democracia este hecho podría pasar desapercibido, salvo por dejar en evidencia que la asimetría y el doble estándar continúan gobernando el destino de los chilenos, como en los mejores tiempos de la Concertación.

Al respecto, es posible señalar que el Subsecretario del Interior, hasta ayer ministro subrogante, es el superior directo y responsable de los actos que realiza el “programa” en cuestión, cuya independencia y desprecio hacia la autoridad de la que supuestamente depende ha dejado en evidencia en forma repetida durante el presente año, cuando consiguió citar a declarar como inculpados en juicios de DD.HH. a un Subsecretario, a un Alcalde y a un Embajador del propio gobierno, poniéndolo en ridículo mientras recibía los aplausos del mundo socialista.

Cabe recordar que dicho “programa” –sustentado por la Ley 19.123 que en 1992 creó la Corporación de Reparación y Reconciliación y fijó su extinción para el 31 de Diciembre del año 1996? siguió actuando sin respaldo legal durante los años siguientes, litigando con pasión para encarcelar a gran cantidad de militares, al amparo de los sucesivos gobiernos de la Concertación. Así operó hasta que en Noviembre del 2007 y con la anuencia de los partidos de la oposición de ese entonces se aprobó la ley que creó el Instituto de los DD.HH., incluyendo a última hora en ella un artículo transitorio que valida de dudosa forma la existencia del programa y su dependencia del Ministerio del Interior.

Este agónico aliento, solo permitirá que el “programa” exista hasta que entre en funciones el nuevo Instituto de los DD.HH., oportunidad en que debiera desaparecer en forma automática para dejar de involucrar al gobierno en actos de revanchismo político públicamente reconocidos y que en la práctica –junto con encarcelar a cientos de militares – sirven para que sus beneficiarios se generen atractivas oportunidades económicas. El reclamo actual de la AFEP estaría indicando que la “productividad del negocio” se puede ver amenazada con una merma importante en sus ingresos y beneficios, a raíz de la aparente interrupción del flujo de denuncias.

Entretanto, un número indeterminado de ex – uniformados sigue viviendo su vida en paz sin afectar la vida de nadie, sin agitar masas ni provocar conflictos y sin sospechar siquiera la avalancha de acusaciones que se cierne sobre ellos por hechos en los que participaron hace casi cuarenta años y que jamás pudieran haber asociado con actos ilegales, por estar convencidos de hacer lo correcto en cumplimiento de su Deber Militar, mientras desarrollaban tareas propias de grados subalternos, durante un período de excepción constitucional que establecía la existencia de un estado de guerra interna. Lo curioso y sorprendente es que las acusaciones en su contra deberían ser patrocinadas ni más ni menos que por el mismo gobierno al cual recién ayudaron a triunfar con su voto y al que aplaudieron por destronar al socialismo.

El subsecretario, en su calidad de ministro subrogante, destinó más de una hora a escuchar las recriminaciones y exigencias de la AFEP, dedicando un tiempo especialmente valioso y escaso para quien se encontraba ejerciendo circunstancialmente dos cargos en uno y que vive normalmente tan ocupado que ni siquiera ha dispuesto de un momento para responder las cartas enviadas por los militares encarcelados que piden la clemencia y consideración a que cualquier chileno tiene derecho. A pesar de ello y de que jamás él o su jefe se han dignado atender ninguna de las reiteradas solicitudes de audiencia de las organizaciones de militares en retiro, el Ministerio del Interior ha acordado sostener una nueva reunión durante la próxima semana, con esta agresiva agrupación.

Sabido es que la ambición humana es enorme, pero en el caso de las agrupaciones de DD.HH. ella pareciera no tener límite. Cada peso “reparador” de los miles de millones que han recaudado hasta ahora se comporta en la práctica como una suerte de carbohidrato mágico que les aumenta el apetito, haciéndolos desear más y más dinero y beneficios, sin conseguir saciar su ansiedad inagotable. Cuando pasen los años, más de alguna investigación periodística mostrará al mundo la forma en que se han dilapidado enormes recursos del Estado de Chile para beneficiar a unos pocos, financiándoles jugosas indemnizaciones, pensiones, becas, etc., a partir de supuestas o inexistentes relaciones de parentesco, vínculos con “detenidos-aparecidos” o simplemente victimización sustentada por historias falsas. Todo ello, orientado solo hacia un lado del muro, ya que a pesar de hablar de “víctimas de la violencia política”, jamás se ha entregado reparación alguna a las viudas e hijos de los uniformados asesinados por los terroristas.

Tal parece que los recursos financieros sobran para estos fines, llamando particularmente la atención la disposición del gobierno actual para seguir escuchando y amparando los abusos jurídicos que se han cometido en contra del sector uniformado, al cual el mundo socialista asigna la responsabilidad exclusiva por el fracaso de la utopía revolucionaria de Allende. Sin “querer – queriendo”, el gobierno actual sigue escuchando y sosteniendo a los grupos de presión quejunto con avanzar en su tarea de penetración y consolidación ideológica? buscan mantener el tema en la agenda nacional, impidiendo que se cumpla la aspiración de la mayor parte de una sociedad que sólo desea progresar en paz y dejar de soportar la majadera cantinela de los DD.HH.

En perfecta sincronía con la inconsecuencia descrita, las autoridades de gobierno del sector justicia siguen actuando hacia los militares en prisión con el mismo rigor injustificado y desproporcionado que sus antecesores concertacionistas, negando sistemáticamente a éstos el acceso a los beneficios carcelarios establecidos en nuestro ordenamiento jurídico para condenados que han cumplido la mayor parte de sus penas o que se encuentran gravemente enfermos.

Tal parece que el gobierno actual quisiera evitarse cualquier problema con el mundode los DD.HH. Las actuaciones observadas en algunos de sus personeros y su negativa a dar una solución definitiva al vergonzoso tema de los presos políticos militares, pareciera indicar que el destino de éstos pretende ser capitalizado por el Ejecutivo como una suerte de moneda de cambio o mecanismo de alivio de presión a utilizar cuando sea necesario negociar con quienes les pudieran complicar la vida. Es claro para el gobierno que los militares no saldrán a la calle a tirar piedras ni a quemar autos, por lo que no los consideran como un grupo que pueda afectar su imagen política. Sin embargo, la masa crítica de la familia militar y las simpatías que su situación genera en un sector cada vez mayor de la sociedad, sí pueden hacer sentir su peso en alguna elección. Si no lo creen, pregúntenle al PRI en las municipales del 2008. 

El asunto es que desde el momento en que las actuales autoridades llegaron al gobierno? adquirieron la obligación de velar por el bienestar y por la justicia igualitaria para todos los chilenos, no sólo para quienes ejerzan una presión política o amenacen con agitar aguas a partir de su vocación de violencia. De no cumplir con dicha obligación, se exponen a caer en la misma inmoralidad de que hicieron gala sus predecesores.

18 de Noviembre de 2010

Patricio Quilhot Palma

Su Excelencia Presidente de la República de Chile

Sebastián Piñera Echeñique

Palacio de la Moneda, Santiago

Presente

De nuestra mayor consideración:

 

 

Adjunto se remite a usted “Carta Pública” del Centro de Generales de Ejército en Retiro, con algunas aclaraciones y reflexiones de sus integrantes, en relación con la situación política-judicial, que hasta hoy viven centenares de miembros en retiro del Sector de la Defensa Nacional, como producto del doble estándar e inequidad con que se ha actuado en cuanto a ellos, por haber cumplido con su deber de Soldados a partir del histórico Pronunciamiento Cívico-Militar de 1973.

Atentamente,

CENGE

 

 

 

 

 

 

 

LOS SOLDADOS DEL 73 Y EL BICENTENARIO DE LA NACION CHILENA.

         

Al festejar nuestra Patria los 200 años que dan inicio a la gesta emancipadora, ante la exigencia de nuestras conciencias y con la experiencia de haber vivido el tiempo previo al 11 de Septiembre de 1973; y, constándonos las circunstancias que motivaron el quiebre Institucional de ese año, como las consecuencias que de éste se derivaron y que vivimos hasta el día de hoy, deseamos compartir con nuestros compatriotas, reflexiones que corresponden a una realidad indesmentible, que ha dado marco a la situación judicial y carcelaria que hasta hoy viven cientos de nuestros camaradas de ayer, procesados y condenados, discriminatoriamente, al no aplicarse en sus casos, Instituciones Jurídicas propias del Estado de Derecho que rigen en Chile.

Es el propósito y objetivo de estas reflexiones, contribuir a restañar las heridas de un pasado cercano y a la unión entre TODOS los chilenos, en el contexto de una mínima verdad histórica común, indispensable para que nuestro país enfrente y valide unitariamente su Bicentenario. Nuestras reflexiones pretenden compartir y demostrar con y ante nuestros compatriotas, que la actual situación en que se encuentran cientos de antiguos integrantes de las FF.AA. y de Carabineros, es producto de la discriminación e inequidad con que se ha actuado, por parte de los Tribunales de Justicia contra ellos, en medio de una presión ideológica irreductible.

Como la inmensa mayoría de los chilenos mayores de 15 años al año 1973, estamos convencidos en lo mas profundo de nuestras conciencias, que las FF.AA. y Carabineros de Chile, actuaron motivadas fundamentalmente por el grado de destrucción alcanzado contra la institucionalidad vigente a Septiembre de 1973, por efecto de la puesta en marcha del proyecto político de la Unidad Popular, que llevaba a Chile a su auto destrucción y a la pérdida de su independencia y soberanía.

Lo anterior, entre otros tantos hechos y escritos de la época, se desprende claramente del Acuerdo de la Cámara de Diputados de Chile, de 22 de Agosto de 1973, documento que analiza la actuación del Gobierno de la República a esa fecha, en su relación con los Poderes Legislativo y Judicial; y, con la Contraloría General de la República.

El considerando 6° de este histórico como indesmentible acuerdo, en lo pertinente señala que el gobierno ha incurrido en violaciones a la Constitución y a la Ley, “llegando a los extremos de desconocer y atropellar sistemáticamente las atribuciones de los demás Poderes del Estado, violando habitualmente las garantías que la Constitución asegura a todos los habitantes de la República, y permitiendo y amparando la creación de poderes paralelos, ilegítimos, que constituyen un gravísimo peligro para la nación, con todo lo cual ha destruido elementos esenciales de la institucionalidad y del Estado de Derecho.”

 

Por su parte, resulta asimismo de interés señalar que en el considerando 12° de ese Acuerdo de la Cámara de Diputados, se señala “que en la quiebra del Estado de Derecho tiene especial gravedad la formación y desarrollo, bajo el amparo del Gobierno, de grupos armados que, además de atentar contra la seguridad de las personas y sus derechos y contra la paz interna de la Nación, están destinadas a enfrentarse contra las FF.AA., como también tiene especial gravedad, el que se impida al Cuerpo de Carabineros ejercer sus importantísimas funciones frente a las asonadas delictuosas, perpetradas por grupos violentistas afectos al Gobierno. No pueden silenciarse, por su alta gravedad, los públicos y notorios intentos de utilizar a las FF.AA. y al Cuerpo de Carabineros con fines partidistas, quebrantar su jerarquía Institucional e infiltrar políticamente sus cuadros.”

Lo dispositivo de este Acuerdo insta al Presidente de la República, Ministros de Estado y miembros de las FF.AA., y de Carabineros, a poner término inmediato a estas situaciones, apelando en relación con estos últimos, a su juramento.

Por su parte, la Exma. Corte Suprema manifestó al Presidente de la República hechos de igual gravedad, con fecha 02 de Julio de 1973 y 25 del mismo mes y año.

La Contraloría General de la República con fecha 02 de Julio de 1973, representó al Primer Mandatario situaciones que afectaban seriamente el funcionamiento de la administración del Estado.

La destrucción de la institucionalidad alcanzada en el país y reflejada en los citados documentos, inequívocamente fue un claro y perentorio llamado a las FF.AA. y de Carabineros, a impedir la destrucción total del Estado de Derecho, dentro del principio de la legítima defensa del Estado.

Documentos emanados de connotados personeros políticos de la época, son coincidentes con las denuncias ya expresadas.

En 1978, el Consejo Mundial de Iglesias presidido por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Raúl Silva Henríquez, solicitó al supremo gobierno la dictación de una ley de amnistía, como una forma de contribuir al término del clima de enfrentamiento.

En Abril de ese mismo año, se dictó el Decreto de Ley 2191 sobre Amnistía, que nuestros Tribunales de Justicia, aplicaron desde esa fecha hasta los años 1994-1995. Posteriormente se evitó aplicar esta norma hasta el año 1999, en que se aceptó la prescripción extintiva de responsabilidad de acuerdo a las normas generales.

A contar de esas fechas y sin existir modificaciones a la normativa legal interna o internacional, los Tribunales de Justicia consideraron que la aplicación de la Amnistía, contravenía diversos Tratados Internacionales y aún el Tratado de Roma, sólo recientemente vigente en Chile a partir del 1° de Septiembre de 2009.

Tal consideración carece absolutamente de fundamento jurídico,   pues precisamente estos mismos Tratados Internacionales, incluso el Tratado de Roma, reconoce que su competencia se remite a los hechos cuyo principio de ejecución sea con posterioridad a la entrada en vigencia de este Tratado en Chile.

La arbitraria interpretación anterior, ha permitido el procesamiento y condena de numerosos ex integrantes de las FF.AA. y de Carabineros.

Se sostiene asimismo, en reiterados fallos condenatorios de nuestros tribunales, argumentaciones basadas en “principios de derecho”, haciendo referencia en forma explícita a diversos tratados internacionales, algunos aún no vigentes y otros cuyo imperio en el país, es largamente posterior a la fecha de iniciación de los hechos, materia del proceso.

Entendemos que los principios de derecho, son de carácter supletorio, esto es, son aplicables ante la inexistencia de norma legal que regule la materia. En el país existe una norma de carácter constitucional, que regula con precisión esta situación. Se trata del inciso 2° del artículo 5° de la Constitución Política de la República, que dispone:

“El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto de los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.”

Lo previamente expresado, ha sido también utilizado como factor determinante para la dictación de sentencias condenatorias.

Nuestros Tribunales, tratándose de investigaciones por hechos imputados, a este sector pasivo de la Defensa Nacional, han estimado también no aplicar la prescripción extintiva de responsabilidad, considerando que ésta se opone a la Convención de Naciones Unidas sobre Crímenes de Guerra y Lesa Humanidad. Lo anterior, previo a la dictación de la ley 20.357, de Junio de 2009, que recién viene a establecer cuales son estos delitos en nuestra legislación nacional.

No debiera caber duda jurídica alguna, que la prescripción extintiva opera absolutamente en nuestro país y su no aplicación, afecta gravemente al Estado de Derecho.

Finalmente, estimamos que la solución a la actual situación que viven nuestros camaradas procesados y condenados, requiere la aplicación, sin dilaciones, de las Instituciones jurídicas vigentes en nuestro país y no aplicadas en la actualidad, creando una discriminación inaceptable, la que es imprescindible sea revertida a la mayor brevedad, dada la tardanza en hacer llegar una justicia verdadera para ellos y sus dolidas y abnegadas familias, en especial si se desea que con el cumpleaños número 200 de la Patria común, se logre la ansiada unidad nacional, sustento fundamental para la obtención del bien común de sus ciudadanos.

                BGL. JAIME NUÑEZ CABRERA

                   PRESIDENTE DEL CENGE.

               SANTIAGO, Noviembre de 2010.-

Columna de Opinión

¿Señales positivas?

La directiva
No queremos pecar de excesivo optimismo pero, como no hay mal que dure cien años, ¿porqué no podrían marcar estos hechos el principio del fin? o, si alguien lo prefiere, ¿el fin del principio?

 

            Desde que se decretara la reapertura del caso Guzmán, diversas noticias procedentes del ámbito judicial nos llevan a aventurar la aparición de señales que podrían ser consideradas como positivas.
            Aunque las gestiones para lograr la extradición del frentista Galvarino Apablaza hayan fracasado, al primar para el gobierno del vecino país la solidaridad ideológica por sobre los compromisos internacionales de colaboración para combatir al terrorismo, hemos podido advertir un esfuerzo por parte del poder judicial chileno por aplicar la ley a diversos implicados en actos terroristas que, hasta el día de hoy, la habían eludido eficientemente.
            No podemos predecir si en estos procesos se hará finalmente justicia pero ya es algo que quienes habitualmente ofician de implacables acusadores, se vean obligados a defenderse de los cargos que se les imputan.
            También hemos tomado conocimiento que en la causa que se instruye por el emblemático ataque al Retén Los Queñes, donde perdiera la vida un miembro del Cuerpo de Carabineros, fiel a su juramento de servicio a la Patria, el Ministro sumariante no haya encontrado evidencias que respalden las denuncias de los querellantes, habiendo procedido a dictar sentencia absolutoria.
            Tampoco podemos predecir en qué terminará finalmente este proceso pero también ya es algo que un miembro del poder judicial se atreva a sentenciar con estricto apego a la ley, en lugar de hacer recaer la prueba de su inocencia en los mismos inculpados, como ha sido habitual en los numerosos juicios que se instruyen por la represión del extremismo.
            Ojalá muchos más se atrevan y no sea éste un caso aislado.
            No queremos pecar de excesivo optimismo pero, como no hay mal que dure cien años, ¿porqué no podrían marcar estos hechos el principio del fin? o, si alguien lo prefiere, ¿el fin del principio?
            Lejos estamos de buscar un empate con los obcecados partidarios del “ni perdón, ni olvido”, pero sí continuaremos exigiendo en todas las instancias a que tengamos acceso, que la ley se aplique a todos igual.
2010-11-10