HISTORIA MILITAR Y HÉROES OLVIDADOS, News

CANCHA RAYADA. Jorge Villarroel Carmona y Mario Barrientos Ossa.

 

                     Cancha rayada

Terminada la campaña al sur el brigadier San Martín se entera a comienzos de 1818 del desembarco del Brigadier Mariano Osorio (otrora vencedor en Rancagua) con fuerzas de élite provenientes de Europa y otras del Perú, para lo cual ordena marchar hacia el norte para alcanzar San Fernando uniendo con otras fuerzas patriotas y dar la batalla decisiva en aras de la independencia.
En la marcha patriota muchos civiles de Concepción se adhieren por temor. Ya en Talca, los patriotas acampan en un lugar conocido como Cancha Rayada.
En la madrugada del 19 de Marzo los realistas atacan el vivac patriota causando bajas, en la que el propio O “Higgins fue víctima de una herida de bala. El Coronel Gregorio Las Heras logra sacar indemne su división, situación similar consigue realizar San Martín.
Quedará en el registro histórico como “Sorpresa de Cancha Rayada”.
En Santiago se habla que O “Higgins habría muerto y Osorio marcha decidido a la capital. Un gran temor fataliza a sus habitantes que aún recuerdan las represalias que éste les infligió en 1814. Cuando O”Higgins llega a Santiago, renació la calma.
El cómputo a favor de los patriotas no se vio mayormente alterado con el resultado de esta batalla y se impregnó en el Ejército Patriota la firme convicción de vencer y obtener la soñada y ansiada liberación de España, la cual se alcanza días después en los llanos Maipú.
El ejemplo de nuestros ancestros de no cejar antes las vicisitudes, deben ser el aliento que nos debe animar frente a las adversidades como nación libre y soberana herederos de un pasado lleno de glorias.

𝗝𝗢𝗥𝗚𝗘 𝗩𝗜𝗟𝗟𝗔𝗥𝗥𝗢𝗘𝗟 𝗖𝗔𝗥𝗠𝗢𝗡𝗔
Presidente del Círculo Ignacio Carrera Pinto

Nota: hoy se conmemora el ducentésimo sexto aniversario de la sorpresa de Cancha Rayada, lo más importante fue, que esa experiencia permitió la firme convicción de impregnarse de superación para liberar Chile en una batalla decisiva días después en Maipú.

SORPRESA DE CANCHA RAYADA.
Mario Barrientos Ossa.
Vicepresidente Instituto OHigginiano de Rancagua..
El 19 de marzo de 1818, un ejército de diez mil patriotas, reclutado y equipado con ingentes esfuerzos, fue aventado por las fuerzas realistas en una aventurada incursión nocturna. Entre las sombras de la noche, aterrados por la embestida de las fuerzas realistas, los soldados patriotas se dispersaron, abandonando sus armas, con lo cual el ejército se desvaneció en la nada, con O’Higgins herido en un brazo, por una bala que por centímetros no lo mata. Fue la nefasta Sorpresa de Cancha Rayada.
La noticia llegó a Santiago como una bomba: el rumor decía que O´Higgins estaba muerto, el ejército destruido, los realistas a marchas forzadas avanzando a ocupar Santiago. Vendrían las represalias, los castigos. El pánico hizo presa de la somnolienta ciudad.
El 24 de marzo, a la medianoche, macilento, más muerto que vivo, pero con su terco carácter entero, entraba O’Higgins al Palacio Directorial, a preparar la resistencia al invasor. En la mañana siguiente lo hacía San Martín.
La tarea no era menor: armar un nuevo ejército, con las tropas realistas avanzando a marchas forzadas hacia la capital.
El milagro se produjo el 29 de marzo, cuando el Coronel Las Heras entraba a Santiago al frente de tres mil soldados, milagrosamente rescatados del desastre, hambrientos, desnudos, disciplinados a sangre y fuego, con lo cual el sol de la libertad se asomaba nuevamente. Las Heras fue llamado con justicia por Benjamín Vicuña Mackenna “el auténtico salvador de Chile”. Sin el genio y la fuerza que lo condujo a rescatar a esos soldados, a mantenerlos cohesionados con fusilamientos de por medio, no habría habido posibilidad alguna de salvar la libertad.
Pocos días después, el 5 de abril, el triunfo de Maipo nos la consagraba y ambos próceres, OHiggins y San Martín, se abrazaban en los llanos cubiertos de sangre generosamente derramada, proclamando la unión eterna entre nuestras naciones, Chile y Argentina.
La Sorpresa de Cancha Rayada puso en riesgo nuestra independencia, pero la fuerza y el talento de nuestros héroes nos permitió sacarla adelante. Rendimos nuestro homenaje de admiración y gratitud.

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Cantineras, matronas y viudas. Francisco Bartolucci Johnston

                                       Cantineras, matronas y viudas
Francisco Bartolucci Johnston
Abogado y profesor universitario
Inspirado e informado por un video que por estos días circula en las redes sociales, y con motivo de celebrarse este mes de marzo del “Día Internacional
de la Mujer” quiero en esta columna rendir mi homenaje a la mujer chilena recordando aquellas que destacaron en la Guerra del Pacífico por su sacrificio y
amor a Chile. Me refiero a las Cantineras, a las Matronas y a las viudas de aquella gesta bélica que es y será orgullo patrio.
Las Cantineras, audaces y guerreras, fueron aquellas mujeres que acompañaron al ejército chileno en campaña para cumplir tareas de asistencia en el Servicio Sanitario del ejército tales como enfermería, cuidar heridos o surtir de agua y proveer de municiones a las tropas en combate. No pocas combatieron fusil en mano a la par con los soldados y algunas cayeron en el campo de batalla.
Entre los nombres que destacan surgen los de Irene Morales que alcanzó el grado de sargento segundo otorgado como reconocimiento a los múltiples servicios prestados durante la guerra; fue ella quien el 14 de febrero de 1879 en la gesta de la toma de Antofagasta subió al techo de la Prefectura para descolgar el escudo boliviano.
Otros nombres de Cantineras que han pasado a la historia son: Filomena Valenzuela, Cantinera del primer batallón del Regimiento Atacama, que cumplió
importantes tareas de enfermería y apoyo emocional a los soldados; Juana López, Cantinera del Regimiento movilizado Valparaíso N°2, quien combatió fusil en mano y entró a Lima con la espada de un oficial enemigo declarando “Viva Chile, sobre esta espada que nunca jamás Chile sea vencido”; María Quiteria Ramírez, Cantinera del 2do. de Línea quién participó activamente en las batallas de Tarapacá y Chorrillos; Belarmina Herrera, cabo segundo del 4to de Línea, que tomó parte en el asalto y toma de Pisagua, en las batallas de Dolores y Tacna, en el asalto y toma del Morro de Arica y en las batallas de Chorrillos y Miraflores; y tantas otras mujeres Cantineras que desde el anonimato apoyaron y alentaron a nuestros soldados en el campo de batalla.
También hubo mujeres heroínas que junto a los soldados murieron en combate defendiendo el pabellón patrio. De sus nombres han quedado guardados en la historia los de Susana Montenegro, Rosa Ramírez y Leonor Solar del Regimiento Segundo de Línea fallecidas durante la batalla de Tarapacá el 27 de noviembre de 1879.
La mujer chilena no sólo participó en las acciones bélicas de la Guerra del Pacífico desde el campo de batalla, las hubo también de la clase dirigente, llamadas Matronas, que lo hicieron desde el país, apoyando y beneficiando a los heridos, viudas, huérfanos y familias desamparadas como causa de la guerra.
Recordemos los nombres de Dolores Vicuña de Morandé fundadora de la “Sociedad del Perpetuo Socorro” para proteger y ayudar a las madres e hijos de las víctimas de la guerra; Juana Ross de Edwards que dio protección a los heridos, viudas y huérfanos de los soldados caídos en batalla y entregó importantes donativos al Gobierno; Isidora Goyenechea que desde su condición de empresaria contribuyó con el Gobierno aportando su flota de barcos y manteniendo en funcionamiento sus minas de carbón de Lota para asegurar el combustible necesario para la flota chilena; Victoria Subercaseux, quien inspiró la formación de la sociedad “La Protectora” en apoyo a los combatientes de la Guerra del Pacífico. Terminada la guerra continuó apoyando a los “Veteranos del 79” y a la “Sociedad de Inválidos”.
Finalmente, no es posible olvidar a las mujeres viudas que durante y después de la guerra debieron solas sacar adelante sus familias, sobrellevando el dolor de la ausencia o pérdida de sus maridos, valientes soldados que se ausentaron para luchar por nuestra patria, tantos de los cuales nunca volvieron.
Con este recuerdo, mi saludo a la mujer chilena en esta efeméride

Edición del sitio Web de Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas”
Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl

 

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EL CORONEL EMILIO SOTOMAYOR BAEZA, Y LA CIUDAD DE ANTOFAGASTA COMO PASA A SER, SOBERANAMENTE CHILENA. Raúl Elizalde Saavedra Teniente Coronel ( R )

 

                                                                    EL CORONEL EMILIO SOTOMAYOR BAEZA, Y LA CIUDAD DE                                                                                ANTOFAGASTA COMO PASA A SER, SOBERANAMENTE CHILENA,                                        un Viernes 14 de Febrero de 1879 … Hora 08:00 am.

CÁPSULA HISTÓRICA

Sin lugar a duda que uno de los oficiales militares más calificados y con mejor preparación de su tiempo en todo el escalafón castrense del alto mando Chileno durante el tiempo previo a la Guerra del Pacifico, era el Coronel Emilio Sotomayor Baeza. Su cuidada formación familiar, la esmerada educación que sus padres pusieron a su disposición, su trayectoria de vida en la que ayudo a consolidar la soberanía plena de una nación en formación y una visión de Chile y el mundo dada por sus viajes por el país y el extranjero, hacen de Sotomayor un hombre aventajado para su época.

Ya en 1851, con motivo de la llamada “Revolución Pipiola” y a sus 25 años en el grado de Teniente de Ejército, le correspondió enfrentar las batallas de Petorca, el sitio de La Serena donde resulta herido. Ocho años más tarde, en 1859, combatiría en las batallas de “Los Loros” y “Cerro Grande” con gran valentía, enfrentándose al improvisado ejército de Don Pedro León Gallo Goyenechea.

El Coronel Emilio Sotomayor, como buen integrante de la distinguida masonería Chilena, también incursiono en la política, ocupando el cargo de Intendente en las provincias de Valdivia y Chiloé en 1865 durante la Guerra contra España, y gracias a que estratégicamente y con gran esfuerzo económico y físico de toda la población, fortificó la bahía de Ancud con artillería de grueso calibre los barcos españoles no atacaron el archipiélago en 1866.

Cuatro años más tarde es elegido Diputado propietario por la zona de Castro desde 1870 a 1873, donde se destaca integrando la Comisión Permanente de Guerra y Marina, participó además en el Congreso Constituyente de 1870, cuyo objetivo fue reformas a la Carta Fundamental de 1833.

Una de las misiones más importantes que el gobierno chileno le encomendara al Coronel Emilio Sotomayor Baeza, cuando ya comenzaban a soplar vientos del conflicto del salitre, es su nombramiento como jefe de la comisión militar chilena el año 1872. En una misión sumamente reservada, viajo a Europa y después de astutas negociaciones, adquirió en Bélgica por orden del Estado de Chile, 4.000 fusiles Comblain II, y el año siguiente compró 3.000 fusiles más del mismo tipo, lo que sumado a la compra que realizara el Estado Brasileño, dejaron a las distintas fabricas Belgas que producían esta arma, bajo licencia de Hubert-Joseph Comblain, con toda su producción comprometida por varios años para ambos países.

Tenían que cubrir un pedido total de 20.000 fusiles. Es importante destacar en este punto, que Perú enterado de la adquisición por parte de chile de este material, dado que las unidades de Línea de nuestro Ejército lo empezaron a usar cotidianamente, realizo ingentes esfuerzos para poder adquirir este moderno fusil, que se usó incluso, hasta la Primera Guerra Mundial. Enviando en misión diplomática a cargo del propio Coronel Francisco Bolognesi y Ernesto Castañón en 1869, misión Peruana que realizo la compra 2000 fusiles, los cuales fueron muy bien evaluados por las filas del ejército peruano. En 1873, Castañón fue por más unidades a Europa, debido a su buen desempeño del arma en el campo, pero la producción total había sido adquirida por Chile y Brasil.

A su regreso de tan exitosa misión estratégica del viejo continente, que le permitió a Chile contar con un arma de primerísima calidad y desempeño para la infantería, Sotomayor aprovecha, además, de estudiar y perfeccionarse aún más en Europa en tácticas y estrategias asumidas por los modernos ejércitos en ese continente. Ya en Chile, es nombrado nuevamente intendente de las provincias de Chiloé y Valdivia.

En 1876 es ascendido al grado con que pasara a la historia magnifica del Ejército de Chile, y especialmente a la historia de la ciudad de Antofagasta: Coronel de Ejército.

Según registros históricos, el Coronel Emilio Sotomayor Baeza, ordeno el desembarco de las tropas chilenas a las 8 de la mañana del viernes 14 de febrero de 1879. Una fuerza expedicionaria bien armada y entrenada del Ejército de Chile, desembarcó de los acorazados Blanco Encalada, Cochrane y O’Higgins, en Antofagasta y tomó pacifica posesión del puerto con una población notablemente sorprendida y mayoritariamente chilena.

Conocedor, por sus capacidades militares y estratégicas de la realidad política y social que se vivía en el puerto de Antofagasta en ese momento, el Coronel Sotomayor de  forma sucinta, pero clara, no dejando lugar a interpretaciones, lo explicó en una epístola dirigida al prefecto de Bolivia, don Severino Zapata, quien se encontraba a cargo de la plaza junto a 70 hombres: …“Señor Prefecto: Considerando el Gobierno de Chile, roto por parte de Bolivia el Tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las fuerzas de mi mando del territorio comprendido en el grado 23. A fin de evitar todo accidente desgraciado, espero que usted tomará todas las medidas necesarias para que nuestra posesión sea pacífica, contando usted con todas las garantías necesarias, como asimismo sus connacionales. Dios guarde a usted” …

Es tan destacable e impresionante la capacidad militar de este contingente, que una vez  desembarcado en el puerto, que durante el transcurso del mismo día viernes 14 de febrero, este contingente enviado por el ejército, no solo ocupo Antofagasta, sino que a la vez, este se desplaza para cumplir las mismas funciones y ocupa además Mejillones y Caracoles, sin mayor resistencia y respetando los derechos de soldados, policías y civiles bolivianos que se encontraban en estas localidades, dando una muestra de honor militar y respeto al mundo civil que nada conocían de la guerra.

La ciudad de Antofagasta en un informe evacuado por Don Matías Rojas Delgado a mediados de la década de 1870 describe el crecimiento de Antofagasta poniendo de relieve la fuerte ascendencia del ciudadano chileno en la construcción de la urbe. El gran Matías Rojas Delgado, inspirador de nuestra Chilenidad, calcula en 5.972 habitantes, de los cuales 4.530 son chilenos…y además nos entrega varios datos muy interesantes, pero por sobre todo uno… “en la ciudad los chilenos tienen 419 niños y de los cuales 260, son los primeros Antofagastinos nacidos en estas benditas arenas”.

Don Benjamín Vicuña Mackenna nos narra en su libro “La Campaña de Tarapacá”, en lo referido a la ocupación de Antofagasta por parte de Chile, el 14 de febrero de 1879, que esto se hace el mismo día en que se llevaría a cabo el remate de las empresas chilenas salitreras y del ferrocarril de Antofagasta, haciéndolo de madrugada al puerto de la ciudad, y bloqueando este, de todo movimiento de acceso y salida, a través del Blindado Almirante Cochrane y la Corbeta O’ Higgins.

… “Se envía a tierra como delegado al capitán Borgoño, con bandera diplomática, para hacerle saber al Prefecto boliviano a cargo de la ciudad don Severino Zapata, que desde ese momento la escuadra chilena tomaba posesión de la ciudad. El oficial boliviano al darse cuenta, que no tenía gente suficiente, para evitar que los chilenos cumplieran su cometido, entrego su ciudad a sus enemigos sin pelear”, señala el registro de Vicuña Mackenna.

Es también un texto muy importante el redactado por el nuevo gobernador chileno de Antofagasta, don Nicanor Zenteno, quien el mismo día al asumir el cargo, entrega y da luz con las medidas que detallan el cambio legal de nacionalidad exigía, y resumió brillantemente la situación y sus deberes, en el siguiente documento que circuló en la tarde de aquel día, con el título oficial de:

… “Posesión del territorio reivindicado”:

“La tenaz resistencia del gobierno boliviano, a escuchar los consejos de la prudencia, de la justicia y del americanismo, que han inspirado al gobierno chileno, al querer dirimir amigablemente las cuestiones que han surgido entre ambas repúblicas, han decidido a nuestro gobierno, en resguardo de la dignidad nacional, a tomar posesión por la fuerza de este Litoral.

El orden y compostura que habéis observado, son un testimonio de vuestra conducta y de que sabréis continuar observando, en adelante, esa misma elevada actitud, con la cual probáis que, si el gobierno viene en defensa de la honra nacional, los chilenos aquí residentes saben ser nobles y generosos”.

¡Ciudadanos salud!

Nicanor Zenteno” …

Por otra parte, un importante número de ciudadanos bolivianos se habían ganado el respeto en la sociedad antofagastina, uno de ellos es Don Benjamín Alzerreca, como lo describe don Ramiro Martos en su libro “Cuerpo de Bomberos de Antofagasta, apuntes para su historia”. El Señor Alzerreca era Secretario General, del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta, fundado en 1875 y sus tres hijos, Arturo, Alfredo (se desconoce el nombre del tercero hijo) eran voluntarios en la Primera Compañía de Bomberos “Bomba Antofagasta”.

Don Benjamín en una emocionante carta dirigida al Capitán de la 1° Cía. donde se despide de sus compañeros y solicita poder llevarse consigo de regreso a su país el estandarte con la bandera boliviana, solicitud que le fue denegada por la Primera Compañía, mayoritariamente Chilena, escribe:

… “se digne usted depositar en nuestras manos, como ciudadanos bolivianos, el estandarte de nuestra patria que antes de ahora usaba la compañía que usted preside i que hoi no podrá ostentarlo en sus paradas” … Más adelante señala a modo de despedida: … “es deber imprescindible de patriotismo que dejemos a la hermosa Antofagasta, joya querida que sabremos conservar como recuerdo” …

Es deber cívico y patriótico, como chileno, poner en valor y dar claro conocimiento de las actuales y nuevas generaciones, esta importante epopeya humana que comenzó a gestarse ese 14 de febrero de 1879. Mayormente se hace necesario destacar para nosotros como oficiales en retiro de nuestras fuerzas armadas chilenas, herederos de aquellos proceres que nos legaron nuestra patria libre y soberana, especialmente destacar la figura de quien comanda esta proeza histórica, el Coronel don Emilio Sotomayor Baeza, que fue capaz de respetar la vida y la dignidad de cientos de personas en el arduo y heroico tiempo histórico en que Antofagasta se reivindica como territorio nacional y quedo por siempre bajo absoluta soberanía Chilena.

Raúl Elizalde Saavedra

Teniente Coronel ( R )

Director CORFFAA

Magister en Historia y Patrimonio Cultural y en Museografía

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