RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

¿QUO VADIS CANCILLERÍA DE CHILE?

¿QUO VADIS CANCILLERÍA DE CHILE?

Richard Kouyoumdjian Inglis, Vicepresidente AthenaLab. El Mostrador, 26/o7/2022

Próximos a cumplir cinco meses desde la instalación del gobierno, ya no hay espacio para más desaciertos, desprolijidades, vergüenzas, ridículos ni descoordinaciones en el manejo de nuestras relaciones internacionales. Ya basta del daño a la imagen de nuestro país en el exterior. [1]

El debut del gobierno, con serios problemas de ceremonial y protocolo para la ceremonia de cambio de mando, se vio coronado con la entrevista del Presidente a un canal de televisión, donde culpó al Rey de España por los atrasos en el programa. Semejante desatino le valió una respuesta muy fuerte e inusual de la Casa Real Española, la que con razón reaccionó airada, y también un video que ha circulado profusamente por Chile y el mundo le consagró a nuestro Presidente un apodo internacional por ese episodio.

Los dichos de la ministra del Interior sobre el “Wallmapu” nos generaron problemas con Argentina. La designación de embajadores es un tema en desarrollo que nadie logra entender.

El problema empeora aún más, cuando la Canciller sale a explicar que han cumplido con la promesa de campaña respecto del número de embajadores no profesionales, cuando la crítica que se le hace no es sobre los números, ni el cuoteo, ni las promesas electorales, sino sobre la idoneidad, capacidad y relevancia de las designaciones, como también por la lentitud del proceso.

La designación del hijo de una diputada comunista como agregado cultural en España, el impasse con el cónsul de Chile en Barcelona (la increíble reprimenda formal que recibió el cónsul, funcionario profesional del servicio exterior de Chile, por defender el interés del país en contra del nepotismo) y el corolario del affaire donde el hijo de la diputada comunista tendrá que “renunciar a su nacionalidad española para representar el interés de Chile”, son episodios de vergüenza en el servicio exterior.

Estamos negociando con la Unión Europea aspectos únicos de la actualización de nuestros tratados de libre comercio y nos damos el lujo de declararnos “en reflexión”. Tenemos parada la aprobación del TTP11 en forma inexplicable, toda vez que fuimos parte de los promotores de la iniciativa.

Tenemos a un ministro de Hacienda invirtiendo su capital técnico, académico y de seriedad profesional y personal en un Chile Day, en Nueva York, convenciendo a los inversionistas que las políticas impulsadas por el gobierno no son tan dañinas ni tan malas como parecen, mientras que, al mismo tiempo, el Subsecretario de Relaciones Económicas recibe en forma pública, notoria y publicitada al grupo de presión “Chile mejor sin TLC”.

Mientras por años hemos tratado de posicionar a Chile como una potencia alimentaria, el Ministerio de Agricultura habla de “soberanía alimentaria” y cuando países del mundo postulan a un abogado chileno, Claudio Grossman, para integrar, ni más ni menos que la Corte Internacional de Justicia de la Haya, la cancillería simple y sencillamente no existe.

El Gobierno del Presidente Gabriel Boric está próximo a cumplir 5 meses de mandato, los que no han estado exentos de polémicas y desaciertos. Algunos de esos desaciertos vienen de parte del manejo de las relaciones internacionales del país, comandadas por la ministra Antonia Urrejola. En esta columna, el autor hace un repaso de algunos de estos hechos, como el problema que tuvo con el Rey de España el día del cambio de mando, los dichos sobre el “Walmapu” que originaron problemas con Argentina y lo último, la propuesta de la Convención Constitucional que establece, en rango constitucional, que la política exterior de Chile “debe privilegiar sus relaciones con América Latina. ¿A pito de qué?”.

Ahora vamos por Bolivia, pero sin agenda ni planificación estratégica, ingenuamente, creyendo en el buenismo internacional. Alguien en Cancillería no está haciendo bien la pega.

Chile perdió su brújula y está a la deriva en la escena internacional. No tiene un norte claro. Sin norte claro es imposible determinar el rumbo. Sin determinar el rumbo vamos a la deriva empujados por fuerzas que no controlamos. Estamos en un estado de confusión. Confundimos el qué hacer con el cómo hacerlo. Sin saber a dónde vamos nos aferramos al multilateralismo. No importa para donde, mientras sea con multilateralismo.

Derechos humanos y medio ambiente cumplen exactamente el mismo propósito. No importa para dónde. Pero por el solo hecho de respetar los derechos humanos, no vamos a ninguna parte, con sólo respetar el medio ambiente, tampoco.

Como guinda de la torta tenemos la propuesta de la convención constitucional que establece, en rango constitucional, que la política exterior de Chile debe privilegiar sus relaciones con América Latina. ¿A pito de qué? Es por eso por lo que parece pertinente preguntar: “¿Quo Vadis Cancillería de Chile?”.

Estamos en el siglo XXI. Un siglo marcado por los procesos de globalización. La tecnología ha hecho posible hacer converger la energía, las materias primas, el conocimiento y el capital en países donde existen ventajas comparativas y competitivas para desarrollar los procesos industriales de transformación.

La capacidad humana y la excelencia se mueve sin fronteras. China es el mejor ejemplo de este proceso.

Un sistema altamente eficiente de transporte marítimo mundial, sosteniendo cadenas logísticas de carácter planetario, una internet que transporta información relevante en tiempo real a todas partes y una población libre de elegir cómo, dónde y cuándo informarse, hacen que sea absolutamente imposible que existan países autárquicos, salvo que se llegue a los extremos de control autoritario de la dictadura comunista de la familia Kim, en Corea del Norte.

Las personas de todas partes del mundo comparan, por sí mismas, la realidad en la que viven sus pares en otros países, con la realidad propia. Las barreras administrativas, arancelarias e ideológicas que algunos países producen no son suficientes para frenar las estampidas.

Al final del día existen países con sus regímenes políticos a los que la gente quiere llegar, incluso, a riesgo de sus vidas, y hay países con sus regímenes políticos de los cuáles la gente está dispuesta a dar la vida por arrancar. Se producen así flujos migratorios basados en el sentido común. La gente se desplaza porque quiere estar mejor y no peor de lo que estaba.

Los países que tienen intereses y objetivos comunes desarrollan tratados y alianzas para potenciar su poder nacional en la mesa de negociaciones. Los chilenos tenemos un pasaporte que vale mucho y que tomó décadas conseguir ese prestigio. Visa waiver con EE. UU., libre tránsito sin visa en muchos países. Tratados para evitar la doble tributación, tratados de libre comercio, alianzas educacionales y culturales, pertenencia a la OCDE.

Vivimos en un mundo interconectado que necesita de ciber embajadores, que necesita interactuar en formas nuevas y distintas a las que hoy conocemos, que necesita expresiones diferentes y dar cuenta de realidades muy distintas, en fin, un universo de relaciones internacionales valiosas que permiten que vivamos la vida que hoy vivimos, que nos proyectemos al mundo mucho mejor que las anteriores generaciones de chilenos, pero que demandan de nuestra Cancillería una visión prospectiva de futuro muy distinta de la que está ofreciendo hoy.

Por todas estas razones no podemos darnos el lujo de seguir sin rumbo y sin capitán. No podemos seguir derrochando esfuerzos y recursos en actividades que reportan muy poco a lo sustantivo del interés nacional. Nos hace falta, y lo decimos como chilenos responsables y preocupados de las relaciones internacionales de nuestra Patria, mayor claridad respecto del quehacer de la Cancillería. No es un problema comunicacional. Es un problema de ausencia de liderazgo, de contenidos, orientaciones, metas s y objetivos. De falta de hechos y de falta de medición de resultados. ¿Para dónde vamos?

Chile necesita una Cancillería que lidere y marque el norte de para dónde vamos en el escenario internacional. ¿Cuál es nuestra identidad y cuál es nuestra aspiración como país tricontinental: polinésico, antártico, sudamericano, y, además, ¿conectado –abierto– dependiente del mundo?

Para un país pequeño como el nuestro, cuyo bienestar y desarrollo depende del comercio exterior, de nuestra relación con nuestros pares en el mundo, del tráfico marítimo, de nuestras alianzas estratégicas con amigos que buscan un buen orden en el escenario internacional basado en reglas claras y de nuestra capacidad de acceder a mercados internacionales con los productos de nuestro esfuerzo y capacidad exportadora, es fundamental contar con una Cancillería aterrizada en los hechos, en las cifras y en el sentido común, y por sobre todo, entendiendo el interés nacional.

Necesitamos una Cancillería que fije prioridades por análisis estratégicos y que vincule, claramente, causa y efecto en los esfuerzos de política exterior. Lo que pasa en el mundo nos afecta a todos los chilenos, todos los días.

Sólo por esa razón tenemos el derecho y la obligación de exigir de nuestras autoridades a cargo de las relaciones internacionales mayor seriedad, correcta planificación, clara orientación. Por, sobre todo, liderazgos claros y entender que su propósito es defender y proteger el interés nacional, el interés de Chile.

Finalmente, la Dirección Nacional de Ceremonial y Protocolo de nuestra Cancillería, de ser posible, debiera ser mucho más proactiva en su función. Tal vez podría buscar sabiduría en una norma que enseñaban antes las abuelas chilenas: “Donde fueras haz lo que vieras”.

Dentro del país, las autoridades se deben a su electorado y su formalidad, o ausencia de ella, es una materia del juego democrático que queda al arbitrio de los electores. Sin embargo, cuando se viaja al extranjero, representando no solo a los chilenos de hoy, sino a todas las generaciones de chilenos que nos precedieron en crear y posicionar una imagen de lo que hoy es nuestro país y, además, generando las condiciones de prestigio e imagen para aquellas generaciones que vendrán en el futuro, resulta necesario asesorar a nuestras autoridades respecto a la formalidad en el actuar, en el decir, en el hacer y en el parecer.

Esa sería una inmensa contribución a la imagen país de Chile en el extranjero.

[1] Nota del Editor: A lo indicado en el presente artículo se debe agregar la reciente prohibición de celebrar nuestras Fiestas Patrias en las embajadas de Chile acreditadas en los diferentes países del mundo por razones de “economía fiscal”.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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“La dimensión del Metaverso: entre ficción y realidad”

“La dimensión del Metaverso: entre ficción y realidad”

CIEE de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE) N° 6 de julio 2022

Metaverso ha comenzado a constituirse como una nueva dimensión sobre la cual la Aldea Global ha volcado su atención. En palabras simples, el Metaverso trata de una exposición espacial y sensorial que puede entregar una realidad alternativa a la que comúnmente conocemos. Esta realidad alternativa surgió en la década de los noventa, sin embargo, su concepción data de mucho antes. Neal Stephenson describió en sus libros de ciencia ficción una dinámica que unió el concepto meta al universo, dando como resultado esta nueva realidad.

Tras la explosión del internet, en la década de los noventa, se vio nacer a los avatares, considerados como la primera ola de realidad virtual. Rápidamente se transitó a la tercera ola, conocida como la realidad del Metaverso un ambiente que se potencia con la Web3, el blockchain, así como los Not Fundgibles Tokens (NFT).

 Uno de los principales impulsores de esta nueva dimensión es Mark Zuckerberg, creador de Facebook, y que cambió el nombre de la empresa por Meta, pretendiendo relacionarla con nuevas tecnologías disruptivas. Ya no solo ha comenzado a invertir grandes sumas de dinero, sino que también en capital humano. Sin embargo, los costos del desarrollo e implementación no se han traducido en mayores inversiones.

Por otra parte, un área en donde el metaverso aún pareciera un misterio es en la industria de la Defensa. Recientes estudios de la Fuerza Aérea de EE. UU., han determinado que en China se están preparando para la próxima etapa, postulando que la guerra del Metaverso se posicionará como el escenario más importante. Esta nueva realidad no solo requerirá que los soldados estén físicamente entrenados, sino además deberán poseer capacidades y competencias tecnológicas.

Esta condición virtual permitiría reducir las bajas en el combate real, del mismo modo podrían desaparecer los heridos y/o fallecidos. Una realidad no tan lejana que de avanzar en su desarrollo, está cada vez más cerca. Esta carrera la lidera China y Estados Unidos, y cómo no, las dos potencias que continuamente compiten por alcanzar el sitial de poder e influencia a nivel mundial.

El CIEE, tomando en consideración los alcances y repercusiones que puede acercar el Metaverso, considera relevante presentar los antecedentes que han sido difundidos, para así contribuir a un debate que no se ha dado, principalmente porque no solo se relaciona con ámbitos tecnológicos, económicos y estratégicos, sino que además puede afectar a la sociedad de un mundo globalizado.

CIEE-ANEPE

Ver Nesletter completo en:https://anepe.cl/wp-content/uploads/2022/08/Newsletter-N%C2%B06-2022.pdf

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El dilema que nunca existió por Humberto Julio Reyes

EL DILEMA QUE NUNCA EXISTIÓ, por Humberto Julio Reyes

 

Posiblemente usted, estimado lector, leyó el artículo que titulé “Un falso dilema”, donde comenté la aparente indecisión de nuestra Cancillería para resolver el apoyo a un distinguido jurista chileno a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Si no lo hizo, resumo ahora mi planteamiento, motivado por un artículo publicado en un medio donde se expresaba que la razón de dicha indecisión era un dilema, ya que existiría otra candidatura que había que postular, aunque se trataba de la Comisión de Derechos Humanos.

Opiné desde el significado de la palabra “dilema” y desde el punto de vista del interés nacional que dicho dilema no existía ya que estaba claro que debía priorizarse la candidatura a la Corte Internacional de Justicia.

Naturalmente que estaba pensando en el “deber ser” que no siempre coincide con lo que se es, especialmente cuando el concepto de Patria no parece inspirar los actos.

No terminaba de despachar mi columna cuando el noticiario de la noche nos informaba que la Cancillería había comunicado que no la respaldaría, priorizando la postulación a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

¿Sorpresa?

Depende; quizás lo haya sido para aquellas personalidades que públicamente apoyaron al rechazado eventual postulante o para él mismo, dada su prestigiosa trayectoria defendiendo exitosamente el interés nacional en diversos litigios vecinales.

Pero, para quienes como yo apreciábamos que las autoridades responsables de conducir y ejecutar nuestra Política Exterior, dada su formación o ausencia de ella, en sus diversas manifestaciones parecen priorizar otros aspectos de las relaciones internacionales, no lo fue en absoluto. Era previsible.

Entre contar con un asiento en uno de tantos consejos del sistema internacional desde donde se les dice a los diferentes gobiernos cómo deben comportarse y la oportunidad de participar en una Corte cuyos fallos obligan y que pueden afectar el interés nacional, como ya nos ha ocurrido, lo primero sería más importante.

La Cancillería ha dado sus razones que me abstengo de criticar porque ya lo han hecho algunos de los promotores de la candidatura desechada.

Me referiré a lo que no han dicho y que puede parecer algo especulativo pero que es consecuencia de lo ya resuelto.

En primer lugar, el candidato argentino al mismo cargo en la Corte ya no competirá en desventaja con el que podría haber sido nuestro candidato y en segundo lugar habrá, me imagino, más de algún interesado en ocupar el cómodo asiento en la Comisión de Derechos Humanos para promover su respeto urbi et orbi y de paso seguir promoviendo su propia carrera en ese campo siempre fértil.

Agrego que la Cancillería Argentina quizás complacida acuerde algún apoyo si es que existiera un compromiso previo.

¿Y el interés nacional? Bien, gracias.

31 de jul. de 22

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LA ASAMBLEA GENERAL ADOPTA LA AGENDA 2030 PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE

Por la importancia de esta resolución, hemos querido publicarla nuevamente

LA ASAMBLEA GENERAL ADOPTA LA AGENDA 2030 PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE

Centro de noticias de la ONU, 25/09/2015

La Asamblea General de la ONU adoptó hoy la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.

Los Estados miembros de la Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que reconocen que el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza y afirman que sin lograrla no puede haber desarrollo sostenible.

La Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental.

La nueva estrategia regirá los programas de desarrollo mundiales durante los próximos 15 años.

Al adoptarla, los Estados se comprometieron a movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables.

“Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales”, señalaron los Estados en la resolución”.

Los 17 Objetivos de la Agenda se elaboraron en más de dos años de consultas públicas, interacción con la sociedad civil y negociaciones entre los países.

La Agenda implica un compromiso común y universal, no obstante, puesto que cada país enfrenta retos específicos en su búsqueda del desarrollo sostenible, los Estados tienen soberanía plena sobre su riqueza, recursos y actividad económica, y cada uno fijará sus propias metas nacionales, apegándose a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dispone el texto aprobado por la Asamblea General.

Además de poner fin a la pobreza en el mundo, los ODS incluyen, entre otros puntos, erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria; garantizar una vida sana y una educación de calidad; lograr la igualdad de género; asegurar el acceso al agua y la energía; promover el crecimiento económico sostenido; adoptar medidas urgentes contra el cambio climático; promover la paz y facilitar el acceso a la justicia.

La importancia de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el año 2015 todos los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas y el planeta en el cual se engloban los 17 ODS. Ahora, que celebra su quinto aniversario y que la pandemia de COVID-19 azota a la salud y la economía, esta hoja de ruta cobra más importancia que nunca como vía para una recuperación verde.

La Agenda 2030 busca alcanzar una prosperidad que sea, al mismo tiempo, respetuosa con el planeta y sus habitantes.

Los científicos llevaban años advirtiendo de que los problemas medioambientales, consecuencia de la acción del ser humano, ponen en peligro tanto la salud del planeta como la nuestra.

El coronavirus ha puesto en evidencia que no somos invulnerables a dichas amenazas y su impacto no puede hacernos olvidar el gran reto para la humanidad: la lucha contra el cambio climático.

Organismos como la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM) ya se han posicionado a favor de la Recuperación Verde para superar esta crisis sanitaria, económica y social siguiendo la senda marcada por la Agenda 2030 en busca de un mundo más sostenible.

QUÉ ES LA AGENDA 2030 Y CÓMO SURGE. El 25 de septiembre de 2015, los 193 Estados miembros de la ONU aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un ambicioso plan que busca alcanzar una prosperidad respetuosa con el planeta y sus habitantes.

Dicha Agenda está compuesta por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), divididos a su vez en 169 metas, a cumplir en 2030 con la intención de “no dejar a nadie atrás”. La amenaza del cambio climático es ahora más real que nunca y los ODS son cruciales para no comprometer el futuro de los más jóvenes.

La Agenda 2030 es una continuación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015) de la ONU, los cuales fueron en su día la primera confluencia internacional para afrontar problemas globales como la erradicación de la pobreza extrema y el hambre o la mejora en el acceso a la educación.

Aunque las metas no se cumplieron totalmente, sí favorecieron importantes avances que, en 2015, se extendieron a través de la Agenda 2030 y sus respectivos ODS.

 

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INEXPLICABLE RENUNCIA A LA HAYA

INEXPLICABLE RENUNCIA A LA HAYA

El Mercurio, Editorial 30/07/2022

El Gobierno, después de dos meses de silencio y sin razones convincentes, ha declinado patrocinar la candidatura del jurista y profesor Claudio Grossman, renunciando al derecho de proponerlo como juez de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.

Es este el tribunal más importante del mundo, con jurisdicción para resolver los litigios entre países y dictaminar consultas que le someta Naciones Unidas. Chile, suscriptor del Pacto de Bogotá, está sometido y ha concurrido a esa jurisdicción por disputas de nuestra soberanía, demandado por Bolivia y Perú, manteniéndose pendiente la sentencia por el caso del Silala.

Hay razones para sostener que el Gobierno y la Cancillería omitieron la relevancia de esta Corte, valorada por cualquier conocedor de asuntos internacionales.

La candidatura constituía una oportunidad tan única, por los méritos de Grossman, como inesperada, por el fallecimiento del juez brasileño Antônio Augusto Cançado Trindade, el 29 de mayo pasado.

Quedará registrada en la historia de nuestra política exterior esta inentendible deserción.

Frente a tal contingencia, la Cancillería debió haber reaccionado con liderazgo y agilidad, como corresponde a situaciones emergentes que comprometen el interés nacional, en lugar de intentar absurdamente trasladar ahora la responsabilidad al gobierno anterior.

Por cierto, la práctica mencionada en el comunicado del ministerio, en cuanto a dar preferencia al candidato del país al que pertenecía un juez fallecido, no es obligatoria, tampoco ininterrumpida y se desdice por la presentación de postulantes de otras nacionalidades.

Desde luego, de haber existido voluntad de postular, se habría desalentado el surgimiento de otras candidaturas, como la del argentino Marcelo Kohen, parte del equipo de Bolivia en su demanda marítima y asesor de la Cancillería argentina en la controversia con Chile sobre plataforma continental.

La decisión del Gobierno desconoce y renuncia al interés nacional de contar con un chileno entre los 15 miembros del tribunal, menospreciando la capacidad de nuestra diplomacia para patrocinar y negociar, ágil y simultáneamente, una candidatura como esta, de la mayor relevancia para Chile, y el interés por integrar el Consejo de DD. HH. de la ONU, del que ya hemos sido parte en repetidas y recientes oportunidades (2008-2011, 2011-2014, 2017-2020), de difícil comparación con los 70 años transcurridos desde la única vez que un nacional, el jurista Alejandro Álvarez, integrara la Corte de La Haya

Extremo parece aquí el ejercicio de la discrecionalidad presidencial, al haber omitido la opinión favorable a la postulación expresada por todos los excancilleres, numerosos y destacados académicos, juristas y personalidades nacionales, el Grupo Nacional de la Corte Permanente de Arbitraje e instancias asesoras formales de la Cancillería.

Así, resulta contradictorio y meramente retórico el reconocimiento a las cualidades de Grossman en el mismo comunicado que declina apoyarlo.

Miembro recientemente reelegido de la Comisión de Derecho Internacional de la ONU, exintegrante de la Comisión Interamericana de DD.HH., de destacada trayectoria internacional como académico, Chile le debe su aporte a la defensa de nuestra soberanía en las disputas con Perú y Bolivia.

Probablemente quedará registrada en la historia de nuestra política exterior esta inentendible renuncia y la incapacidad del Gobierno y de la Cancillería para materializar una postulación del máximo interés para el país.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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Un falso dilema por Humberto Julio Reyes

UN FALSO DILEMA por Humberto Julio Reyes

 

Leo en un diario electrónico de mi preferencia una noticia titulada “El dilema de la Cancillería”.

Se refiere a que aún nuestro gobierno no se decide a apoyar la candidatura a la Corte Internacional de Justicia de La Haya de un jurista chileno de reconocido prestigio mientras Argentina ya ha presentado como candidato a un compatriota que en su momento defendió la demanda boliviana ante la misma Corte.

Ello a pesar del público llamado de diversos excancilleres.

Más de alguien podrá argumentar que estas postulaciones deben ser estudiadas sin precipitación ya que requieren de apoyos que habrá que negociar, esencia de la diplomacia, así que no habría por qué inquietarse.

Sí, salvo que el titular alude a un dilema, por definición un problema que ofrece dos soluciones u opciones sin que ninguna sea claramente aceptable o preferible.

¿Es así o se trata simplemente de un error de parte de quien redactó el titular?

Si aceptamos que la dilación obedece a que efectivamente existe dicho dilema asumiríamos que las autoridades actualmente responsables de formular y ejecutar nuestra política exterior serían incapaces de tomar una decisión acorde con nuestro interés nacional, algo extremadamente grave.

No se requiere en absoluto ser experto en relaciones internacionales o conocer profundamente la historia reciente de nuestras relaciones vecinales para concluir que aquí no cabe mayor análisis ya que están prístinamente claras las ventajas de proponer la candidatura nacional frente al apoyo que pudieren haber solicitado nuestros vecinos para su propio candidato.

Como en el pedir no hay engaño lo último no puede descartarse, como tampoco que ya se hubiera negociado algún apoyo recíproco en otra área de interés de nuestra Cancillería, como una candidatura al Consejo de Derechos Humanos por ejemplo, temática por la que habitualmente se expresa un interés casi obsesivo de parte de nuestras autoridades.

¿Y el interés nacional?

Como parece ausente en el análisis quisiera que se tratara simplemente del uso inapropiado del término y que no existiría tal dilema.

Pienso que existen dos carteras donde necesariamente sus titulares deben descollar por su patriotismo a toda prueba, Relaciones Exteriores y Defensa.

Dicho patriotismo no requiere de discursos ni expresiones grandilocuentes sino de un trabajo constante y callado donde nunca se pierda de vista el interés nacional, cualquiera sea la materia sobre la que haya que pronunciarse.

Por su parte los internacionalistas tienen mucho campo donde aplicar sus teorías, un frondoso Establishment de organizaciones internacionales y de facultades universitarias e institutos para empezar, en lugar de improvisar innovando en políticas de estado largamente consensuadas y, de paso, prescindir de la opinión de los profesionales de larga experiencia en ambas áreas tan íntimamente relacionadas.

Así que, al menos para mí, sea por forma o por fondo, tal dilema no existe.

28 de jul. de 22

Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional

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Poseidón: Una super arma rusa

Poseidón: Una super arma rusa (1 ) H I Sutton Analista de Defensa

En el cuarto episodio de la serie de Netflix denominada “Poder Marítimo” se muestra una nueva y peligrosa arma desarrollada por Rusia: Un torpedo con propulsión y carga nuclear. A continuación, el análisis de un experto en el sitio Web Naval News

Rusia ha aumentado aún más las tensiones al colocar sus fuerzas nucleares en alerta máxima, lo que se denomina “régimen especial de servicio de combate”. Echamos un vistazo cuidadoso a una de sus armas más controvertidas. Entre una miríada de nuevas e impresionantes ‘súper armas’, destaca el Poseidón.

Luego de su invasión de Ucrania, en los últimos día Rusia ha aumentado sus amenazas de emplear armas nucleares. Una de ellas que se nos viene a la mente es el Poseidón. Un mega torpedo nuclear único en la historia del mundo.

 A pesar de las especulaciones, no creemos que el Poseidón haya sido desplegado. El sistema aún no está listo. Pero, plantea preocupaciones sobre la estabilidad nuclear en el futuro cercano. Cambia la forma de la disuasión nuclear y se convertirá en una de las armas más temidas de Rusia.

 Poseidón es un torpedo autónomo intercontinental de propulsión nuclear con armas nucleares. Es un torpedo gigante que puede golpear ciudades costeras con resultados devastadores. Comparado con un misil balístico intercontinental, es muy lento, pero posiblemente imparable.

Rusia sostiene que también se puede utilizar como arma nuclear táctica contra buques de guerra. Los objetivos de alto valor incluirían portaaviones. Esto es más difícil de entender que el papel de ataque nuclear a la costa, pero es una posibilidad. Desde que fue descubierto en noviembre de 2015, entonces conocido como Status-6, ha sido descrito como un sistema polivalente.

La velocidad esperada del arma es alrededor de 70 nudos, lo suficientemente rápida como para que sea realmente inalcanzable para los torpedos existentes. Sus profundidades de operación, quizás tan profundas como 1.000 metros lo ponen fuera del alcance de cualquier vehículo submarino. Los planificadores de Occidente tendrán que desarrollar nuevas armas para interceptarlo. Y eso requerirá bastante tiempo y una inversión considerable.

El reactor nuclear le da al Poseidón un alcance esencialmente ilimitado. Esto le permite nuevos niveles de flexibilidad operativa en términos de lanzamiento y ubicación de sus objetivos. Aunque está restringido a objetivos en la mar o costeros, como Nueva York o Los Ángeles. Puede ser lanzado tanto desde un lugar bajo la capa de hielo ártica como desde aguas costeras.

Sin embargo, es muy probable que el reactor se haya construido para un uso limitado. No parece que esté destinado a un uso sostenido, lo cual determina la forma de empleo. Pareciera que será más bien un arma de ataque predeterminado, en lugar de un prototipo de dron submarino.

 Aunque el torpedo es suficientemente grande, aproximadamente 100 toneladas, todavía es pequeño para los estándares de los submarinos nucleares. Utiliza accionamiento directo desde una turbina de vapor, a través de engranajes, hasta un propulsor por chorro de agua. El pequeño diámetro de salida no permite un silenciamiento significativo, por lo que su desplazamiento no será sigiloso. Además, el blindaje es delgado, por lo que puede dejar un rastro de radiación. Esto podría ser un medio para rastrearlo, especialmente durante su recorrido.

Ese tipo de blindaje también impide que el reactor funcione mientras el arma esté a bordo del submarino. Además, se requeriría un blindaje adicional para proteger a la tripulación de la radicación.

 Mitos y conceptos erróneos sobre el Poseidón

Ha habido mucha especulación, tal vez porque se sabe tan poco sobre sus características y dado que es una categoría de arma completamente nueva. No existe un sistema anterior sobre la cual elaborar interpretaciones. Esto contribuye a conceptos populares equivocados. Sin embargo, hemos estado siguiendo su desarrollo desde antes de 2015 y reducido la incertidumbre.

El sistema no es un desarrollo directo del mega torpedo T-15 que quedó sin construir en la década de 1950. Esa era un arma que algunos planificadores rusos esperaban que los submarinos llevaran para atacar los puertos. Tenía una ojiva nuclear, pero propulsión convencional, lo que significa que tenía un alcance bastante corto. Aun cuando son similares en escala y armamento, los dos están separados tanto por años de tecnología como por cambios en la estrategia.

 Poseidón es un arma. Aunque su increíble alcance requiere autonomía, no es un dron en el mismo sentido que otros vehículos submarinos no tripulados. No hay signos de control de su flotabilidad o utilización de sistemas de vigilancia, por lo que tampoco es un medio para obtener inteligencia.

 Otro mito es que sea super cavitante, como el famoso torpedo VA-111 Shkval. Esto le permitiría viajar extremadamente rápido, a más de 100 nudos. La supercavitación funciona al crearse burbujas en la nariz del torpedo y permitirle insertarse dentro de las burbujas para reducir la fricción. Estas armas requieren propulsión de cohetes y superficies de control extremadamente grandes que deben estar fuera de la burbuja. Poseidón no tiene nada de esto.

El torpedo está diseñado para ser transportado por un submarino en un tubo sellado, sumergibles que son increíblemente caros y representan una gran inversión para la Armada rusa. Ello sugiere que no está diseñado para ser desplegado como una mina para ser detonada en un puerto enemigo.

Los informes iniciales de los medios rusos, sobre una ‘bomba de tsunami’ de 100 megatones y/o una bomba radiactiva con sal de cobalto, parecen poco fiables. Las estimaciones más recientes son de 2 megatones y se piensa que la ojiva del Poseidón puede ser del tipo de potencia variable.

 Llegará el día de Poseidón

Poseidón es una categoría de arma completamente nueva. Reformará la planificación naval, tanto en Rusia como en Occidente, lo que dará lugar a nuevos diseños y nuevas armas de combate. Esta es un arma que no puede ser anulada con defensas antimisiles. En futuras tensiones nucleares, si es que sobrevivimos a ellas, será un factor decisivo.

Pero todavía no hemos llegado a ese escenario. A la fecha ninguno de los submarinos que podría transportarlo está operativo. Sólo está en servicio un submarino de prueba, el “Sarov”, que puede transportar un torpedo. Otro barco, el “Belgorod”, aún no está en servicio. Se podría especular que Rusia intentará su lanzamiento en una situación desesperada. Pero, hoy no está ni cerca del nivel de amenaza de los misiles tradicionales lanzados desde submarinos.

 No obstante, llegará el día del Poseidón.

Fuente: Página Editorial del sitio Web Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas” Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl

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