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LAS ZONAS GRISES DEL CONTROL DE ARMAS EN CHILE . Silvia Peña Pinilla, Periodista

 

                                                                        LAS ZONAS GRISES DEL CONTROL DE ARMAS                                                                            EN CHILE

Silvia Peña Pinilla, Periodista

El Mostrador, País, 08/01/2024

Hoy la atención mediática está en el crimen organizado, los homicidios, las drogas. Pero de las balas que arrebatan vidas, cruzan plazas, atraviesan paredes, se sabe poco. ¿De dónde vienen, cuántas armas hay, quién las carga? Un solo dato: de las incautadas, más del 80% está inscrito por civiles.

En las últimas semanas las balaceras se han tomado varias comunas y, con ellas, la vida de personas, incluyendo niñas, niños y adolescentes. Aumento de la delincuencia, ajustes de cuentas, nuevos delitos, crimen organizado, aparecen como las causas.

Petición de más carabineros, vigilancia privada, Estado de Excepción, son las reacciones de algunos políticos, principalmente alcaldes –quienes, de paso, ven una oportunidad electoral con miras a las próximas elecciones municipales–. Sin embargo, poco y nada se habla y analiza sobre lo que es el común denominador de todos los delitos mencionados: las armas de fuego.

Todas las investigaciones relacionan el aumento de la tasa de homicidios con el incremento del uso de armas de fuego.

Según el Estudio Mundial sobre el Tráfico de Armas de Fuego 2020, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, “más del 50 % de los homicidios que se producen cada año en el mundo se llevan a cabo con un arma de fuego. El 40 % de ellos tiene lugar en América Latina, que tan solo posee el 8 % de la población del planeta”.

En Chile los datos de la Subsecretaría de Prevención del Delito señalan que, entre el 2019 y 2020, los delitos con armas de fuego aumentaron en un 87 %. A su vez, entre el 2021 y 2022, los homicidios muestran un alza de 27 %.

Pero al ratificar las fuentes, resulta que el registro de armas es una estadística del OS9 de Carabineros y las cifras de homicidios dan como fuente a la Policía de Investigaciones (PDI). Por su parte, la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) muestra un peak de homicidios para 2022 de 934 y, para 2023, de 699, una disminución aproximada del 25 % respecto del año anterior. No cuadra.

Esta ensalada de datos es uno de los problemas de base del universo de las armas existentes en Chile. Falta información tanto de la cantidad de las mismas que hay “dando vueltas” como de su origen, propiedad, tipo, ubicación…

Y de las que están identificadas e inscritas, muchas tienen paradero desconocido, evidencian graves errores de inscripción, como estar registradas a nombre de fallecidos o menores de edad o con direcciones inexistentes.

A esto se suma que no existe un registro unificado del material incautado, de los procedimientos, de las investigaciones… Cada institución maneja sus números, sus métodos. Y en algunas hay que acudir a la Ley de Transparencia para, con suerte, obtener algunas respuestas.

Si ya sabemos que hay más homicidios que antes y que se usan cada vez más armas de fuego, la pregunta es: ¿con qué armas se asesina en Chile?

Responde el profesor de Criminología de la Universidad de Chile, Patricio Rosas Ortiz, quien además es doctor e investigador en Política Criminal y Análisis Delictual, y fiscal de Control de Armas en el Ministerio Público.

“La ausencia de información es, realmente, una triste evidencia de la falta de insumos mínimos institucionales para poder hacerse cargo del problema de las armas de fuego. Pero, a partir del universo muestral estadístico, se puede decir que las armas que más se utilizan para matar en Chile son armas inscritas por civiles que se desvían hacia la delincuencia”.

De acuerdo con la PDI, estas armas llegan a manos delictuales a través de testaferros, robos a armerías o particulares, desvío de armas y municiones –realizado por algunas personas que mantienen calidad de deportista, en caza o coleccionistas–. También hay armas hechizas, modificación de armas de fogueo, internación desde el extranjero.

“Del total de armas incautadas en la Fiscalía Metropolitana Sur en 2018, el 84 % estaba inscrito. Es relevante mencionar que la laxitud de control de armerías, y municiones, así como la falta de marcación de municiones fiscales, son un factor criminógeno favorable a la corrupción y al tráfico de las mismas”, agrega Rosas.

Cifras y promesas

“Un país que tiene menos armas en las manos equivocadas es un país más seguro, por eso hoy vamos a destruir 25 mil armas y otros accesorios. De estas, 8 mil fueron decomisadas por policías y tribunales de justicia”, señaló el Presidente Boric, el pasado 12 de diciembre.

Ese día se realizó la destrucción de 25.015 armas y otros accesorios metálicos que fueron recolectados durante 2022, “la más numerosa desde el año 1990”. Hito al que también asistieron la ministra del Interior, Carolina Tohá, y la ministra de Defensa, Maya Fernández.

El desglose de la cifra dice que, del total, 9.384 corresponden a piezas incautadas: 6.997 armas y 2.387 accesorios; 11.998 pertenecían a armas entregadas voluntariamente por civiles y 3.663 a armas fiscales dadas de baja (por desuso o deterioro), 2.517 de Carabineros y 1.116 de la PDI.

O sea, del total, un 32 % de ellas fue sacado de las manos de delincuentes (histórico de los últimos 5 años elaborado por la DGMN).

Lo que no señalan las estadísticas es la antigüedad de las armas, como tampoco si efectivamente estaban en función o deterioradas. Porque, al comparar estas estadísticas con el registro del Sistema de Apoyo a los Fiscales (SAF), base de datos del Ministerio Público sobre la incautación de armas, para 2022 (las quemadas) serían 5.278, pero cada institución tiene datos propios.

Según el Ministerio Público, el total de incautaciones en el país entre 2018 y 2023 suma 31.286 armas. Y al 19 de diciembre de 2023 se habían incautado 5.499 (3.267 de fogueo, 1.869 de fuego, 125 hechizas).

Si en Chile no existe información detallada y sistematizada sobre las armas en general, menos la hay sobre el mercado de armas de fuego ilegales y/o usadas en la comisión de delitos.

“La incautación de armas en procedimientos policiales nos entrega algunas luces del origen de las armas utilizadas para delinquir. Por ejemplo, entre 2020 y mayo del 2022, la PDI ha incautado más de 1.500 armas de fuego que, dadas sus características, todas deberían estar inscritas. Sin embargo, la misma PDI indica que en el 26 % de las armas incautadas, no fue posible identificar si estaban inscritas o no, ya que tenían el número de serie borrado. Por otro lado, el 43 % de las armas incautadas no están inscritas y, más alarmante aún, el 30 % sí lo están”, describe el documento de fundamentación del Plan Menos Armas Más Seguridad del Gobierno.

Y reafirma el hecho de que “existen armas legalmente inscritas que se están utilizando para delinquir y, además, hay evidencia del contrabando de estas cuando se encuentran armas con número de serie que no están registradas en la DGMN”.

Según datos del Ministerio del Interior, del total de armas inscritas, un 8 % de estas se ha declarado de la siguiente forma: extraviada, hurtada o robada. Es decir, existen al menos 61 mil armas sin paradero conocido.

De acuerdo con la estimación realizada por la organización internacional Small Arms Survey, en nuestro país existirían 1.456.818 armas sin registro circulando. Esta cifra es un estimado de expertos y no está construida sobre datos disponibles.

Las armas de Chile. La Dirección General de Movilización Nacional (DGMN) es la autoridad central de coordinación de control de armas y explosivos en el país. Según esta institución, existen 767.752 armas inscritas activas al 30 de noviembre de 2023, pertenecientes a personas naturales. El 35 % corresponde a escopetas, el 30 % a revólveres, 24,7 % a pistolas.

Casi la mitad (322.152) son de la Región Metropolitana. Le siguen las regiones de Valparaíso (90.546); Biobío (57.689) y Maule (57.503). Y el 7 % de sus propietarios está compuesto por mujeres.

Pero existe un patrón paralelo y fantasma de aproximadamente otras 750.000 armas que no están inscritas, donde se encuentran las hechizas y modificadas, con números de serie borrados, internadas ilegalmente.

La auditoría realizada a la DGMN por la Contraloría General de la República (CGR) en 2018 (con informe en 2021), encontró anomalías como: que de la totalidad de inscripciones de armas vigentes, 1.083 estaban registradas a nombre de menores de edad (requisito exigido en la ley es ser mayor de edad, con la excepción de menores inscritos como deportistas de tiro); ni la DGMN ni Carabineros verifican la autenticidad de la documentación presentada por personas naturales y jurídicas ante las autoridades fiscalizadoras; faltaba comprobación de domicilios; se dio cuenta de la inexistencia de revisiones al libro de entregas voluntarias de armas; ausencia de trazabilidad de las armas en el proceso de inutilización para la destrucción; se constató también la existencia de 72 casos en que, habiendo un RUN válido, la fecha de inscripción era previa a la fecha de nacimiento registrada; 132.921 personas fallecidas figuran con un total de 182.898 inscripciones vigentes; hay 316 inscripciones de armas autorizadas por la DGMN cuyos certificados de aptitud física y psíquica fueron extendidos por personas sin título de médico inscrito en la Superintendencia de Salud; la DGMN mantiene 10.677 armas agrupadas bajo la denominación “RUT cero”, por no contar con antecedentes que permitan la identificación del tenedor.

De aquellas, 9.088 inscripciones se encuentran vigentes; 3.755 civiles cuentan con más de 2 armas de defensa personal inscritas a su nombre, las que están en diferentes estados: vigentes, robadas, extraviadas y hurtadas (la ley señala que se permiten hasta 2 armas por civil), entre otras faltas graves.

Después de este informe, se instruyeron sumarios: la CGR inició un procedimiento disciplinario en la DGMN y en Carabineros de Chile. El Mostrador consultó por el cumplimiento de las sanciones en la Contraloría, sin obtener respuestas.

Cómo avanzamos. La Ley 17.798 (Control de Armas) fue creada en 1972 por el entonces Presidente Salvador Allende, respondiendo a una realidad muy diferente a la actual. Esta se modificó parcialmente en enero de 2022, después de 15 años de tramitación en el Congreso, y “nació anticuada”, a juicio de los especialistas.

El Presidente Gabriel Boric se comprometió –desde el programa de gobierno de su campaña– a impulsar un nuevo sistema de control de armas y municiones.

Y en la Cuenta Pública del 1 de junio de 2022 lo reiteró: “La violencia armada no será tolerada en nuestro país. Y por eso nuestro Programa Menos Armas, Más Seguridad propone la limitación radical de su acceso legal”, dijo, junto con solicitar al Congreso “todo el apoyo para aprobar una ley que nos permita avanzar hacia la prohibición total de tenencia de armas y que al mismo tiempo fortalezca la institucionalidad”.

El Mostrador pidió el avance del señalado Plan a la Subsecretaría del Interior y hasta el cierre de esta nota no había respuesta.

Entre los objetivos del programa está disminuir el tráfico ilegal transnacional de armas, partes, piezas y municiones; aumentar la fiscalización de armas inscritas a un 10 % del total de estas, a través de una matriz de riesgo –en la actualidad se fiscaliza un 5 %–; reducir la cantidad de armas extraviadas y/o hurtadas. Estos y otros aspectos deberían estar ejecutados antes del 2026 por el demorado Ministerio de Seguridad.

Patricio Rosas explica que hay que partir solucionando la impureza de los datos. “Luego, desde una nueva institucionalidad, las armas deberían ser abordadas en tres aspectos: controlar la producción y la importación legal de armas (poner ojo en Aduanas), poner un cuño del banco de prueba para tener trazabilidad y saber dónde está y quién la tiene.

Pero no solamente hay que estar supervisando el ingreso, la importación y distribución de armas, también la acreditación en la inscripción de los propietarios. Hay que poner mucho ojo en el control de requisitos para obtener una licencia. Y una vez que el arma está en manos de un propietario, hay que hacer una fiscalización eficaz.

Hay que cerrar la llave en las inscripciones y aumentar las fiscalizaciones. Con eso tendríamos un alto porcentaje de solución”, recalca.

Añade que se debe trabajar una matriz de riesgo fina. Realizar un mínimo de análisis sobre el patrimonio de los civiles que inscriben. “Si llega alguien de 18 años como coleccionista, con varias armas de un millón de pesos… es raro. Hay que fiscalizar y fiscalizar”.

Hace un paralelo con el registro de vehículos motorizados y los bienes raíces. “Al igual que con los vehículos y las propiedades, las armas de fuego son parte de los sistemas de registro estatal. Todos inscribimos las casas y los autos. Sobre estos últimos, rendimos exámenes para renovar la licencia. Se los mostramos al Estado una vez al año –en las plantas de revisión técnica– para demostrar que están funcionando bien, pagamos un permiso, tenemos un seguro obligatorio por responsabilidad civil. Y si lo roban, lo denunciamos. Eso mismo podría darse con las armas”, señala Rosas.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Ver cuaderno completo en el siguiente link: https://www.publicacionesanepe.cl/index.php/cdt/article/view/1056

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
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DIME CON QUIÉN ANDAS Y TE DIRÉ QUIÉN ERES, EL GADFA Y SU DECLARACIÓN DE APOYO A BORIC. Richard Kouyoumdjian

 

                                                                   DIME CON QUIÉN ANDAS Y TE DIRÉ QUIÉN ERES,                                                                       EL GADFA Y SU DECLARACIÓN DE APOYO A BORIC

Richard Kouyoumdjian, Vicepresidente AthenaLab

AthenaLab.

La declaración del GADFA reviste mucha importancia para el debate en Defensa. Las políticas públicas en el ámbito de la Defensa han estado ausentes del espacio público por demasiado tiempo. Cuesta mucho encontrar especialistas en Defensa y cuesta mucho encontrar espacios y foros dedicados a debatir temas trascendentales para el devenir de la República. Los desafíos en Defensa que nos plantea el futuro son inmensos y muy complejos. Urge generar sinergia entre la Política Exterior y la Política de Defensa. Urge definir con claridad el interés nacional y el posicionamiento que queremos alcanzar en el entorno internacional. Necesitamos hablar de nuestra presencia en el espacio, en el ciberespacio, en los mares del mundo, en la Antártica. El GADFA ha hecho todo lo contrario de aquello que creemos urgente y necesario para nuestro futuro. Con una mirada añeja de Guerra Fría y anclada en el pasado, fundamenta su adhesión a uno de los candidatos presidenciales haciendo un análisis del programa del otro candidato, aduciendo que el planteamiento expuesto es la “militarización de Chile”.

No hay dicho popular más apropiado a las circunstancias políticas que vivimos y que ante dos alternativas políticas completamente distintas, nos obliga a decidir con cuál de las dos opciones nos alineamos, no teniendo más la posibilidad de quedarnos en la comodidad que nos daban las candidaturas de la primera vuelta, o en su minuto, de las primarias de los varios sectores que buscaban que uno de los suyos llegara a la primera magistratura.

Digo lo anterior porque, en la tradición chilena, la condición de no deliberantes de las FF. AA., resguardada en sucesivos textos constitucionales, ha sido mayoritariamente aceptada.

Es cierto que aplica solamente a las instituciones de la Defensa Nacional, las que cargan con el peso del monopolio del uso de la fuerza en nuestra sociedad, subordinadas al poder político ejercido por civiles elegidos democráticamente.

No es menor el hecho de que en forma persistente la opinión pública nacional ha conferido los mejores niveles de apoyo y confianza a las instituciones de la defensa así concebidas.

En esta elección presidencial elegir a uno u otro candidato no da lo mismo. En el caso de que uno se incline por la izquierda dura, se debe tener claro que uno de sus socios principales o derechamente su socio principal es el Partido Comunista.

Se trata de un partido que sigue defendiendo su doctrina marxista-leninista, que no respeta las libertades humanas como muchos las entendemos en el mundo occidental y que subyuga a la persona al Estado.

En la doctrina comunista, existe una forma muy particular de tratar el monopolio del uso de la fuerza y que es muy distinta de la tradición chilena. En efecto, la historia está plagada de ejemplos que señalan que donde el Partido Comunista accede al poder totalitario, uno de los objetivos es subordinar el monopolio del uso de la fuerza a la estructura de poder del partido.

Es así como en Cuba y en China, las FF.AA. dependen del secretario general del PC y no del Jefe de Estado.

En efecto, el mundo está plagado de ejemplos poco felices que es conveniente tener en cuenta si es que uno se inclina por esa opción. No se olviden de los ejemplos de Stalin y Lenin en la Unión Soviética, de Mao en China, de los Castro en Cuba, de Chávez y Maduro en Venezuela, de Ortega en Nicaragua, de Pol Pot en Camboya y de la dinastía de los Kim en Corea del Norte, todos regímenes que se mantuvieron o se mantienen en el poder gracias a la subordinación de las Fuerzas Armadas a una ideología representada por el partido único, que es el Partido Comunista.

El eufemismo utilizado en estos casos va variando según la cultura local, pero el eje conductor es el mismo. Ejército de Liberación, FF.AA. Bolivarianas, FF.AA. democráticas, FF.AA. populares, son nombres otorgados por los países totalitarios de izquierda que se amparan en un proceso de “democratización” de las Fuerzas Armadas que se debe entender como lo que realmente es, la subordinación de las instituciones que ostentan el monopolio del uso de la fuerza a la ideología marxista.

En relación con los puntos anteriores, existe un grupo de analistas de Fuerzas Armadas y de Defensa conocidos como GADFA que recientemente en este medio y otros publicaron su pública adhesión a Gabriel Boric porque creen que él va a lograr el sometimiento definitivo de las instituciones de la Defensa a los intereses de ideologías o a partidos políticos extremos que adhieren a esas formas de pensar.

La otra alternativa es anularlas, intervenirlas o bien crear milicias alternativas, con recursos del Estado, para quitar el monopolio del uso de la fuerza a instituciones no deliberantes, dejando la pista libre en el asalto al poder total.

No hay problema alguno en que ciudadanos civiles, en un país libre y democrático, declaren su adhesión a un candidato a la Presidencia inscrito legalmente en elecciones generales.

Lo que sí preocupa es que lo hagan desde la perspectiva de las Fuerzas Armadas y de la Defensa Nacional, un territorio que las buenas prácticas y la tradición republicana de Chile han tratado de mantener libre de la política partidista.

Lo más peligroso son los argumentos esgrimidos para fundamentar su adhesión, pues son argumentos falaces, parciales o derechamente incorrectos, tratando de sustentar una posición que no tiene otra lógica que la de las ideologías totalitarias.

Si vamos a discutir de las Fuerzas Armadas, y en particular de sus roles y propósitos, hagámoslo desde la vereda del interés nacional, de lo que exige la realidad geopolítica en la cual estamos insertos.

Lo más importante es mantener a las FF. AA. en roles y funciones institucionales, obedientes a la autoridad política civil democráticamente elegida y regulando los alcances del monopolio del uso legítimo de la fuerza en el marco constitucional y del Estado de derecho.

La dinámica de los partidarios de ideologías y de partidos políticos tienen la tendencia a generar lealtades personales con sus líderes y expresar apoyos a una determinada persona para acceda al poder.

Las FF. AA., en cambio, obedientes y no deliberantes, son leales y obedecen a la institucionalidad, es decir, al Presidente de la República, no importa de qué partido político provenga o a qué ideología represente, mientras cumpla con la Constitución y las leyes de la República. Ese es el sentido profundo del rol de las Fuerzas Armadas y de la estabilidad que provee el monopolio del uso de la fuerza en manos no deliberantes y solo preocupadas del interés nacional que afecta a todos los chilenos.

La declaración del GADFA reviste mucha importancia para el debate en Defensa.

Las políticas públicas en el ámbito de la Defensa han estado ausentes del espacio público por demasiado tiempo. Cuesta mucho encontrar especialistas en Defensa y cuesta mucho encontrar espacios y foros dedicados a debatir temas trascendentales para el devenir de la República.

Los desafíos en Defensa que nos plantea el futuro son inmensos y muy complejos. Urge generar sinergia entre la Política Exterior y la Política de Defensa. Urge definir con claridad el interés nacional y el posicionamiento que queremos alcanzar en el entorno internacional.

Necesitamos hablar de nuestra presencia en el espacio, en el ciberespacio, en los mares del mundo, en la Antártica. Urge consolidar visiones integradoras de cómo vamos a orientar las capacidades del país en la mejor forma para velar por nuestros intereses, disuadir nuestras amenazas y producir el bien público seguridad y defensa.

El GADFA ha hecho todo lo contrario de aquello que creemos urgente y necesario para nuestro futuro. Con una mirada añeja de Guerra Fría y anclada en el pasado, fundamenta su adhesión a uno de los candidatos presidenciales haciendo un análisis del programa del otro candidato, aduciendo que el planteamiento expuesto es la “militarización de Chile”, lo cual es incorrecto y cualquier lector puede verificarlo, y constatar que, no dice nada de lo que el GADFA menciona en su última declaración y documentos anteriores.

En resumen, el GADFA puede y tiene la libertad para tener la opinión que quiera, pero, si la van a tener, asuman que son un grupo militante, ideológicamente cercano al marxismo, y que en la fundamentación de sus adhesiones no utiliza rigor académico ni una visión del interés nacional, sino una visión de los hechos que ha sido deformada por la ideología.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional (Unión)

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GAFDA PIDE “CAMBIOS PRIORITARIOS” EN LA CONSTITUCIÓN EN MATERIA DE DEFENSA NACIONAL. Mesa de noticias de El Mostrador

 

                                                                          GAFDA PIDE “CAMBIOS PRIORITARIOS” EN LA CONSTITUCIÓN EN MATERIA DE                                                                                DEFENSA NACIONAL

Mesa de noticias de El Mostrador, 03/01/2024

“El término del momento constitucional no ha dado por finalizada la necesidad de modificar la actual constitución en materia de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas”, dice el Grupo de Análisis de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas (GADFA) en una declaración.

El Grupo de Análisis de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas (GADFA) entregó sus propuestas para realizar reformas a la actual Constitución en materia de defensa nacional.

“El término del momento constitucional no ha dado por finalizada la necesidad de modificar la actual constitución en materia de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas. Por el contrario, estos cambios son condición necesaria para la apropiada definición y conducción de la política de defensa nacional en un Estado democrático. El actual diseño constitucional y la Ley Orgánica Constitucional (LOC) que rige las Fuerzas Armadas inhiben la discusión y aprobación de políticas en que la subordinación al poder civil sea efectiva”, señalan.

En esa línea, dicen que “los cambios prioritarios” tienen que partir estableciendo “el mando superior de la/el Presidenta/e sobre las instituciones armadas en tiempo de paz y guerra y su responsabilidad de presentar al Legislativo una propuesta de Ley de Política de Defensa Nacional”.

“Eliminar el Capítulo XI sobre FF.AA. y la reasignación de sus normas dentro del actual cuerpo constitucional” y “erradicar la vaga noción de seguridad nacional en el cuerpo constitucional, en la LOC y las correspondientemente ordenanzas internas”, son otras materias en donde GADFA pide cambios.

“Restringir la acción de las FF.AA. en el orden interno a los estados de excepción constitucional, eliminado su rol en la protección de la infraestructura crítica y de fronteras tan pronto como la reforma a Carabineros de Chile lo permita”, es otra medida.

Cambios legales complementarios. En su declaración, GADFA añade que son “necesarios” otros cambios legales y que son complementarios a lo que ya habían expuesto.

En primer lugar, piden “reemplazar la LOC por una de quórum simple que: establezca las apropiadas atribuciones del presidente de la República sobre el mando de las FF.AA. en democracia; la forma de designación de los Comandantes en Jefe y sus atribuciones en la composición y nombramientos de los mandos superiores; la modernización de la carrera militar; la eliminación del piso para los aportes al Fondo de Capacidades Estratégicas; y el uso de fondos provenientes de enajenaciones y ventas institucionales”.

También solicitan “modernizar Ley Orgánica del Ministerio de Defensa estableciendo que el Estado Mayor Conjunto sea conducido por un oficial de cuatro estrellas con mando efectivo sobre las tres ramas; empoderar el rol del Congreso en la elaboración de una nueva Política de Defensa Nacional, basada en una postura de legítima defensa, según el artículo 51 de la Carta de la ONU y dándole a las definiciones estratégicas los medios para su efectiva operacionalización a través de políticas públicas democráticamente debatidas y aprobadas”.

Y finalmente piden cambios y mejoras en el “proyecto de ley sobre la Agencia de Compras Militares para fortalecer lo conjunto y la capacidad civil del Ministerio de Defensa”.

“La priorización de la reforma constitucional y cambios legales en materia de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas es un aspecto clave a ser incluido en las reformas políticas que se deben implementar en esta nueva etapa”, cierran.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
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LA CRISIS DE SEGURIDAD DE LA VOCERA. Pilar Lizana

 

                                                                      LA CRISIS DE SEGURIDAD DE LA VOCERA

Pilar Lizana

El Líbero, 29/12/2023

Para este gobierno la crisis se ubica en marzo de 2022, pues ese era el momento para analizar y decidir. Hoy, deben reaccionar. La bola de nieve se ha hecho cada vez más grande y ya se requieren medidas fuertes para detenerla.

Crisis. Ese estado de caos o incertidumbre que para los griegos significa separar o decidir, detenerse y analizar, esta semana fue utilizada por la ministra vocera, Camila Vallejo, para referirse al panorama de seguridad después de que 9 personas fueran asesinadas durante el fin de semana de Navidad.

Bastante tarde llega la ministra, pues ya hacia fines de 2021 se observaba que la tasa de homicidios en Chile iba subiendo, el 2022 se alcanzó un peak en los asesinatos y este 2023 ha mantenido la tendencia.

Un salto de 4,7 a 6,7 muertes por cada 100.000 habitantes arrojó el consolidado de homicidios entregado por el Ministerio del Interior para 2022, cambio relevante si lo ubicamos en el contexto regional.

Si bien no estamos cerca de los países más violentos, sí aparecemos como uno donde más ha aumentado la violencia de acuerdo con el estudio anual de Insight Crime.

No vale la pena describir un panorama ampliamente comentado en los distintos medios de comunicación, pero sí es relevante revisar los elementos que contribuyen a su avance y, en ese sentido, no es posible dejar de mencionar la corrupción.

El caso fundaciones da para mucho, sin embargo, evidencia dos aspectos sumamente preocupantes: la posibilidad de sobornar agentes del Estado y la negligencia de los líderes políticos.

En otras palabras “debilidad institucional” al más puro estilo definido por Victoria Murillo en La ley y la trampa en América Latina.

Entonces, hablar de crisis hoy es inexacto pues el momento preciso donde había que detenerse y decidir fue años atrás.

Es más, este gobierno pudo haber llegado a habitar La Moneda con una estrategia clara, con la tarea hecha para poder realmente haber transformado la crisis en una oportunidad.

En vez de eso, asumieron queriendo refundar Carabineros, o sea, debilitando aún más a la institución; y, hablando del Wallmapu, es decir, revalidando de alguna manera el relato de orgánicas violentas.

Llegaron a levantar los diagnósticos y a indultar a presos del estallido social, y solamente cuando la ciudadanía presionaba con fuerza desde abajo comenzaron un trabajo legislativo que buscaba crear institucionalidad, modernizar figuras penales y actualizar procedimientos en materias de seguridad.

Para este gobierno la crisis se ubica en marzo de 2022, pues ese era el momento para analizar y decidir. Hoy, deben reaccionar.

La bola de nieve se ha hecho cada vez más grande y ya se requieren medidas fuertes para detenerla.

La clave eso sí, está en la capacidad que tengan los conductores políticos de la seguridad para generar acuerdos transversales de largo plazo y estrategias que den sostenibilidad a las acciones reactivas, es decir, diseñen una política de Estado.

¿Cómo hacerlo?

Reconociendo el problema con un grado de generosidad que les permita ceder los puntos políticos y poniendo el bienestar de los chilenos primero.

Aunque tarde, siempre se puede transformar la crisis en oportunidad. Todo dependerá de la real voluntad política que tenga el oficialismo.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
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HABLEMOS DE CARABINEROS DE CHILE. Fernando Thauby García

                                                           HABLEMOS DE CARABINEROS DE CHILE

Fernando Thauby García
Melosilla, 29 diciembre 2023

El 19 de octubre de 2019, pese a las señales previas de lo que venía y ante la completa incapacidad y descontrol de Piñera y su Gobierno, entramos en un período de locura, en una borrachera violenta que,luego de cuatro años de perder el tiempo, gastar enormes cantidades de dinero y crear un ambiente negativo que nos afectó a todos en todo sentido, pareciera que la votación del 17 de diciembre recién pasado nos hubiera devuelto la serenidad y el buen juicio que nunca debimos abandonar.
Esta nueva situación entonces es el momento para volver a atender nuestras inquietudes e intereses críticos y, a mi juicio, los intentos de la izquierda de demoler (REFUNDAR) a las Policías chilenas, son las más relevantes.
Desde hace años, la izquierda mantiene una ofensiva intensa contra el Cuerpo de Carabineros de Chile. Su degradación, control y politización es uno de sus objetivos prioritarios y permanentes.
Desde el gobierno de Aylwin, con distintas intensidades, el Partido Comunista y sus cómplices han montado una persistente campaña contra esa querida institución, bajo el pretexto de una presunta necesidad de REFUNDARLA, diagnosticada y establecida por si ante si.
Una policía débil y corrupta es la antesala inevitable de un gobierno débil y caótico como el de Boric. Un partido político antidemocrático malvado y siniestro, como el Partido Comunista, es la vía rápida para que se nos imponga un gobierno despótico y liberticida.
Ambos, juntos son mortales.

Ver artículo completo: Hablemos de Carabineros de Chile.

Un aporte de nuestro Pas Presidente Humberto Julio Reyes

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
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A cuarenta y cinco años del día D en el Conflicto del Beagle. Rene Norambuena V .

                                                                          A cuarenta y cinco años del día D en el Conflicto         del Beagle.

René Norambuena V . General (R)

Ex Mayor Comandante del Batallón de Telecomunicaciones del RT5 Patagonia

Hace cuarenta y cinco años un día veintidós de Diciembre de mil novecientos setenta y ocho, las FFAA, Carabineros Investigaciones y reservistas, esperábamos en nuestros puestos de combate, buques y bases aéreas el ataque por tierra, mar y aire Argentino. Nuestros mandos ya habían comunicado del ataque e invasión, siendo objetivos simultáneos en toda la frontera desde la Patagonia hasta el norte de Chile y con centro de gravedad en las islas del Canal Beagle y Punta Arenas, todo esto que  por el desconocimiento de un fallo por las islas del Canal Beagle.

En Magallanes, los soldados en posición de combate, los buques preparados para recibir a la Armada adversaria y nuestros pilotos en sus aviones listos para el despegue. La población civil en un silencio expectante.

Cero miedo o pánico por nuestro lado, solo deseábamos que esto se iniciara y defender con nuestras vidas nuestras ciudades y a nuestra Población. Toda la planificación estaba en marcha y nosotros en silencio de radios mirando el cielo y tratando de escuchar sus aviones o el desplazamiento de tanques y tropa para protegernos y contraatacar ferozmente.

 Esperamos todo el día, repasando el terreno y situaciones que podían venir, sin comer porque no había tiempo para ello y en silencio sepulcral para no delatar posiciones ni movimientos.

El ataque finalmente no llegó. Hubo decepción en la tropa, estar un año esperando en terreno una amenaza de guerra para que no ocurriera nada, produjo una extraña sensación interna de frustración de no enfrentarnos con quienes tanto jugaron a la amenaza y al triunfalismo.

Al año siguiente volvimos a nuestros cuarteles. Gran experiencia que hoy parece que Chile la olvido.

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
News, Seguridad y defensa

ASESINATO EN EL METRO. Humberto Julio Reyes

                                                            ASESINATO EN EL METRO

  Humberto Julio Reyes. General de Brigada (R). Past Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

A través de una carta en El Mercurio del sábado 16 de diciembre, me entero del asesinato de un ingeniero de 75 años de edad, en el Metro Los Héroes, noticia que me parece ha pasado desapercibida en medio del reciente plebiscito de salida.

Como un hecho delictual de esta gravedad no es habitual, uno podría esperar mayor cobertura al respecto o algún seguimiento de la noticia, pero, si ha existido, no me he enterado y, aunque no soy devoto de noticieros o matinales, me considero una persona medianamente informada.

También alguien podría argumentar que, dado el nivel de delincuencia que soportamos hoy en día, esta noticia sería algo ya rutinario y sólo la calidad de la víctima, un profesor guía de prestigio en la USACH, constituiría la excepción a la regla de que nadie está a salvo de ser asesinado, sea en un medio de locomoción, asaltado en su domicilio o en la calle, víctima de un portonazo o por bala loca.

Frente a un escenario tan negativo, varios alcaldes han solicitado que se convoque al Consejo de Seguridad Nacional o que en sus comunas se establezca estado de excepción, cosa que a más de alguna autoridad le ha parecido un despropósito y también nos hemos enterado de la organización de un “batallón de protección ciudadana” de guardias privados para colaborar con las policías que, aparentemente, estarían sobrepasadas por delincuentes que, al decir de una autoridad, no temen ser enfrentados.

¿Ese sería el problema?

¿Policías sobrepasadas que requieren que otras organizaciones les colaboren en forma directa a controlar la delincuencia?

Posiblemente sea prematuro emitir juicio respecto al mencionado “batallón” donde sin duda habrá personas que tengan las competencias requeridas, aunque otra cosa es que cuenten con atribuciones para actuar en forma efectiva.

Donde sí me adelanto a pronunciarme es respecto a un estado de excepción que implique desplegar personal militar, que carece de preparación y equipamiento para funciones policiales, esperando sean eficientes y efectivos para enfrentar delincuentes dispuestos a todo.

¿No sería mejor solución contar con más y mejores policías y el respaldo de una legislación que no los convierta en “victimarios” si deben actuar con la firmeza que requiere la actual situación?

Se me dirá que eso requiere tiempo y que, en el intertanto y tal como ya se ha hecho en las macrozonas norte y sur, también se pueden emplear las fuerzas armadas “en subsidio”, pero puedo imaginar la reacción que provocaría el uso de sus armas, aún cumpliendo con las restrictivas RUF, si se diera muerte a los delincuentes que lleguen a enfrentar.

Un regalo caído del cielo para el INDH y jueces que practican el activismo judicial. Sin olvidar a dirigentes políticos que expresan sin tapujos que siguen considerando a las fuerzas armadas como sus declarados enemigos.

Por ello, antes de pedir, proponer o adoptar soluciones de dudoso efecto, convendría que se definiera el problema con la mayor claridad posible, evitando toda ambigüedad, por difícil que sea.

La situación lo exige.

18 de dic. de 23

 

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