News, Seguridad y defensa

EL “NO” DE LAS FF.AA. A LAS REGLAS DEL USO DE LA FUERZA DEL GOBIERNO

 

EL “NO” DE LAS FF.AA. A LAS REGLAS DEL USO DE LA FUERZA DEL GOBIERNO

Víctor Rivera

La Tercera, 31/07/2023

En la comisión secreta de Constitución y Seguridad Ciudadana del pasado miércoles, los auditores de la Armada, la FACh y el Ejército hicieron sus reparos a la iniciativa del Ejecutivo que busca regular los protocolos de acción de policías y militares al momento de disparar. Por lo mismo, ahora será Defensa la que trabaje en las indicaciones con las entidades castrenses.

“A partir de ahora, se declara el secreto de esta sesión”, dijo el presidente de la comisión unida entre Constitución y Seguridad, el diputado Raúl Leiva (PS), el miércoles 26 de julio antes de comenzar la audiencia para conocer la posición de los representantes de las Fuerzas Armadas (FF. AA.) sobre el proyecto del gobierno que crea normas generales sobre el uso de la fuerza para militares y policías.

Se retiraron celulares, se desconectaron computadores y se dio inicio a la cita en que la Armada, la Fuerza Aérea (FACh) y el Ejército fijaron una posición común: no están conformes del todo con el proyecto del Ejecutivo, ingresado en abril al Congreso.

A grandes rasgos, esta iniciativa legal busca normar el uso de la fuerza para el personal de las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, como también de las Fuerzas Armadas cuando, excepcionalmente, acuden a tareas de resguardo del orden público.

Por lo mismo se fijaron cinco principios antes de actuar: legalidad, necesidad, proporcionalidad, responsabilidad y racionalidad.

“Constituye uso racional de la fuerza el ejercicio adecuado de ésta, apreciando la realidad de las circunstancias al momento de los hechos, conforme al lugar y contexto de los mismos, y teniendo en cuenta todos los principios anteriores. El examen de racionalidad no requiere igualdad de los medios empleados”, dice la iniciativa.

Algunos de los participantes de la sesión relataron que los auditores de la FACh, el general, Francisco Costa; de la Armada, el contralmirante de la Armada, Francisco Figueroa, y el general del Ejército, Eduardo Rosso, expusieron que su definición y preparación es distinta a la de Carabineros.

Que su rol es otro y que, por lo mismo, sus integrantes no están enseñados para mantener el orden público.

Quien fue más explícito fue el general Rosso del Ejército. El también abogado reiteró que existe preocupación sobre la responsabilidad penal de los funcionarios, que eso debería estar mejor consignado en el texto impulsado por el gobierno.

En esa misma línea expuso a los parlamentarios que a pesar de los cursos de entrenamiento que se pueda hacer con el personal, eso no garantiza que funcione del todo y, por lo mismo, de aprobarse las capacitaciones deberían ser distintas y más específicas.

Los auditores de las FF. AA. argumentaron, además, que sus instituciones contaban con armas de guerra, de otro tipo, distinto a los medios que maneja Carabineros, los cuales están enfocados únicamente para mantener el orden público. Ellos -explicaron- no cuentan con ese tipo de insumos.

Indicaciones se trabajarán con Defensa. Entre los parlamentarios hubo sorpresa. No esperaban -en su mayoría- una posición tan crítica de las FF.AA., lo cual igualmente fue valorado por algunos diputados, dado que ayuda a mejorar uno de los proyectos de ley que el gobierno mantiene en su “fast track” legislativo.

Sin embargo, la postura de los uniformados no sorprendió al gobierno. Era una opinión que manejaban, especialmente en Defensa, donde se han establecido canales de diálogo para mejorar el proyecto.

Por lo mismo, se seguirá afinando una propuesta que pueda satisfacer tanto a las pretensiones del gobierno como -en parte- a las FF. AA., las cuales serán plasmadas en una serie de indicaciones al proyecto que saldrá desde el Ministerio de Defensa.

El diputado RN, Andrés Longton, señaló que “no me puedo referir a la comisión propiamente tal, porque fue declarada secreta. Ahora, respecto del proyecto, sí creo que se redacta desde la desconfianza a las Fuerzas Armadas y a las policías, lo que contrasta con el espíritu que deben tener las RUF, que es fijar el uso legítimo de la fuerza de estas instituciones. Ese no debe ser una iniciativa ambigua que genera inhibición entre los funcionarios, por lo que esperamos que el gobierno pueda entender eso y corregirlo”.

Por su parte, el diputado de Amarillos, Andrés Jouannet, cree que “la discusión de fondo es la racionalidad y la proporcionalidad, y por eso también ingresé indicaciones para fijar la racionalidad en las reglas del uso de la fuerza. Eso es fundamental”.

Otra de las “inquietudes” expuestas por los uniformados en la comisión fue que había otro proyecto en trámite que busca regular las RUF que está en el Senado.

El asesor legislativo de los senadores de RN, Ronald von der Weth, manifestó que “el proyecto sobre reglas de uso de la fuerza que ingresó el gobierno por la Cámara de Diputados resulta ser solo filosofía que no responde al problema de fondo, que es mejorar las condiciones de seguridad de los ciudadanos y los funcionarios. Mientras que en la Comisión de Defensa del Senado hay un proyecto ingresado por los senadores Manuel José Ossandón, Pedro Araya y otros, que efectivamente da certeza jurídica y protege a los funcionarios y a los ciudadanos con reglas simples y claras, el gobierno debe mirar las consideraciones de esa moción parlamentaria al momento de indicar el proyecto de la Cámara si quiere que su proyecto tenga apoyo transversal”.

En las entidades castrenses esperan que se defina cuál será el proyecto que finalmente llegue a puerto y logre dejar conformes a quienes llevarán a la práctica las Reglas de Uso de la Fuerza.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel.

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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Vicealmirante (R) de la Armada asume como nuevo director de la Anepe

Vicealmirante (R) de la Armada asume como nuevo director de la Anepe

Ronald Mc Intyre Astorga llega a la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, luego de que la institución estuviera 15 meses sin un encargado de dirigir la institución.

En abril del 2022 renunció a su cargo de director de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (Anepe), el general (R) Jorge Robles. El exoficial de la Fuerza Aérea (FAch) dejó sus labores acusando supuestos favores políticos en el organismos clave para el estudio de la Defensa.

A partir de ahí, la Anepe no contó con director. Fue un periplo largo, donde, incluso, se declaró desierto el primer intentó por llenar su vacante. Sin embargo, durante las últimas horas se confirmó a su nuevo jefe.

Se trata del vicealmirante (R) de la Armada, Ronald Mc Intyre Astorga, quien estará a cargo de la denominada “alma mater” de la Defensa y la Seguridad Nacional, donde tendrá como misión desarrollar actividades de docencia, investigación y vinculación con el medio.

Así lo confirmaron fuentes de la Academia, quienes explicaron que si bien aún no firma, será oficializado el viernes en una ceremonia que contará con altas autoridades de las Fuerzas Armadas (FF.AA.).

Ver información completa en:

https://www.msn.com/es-cl/noticias/other/vicealmirante-r-de-la-armada-asume-como-nuevo-director-de-la-anepe/ar-AA1el7uf?ocid=socialshare&pc=ENTPSP&cvid=46a475119c974f71a00277309b37c748&ei=17

Un aporte de nuestro socio y ex director Brigadier Raúl Godoy Casas-Cordero

 

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AL SUR DE CHILE

AL SUR DE CHILE

Leonidas Montes

El Mercurio, Columnistas, 20/07/2023

“Vemos las noticias del sur como si estuviéramos anestesiados contra la dignidad y la empatía, como si la suerte de esos chilenos no nos importara”.

En la zona sur de Chile se ha hecho común un fenómeno que es difícil de explicar. Si las noticias cubren una variedad de hechos delictuales —portonazos, asaltos, estafas y una seri

e de delitos que no dejan de sorprendernos—, lo que sucede en el sur parece ser distinto.

Hay una distancia geográfica que se ha ido convirtiendo en lejanía emocional.

Hace casi diez años nos conmovió el caso Luchsinger-Mackay, la pareja de agricultores que fue calcinada en su propio hogar. Desde entonces, la costumbre ha ido desplazando a la conmoción. Y la indiferencia, ahuyentando a la realidad.

Hemos visto tantos crímenes, camiones y maquinaria incendiada junto a agricultores amenazados, que ya nada parece sorprendernos. Quizá la visita de la ministra Izkia Siches fue la última sorpresa.

Durante el estallido social se usaron dos palabras que no debemos olvidar. Me refiero a la dignidad y la empatía.

La palabra dignidad se proyectaba en los cielos y en el edificio de Plaza Baquedano. Y se rasgaban vestiduras en nombre de la empatía. Ambas palabras conectan e inspiran.

Pero su profundo sentido se diluyó. Quizá se abusó mucho de ellas. O simplemente las ensuciamos y espantamos con tanta violencia. El hecho es que prácticamente han desaparecido del debate público.

La dignidad dice relación con lo propio. Desde John Locke, “la vida, la libertad y la propiedad” son los principios sobre los que se funda la sociedad.

En seguida David Hume y Adam Smith desarrollan el concepto de sympathy, la empatía que nos permite ponernos en los zapatos del otro.

Una lágrima nos contagia tristeza. Pero esto no es suficiente. También necesitamos evaluar las circunstancias que originan esas lágrimas.

Si el lector llora porque se le cayó el lápiz, no se produce empatía. En cambio, si la causa del llanto es un incendio en el que mueren abuelos calcinados, empatizamos.

Dignidad y empatía caminan de la mano. Son conceptos que no se pueden separar. Solo empatizamos con el otro reconociendo su dignidad. Y la dignidad se enaltece cuando hay empatía. Además, si hay dignidad y se activa la empatía, se promueve la cooperación.

Ante la distancia física y emocional que nos separa del sur de Chile, pareciera que esas hermosas palabras ya ni siquiera llegan. Vemos las noticias del sur como si estuviéramos anestesiados contra la dignidad y la empatía, como si la suerte de esos chilenos no nos importara

El Estado sigue en deuda con el sur. Es una deuda que ya se ha hecho costumbre.

En ciertos casos hay ausencia del Estado frente a “la vida, la libertad y la propiedad”. Esto lleva a emprendedores, propietarios y empresas a buscar sus propias soluciones.

Aunque el primer deber del Estado es la seguridad, la seguridad ha sido reforzada por la necesidad. Por ejemplo, las grandes forestales tienen sofisticadas salas de control que siguen a sus camionetas y camiones. Los vehículos llevan cámaras y los choferes pueden comunicarse.

Pero un ciudadano común solo lleva su celular.

Y frente a los incendios, la situación es dramática. Los últimos años han sido devastadores para nuestros bosques. Este año se quemaron cerca de 450.000 hectáreas, un área que equivale a más de diez veces el tamaño de Valparaíso.

Un 60% de los incendios consumieron plantaciones de pinos y eucaliptus, y el otro 40%, bosques nativos, vegetación y cultivos. Lo peor es que la gran mayoría de esos incendios fueron intencionales.

La industria forestal tiene experiencia con los incendios. También sabe de reforestación, restauración y manejo de bosques. No obstante, ¿existe esa necesaria cooperación público-privada? Tal vez seguimos encerrados en una lógica de competencia. O inmersos en sesudas disquisiciones sobre la subsidiariedad.

El sur de Chile necesita recuperar esa dignidad y empatía que impulsa la cooperación. Hasta ahora la dura realidad no lo ha logrado.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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“NO SE OBTUVO LA AUTORIZACIÓN REQUERIDA”: EL PORTAZO DEL EJÉRCITO AL CONSEJO DE MONUMENTOS PARA VISITAR EL REGIMIENTO DECLARADO SITIO DE MEMORIA

“NO SE OBTUVO LA AUTORIZACIÓN REQUERIDA”: EL PORTAZO DEL EJÉRCITO AL CONSEJO DE MONUMENTOS PARA VISITAR EL REGIMIENTO DECLARADO SITIO DE MEMORIA

Víctor Rivera

La Tercera, 18/07/2023

La instancia que funciona bajo el alero del Ministerio de las Culturas, declaró como recinto de memoria a siete lugares que operaron como centros de tortura durante la dictadura, entre ellos una unidad militar en Copiapó. La decisión no cayó del todo bien en la institución castrense y, según revela el acta del Consejo, nunca fue algo grato.

Hasta el momento ha sido una de las medidas que más han pesado en el Ejército, en el marco de los 50 años del golpe militar: la decisión del Consejo de Monumentos Nacionales de declarar como sitio de memoria al regimiento N°23 de Copiapó.

El acuerdo se tomó el 17 de mayo y fue anunciado por el propio ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Jaime de Aguirre. “Estas declaratorias demuestran el compromiso del Gobierno y el Estado chileno con la memoria histórica, y representan un acto de reparación y justicia con las personas que pasaron por esos recintos, y en general, con las víctimas de la dictadura”, luego de la sesión extraordinaria celebrada en el Salón Montt-Varas del Palacio de la Moneda.

En seguida, en el Ejército hubo coletazos internos. En las filas uniformadas no cayó bien la medida, pues ese regimiento es una unidad de total importancia para la institución por el rol operativo que representa y que declararlo como “sitio de memoria” -según reconocen al interior de las filas uniformadas- afecta su seguridad.

El argumento que entregan en privado es que el regimiento quedaría expuesto a visitas y pondría en riesgo sus operaciones, como también la total disposición del recinto para realizar sus ejercicios y entrenamientos con explosivos y armas.

Sin embargo, en el gobierno le han bajado el perfil al tema. La ministra de Defensa, Maya Fernández, expuso el 31 de mayo ante la comisión de Defensa del Senado sobre la situación y, aunque reconoció que el comandante en jefe del Ejército, Javier Iturriaga, le transmitió sus aprensiones, sostuvo que su postura era “importante, pero no vinculante. Los consejeros aún con una opinión contraria pueden tomar una decisión distinta”.

En el Ejército nunca han estado cómodos con esta iniciativa, la cual se arrastra desde 2020, cuando la Agrupación de Familiares de Amigos de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de la Región de Atacama presentó la solicitud al Consejo de Monumentos Nacionales.

El acta: “El bien es una expresión de la historia reciente del país, de la represión como política de Estado”. Sin embargo, es este año, en medio de la conmemoración de los 50 años del golpe militar, que la declaración de sitio de memoria comenzó a agilizarse con más fuerza y para eso se decretaron una serie de diligencias, donde el Ejército dejó en clara su rechazo a la iniciativa.

Así da cuenta el acta del Consejo en que se aprobó la solicitud, junto a otros seis recintos utilizados durante la dictadura como centros de tortura.

Según el documento, “el Regimiento de Infantería Motorizada N° 23 de Copiapó fue uno de los 20 recintos que se habilitó en la Región como lugar de detención y torturas, funcionando desde 1973 a 1975.

Desde los primeros días posteriores al Golpe de Estado los detenidos eran llevados al Regimiento para ser sometidos a interrogatorios, incluyendo el traslado desde otros recintos, como la Cárcel de Copiapó.

En el segundo piso del edificio del Regimiento funcionaba la Fiscalía Militar y una sala destinada a interrogatorios y torturas y la enfermería”.

Y, justamente, es en este segundo piso donde se quiere hacer la declaración de sitio de memoria, pero al cual nunca pudieron acceder los representantes del Consejo.

“En la planimetría original se reconocen dos volúmenes. Uno de ellos, por su forma, se distingue como el edificio ‘L’, en el cual funcionaba la Fiscalía Militar, la enfermería y una sala exclusiva para interrogatorios y torturas. Se realizó la solicitud de autorización al Ejército de Chile para acceder al bien y registrar su estado, sin embargo, no se obtuvo la autorización requerida”, dice el texto.

Según quedó consignado en el escrito, sólo se pudo hacer una fijación fotográfico desde afuera, lo cual en el Ejército -comentan en privado- se debe a que se trata de un regimiento que no cuenta con acceso al público general por motivos de seguridad. Según la institución, allí se realizan ejercicios militares y propios de su función.

El acta en que, finalmente, se tomó la decisión que molestó al Ejército se detalla que “el bien es una expresión de la historia reciente del país, de la represión como política de Estado y de la memoria de las víctimas de violaciones a los derechos humanos. Su preservación en el tiempo es una contribución a la educación y promoción de los derechos humanos del conjunto de la sociedad, como una expresión de la obligación estatal de garantizar la verdad de los hechos, reparar simbólicamente a la víctimas, sus familiares, a la sociedad en su conjunto y generar garantías efectivas de no repetición en el ámbito de la cultura y el patrimonio”.

Por ahora, en la entidad castrense no han tenido más noticias de la declaración del regimiento como sitio de memoria.

Los 50 años para el Ejército sigue siendo una agenda que incomoda y que, esperan, pase pronto.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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LA GLOBALIZACIÓN FRACTURADA: DESEQUILIBRIOS Y TENSIONES EN LA ALDEA GLOBAL (ANEPE N°1 2023)

Es probable que el pasado año 2022 sea considerado por la literatura especializada como un hito para las relaciones internacionales, considerando que las tendencias de cambio en el orden mundial que lentamente venían siendo observadas encontraron su cauce a propósito de tres acontecimientos: en primer lugar el despliegue de la política exterior del presidente de los Estados Unidos Joe Biden, quien tomó la iniciativa de sacar a su país del decli- ve que venía sufriendo y así devolverle la delantera en los asuntos mundiales. En segundo lugar, la guerra de Ucrania, que despertó en Europa la conciencia de su dimensión estratégica que se encontraba adormecida a causa de una mirada tanto ingenua como interesada de las ventajas de la globalización, especialmente en su relación con Rusia. En tercer lugar, la Pandemia del Covid-19 y sus variantes, que alteró las cadenas de suministro y deterioró el papel de China en la economía mundial provocando la búsque- da de circuitos logísticos más cortos y políticamente más confiables.

Cada uno de estos tres sucesos respondió al desarrollo de variables que en alguna medida podían predecirse pero que preferían ignorarse y que al conjugarse han dado por resultado un giro tanto en cuestiones económico-finan- cieras como geoestratégicas, las que redundarán en cam- bios fundamentales respecto del proceso de globalización tal y como lo conociéramos hasta ahora y, en consecuencia, también de aquella forma de sociedad que suele llamarse la “aldea global”, pero que actualmente parece ser más una aldea virtual considerando las discrepancias en- tre las diferentes realidades concretas de cada una de sus partes integrantes, versus otra realidad que se encuentra aún en formación pero que poco a poco lo irá englobando todo condicionando así su devenir futuro.

Ver:

https://www.publicacionesanepe.cl/index.php/mirador/article/view/1031/694

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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RÉPLICA A UNA FUERZA NAVAL CONSISTENTE II

RÉPLICA A UNA FUERZA NAVAL CONSISTENTE II.

Ignacio Mardones Costa Jefe de Desarrollo y Estrategia de AthenaLab

El Mostrador, Opinión, 12/07/2023

Cada país tiene necesidades específicas en cuanto a defensa. Una mirada rápida al mapa nos alertará que la seguridad marítima de Chile no es comparable con la de países más mediterráneos que el nuestro. Es de decir, la geografía importa; los estados que no comprenden su entorno estratégico están condenados a competir en desventaja. Es por esto que, un simple cómputo de potenciales, como propone Eduardo Santos, en sólo un ingrediente de la profundidad del análisis que se debe realizar al momento de decidir la renovación de la fuerza marítima.

Me he tomado unos días para responder la nueva columna de Eduardo Santos publicada en este medio y titulada “Una fuerza naval consistente II”.

En primer lugar, quiero agradecerle por invitarnos a debatir un tema que me parece relevante: el desarrollo integral de una Armada que, por la magnitud de sus recursos e importancia en la seguridad de un país marítimo que depende de su comercio exterior y de la zona económica exclusiva, debiese ser un tema que le preocupe a todos los chilenos.

La seguridad del país, en todas sus dimensiones, y en particular la protección de los intereses nacionales donde sea que estén ubicados, es un deber primario del Estado.

Sin seguridad, no hay libertad, como tampoco estabilidad ni prosperidad.

Es por esto por lo que los proyectos de defensa son tratados tanto en Chile como en el extranjero como planes de Estado, donde no solo se involucra a la institución, en este caso la Armada, sino que son evaluados minuciosamente en el ministerio respectivo, debatido en el Congreso y finalmente aprobado por presidencia.

Este proceso es iterativo, y tarda años, justamente porque busca obtener un producto que, a un precio razonable, sea capaz de brindar la seguridad necesaria al país.

Cada país tiene necesidades específicas en cuanto a defensa. Una mirada rápida al mapa nos alertará que la seguridad marítima de Chile no es comparable con la de países más mediterráneos que el nuestro.

Es de decir, la geografía importa; los estados que no comprenden su entorno estratégico están condenados a competir en desventaja.

Es por esto que, un simple cómputo de potenciales, como propone Santos, en sólo un ingrediente de la profundidad del análisis que se debe realizar al momento de decidir la renovación de la fuerza marítima.

Sólo como ejemplo: él argumenta necesario reducir el tonelaje de las fragatas propuesto por la Universidad Católica. Esto tiene dos aristas, una financiera y otra operacional.

Respecto a la primera, el precio de un buque, más que por su desplazamiento, está dado por el tipo de equipamiento que recibe. No es lo mismo una fragata con sistemas sofisticados de radares para detectar aviones o misiles, a otra que tenga solo radares de primera generación.

Para entenderlo de otra forma, al igual que en la industria automotriz, cada modelo tiene un “desde” y un “hasta”.

En segundo lugar, cualquier marino, independiente de su nacionalidad, le dirá que no es lo mismo navegar en el trópico, que en los mares del sur. (¡Lo famoso del Cabo de Hornos, no va precisamente por lo lindo de sus paisajes, sino por la violencia de sus aguas!).

Para operar un buque en forma efectiva en el sur de nuestro país, el tonelaje importa.

En segundo lugar, el cálculo que Santos propone, aunque interesante, no aparece en ninguno de los estudios especializados en defensa, y se basa en múltiples supuestos.

Por ejemplo, el primero y más importante, es que algún país debe estar dispuesto a vender buques de segunda mano, con alguna capacidad remanente.

Si bien eso fue posible hace quince años, hoy ya no, básicamente porque el entorno de seguridad ha cambiado tanto, que aquellos países a los que tradicionalmente le comprábamos buques, como el Reino Unido y Holanda, hoy están dando de baja sus buques al término de su vida útil.

Concordaremos que en algo tan importante como en la defensa, no es posible depender de que tengamos la suerte de encontrar algo en el mercado.

Es ahí justamente cuando el informe de la Universidad Católica ilumina en cuanto a las posibilidades más costo/efectivas para país.

Respecto a los escenarios estratégicos a los que alude Santos, sería interesante que los mencione, porque desde hace más de una década, la gran mayoría de los think tanks especializados en defensa vienen advirtiendo el deterioro del entorno estratégico mundial y regional.

Los países cada vez se están armando más, otra razón más por la que nadie vende sus buques usados. El Cono Sur tampoco ha estado exento de problemas.

Recordemos, por ejemplo, lo contenido en la Directiva de Política de Defensa Nacional de Argentina, publicada el 2021, donde menciona el control compartido del Estrecho de Magallanes y lo que ellos denominan el “Mar de Hoces”, que provocó una reacción de nuestra Cancillería, aun sin respuesta.

Finalmente, creo que la Armada hace bien en definir cuáles son sus requerimientos para mantener las capacidades de la fuerza actualizadas. Y también lo hace involucrando a entes externos, como universidades de prestigio.

La opinión de esta institución no solo es relevante, sino que necesaria; los escenarios que identifica, su experiencia con las operaciones que realiza, la comprensión del entorno en que opera, a mi juicio, no generan una “lista de supermercado” como nos señala Santos, sino que una opinión profesional y fundada, la que debe ser sopesada por los tomadores de decisiones.

El debate en torno a la necesidad de renovar la flota es vital y debe ser abordado en forma institucional.

La seguridad del país no puede basarse en cálculos escritos sobre servilletas.

Un aporte del Director de la revista Unofar, Antonio Varas Clavel

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UNA FUERZA NAVAL CONSISTENTE II

UNA FUERZA NAVAL CONSISTENTE II.

Eduardo Santos Muñoz, Ingeniero Civil

El Mostrador, Opinión, 02/07/2023

Este artículo es una segunda parte, propositiva, de una anterior columna de opinión publicada en este mismo medio el pasado 07 de junio de 2023 y tiene por objeto advertir a los chilenos de los efectos de una política pública de gran interés, pero poco transparente, amparada en supuestos “secretos militares”.

Para conocer de primera fuente los alcances y objetivos pretendidos por nuestra Armada para sus propuestas de renovación de su fuerza naval hemos tenido que recurrir, otra vez, a la Revista Proceedings del Instituto Naval de Estados Unidos, que en su reciente edición de mayo de 2023 incorpora una columna de opinión del actual comandante en Jefe de la Armada de Chile, almirante Juan Andrés de la Maza, quién señala: “Habiendo analizado los desafíos que enfrentamos hoy, que incluyen un creciente número de tareas con presupuestos apretados, podemos concluir que si somos capaces de realizar la misión que nosotros establecimos para nuestra Armada a través de la integración Armada-Guardia Costera (Directemar), suplementada por la cooperación internacional, seremos capaces de afrontar todas las amenazas a la seguridad marítima internacional, ambas antiguas y nuevas…”.

En este marco, recordamos también su entrevista al diario El Mercurio del 21 de mayo de 2023, que nos precisaba la forma en que se cumpliría el desafío anterior: “…quiero dejar andando un plan de desarrollo de los submarinos, que son los más caros de la Armada. La idea es dejarle encaminado a mi sucesor esa renovación y por qué no, quizás también otro (plan) de construcción de unidades de combate. (fragatas)”.

Con el fin de evaluar fundadamente estas propuestas de la Armada y poder confrontarlas con una fuerza naval consistente con nuestros escenarios financieros y estratégicos, hemos recurrido a la metodología genérica de cómputos de potenciales, considerando que ella es una herramienta aproximada que nos permite obtener ordenes de magnitud comparables de las capacidades que se proponen, obtenidas a través de indicadores simples, tales como los desplazamientos de los buques.

Los resultados de esta evaluación se muestran en la tabla adjunta (tabla de capacidades), que considera los siguientes criterios y definiciones:

(1) Desplazamiento nominal (light displacement): Incluye el peso del buque, excluyendo carga, combustible, agua, lastre, bodegas, pasajeros y tripulación, según valores obtenidos de fuentes abiertas.

(2) Desplazamiento equivalente: Para poder comparar las capacidades de los nuevos buques propuestos con las unidades existentes, se ha supuesto que éstas últimas son proporcionales a un desplazamiento equivalente, obtenido de su antigüedad promedio (30 años), modernizaciones, vida útil remanente (15 años) y valor residual (33%); que se traducen en un coeficiente dado por:

(15/45)x67% (vida útil) + 33% (valor residual) = 0,55

(3) Factor de furtividad: Para efectos de comparación con las unidades de superficie, se ha considerado que la furtividad de los submarinos equivale a amplificar su desplazamiento por un factor de equivalencia de 4.

(4) Gasto total actual: Las estimaciones del valor actual de los nuevos buques no consideran los intereses del financiamiento necesario ni los índices de crecimiento del precio de los sistemas de armas, tales como los propuestos en la “ley XVI de Augustine”, efectos que podrían llegar a duplicar el gasto total a valor presente.

A partir de los resultados mostrados en la tabla de capacidades adjunta, podemos concluir que el desarrollo total de las propuestas de la Armada podría significar aproximadamente aumentar en 2,8 veces las capacidades de nuestra fuerza naval actual, que es similar a aquella que en el pasado reciente nos permitió mantener la paz; requiriendo un gasto estimado de MMUS$7.500.- (valor actual) en 20 años, que resulta infinanciable e innecesario para los escenarios más probables del siglo XXI.

Considerando las restrictivas proyecciones económicas para los recursos financieros futuros realmente disponibles, nuestra propuesta alternativa para una fuerza naval consistente considera solo continuar con la fabricación del rompehielos y de los dos buques multipropósito ya contratados, construir dos buques patrulleros de alta mar (OPV) adicionales, reemplazar las actuales barcazas LST por dos unidades similares a las actuales, mantener los actuales submarinos Scorpene, no reemplazar los submarinos SSK 209-1400, debido a su muy alto costo y su incierto aporte efectivo para los escenarios futuros más probables y construir solo cinco fragatas en Asmar, de un desplazamiento menor al propuesto en el estudio encargado por la Armada a la Universidad Católica.

Es de mi mayor interés que la Armada no vuelva a repetir los lamentables errores de apreciación política, estratégica y financiera que hace dos décadas llevaron a la cancelación del Proyecto Tridente, que también pretendía construir ocho fragatas en Asmar.

En este contexto, exhortamos a nuestra Armada a transparentar (20 años atrás recibimos un CD con el proyecto Tridente completo), precisar y justificar los antecedentes que han considerado para fundamentar sus propuestas, con el fin de poder avanzar en la pertinencia de otras alternativas, tales como la fuerza naval consistente presentada, que con un costo estimado de MMUS$3.000.- (valor actual), en 20 años sería posible de financiar con alrededor de un tercio del piso anual (MMUS$500.-) establecido para el Fondo de Capacidades Estratégicas de la Defensa y que permitiría cumplir los objetivos de industrialización de Asmar y desarrollar una renovación efectiva de la fuerza naval para mantener capacidades consistentes, equilibradas, suficientes y necesarias.

Espero que pronto podamos debatir también sobre una política de desarrollo integral para la Armada y no solo de su lista de supermercado.

Un aporte del Director de la revista Unofar, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional