COMPETICIÓN DE MEDIOCRIDADES. Vicealmirante Fernando Navajas I. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y REFORMA LABORAL- Carta publicada en La Tercera el 18 de abril de 2016 por Adolfo Paúl Latorre
LAS OPINIONES EMITIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN, ES DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
¿Están los hombres públicos de Chile EMPLEANDO SU RAZÓN? A mí me parece que no lo están y por ello nos encontramos en una débil situación económica, política y estratégica de suma inferioridad, pero que las autoridades se niegan a reconocer y siguen adelante tozudamente con esquemas políticos y económicos archi-fracasados.
¿Qué duda cabe? Chile es hoy día un estado mediocre que aparenta ser políticamente una Democracia con cierta madurez, libre para decidir por sí mismo lo que más convenga al país, con unas reformas sociales que abarcan el campo laboral, de salud y previsión social, tributaria, educacional y finalmente la elaboración de una nueva Constitución.
Todo este voluminoso trabajo no obedece a reales necesidades de los ciudadanos, son adecuaciones cosméticas que nos llevarán a otro fracaso político porque han sido elaboradas en mala forma por personas mediocres que no están acostumbradas al trabajo prolijo y bien hecho o que carecen de la preparación técnica para ello. Ya hemos visto que hay varias reformas que han debido ser “reformadas” para que tengan alguna utilidad y esto porque el país ha funcionado correctamente con las leyes y Constitución política que tiene y que fueron elaboradas por personas mucho más preparadas y conocedoras de los temas objeto de estas reformas por ello será difícil llegar a documentos que puedan suplantar los existentes.
El estado chileno es lento, burocrático y tiene más grasa que músculo, se fatiga con suma facilidad y no corre como un atleta moderno los 100 metros, más parece un corredor de los comienzos del siglo XX, cuando hoy los estados deben ser agiles, rápidos y certeros en sus decisiones, adelantarse a los asuntos que pueden afectar al país. Nada de esto caracteriza a nuestro Estado y constantemente las autoridades respectivas nos están dando explicaciones de porque esto no salió como se planteó, porque en tal o cual acción internacional no fuimos favorecidos, a pesar de haber dado con antelación muchas razones que asegurarían nuestro éxito.
Algunos de los funcionarios públicos tienen cierta experiencia en su área de acción, pero una mayoría carece de ella pues obedecen a puestos asignados políticamente y no por competencia, entonces lo que tenemos ahora es una competición de mediocridades y eso es lo que es Chile actualmente; ya no somos una marca de referencia para nada y para nadie por haber ido desmontando poco a poco un sistema político y económico que operaba perfectamente con las adecuaciones a que debe someterse un sistema complejo cada cierto tiempo.
No existe un líder político destacado con iguales capacidades destacadas, como para volver a la condición que tenía antes de los dos gobiernos de Bachelet en que priman las emociones más que el razonamiento y sentido común.
Jaime Balmes expresó: “Sea cual fuere su carrera, su posición en la sociedad, sus talentos, inclinaciones o índole NUNCA el hombre debe prescindir de emplear su RAZÓN.”
¿Están los hombres públicos de Chile EMPLEANDO SU RAZÓN? A mí me parece que no lo están y por ello nos encontramos en una débil situación económica, política y estratégica de suma inferioridad, pero que las autoridades se niegan a reconocer y siguen adelante tozudamente con esquemas políticos y económicos archi-fracasados.
Fernando Navajas I.
Vicealmirante
Carta a Director publicada en La Tercera el 18 de abril de 2016.
Tribunal Constitucional y reforma laboral
La reforma laboral conculca el derecho irrenunciable de asociarse para fines laborales, entregándolo al sindicato y excluyendo a otras agrupaciones de trabajadores. Las normas propuestas contradicen la esencia de la libertad sindical, de la negociación colectiva y la libertad de asociación y de libre afiliación, razón por la cual atentan contra normas constitucionales y de convenios internacionales ratificados por Chile.
Si embargo, con motivo de la interposición de dos requerimientos ante el Tribunal Constitucional que impugnan normas inequívocamente inconstitucionales, han surgido voces diciendo que el TC se desacreditará si los acoge y que dicho Tribunal “no está para eso”. Olvidan que sí está para eso: su función es velar porque las normas jurídicas sean dictadas y aplicadas conforme a los preceptos constitucionales.
El Tribunal Constitucional es un órgano fundamental de nuestro Estado de Derecho, que vela por la supremacía de la Constitución y el irrestricto respeto de las garantías y derechos fundamentales que nuestra Carta Fundamental asegura a todas las personas.
Adolfo Paúl Latorre