CONSEJO DE SEGURIDAD NACIONAL
Y ESTATEGIA DE SEGURIDAD CIUDADANA
“No hay buen viento para un buque que no tiene puerto”; si no sabemos para dónde vamos ¿cómo podríamos emprender un viaje?
El 30 de junio de 2022, Boric presentó en Arica un Plan Nacional de Seguridad Pública donde “propone más de 33 medidas específicas para el fortalecimiento
institucional y la gobernanza en materia de seguridad pública, la prevención del delito, mejorar la información disponible, proteger y acompañar a las víctimas de delitos, persecución del crimen organizado, control de armas y recuperación de espacios públicos”.
Por definición, una estrategia muestra la visión de la condición final a obtener. Lo que Boric presentó no es una estrategia; no señala el estado o situación final a la que se desea llegar ni la combinación de acciones de diversos elementos del Estado y privado, existentes o por crearse, para materializarla en un determinado nivel de eficiencia y costo. Se limita a identificar acciones descoordinadas y autónomas de organismos independientes.
Sin metas es imposible saber si se está trabajando bien o no, si estamos teniendo éxito o estamos empleando mal los recursos. Una estrategia puede expresarse a través de uno o varios Planes, coordinados entre si, que disponen las acciones concretas a las organizaciones de menor nivel; los planes son elementos ejecutivos y de coordinación, de duración variable, que se comportan como medios de dirección, control, coordinación y supervisión del Mando superior, elemento imprescindible de coordinación, control y responsabilidad.
La estrategia tiene que ver fundamentalmente con opciones; manifiesta una preferencia por un estado o condición futura, y establece la forma de llegar a ella.
Une el vacío entre la realidad de hoy y el futuro deseado y señala la manera concreta de cómo hacerlo. La estrategia debe poner énfasis en la eficacia, en los resultados.
Un experto norteamericano en visita a Chile señaló que “como base un plan estratégico de seguridad ciudadana necesita 4 pilares: (1) investigar las
organizaciones criminales y su relación con otras bandas en cada ciudad, (2) recopilar datos de infraestructura para entender la distribución de la zona donde operan estos grupos, (3) analizar datos anuales sobre el comportamiento de estas “pandillas”y (4) colaborar con el Estado y oficinas gubernamentales en experimentos sociales enfocados en las nuevas generaciones.
Esta no es una estrategia de seguridad ciudadana integral, son medidas coordinadas, pero en solo un nivel delictual, como si cada tipo delito fuera aislado
e independiente. En un compartimento estanco.
La seguridad ciudadana que nos interesa abarca una problemática mucho más amplia y compleja. Los ataques a la seguridad provienen solo muy parcialmente de bandas y pandillas, sino que están insertos en una estructura nacional e internacional delictual en la cual Chile se encuentra situado, en un medio político en el cual el recurso al uso de la violencia es aceptado y practicado de hecho y en un sistema judicial permisivo y con frecuencia politizado y corrupto, que neutraliza muchas medidas para el control social.
En Chile, mayoritariamente, los ciudadanos sienten temor y culpan principalmente al Gobierno y al Sistema Judicial, no a las Policías. Es un problema complejo de entender y abordar.
Carabineros de Chile, durante los últimos 10 meses, tuvieron una aprobación de entre 75% y 83%. Los partidos políticos de oposición también fueron evaluados.
En la última encuesta Cadem el Partido de la Gente tuvo la mayor aprobación con 32%. Le siguió RN 31%, la UDI 29% y el Partido Republicano 28%. Los partidos de Gobierno, en el otro extremo, se ubicaron el PRSD (con 8%, el Partido Liberal con18% y el PC con 15%) partido cuya desaprobación alcanzó el 76%.
La estructura delictual es diferente en los distintos países y está materializada por muchos elementos simultáneos y cambiantes en intensidad y modus operandi: situación económica nacional, corrupción gubernamental, ingreso de delincuentes extranjeros, bandas transnacionales, agitación política violenta; elementos violentistas (barras bravas, espectáculos masivos).
A.-Una estrategia nacional de seguridad pública comienza con caracterizar el estado y nivel de seguridad que se busca y definir prioridades. En el caso nacional, el objetivo inicial fundamental podría ser “crear una condición que haga sentir a la ciudadanía un estado de control y seguridad. De supremacía estatal sobre la delincuencia. De imperio de la ley y control sobre la delincuencia que la afecta en las formas más directas y sensibles”.
B.- En segundo lugar, establecer la prioridad y secuencia del establecimiento de la supremacía estatal en forma clara y visible:
1.- Identificación, control y combate al crimen local, barrial y de pandillas. Control y reducción sobre los delincuentes extranjeros (inmigrantes ilegales); identificación y control sobre las pandillas (en los barrios, barras bravas, micro traficantes de drogas, ladrones y asaltantes en tiendas y supermercados); robo y reducción de automóviles. Abusadores de poder grupal sobre la ciudadanía (tomas de caminos,
terrenos particulares urbanos y agrícolas, espacios públicos, acceso a los territorios declarados fuera del control del estado). Ingreso forzado a espectáculos, grandes establecimientos comerciales; espacios y actividades privadas o públicas; asaltantes y criminales que agreden a personas, particularmente mujeres y niños, en sus casas y en espacios públicos.
Estas tareas corresponden principalmente a ambas policías: Carabineros de Chile y la PDI y la efectúan inmersos en la ciudadanía, en una actitud general educativa y ciudadana, pero inflexible y sin excepciones.
2.- Identificación, control y combate al Crimen Organizado. El Crimen organizado no es un delito en sí mismo, es una denominación genérica que se da a los delitos en que actúan grupos de personas en forma organizada y regular. Entre 2018 y 2022, pasaron de 23,7% del total anual de casos criminales a 41,6% lo preocupante de esa cifra es que es una señal de la instalación y crecimiento del crimen organizado en Chile y muestra la profesionalización criminal.
En general, las redes delictuales organizadas operan en diferentes tipos de actividades internacionalmente. El crimen organizado es un complejo altamente centralizado, creado con el fin de realizar actividades ilegales. Tales organizaciones cometen delitos como de crimen organizado como el robo de cargas, fraude, secuestro por rescate y exigencia de pagos de “protección”, también incluyen, tráfico de drogas, mercancías ilícitas y armas, trata de personas, robo a mano armada, falsificaciones y blanqueo de capitales.
Se puede apreciar que muchas de las actividades criminales organizadas se materializan hacia “los clientes”, mediante redes criminales locales, pandillas de barrios, grupos violentos y similares, que sin ser parte integral de la organización criminal internacional, siguen sus órdenes, les prestan servicio, los financia y los encubren.
El combate al crimen organizado es fundamentalmente un trabajo de inteligencia Ministerial de Seguridad, cuya información proviene de los Ministerios Públicos extranjeros, Servicio Nacional de Aduanas, Servicio de Impuestos Internos, Bancos, Contraloría General y Bancos, entre otras. Desde el otro extremo, las policías territoriales, Carabineros y PDI , en contacto con los niveles inferiores de la criminalidad, están en condiciones de beneficiarse de la inteligencia Ministerial y también de apoyarla proveyendo información de las actividades delictuales en sus ámbitos de acción.
En Chile, la criminalidad organizada es tarea de la Fiscalía Nacional, teniendo como objetivo fundamental una eficiente persecución penal, sobre delitos ya ocurridos. Se aprecia que el foco es distinto, la inteligencia se adelanta a las acciones, identifica actores y tendencias y establece relaciones para identificar qué, dónde y quienes, van a actuar criminalmente.
Para una mejor investigación de estos delitos, la Fiscalía se coordina con diversas instituciones públicas y privadas, entre ellas los Ministerios Públicos extranjeros, Servicio Nacional de Aduanas, Servicio de Impuestos Internos, Bancos, entre otras.
Podemos ver que sin una estrategia clara, los esfuerzos nunca se potenciarán entre si y los resultados serán mediocres y frustrantes.
Si la próxima reunión del COSENA se limita a proponer acciones desarticuladas sin un objetivo específico, mensurable, otra vez estaremos perdiendo el tiempo y confundiendo show con acciones reales.
Fernando Thauby García
2 de febrero de 2024
Un aporte de nuestro Pas Presidente, Humberto Julio Reyes
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