CONTRA CORRIENTE.
Autor: Antonio Yakcich Furche.
Historiador.
La expresión contracorriente es fácil de definir, ya que en el caso de los seres humanos, simplemente significa ir en contra de la opinión general.
A veces, dejándose por tanto llevar por primeras impresiones, pareciera que todo lo que tiene relación con valorizar la historia no es de preocupación de la mayoría de los chilenos.
Lo anterior queda en evidencia en los actos públicos, en donde se rinde homenaje a nuestros héroes, ya que se puede comprobar, por ejemplo, que actividades como los desfiles de colegios para la celebración del natalicio de nuestro Padre de la Patria, han sido suprimidos en diversas localidades del país.
La enseñanza de la historia no reviste la importancia de antaño, como es fácilmente comprobable para los que hemos tenido o tenemos hijos en edad escolar.
La difusión de libros de historia, o novelas históricas, si bien es un género que aun sobrevive, no están necesariamente orientadas a jóvenes o niños, como ocurrió en su momento con las obras de Jorge Inostroza, tan queridas, como leídas.
El respeto a los monumentos que recuerdan nuestra historia parece que se ha perdido, como puede desprenderse de la gran cantidad de ellos dañados o sin mantención, añadiéndose el robo de una gran cantidad de placas conmemorativas, las que son vendidas a vil precio por quienes la sustrajeron.
La persistente, profunda y al parecer irreversible inversión de valores en las sociedades del mundo, incluyendo la nuestra, convierte en héroes a quien no lo son de ninguna forma, relegando al olvido a los que sí merecen ese tratamiento.
Pero, sin embargo, creo firmemente que hay quienes nadando o remando en contra de la corriente, buscan revertir lo anterior. Lo hacen en la mayoría de los casos anónimamente, difundiendo y divulgando en su entorno la historia, de las más variadas formas.
Algunos en la intimidad de su hogar, asegurándose que sus hijos sepan porqué somos lo que somos como país.
Otros desde la tarima de la sala de clases, en cualquiera de los niveles educativos existentes, optimizando o superando los contenidos que son fijados para materializar su enseñanza.
No debemos olvidar que en una proporción cada vez mayor, entusiastas historiadores aficionados participan de las redes sociales, donde pueden expresarse libremente sobre la historia y sus contenidos.
¿Quiénes ganarán?, en lo particular yo no tengo duda alguna, mientras más fuerte sea la corriente, mayor será el esfuerzo para reponer a la historia en el lugar que le corresponde.
Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en retiro de la Defensa Nacional