Los artículos publicados en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Columna de Opinión, News
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¿CUÁNTO VALE EL SHOW?
Humberto Julio Reyes
El título de esta columna es lo que vino a mi mente al presenciar, en vivo y en directo, los prolegómenos de la moción de censura ayer rechazada en la Cámara.
Para los más jóvenes que pudieran llegar a leer estas líneas, se trata del nombre de un antiguo y entretenido programa de televisión que tuvo en su tiempo alta sintonía y popularidad, donde los concursantes eran premiados en efectivo, de acuerdo con la calidad del espectáculo (show) que presentaban al público.
Lo de ayer fue la culminación de un espectáculo que comenzó a montarse tan pronto se difundió que la Fiscalía investigaba unas grabaciones que comprometerían a la presidente de la Cámara en tráfico de influencias, forma de corrupción al parecer bastante arraigada pero que todos dicen condenar, incluida ella misma en pasadas intervenciones.
Como quiera que la autoridad investigada disfrutaba de licencia postnatal por el reciente nacimiento de su primogénito, surgieron las primeras críticas a lo actuado, culminando con el llamado del ministro de justicia a la Fiscalía de dar públicas explicaciones, algo inédito hasta ahora.
A continuación, vimos llegar a la mencionada autoridad, quien habría suspendido (sic) su licencia, a dirigir el debate en la Cámara, con su hijo en brazos y puño en alto.
¿Por qué lo hizo si su presencia no podría haber sido requerida, toda vez que la licencia pre y postnatal es un derecho irrenunciable?
Motu proprio. Saque el paciente lector sus conclusiones.
En forma previa a la votación de la censura, se pidió un minuto de silencio por las víctimas del reciente accidente de Coquimbo.
Una parlamentaria propuso incluir en dicho homenaje al empresario Horst Paulmann, lo que no fue aceptado. Tampoco se aceptó incluir a las víctimas de un atentado terrorista, como propuso otro parlamentario.
Al parecer, primaron el resentimiento y la ideología.
Después del minuto de silencio y habiendo escuchado respetuosamente las palabras que pronunció la presidente, los parlamentarios procedieron a votar la moción de censura y, lógicamente, ella fue rechazada.
Digo lógicamente, ya que el espectáculo montado hacía aparecer a la presidente de la Cámara como la víctima de una acusación infundada que la había obligado a concurrir, con su hijo recién nacido, y no a una autoridad que con sus acciones habría comprometido su cargo.
También digo lógicamente por cuanto fue respaldada por todo el oficialismo, en bloque como es la costumbre, mientras la dividida oposición no lo hizo respecto a quienes promovieron la censura.
Obtenido el buen resultado, la ahora reafirmada presidente, acusó ensañamiento en su contra y difamación. También fue saludada efusivamente por el presidente Boric quien aprovechó de manifestar que la justicia debe actuar con imparcialidad. Lógico por supuesto.
Un buen ejemplo de cuando el corporativismo del PC no respeta la separación de poderes, si de defender a uno de los suyos se trata.
En todo caso, el show no ha terminado, ya que la autoridad investigada pasó a la ofensiva y buscaría hoy que el tribunal, el mismo que autorizó la diligencia de la Fiscalía, le prohíba acceder al contenido de su celular en causa por tráfico de influencias.
En el pedir no hay engaño.
13 de mar. de 25