DISMINUIR EL NÚMERO DE DIPUTADOS
¿Posible, factible, probable?
Humberto Julio Reyes
Días atrás, al contestar una encuesta del sitio Diario Constitucional tuve una grata sorpresa que me renueva la confianza en la especie humana o, más bien, en mis conciudadanos.
La pregunta formulada era si estaría de acuerdo en disminuir los diputados desde los actuales 155 a sólo 120.
¡Milagro!
El 100% contestamos sí, cosa que no había visto en todos mis años de participar en encuestas.
Previamente apoyé diez iniciativas populares de norma destinadas a ser analizadas por los consejeros constitucionales pero no recuerdo que existiera una proposición similar, pudiendo suponer, con algo de optimismo, que una reducción de parlamentarios obtendría muy alta aprobación de los ciudadanos a pie.
Pero otra cosa es que los políticos y sus representantes la hubieran apoyado, aunque se ha informado que es un tema que estará presente en el próximo debate.
¿Sería posible, entonces, que se incluya en el texto a plebiscitar dicha disminución?
Naturalmente que ello requeriría de un consenso político suficiente donde aquellos partidos con muy baja representación y que luchan por sobrevivir equilibrándose en la cuerda floja y amparados por el gobierno de turno podrían temer que ella incluso desapareciera con todo lo que ello implica.
¿Sería factible el consiguiente rediseño del mapa electoral para acomodarse a los nuevos números sin que ningún partido se considere perjudicado?
No cabe duda que cuando se aprobó la reforma que aumentó el número de parlamentarios los distintos partidos, cual más cual menos, sacaron cuentas alegres y cuesta pensar que ahora estén dispuestos a perder alguna de las ventajas obtenidas, sea por la conformación de los distritos o el número de diputados asignados a cada uno.
¿Y qué tan probable es que el anhelo expresado en esta encuesta sea satisfecho, aunque sea en parte?
Poco probable en mi opinión, dado el tradicional comportamiento observado por los partidos políticos que son los finalmente llamados a dirimir un asunto donde queda en evidencia la escasa sintonía entre los ciudadanos y quienes tienen la representación popular.
En todo caso, creo que vale la pena que se haya efectuado una encuesta y haya arrojado tan definitivo resultado.
Se dice que una golondrina no hace verano pero una buena noticia alegra el día y el que más de algún experto señale que esta encuesta carece de validez estadística no me privará de la satisfacción ya experimentada.
Ojalá hubiera habitualmente un pronunciamiento tan claro frente a otros males que aquejan a nuestra sociedad.
15 de jul. de 23
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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