EL ESTADO SOCIAL DE DERECHOS; EL NUEVO SOFA DE DON OTTO DE LA DERECHA
Pablo Errázuriz Montes
Blog, Reflexiones, 17/08/2022
Pedro Subercaseaux, a principios del siglo XX creó una tira cómica con dos personajes que adquirirían vida propia a través de chistes populares; don Federico Von Pilsener y su amigo don Otto. El personaje se independizó de su creador y de las tiras cómicas y pasó al imaginario popular como símbolo del racionalismo teutón, ingenuo y en el caso de don Otto, bobo.
Se dice que don Otto, sincerándose a don Federico, le confiesa que su mujer lo engañaba con el vecino en su propia casa, consumando su pecado en el salón y más precisamente en el sofá. Buscando remediar para siempre esta vergonzosa conducta de su mujer, don Otto le explica a don Federico que ha encontrado la solución: vender el sofá.
El método deductivo se materializa con una conclusión que nace de dos premisas. El raciocinio de don Otto se conforma de la premisa uno; es preciso que mi mujer no me engañe más. Premisa dos; se acuesta con el vecino en el sofá. Deducción; para que no me engañe más debo vender el sofá.
El ambiente de malestar social expresado en octubre de 2019 es un fenómeno que tenía sus causas. Heterogéneas, dispersas, difíciles de interpretar; pero las tenía.
Las había de carácter delictual terrorista respecto de las cuales, los partidos de derecha entonces en el poder debían presionar a su presidente para que aplicase la ley, y las había estructurales o tácticas respecto del modelo de desarrollo que había que corregir urgentemente. Nada hizo al respecto.
La casta política de derecha, durante 20 años se dedicó a repartirse los cargos, integrada por partidos con una democracia interna opaca que propiciaba la carrera política de amigos y parientes, y con los jugosos sueldos de parlamentarios, el enriquecimiento personal de un círculo cerrado y a veces nepotista.
Obraron convencidos de la comodidad que significaba estar casi siempre en la oposición sin las responsabilidades de gobierno, dado que la izquierda, transgrediendo sus principios socialistas, administraba razonablemente bien el estado subsidiario y la economía social de mercado que el gobierno militar había fundado. Tipo de régimen respetado urbi et orbi dada la implosión mundial de los socialismos reales.
Del legado espiritual del gobierno militar no se hicieron cargo. Ni hablar de ello. Era costoso políticamente defender la verdad histórica de lo que había sucedido desde el 70 al 89 y permitieron sin chistar se impusiera el mañoso relato de la izquierda donde los milicos torturadores eran el mal absoluto y habían derrocado héroes que querían el bien del país.
Que los jueces prevaricaran impunemente orquestados por la izquierda, no era problema de ellos. Tampoco les preocupó que la economía social de mercado, progresivamente se fuese desarmando en sus bases libertarias, a través de la concentración económica escandalosa que sufría la economía, y las asimetrías del mercado, indicador manifiesto de su próximo colapso, donde tres o cuatro grupos económicos se integraban verticalmente y le cerraban la puerta a más actores.
Sus hijos ya no tenían opción de emprender por sí mismos como lo hiciéramos en nuestra generación, debiendo contentarse con ser empleados de los ricachones. La banca y el comercio, concentrado en menos dedos que los que tenemos en una mano, eran una realidad que no les preocupaba. Por el contrario, les permitía recibir de esos grupos económicos – al igual que sus contendores de la izquierda- emolumentos y aportes para financiar la política, léase enriquecerse personalmente.
La falta de ahorro personal de la población, la ínfima productividad de los trabajadores generada en gran parte por la asimetría entre sueldos y utilidades de las empresas, tampoco les preocupó demasiado.
Sus think tanks (la siutiquería del nombre me pone los pelos de punta) los financiaban los empresarios que no repartían la gratificación más que la sustituta, y los sueldos subían muy por bajo del crecimiento económico. La explicación de la baja productividad de los trabajadores no era por falta de incentivos, sino porque son flojasos. Esos think tanks se dedicaron fundamentalmente a las estadísticas y encuestas para conservar ese 40 a 50% del electorado que les permitiese seguir flotando cual corchos.
De las bases fundamental de una sociedad libertaria, la familia, tampoco se ocuparon. Gonzalo Vial Correa Q.E.P.D. cual Juan Bautista, voceaba el descoyuntamiento de la familia popular y de clase media, donde padre y madre salían de casa y los hijos estaban a cargo de nadie. La incorporación de la mujer al mercado laboral era un imperativo para el crecimiento económico. Si eso era a costa de la estructura fundamental de la sociedad, la familia, una lástima. Lo primero para la derecha era la economía.
En tales afanes se encontraban cuando se les apareció octubre 2019. Caras compungidas y …. parálisis.
¿Cómo reaccionó la derecha ante el malestar legítimo y la ilegítima asonada terrorista y delictual expresado en octubre de 2019? Con la venta del primer sofá de don Otto. ¿Cuál era su razonamiento? Premisa Uno: Tenemos una constitución[1]. Premisa dos: Los únicos políticos que hacen la pega de liderar e imponer relatos – la extrema izquierda- se la dieron: el malestar es a causa de la constitución de Pinochet. Deducción: cambiemos la constitución.
La convención constituyente[2] creada al amparo del lamentable acuerdo por la paz y la democracia de noviembre de 2019, fue un verdadero Bar de la Guerra de las Galaxias conformado por brujas, vendedores de pomadas y otros especímenes de la fauna chilena.
La estulticia de la mayoría de ese penoso cuerpo colegiado superó al disciplinado partido comunista, que no logró ponerle bozal con freno de paleta con el fin de lograr el asalto al poder totalitario anhelado, y parió un mamarracho muy probablemente intragable para la población, y qué si se llegase a imponer, difícilmente regirá y no imperará jamás. Ello por errores groseros de técnica jurídica que la hacen incalificable como una carta fundamental.
A don Otto después de la venta del sofá, la mujer le siguió poniendo el gorro; eso es evidente. No sabemos si haya vendido otros elementos del menaje familiar para evitar la prosecución de su adulterio, pero es de presumir que aprendió la lección.
Pero nuestros próceres de la derecha no han aprendido la lección y van tras un segundo sofá de don Otto. En efecto, una corriente dominante de intelectuales y políticos de la derecha para superar la crisis que en parte ellos mismos con sus colegas de izquierda han creado, han encontrado la forma de evitar que los desalojen del poder y ser arrasados por su completa inanidad para proponer caminos reales de mejoramiento para Chile.
Para salvar la pega hay que pasar por alto el veredicto popular expresado en el artículo correspondiente de la constitución vigente que ellos mismos redactaron. El clamor popular ellos lo sienten incluso contra el voto explícito de las mayorías. ¡Hay que cambiar la constitución! Pero no solo eso: ¡hay que cambiar el régimen! El problema es el estado subsidiario. Si gana el rechazo, la extrema izquierda, tiene un segundo caballo de troya y la derecha ya lo compró: El estado social de derechos.
¿Qué es un estado social de derechos? Aquel que se bate en retirada en Europa luego del colapso fiscal de sus disciplinadas economías nórdicas, ordenadas y honestas, donde nadie roba, ni se aprovecha, ni hace la chancha de sus obligaciones laborales, ni paga coimas, ni tiene trabajos con dos chaquetas (una colgada al respaldo y otra para salir a hacer otra pega); todos estos hábitos tan propios de nuestra américa morena.
Aquel estado que nos seguirá asfixiando con sus impuestos para ministerios de la mujer, del deporte, del esto, del otro y de lo de más allá. Aquel que nos cuidará desde la cuna hasta la tumba (dos lugares que estarán muy cerca si los administra el estado) para conseguir que seamos más pobres, pero más felices.
El 30 % de los trabajadores de la salud que usted estimado lector le paga trabajosamente con sus impuestos no trabajan.
Los profesores fiscales viven en paro. En otras palabras, el asistencialismo estatal en Chile y en Latinoamérica no funciona ¿Todo esto se le olvidó a la derecha?
Señores políticos de derecha: Los que creemos en la libertad personal, en la responsabilidad individual, en la solidaridad social con quienes se esfuerzan por sacar adelante a sus familias, los que creemos que familia es el núcleo fundamental de la sociedad; los desalojaremos en las próximas elecciones. Téngalo por seguro.
[1] Nota del autor: Que garantizaba adecuadamente los derechos fundamentales; la libertad personal frente al estado, el derecho de propiedad y la familia nuclear.
[2] Nota del autor: La escribo exprofeso con minúscula
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional