Axel Kaiser – El Mercurio, Columnistas, 21/12/2024
No fue fácil defender a Javier Milei por años frente a los economistas, empresarios y tantos otros que se escandalizaban con sus formas. Este grupo de personas, el 99,9 % en el que se encuentran también los intelectuales, fue totalmente incapaz de entender el fenómeno revolucionario que se encontraba frente a sus narices.
Lo peor es que preferían a gente de izquierda bien comportada en lugar de a alguien que realmente proponía soluciones para, de una vez, sacar a los argentinos del fango estatista en el que se encontraban luego de un siglo de infección con parásitos mentales como los derechos sociales.
”Lamentablemente, ella parece empecinada en darle el gusto a la izquierda, lo que anticipa un próximo gobierno de naufragio”. |
Pero las cosas están cambiando. Después de haberlo tratado de loco, peligro para la democracia, de haber afirmado que jamás ganaría y luego que no duraría un par de semanas, el éxito de Milei ha sido tan aplastante que ya no pueden seguir ignorándolo.
La inflación, que venía viajando a más de 25 % mensual cuando asumió la presidencia, hoy se encuentra por debajo del 3 % y continúa cayendo. Esto, es sin mencionar la hiperinflación que probablemente habría tenido Argentina si Milei no llegaba al gobierno.
Lo salarios reales, que sufrieron producto de las medidas necesarias para enfrentar la catástrofe heredada, ya se han recuperado en casi un 10 % desde marzo a la fecha. La pobreza comienza también a caer de manera importante y se encamina a terminar el año a un nivel más bajo que cuando Milei asumió el poder.
El riesgo país que rondaba los 2000 puntos cuando asumió Milei, hoy ha caído debajo de los 700 puntos y continúa disminuyendo gracias a su política radical de reducción de gasto estatal. El peso argentino, que hace poco no tenía piso y se devaluaba día a día masivamente frente al dólar, se ha mantenido extraordinariamente estable y la brecha cambiaria casi ha desaparecido.
Más aún, con una apreciación de 40 % o más, el peso argentino se encamina a ser la moneda que más ha ganado en valor en el mundo este año según análisis realizados con datos del Bank for International Settlements. Parece ciencia ficción.
Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional calcula que la Argentina de Milei crecerá un 5 % el próximo año. ¿Cómo fue posible este milagro que absolutamente nadie, partiendo por los economistas de paper, creía posible? La respuesta es simple: libertad, libertad, libertad.
Lo que ha hecho Javier Milei es devolverles la libertad a los argentinos sacando el peso del parasitismo estatal que los asfixiaba y humillaba diariamente.
Las ideas de Milei son las Milton Friedman, Friedrich Hayek y Ludwig von Mises, entre otros gigantes de la economía y filosofía y son las mismas que aplicó Chile en el pasado para convertirse en la nación más próspera de América Latina y que luego abandonó.
Milei argumenta lo que ya estos genios advertían, a saber, que el Estado es el gran problema. Pero lo de Milei es aún más extraordinario, porque el milagro más relevante no es el económico —después de todo la libertad siempre conduce al progreso—, sino el político cultural. Milei lideró una revolución cultural libertaria solo comparable en profundidad y magnitud con la que hizo Perón en dirección del colectivismo hace casi un siglo.
Los que hemos jugado algún rol en esa transformación liberal en Argentina sabemos, por lo mismo, que los cambios que está haciendo Milei y su equipo de notables, probablemente van a permanecer mucho tiempo. Y es que Milei entiende perfectamente la importancia de la batalla cultural, porque vio cómo Chile se terminó autodestruyendo por la fatal ignorancia y cobardía de sus élites a la hora de defender lo que se había logrado.
De ahí que el ministro Caputo tenga toda la razón cuando dice que Chile se hundió porque se dejó a la izquierda construir su hegemonía cultural. Y de ahí también que, teniendo ese diagnóstico claro, Milei y su equipo pongan especial énfasis en ese aspecto. Ellos no quieren que en el futuro ocurra algo similar en su país y que llegue un comunista tipo Boric o Bachelet II a hundirlos.
La centroderecha chilena, que posiblemente llegue al gobierno el próximo año, debería aprovechar el éxito de Milei para ofrecer al país soluciones radicales que nos saquen del pantano estatista en el que estamos. Lamentablemente, ella parece empecinada en darle el gusto a la izquierda, lo que anticipa un próximo gobierno de naufragio.