Autor: Antonio Yakcich Furche.
Historiador.
Los tiempos modernos se caracterizan por múltiples factores, como el exitismo por nombrar uno de ellos, en el cual caemos al tener en lo individual, como también en lo grupal, una afán desmedido de éxito.
Para lograr lo anterior buscamos parametrizarlo todo, pero no por el hecho de obtener datos que permitan analizar o valorar una situación, sino que lo hacemos para poder demostrar nuestros triunfos y calidad como profesionales o personas.
La imperiosa necesidad de demostrar logros, algo que en lo básico se relaciona con el ego y el narcisismo, es más común de lo que se cree en los seres humanos.
Dejemos pendiente el ego, ya que su correcta definición, formulada por Freud, requeriría más espacio que el disponible en estas líneas, reemplazándola por el narcisismo, definido como la excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras.
Considerándonos entonces exitosos, perdemos la real dimensión de lo que en el fondo somos, mientras que los seres humanos que nos rodean, por diversos factores como la envidia o por poseer otra escala de valores, no nos asignan la importancia que esperamos.
Buscando medirlo todo, tratando de demostrar nuestros triunfos, dejamos de lado aspectos intangibles, importantes por la fuerza que en sí mismos poseen, como por ejemplo el amor y la fe, el primero impalpable, el segundo espiritual, pese a que se pueden demostrar a través de hechos y objetos materiales.
Es evidente que en muchos casos, dejamos de lado lo intangible, o lo relegamos a un segundo plano, sin asumir que poseen una fuerza inmensamente superior a lo netamente material.
El amor de los padres por sus hijos es una clara demostración de lo anterior, al no existir límite alguno de sacrificio de parte de los progenitores cuando está en peligro la vida o el bienestar de su descendencia.
La fe en el Dios de nuestras creencias demuestra también lo que significa la fortaleza del espíritu, cuando se está dispuesto a renunciar a todo con tal de no renegar de ella.
Si unimos los conceptos anteriores a aspectos como el amor a la Patria, podemos aseverar sin duda alguna, que la fuerza de lo intangible supera con creses los frutos del materialismo y con mayor razón aún, los del exitismo, como lo demuestran todos los
héroes y mártires que en guerra y en tiempos de paz, han rendido su vida por nuestro país, como Arturo Prat y los suyos, a quienes en esta semana conmemoramos.
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