LOS PROTAGONISTAS DE LA HISTÓRICA MEDIACIÓN
PAPAL QUE EVITÓ LA GUERRA
Valentina González – El Mercurio, Reportajes, 24/11/2024
POLÍTICOS, MILITARES Y EXPERTOS.
El intenso trabajo diplomático que consiguió asegurar la paz entre Chile y Argentina requirió la dedicación de distintos personajes que, desde sus respectivos campos de acción, dedicaron años a estas negociaciones. Ernesto Videla pasó a la historia como el hombre clave tras el acuerdo, mientras que las gestiones del canciller Cubillos y la experticia de embajadores y asesores de Cancillería fueron fundamentales.
ERNESTO VIDELA, EL GRAN ARTÍFICE DEL ACUERDO
Cuando en 1976 Augusto Pinochet le comunicó a Ernesto Videla que al día siguiente debía presentarse en el ministerio de Relaciones Exteriores, el militar quedó extrañado. Le planteó de vuelta que no tenía nada de diplomático, pero Pinochet le replicó “¡Por eso lo mando!”
Jefe de la Dirección de Planificación y Subsecretario de Relaciones Exteriores |
Esa sorpresa inicial marcó su llegada a Cancillería como director de Planificación, con 38 años y el grado de teniente coronel.
Allí comenzó una carrera que se extendería por más de una década, donde también tuvo el rol de subsecretario y jefe de la delegación chilena ante la mediación papal en la disputa con Argentina.
Previo a los intensos años que culminaron con la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984 con Argentina, Videla ya había construido una extensa trayectoria pública. Militar de carrera -además de diplomático y académico-, ingresó a la Escuela Militar en 1953, estuvo en la Academia de Guerra y luego viajó a especializarse a Estados Unidos.
De vuelta a Chile, estuvo en la dirección de Operaciones del Estado Mayor del Ejército y en el Comité Asesor de la junta de Gobierno. En esta última instancia se encontraba en 1976, cuando fue destinado a la Cancillería.
Llegada con los civiles. Quienes trataron con él en esos años lo recuerdan inteligente, caballeroso e imaginativo. Dicen que destacaba por las diversas características que coincidían en él: era militar pero, a la vez, tenía modos y comportamientos que daban cuenta de un nivel político “poco habitual de encontrar”, describe un colaborador.
Evidencia de estas cualidades es la buena relación que tuvo con contrapartes como Marcelo Delpech, jefe de la delegación argentina, con quién forjó una amistad.
Se entendía muy bien con los civiles y además tenía un conocimiento importante del diferendo. Había sido parte de las conversaciones previas y de los diálogos presidenciales en Mendoza y Puerto Montt, por lo que previo a la mediación, ya estaba involucrado en la materia.
En los años de mediación papal, Videla encabezó en todo momento al equipo que trabajaba en Santiago, cuyos miembros se desplazaban a Roma cuando era necesario. Julio Philippi, Helmut Brunner, Francisco Orrego, Patricio Pozo y Patricio Prieto eran parte del grupo, en que también colaboró Santiago Benadava.
En 1988, año en que fue designado vicecanciller, solicitó su retiro voluntario del Ejército con el rango de general de Brigada. Continuó como analista de temas políticos e internacionales; realizó diversas publicaciones y en el primer gobierno de Sebastián Piñera fue asesor del canciller Alfredo Moreno.
Cumplió este rol hasta su fallecimiento en2013.
EL EQUIPO DE ABOGADOS QUE TRABAJÓ JUNTO A VIDELA EN LA DELEGACIÓN CHILENA
La posibilidad de tener un contacto más directo con el Gobierno fue uno de los factores para decidir que la delegación más extensa estuviera en Santiago, liderada por Ernesto Videla.
Julio Philippi, Helmut Brunner, Francisco Orrego Vicuña, expertos en materias internacionales y colaboradores de la Cancillería, eran parte del grupo. Había experiencia directa con el diferendo: Philippi (exministro de Jorge Alessandri), por ejemplo, estuvo encargado de las conversaciones con el general argentino Osiris Villegas tras el laudo y Orrego encabezó otra comisión, donde la delegación transandina era encabezada por el general Ricardo Echeverry Boneo.
Philippi, Brunner, Orrego, Pozo, Prieto y Benadava |
Otros dos funcionarios muy valorados por su preparación y criterio estaban en la delegación: el ministro consejero Patricio Pozo y el abogado de la Armada Patricio Prieto.
Santiago Benadava, internacionalista, diplomático y dos veces embajador en Israel, también formó parte del grupo y, más tarde, estuvo a cargo de la misión en Roma, como embajador alterno.
Alta experiencia. Del grupo se destaca especialmente su conocimiento y rigurosidad De Brunner y Benadava, en particular, se comenta su extrema precisión en el uso del lenguaje, al punto que algunos describen sus correcciones en los documentos como “terribles”, para así dar con conceptos que eliminaran cualquier duda.
DELPECH, LA CONTRAPARTE ARGENTINA DE VIDELA
Entre los diversos representantes de Argentina, Marcelo Delpech, abogado, diplomático y académico, tuvo un rol especialmente relevante. Se desempeñó como jefe de la delegación argentina en la mediación papal, por lo que jugó el rol de contraparte directa de Ernesto Videla.
En la representación argentina |
En 1984, mientras se encontraba en la delegación de su país en las Naciones Unidas en Ginebra, Delpech fue convocado para esta misión dado su manejo en las materias jurídicas y su conocimiento del diferendo.
La relación que construyó con Videla fue, a juicio de distintos conocedores del proceso, un factor importante para influir confianza y fluidez al diálogo entre sus respectivos equipos. “Nos hicimos amigos casi desde el principio y nos tuvimos confianza mutua. Cuando uno de los dos decía voy a llevar este tema a la Cancillería, lo hacía. Nos caímos tan bien que nos tuteamos casi de entrada y siempre hablamos como dos amigos. Es un milagro, un pequeño milagro. Parece mentira a veces que temas como un tratado dependen de cuestiones totalmente ajenas a lo intelectual. Simplemente es el buen contacto humano” contó Delpech a “El Mercurio” en 2014.
Los nombres del presidente Raúl Alfonsín y el canciller Dante Caputo, en sus cargos al momento de firmar el tratado, también quedaron inscritos en la historia de la mediación.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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