NADA NUEVO BAJO EL SOL
Transcurridos 76 años
Humberto Julio Reyes
Una noticia aparecida en “El Líbero” me trae de vuelta a las memorias del presidente Gabriel González Videla que, recientemente, terminara de disfrutar.
La nota en cuestión informa de cinco reclamos, suscritos por funcionarios y profesionales del Instituto Médico Legal, por maltrato laboral en que habría incurrido su actual directora, de militancia comunista.
Señalan que “busca que un servicio técnico se transforme en bastión político”, juicio avalado por la incorporación de nuevos funcionarios contratados por ella, “casi todos vinculados al PC” y calificados de confianza sin que posea atribuciones para contratar personas bajo esta condición.
Nada nuevo, si el estimado lector recuerda lo sucedido en la subsecretaría de las Fuerzas Armadas.
Menos nuevo aún si recordamos lo que sucedía durante el gobierno del presidente González Videla, quien al asumir incorporó a funcionarios comunistas a diversos cargos, entre ellos a su secretario general, partiendo por tres ministerios y como, al observar en ellos similar conducta, terminó marginándolos para terminar con el rompimiento definitivo que lo llevó a proponer al congreso la Ley de Defensa Permanente de la Democracia.
¿Qué nos dice al respecto el inicialmente alabado Gabriel en versos de Pablo Neruda?
“Instalados en el Gobierno, y abusando de mi fe ciega en ellos, no supieron responder a mi confianza y empezaron su obra de zapa para fortalecerse en sus bastiones del carbón, del salitre, del cobre, desde donde, con la mayor audacia y deslealtad, enfrentaron mi autoridad de Jefe de Estado, fracasados sus temerarios planes de emplearme como “el tonto útil”, en el nuevo viraje internacional del amo de Moscú: Stalin, con su Guerra Fría.”
También menciona en sus memorias el permanente enfrentamiento, a veces sangriento literalmente, con el partido socialista al que motejaban de “trotskista” por no seguir, como ellos, la línea de absoluta obsecuencia con el stalinismo soviético.
Stalin ya no existe, como tampoco el recientemente homenajeado Teillier, pero el apoderarse de aquello donde llegan parece que sigue siendo parte de la praxis.
Debo agregar un detalle que me ha causado casi cierta risa:
Parte del curriculum de la directora está redactado en primera persona pero, más que mencionar sus títulos o experiencia previa, es una generosa autodescripción de su personalidad que, naturalmente poco y nada tiene que ver con los reclamos mencionados al inicio.
Casi lo olvido:
¿Y si los reclamantes del instituto en cuestión no quedan satisfechos?
Pueden bajarse del tren, como decía Luis Corvalán Lepe, heroico dirigente comunista que comparaba su partido como un tren a Puerto Montt.
4 de sept. de 23
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