Peligro que acecha a la democracia
Señor Director:
“Se piensa, sobre todo, en que la democracia puede ser destruida desde fuera, quiero decir por un poder ajeno, un golpe de Estado o una subversión. A mí me preocupan más los riesgos intrínsecos de la democracia, los que la afectan inevitablemente y por su propia índole y que son los que hay que tener primariamente en cuenta. No se puede olvidar que el régimen hitleriano llegó democráticamente a Alemania en 1933 con votaciones mayoritarias y plebiscitos triunfantes. Y no es el único caso, ni mucho menos.
El peligro que acecha a la democracia es la posibilidad de manipulación de la opinión. En ella el poder se obtiene o se conserva consiguiendo votaciones que aseguren el dominio en los Parlamentos y, a través de ellos, en los Gobiernos. La tentación, difícil de evitar, es la acumulación de ofrecimientos y promesas que seduzcan a los electores, o el uso de lemas y consignas que puedan arrastrarlos demagógicamente. En nuestro tiempo, los recursos de los medios de comunicación son tales que estas posibilidades son mayores que nunca. Pequeños grupos bien organizados, dedicados profesionalmente a ellos, con el uso de prestigios forjados según su conveniencia y presentados como tales, pueden aparentar que reflejan la opinión de grandes minorías y seducir o intimidar a las mayorías.
Si esto ocurre, la democracia se desvirtúa y corrompe desde dentro, simplemente porque los ciudadanos abandonan el ejercicio de esa libertad irrenunciable, que es la que completa la de expresión: la libertad de juzgar, de aprobar o negar, en suma, de tener una opinión propia, no inducida falazmente… Se trata de esa libertad igualmente esencial que la de expresión: la de reaccionar intelectualmente a eso que se ha expresado. Es menester que cada persona mida por sí misma la verdad, justificación o acierto de las opiniones que ha leído o escuchado. Pueden ser inteligentes, capaces de prueba, acordes con la realidad, veraces; pero pueden ser falacias, abusos de la palabra, disparates, estupideces o pura y simplemente mentiras. Hay derecho a decirlas, pero los demás tienen el de valorarlas y formar su propia opinión”. Julián MARÍAS, “Las diversas libertades”, diario ABC, Madrid, 25 de enero de 1991.
Viña del Mar, 25 de julio de 2025.
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre
Abogado
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