PERSPECTIVAS DEL PIÑERISMO
Alejandro San Francisco, Académico de la Universidad San Sebastián y la Universidad Católica de Chile. Director de Formación del Instituto Res Pública
El Líbero, Columnas, 25/02/2024
Me parece que si la centroderecha, organizada en Chile Vamos y el piñerismo –que incluye a sus exministros, subsecretarios, colaboradores más cercanos, incluso intendentes y gobernadores– en realidad quieren seguir el legado de Piñera y proyectar su obra, deben entrar con mayor decisión en la actividad electoral y en la política parlamentaria. Esto debería implicar que muchos de ellos se postulen en 2025 a senadores y diputados.
La trágica muerte del exPresidente Sebastián Piñera provocó una profunda conmoción en la sociedad chilena, permitió la recuperación del sentido republicano perdido y un momento breve de unidad nacional.
Adicionalmente, como era previsible, ha generado una modificación en el cuadro político nacional, por el vacío que provoca en la centroderecha y por el contraste que genera con el gobierno del Presidente Gabriel Boric.
En este segundo tema, la comparación más obvia radica en uno de los activos que se reconocía al presidente Piñera: su capacidad ejecutiva, la idea de que era un gran gestor, especialmente preparado para enfrentar situaciones graves y adversas.
Así quedó en evidencia en temas tan relevantes como el rescate de los 33 mineros, la reconstrucción tras el terremoto del 27F de 2010 y la lucha contra el Covid a partir de 2020. En esas horas adversas, en medio de crisis de la naturaleza y con altos riesgos involucrados, parecía emerger el mejor Piñera.
En cuanto a la situación de Chile Vamos, es obvio que surja un nuevo escenario, en buena medida porque se trata de una coalición –integrada por la UDI, Renovación Nacional y Evópoli– que nació para respaldar y que se sostuvo en el apoyo de Sebastián Piñera.
Como es obvio, el tema es más amplio y complejo, pero es evidente que existía una mutua dependencia entre Piñera y Chile Vamos, así como resulta claro que la coalición de centroderecha ha quedado muy dañada con la muerte de su principal líder.
¿Quién ocupará su lugar, en el plano político, al interior de Chile Vamos? ¿Quién llevará las relaciones internacionales que había ido formando el presidente Piñera con otros líderes de la región y de España? ¿Quién es el mejor intérprete de su legado y qué figura podría reemplazarlo?
Esos y otros temas se han planteado desde su deceso. Por cierto, el exministro Andrés Chadwick está llamado a desempeñar un papel principal en los distintos aspectos, como ya se ha ido explicitando; muchos han reiterado que Evelyn Matthei es la mejor posicionada para seguir el liderazgo de Piñera y eventualmente encabezar una candidatura presidencial hacia el futuro.
Así lo resumió el exministro Jaime Bellolio: “Matthei hoy día, por lejos, es quien está mejor aspectada y es la que mejor representa una continuidad de esa mirada de una centroderecha que es más moderna”.
Sin embargo, a este respecto surgen dos problemas. El primero es de números: esa continuidad la representó en 2021 la candidatura de Sebastián Sichel, pero sus resultados se expresaron solo en el 12,78 % de los votos; el segundo es que hoy existe una alternativa, no por el lado de la “derecha moderna” que muchos han descrito durante este mes, pero sí en la línea de lo que Jaime Guzmán llamaba una “derecha popular, de inspiración cristiana y partidaria de una sociedad libre”, que hoy se ve mejor representada –como también en 2021– por José Antonio Kast.
Habrá que ver qué resulta de esta disputa de las dos derechas y cómo ellas logran articular la colaboración y no solo la competencia.
Otro tema se da a nivel parlamentario. En este plano, el candidato/presidente Sebastián Piñera presenta resultados contradictorios en su trayectoria política. Por ejemplo, en 2009 Piñera contribuyó al mejor resultado electoral de las derechas desde el regreso a la democracia, cuando los partidos que lo apoyaban –que entonces estaban agrupados en la Coalición por el Cambio – obtuvieron 58 de 120 diputados (con el 43,4 % de los votos).
Sin embargo, cuatro años más tarde entregó el gobierno con una Cámara disminuida y una derecha dividida: solo 49 diputados, con el 36,2 % de los sufragios, lo cual se sumaba a la derrota presidencial de Evelyn Matthei.
El mismo proceso de deterioro electoral se repitió en el segundo gobierno: en 2017 Chile Vamos logró 72 de 155 diputados, con el 38,6 % de los votos; cuatro años más tarde la coalición, ahora llamada Chile Podemos Más, apenas obtuvo 53 escaños, con un magro 25,4 %, el peor resultado de la centroderecha desde la restauración de la democracia (si bien es necesario considerar que había surgido la opción del Partido Republicano para entonces).
Las personas y partidos vinculados al exPresidente Sebastián Piñera han decidido continuar su legado, que se encuentra en proceso de definición y explicación, aunque hay aspectos bastante claros.
Aquí emerge un problema mayor, que no se refiere a los dos aspectos más destacados por los partidos de Chile Vamos y los exministros. Parece haber un reconocimiento transversal hacia Sebastián Piñera, su capacidad de gestión de alto nivel, especialmente ante las crisis, y la importancia que asignaba a los acuerdos.
A ello se suman otros logros puntuales indudables. Sin embargo, no existe todavía una adecuada autocrítica –pública al menos– sobre la debilidad política de los dos gobiernos de la centroderecha, de las divisiones al interior de la derecha y de los malos resultados parlamentarios al terminar cada uno de los períodos en La Moneda.
Me parece que si la centroderecha, organizada en Chile Vamos, y el piñerismo –que incluye a sus exministros, subsecretarios, colaboradores más cercanos, incluso intendentes y gobernadores– en realidad quieren seguir el legado de Piñera y proyectar su obra, deben entrar con mayor decisión en la actividad electoral y en la política parlamentaria.
Esto debería implicar que muchos de ellos se postulen en 2025 a senadores y diputados, que logren superar el resultado de 2021 y conformen uno de los grupos políticos más relevantes del país y del Congreso.
Se ha dicho en muchas ocasiones que los ministros, al menos muchos de ellos, tenían gran participación en los directorios y en el mundo privado antes de llegar al gobierno y que han regresado hacia allá; otros tantos están en las universidades u otras instituciones: no obstante, son relativamente muy pocos los que siguieron el camino electoral parlamentario. Ese podría ser un cambio crucial y decisivo, mezcla de tradición y futuro. ¿Cuántos estarán realmente dispuestos para un proyecto así?
La muerte del exPresidente Sebastián Piñera ha cerrado una época y de inmediato se han levantado voces para seguir su camino. Sin embargo, con el paso de las semanas comenzará a volver el día a día, las contradicciones de la contingencia y los problemas cotidianos irán limitando los efectos comunicacionales y políticos asociados al funeral del exgobernante.
Un buen triunfo parlamentario liderado por los funcionarios de mayor confianza podría dar una gran señal hacia el futuro, evitando que se convierta en una golondrina de verano.
Adicionalmente, junto con un Partido Republicano más consolidado y con un liderazgo presidencial sólido como el de José Antonio Kast, podría llevar a un hecho inédito desde 1990: que la centroderecha y la derecha logren tener mayoría parlamentaria.
Para eso se requiere inteligencia y trabajo. Mucha inteligencia y mucho trabajo.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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